EL CONCEPTO DE LIBERTAD
EN ERICH FROMM
por Angelina Uzín Olleros
"El amor es una abstracción (...) en realidad sólo existe el acto de amar, que es una actividad productiva. Implica cuidar, gozar de una persona, de un árbol, de una pintura, de una idea. Significa dar vida, aumentar su vitalidad. Es un proceso que se desarrolla y se intensifica a sí mismo".
¿Tener o ser? Erich Fromm.
INTRODUCCIÓN:
Según el Diccionario Filosófico de Pelayo García Sierra, la clasificación principal de las doctrinas filosóficas posibles sobre la libertad humana será aquella que las ordena en estos dos grupos:
El primero lo caracterizaremos por la tendencia a concebir el horizonte de la libertad como impersonal. Estamos aquí ante todas aquellas connotaciones de la libertad humana que terminan formulando la antinomia (contradicción entre dos términos que parecen verdaderos), de la libertad por medio de la oposición dialéctica entre un orden natural y la actividad operatoria humana. Se comprende que la causalidad incorporada a este horizonte sea del tipo de la causalidad eficiente.
Un segundo grupo caracteriza a la libertad dentro de un horizonte concebido él mismo como operatorio. Cabría llamarlo personal; la causalidad incorporada a este grupo será del tipo de la causalidad final. Aquí la persona no será esclava de su propia naturaleza, sino que sólo puede ser prisionera de otras personas o esclava de otras entidades análogas.
Desde una perspectiva filosófica la posición respecto del problema de la libertad puede resolverse como la posibilidad de ser libres o no respecto de nuestra naturaleza; o de ser libres o no frente a otros sujetos.
El clásico problema del determinismo o el libre albedrío ha de resolverse si la libertad es considerada como un rasgo esencial de la existencia humana. Si estamos "condenados a ser libres" como afirmaba el filósofo existencialista J. P. Sartre, no podemos escapar al designio existencial de elegir entre una u otra opción, y esa elección será nuestra responsabilidad frente al estilo de vida que llevamos.
Somos libres, ¿cuál es entonces el problema?. Sin duda esta primera afirmación viene acompañada de la cuestión acerca de los límites para el ejercicio de la libertad y la resolución de un segundo problema: es la naturaleza o la cultura que limitan el horizonte de nuestra libertad.
Erich Fromm trata de resolver esta problemática a partir de la libertad como cuestión psicológica.
Al dilema "natura" o "nurtura" él intenta resolverlo en términos del sujeto psicológico; y de esto se ocupará el siguiente trabajo de indagación.
PRESENTACIÓN DEL AUTOR:
Erich Fromm nace en Frankfurt, Alemania, en el año 1900. Hijo único de Naftalí Fromm, judío ortodoxo, y de Rosa Krause. En 1918 finaliza su bachillerato y estudia dos semestres de derecho en su ciudad natal. Un año más tarde, realiza los estudios de Sociología, Psicología y Filosofía en Heidelberg.
En 1922, se especializó en Psicoanálisis en la universidad de Munich y en el Instituto Psicoanalítico de Berlín, este último fundado por Sigmund Freud.
Recibe su doctorado y comienza su carrera como psicoterapeuta; en el mismo año recibe orientación para el Doctorado en Filosofía por parte de Alfred Weber y realiza su tesis titulada "La ley judía".
En 1924 es psicoanalizado por Wilhelm en Munich y conoce a Frida Reichmann, una psicoanalista con la cual se casa dos años más tarde. Junto con Karl Landauer hace el intento de continuar el psicoanálisis en Frankfurt y renuncia a la práctica de un judaísmo ortodoxo hasta llegar a un ateísmo místico.
En 1927 hace sus primeras publicaciones como psicoanalista ortodoxo. Dentro de los siguientes dos años, funda en Frankfurt el Instituto de Alemania del Sur; igualmente, crea el Instituto de Berlín y Psicoanálisis con la ayuda de Hans Sachs.
Entabla contacto con la escuela de Frankfurt donde trabaja en conjunto con Herbert Marcuse, Walter Benjamín y Theodor Adorno. En 1930 es miembro activo del Instituto de Investigación Social en Franfurt y finaliza su formación en Berlín. Posteriormente, comienza su práctica profesional en esa misma ciudad.
El ascenso del movimiento nazi en Alemania, en 1933 lo lleva a emigrar a tierras americanas, primero a Nueva York donde conoce a grandes figuras refugiadas allí, como Karen Horney con quien tuvo un romance. Se desempeña como profesor en las Universidades de Columbia, Michigan, New York y Yale, el Bemmington College de Vermont y en el Instituto Americano de Psicoanálisis. A menudo se vería envuelto en asuntos socio-políticos por los que sentía un verdadero interés.
En 1941 publica su célebre obra El miedo a la libertad, que le dio realmente a conocer, siendo muy traducida y divulgada, en la que trataba al movimiento nazi en lo que algunos han venido a denominar como una interpretación socio-psicoanalítica. En esa obra se revelaría un alejamiento definitivo de Freud.
En 1949 se traslada a Cuernavaca, México, de cuya Universidad sería profesor. Por entonces fue desarrollando una teoría política acorde con sus ideas anteriores, que llamó "Socialismo humanista comunitario", cuya finalidad apuntaría a devolverle al ser humano aquellas capacidades que no puede desplegar por causa de la enajenación a la que está sometido.
En 1955 publica La sociedad sana y en 1956 El arte de amar, estas dos obras afianzarán su prestigio, sobre todo en los ambientes universitarios. En estos textos escribirá acerca de su teoría del "amor maduro" como ingrediente para una realización individual que permitiera escapar a la enajenación producida por la sociedad por la sociedad del consumo o la omnipotencia del propio estado.
Se empeñará en armonizar el marxismo con el psicoanálisis, al mismo tiempo que abrazaría a su pensamiento aportes de la cultura de Oriente, siendo fruto de esta reflexión su obra Budismo, zen y psicoanálisis. Otras de sus obras son: El hombre para sí mismo, El lenguaje olvidado, Psicoanálisis de la sociedad contemporánea, Más allá de las cadenas de la ilusión, ¿Tener o ser?, La anatomía de la destructividad humana, escritas entre los años 1947 a 1973.
Falleció en Murallo, Suiza, en 1980. Es considerado uno de los líderes y principales exponentes del movimiento psicoanalítico del Siglo XX.
ACERCA DEL CONCEPTO DE LIBERTAD:
Para comprender el sentido en el que Fromm dirige la problemática acerca de la libertad, resulta necesario ubicar su pensamiento en las influencias que recibe del Marxismo y del Psicoanálisis, esto significa comprender al ser humano como un sujeto que trabaja y que está determinado por su situación de clase y, como un sujeto de deseo que debe reprimir el principio del placer por la exigencia del principio de realidad.
Su pertenencia a la Escuela de Frankfurt lo lleva a recorrer el siguiente trayecto teórico: un marcado interés teórico-práctico por el marxismo; un concepto de filosofía como teoría crítica de la sociedad, más que como creación de sistemas filosóficos o meras descripciones de la realidad; un rechazo de la pura especulación filosófica, dedicándose al conocimiento de lo que estos filósofos llaman "el mundo de la vida"; oposición a los planteamientos del Neopositivismo y oposición al concepto de razón como razón ilustrada y a la idea de progreso que surge en el Siglo XIX.
En su primera etapa de formación la Escuela de Frankfurt en la década de 1920 se encuentra centrada en el análisis de la teoría marxista; hacia el período de entreguerras se produce una crisis de valores que desemboca en los años '60 a un replanteo acerca de la pérdida de libertad en los países que habían adoptado el sistema comunista, que se había transformado en totalitarismo.
La experiencia de Fromm en un país capitalista como Estados Unidos lo conduce a plantearse con mucho énfasis la categoría de alienación que estará presente en varias de sus obras. El sujeto debe liberarse de las formas alienadas propias de la sociedad de consumo que centran su existencia en el tener y no en el ser. Es así que hablará del hombre nuevo como aquel que puede vivir en la esencia de su humanismo dejando la apropiación de los objetos en un segundo plano.
"La función de la sociedad nueva es alentar el surgimiento de un Hombre nuevo, ser cuya estructura de carácter tendrá las siguientes cualidades:
- Disposición a renunciar a todas las formas de tener, para poder ser plenamente.
- Sentir seguridad, tener un sentimiento de identidad y confianza basados en la fe en lo que uno es, en la necesidad de relacionarse, interesarse, amar, solidarizarse, con el mundo que nos rodea, en vez de basarse en el deseo de tener, poseer, dominar el mundo, y así volverse esclavo de sus posesiones.
- Aceptar el hecho de que nadie ni nada exterior al individuo le da significado a su vida, sino que esta independencia radical y la no cosidad pueden llegar a ser la condición de la actividad plena dedicada a compartir e interesarse por sus semejantes. (...) " 1.
En este sentido, el hombre nuevo es aquel que se libera de la alienación de los objetos para constituirse como un sujeto pleno en su condición humana trascendental. Pero el hombre no trasciende a través de la racionalidad, sino por medio del amor. En este sentido Fromm define su postura como un Humanismo, para destacar que el sujeto no está condicionado o determinado por su naturaleza (ello) o por las condiciones económicas propias de la sociedad capitalista (lucha de clases); dado que él puede liberarse trascendiendo sus pulsiones y su interés egoísta por poseer, a través de la relación amorosa con los otros.
En el psicoanálisis el sujeto quiere conseguir la felicidad y mantenerla; Freud señala que esto significa tanto acrecentar el placer como evitar el dolor, que el programa mismo del principio del placer: uno de los principios que rige la vida psíquica. La consecución del placer puede verse impedida por el sufrimiento proveniente de tres fuentes diversas: la naturaleza, la fragilidad de nuestro cuerpo y las normas que regulan los vínculos recíprocos entre los seres humanos.
El principal conflicto está entre el frágil equilibrio entre el principio de placer (ello) y el principio de realidad (super yo). Tal estado de cosas genera un intenso sentimiento de frustración ante la cultura, ya que esta nos pide grandes esfuerzos y renuncias sin retribuirnos con la recompensa esperada. La cultura se edifica sobre la renuncia de lo pulsional, y hay que explicar por qué mecanismos esto se logra y por qué esa renuncia desemboca en un fracaso.
Para comprender el esquema explicativo de Freud a este problema del malestar en la cultura, lo primero que hay que apreciar es lo que podemos denominar el modelo pulsional. El primer modelo pulsional distingue una dualidad entre autoconservación y sexualidad. Un segundo modelo también dualista muestra los polos entre eros y thánatos: pulsiones de vida y pulsiones de muerte.
La conclusión de la interpretación freudiana es que el malestar es un rasgo esencial de la cultura, no uno que obedezca a tal o cual coyuntura histórica, ni a algún aspecto particular, sea de orden económico, social o político. Esto no lleva necesariamente a pensar que entonces no hay salida; y que las esperanzas de una vida más dichosas deban sumarse a causas perdidas de la humanidad. Pero sí indica que no puede desconocerse la naturaleza de ese malestar, pues eso nos llevaría a acrecentar nuestro sufrimiento.
" A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de sí - y hasta qué punto - el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la vida colectiva emanadas del instinto de agresión y de autodestrucción. En este sentido la época actual quizá merezca nuestro particular interés. Nuestros contemporáneos han llegado a tal extremo en el dominio de las fuerzas elementales que con su ayuda les sería fácil exterminarse mutuamente hasta el último hombre. Bien lo saben, y de ahí buena parte de su infelicidad y su angustia. Sólo nos queda esperar que la otra de ambas 'potencias celestes', el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer la lucha con su no menos inmortal adversario. Mas, ¿quién podría augurar el desenlace final?." 2.
Para que exista civilización resulta necesaria la represión. A mayor presión superyoica, mayor será el malestar. Pero ¿es posible concebir una civilización sin malestar?.
En definitiva, la cultura es para Freud un proceso al servicio del Eros, cuya finalidad es reunir en el círculo más grande de la humanidad a todos los individuos. La pulsión agresiva se constituye en obvio obstáculo para el éxito de este programa.
Fromm vincula las categorías del marxismo y del psicoanálisis para dar cuenta de la paradoja que vive el sujeto en sociedad. Este debe reprimir sus deseos para convivir con otros en armonía, pero también se encuentra enajenado en un mundo de objetos que lo limita en su elección libre de un estilo de vida.
"La persona enajenada (...) no puede ser sana. Puesto que se siente a sí misma como una cosa, como una inversión que puede ser manipulada por él mismo y por otros, carece del sentido del yo, carencia que crea honda ansiedad. (...) Si la edad contemporánea ha sido llamada con razón la época de la ansiedad, se debe primordialmente a esta ansiedad engendrada por la falta de un sentimiento del 'yo'. En la medida en que 'yo soy como usted me desea', 'yo' no soy: estoy angustiado, dependo de la aprobación de los demás, procuro constantemente agradar. La persona enajenada se siente inferior siempre que se cree en desacuerdo con los demás." 3.
El sujeto enajenado deja de verse a sí mismo, para verse a través de los demás; cuando su aspecto o presencia no coincide con la expectativa de los otros siente culpa. Esta culpalibilidad no es otra cosa más que el sentimiento de abandono, el no sentirse amado, la falta de correspondencia de su sentimiento amoroso le genera culpabilidad.
Es preciso, para Fromm, recuperar la visión humanista, que todavía no ha desaparecido en la sociedad capitalista de consumo, para no reducir el amor a la búsqueda de placer físico y para no confundir la plenitud de la vida espiritual con la adquisición de bienes. No se es mejor persona por tener muchas cosas, sino por la forma en que comulgamos con los otros a través del sentimiento amoroso, sea cual fuere la relación o vínculo que nos une a los demás. En El arte de amar, Fromm nos habla de las diferentes relaciones amorosas y de qué manera es preciso entregarse al otro sin dejar de ser uno mismo.
EL MIEDO A LA LIBERTAD:
Al comienzo de su obra El miedo a la libertad, Fromm hace referencia a la libertad como una conquista o lucha de los oprimidos por emanciparse de la dependencia que sufrían respecto de aquellos que gozaban de privilegios.
Como apuntamos en los capítulos anteriores la impronta del marxismo y del psicoanálisis llevan a su enfoque a retomar categorías propias de estas posturas; pero pronto observamos que Fromm las orienta a lo que él llama "Socialismo humanista comunitario".
En el libro citado hace una crítica a la noción de progreso de la modernidad que definía un sujeto capaz de vencer las fuerzas de la naturaleza a través de la ciencia, y que había "...sacudido la dominación de la Iglesia y del estado Absolutista".
Pero el siglo XX mostró el lado oscuro de la libertad de dominación del hombre: la guerra mundial, los campos de exterminio nazis, la amenaza de la bomba atómica, sacudieron el ego del hombre moderno y llevaron a replantearse sus posibilidades existenciales.
Plantea, entonces, unas cuantas cuestiones fundamentales acerca del problema de la libertad, que resumiremos en cuatro:
- Si el deseo de libertad es inherente a la naturaleza humana.
- Si la libertad es solamente ausencia de presión exterior o es también presencia de algo.
- Si junto al deseo innato de libertad no existe a la vez un anhelo instintivo de sumisión.
- Si el sometimiento se da siempre en relación con una autoridad exterior o existe conforme a autoridades que se han internalizado.
Al abordar entonces estas cuestiones centrales respecto de la cuestión de la libertad, Fromm advierte que las condiciones de posibilidad del sometimiento y la consecuente falta de libertad son psicológicas. El fascismo pudo desarrollarse gracias a una fuerte acción psicológica sobre los sujetos.
Hace referencia a los aspectos que destaca Freud en relación con el concepto de naturaleza humana y la posibilidad de la creación de un mundo civilizado.
La pregunta pertinente aquí es la de pensar los motivos por los cuales surgió el nazismo en el apogeo de la cultura europea contemporánea.
"La concepción de la naturaleza humana consistía, sobre todo, en un reflejo de los impulsos más importantes observables en el hombre moderno, análogos a los llamados instintos básicos que habían sido aceptados por psicólogos anteriores. Para Freud, el individuo perteneciente a su cultura representaba el 'hombre' en general, y aquellas pasiones y angustias que son características del hombre en la sociedad moderna eran consideradas como fuerzas eternas arraigadas en la constitución biológica humana. (...)
(...) El campo de las relaciones humanas, en el sentido de Freud, es similar al mercado: es un intercambio de satisfacciones de necesidades biológicamente dadas, en el cual la relación con los otros individuos es un medio para un fin y nunca un fin en sí mismo." 4.
Es en este punto que Fromm va a disentir con Freud asegurando que el modo de relación del individuo con la sociedad no es estático (satisfacción pulsional), sino dinámico (histórico). El hombre es producto de la historia y la historia es producto del hombre. Las pasiones, los deseos y las angustias son resultados de un proceso social; pero la sociedad no sólo ejerce una función de represión, también ejerce una función creadora.
El individuo debe adaptarse al medio social, pero esa adaptación no es estática, la cual implica la adquisición de un nuevo hábito; es fundamentalmente una adaptación dinámica. La forma en que un individuo satisface sus necesidades vitales está vinculada al proceso histórico que marca la forma peculiar -epocal- de respuesta y de satisfacción de un deseo.
Las necesidades fisiológicamente condicionadas pueden resumirse en la noción de una necesidad de AUTOCONSERVACION. Pero el hombre trasciende la mera necesidad de autoconservación de la especie y del individuo, en lo que Fromm denomina diversas formas de COOPERACION.
En este punto esboza una relación entre el miedo al aislamiento y el miedo a la libertad. Vivir con otros es una necesidad, el hombre es un animal social, necesita de los demás para autoconstituírse como sujeto.
El dilema de la libertad es que cuando más gana el individuo en márgenes de autonomía, la posibilidad cada vez más cercana a la soledad y sobretodo a la soledad moral que es la más grave; lo conduce a tener que decidir cuánto de su libertad está dispuesto a resignar para poder convivir con los demás individuos.
La ambigüedad de la libertad radica en este juego dialéctico entre libertad positiva y libertad negativa, entendiendo la segunda como autolimitación a favor de la posibilidad del encuentro con los otros. Fromm distingue la libertad para de la libertad de, la segunda es la liberación de una rasgo instintivo que nos ata a una necesidad determinada.
Desde el comienzo de su vida el hombre está obligado a elegir el curso de su acción y esa exigencia provoca incertidumbre y angustia; toda elección implica un riesgo, la posibilidad de equivocarse. Estas elecciones no son del orden natural, sino del orden social, político y económico. Liberarse para significa en sentido positivo, el desatarse de condicionamientos externos para lograr una finalidad en nuestra vida. Es la libertad del proyecto. Tener un proyecto de vida requiere de esta libertad para elegir un camino, para realizarnos en nuestro particular manera de proyectarnos en el mundo cultural.
Fromm nos ofrece el ejemplo del mito bíblico de la expulsión del hombre del paraíso.
"El mito identifica el comienzo de la historia humana con un acto de elección, pero acentúa singularmente el carácter pecaminoso de ese primer acto libre y el sufrimiento que éste origina. Hombre y mujer viven en el jardín edénico en completa armonía entre sí y con la naturaleza. Hay paz y no existe necesidad de trabajar; tampoco la de elegir entre alternativas; no hay libertad, ni tampoco pensamiento. Le está prohibido al hombre comer del árbol del conocimiento del bien y del mal: pero obra contra la orden divina, rompe y supera el estado de armonía con la naturaleza de la que forma parte sin trascenderla." 5.
La libertad es un acto de desobediencia, es el comienzo de la razón. El mito resalta el sufrimiento de este acto de libertad; la angustia que produce tomar una decisión, correr un riesgo, perder la otra oportunidad: la de no haber elegido o la de equivocarnos al tomar la decisión.
Cada vez que rompemos los lazos con aquello que nos ataba a una tradición nos encontramos solos y atemorizados; al decidir ha perdido momentáneamente la identidad que fue construida al hilo de una vieja atadura. Lo mismo ocurrió con el paso de la sociedad feudal a la burguesa, el hombre rompe los lazos con una época y queda despojado de la manta de seguridad que lo cubría. Debe construir una nueva subjetividad, una nueva identidad histórica.
"Para superar el terror resultante de esa pérdida se ve obligado a la conformidad más estricta, a buscar su identidad en el reconocimiento y la incesante aprobación por parte de los demás. Puesto que él no sabe quién es, por lo menos los demás individuos lo sabrán, ... siempre que él obre de acuerdo con las expectativas de la gente; y si los demás lo saben, él también lo sabrá ...tan sólo con que acepte el juicio de aquellos." 6.
En este libro Fromm marca sus diferencias con el enfoque de Freud respecto a la relación del individuo y la sociedad con relación al problema de la libertad.
En primer término destaca que el individuo no es solamente un sujeto atado a los condicionamientos internos de la libido (pulsiones); en segundo lugar la libertad de desligarse momentáneamente o no de esas necesidades pulsionales hacen del individuo un sujeto que lucha por reprimir su deseo a la vez que busca gratificarse; en tercer lugar la psicología no debe ser individual sino social o interpersonal, porque no existe un individuo que pueda autocomprenderse aislado.
La libertad para un proyecto de vida en comunidad; la constitución de una subjetividad con otros y la cultura como función creadora son las tesis que Fromm defiende en esta obra.
CONCLUSIONES:
El problema de la libertad es un problema dialéctico entre la negación y la afirmación, que son necesarias ante cada elección y decisión en nuestras vidas. La relación con nosotros mismos y la relación con los otros traza límites difusos entre el ser para mí y el ser para o por los otros. Cuánto de lo que soy depende de mi autoafirmación y cuánto depende de la negación que me impone la cultura y la sociedad para dejar de ser lo que soy y pasar a ser otro.
Como señala Jaques Lacan, ser un sujeto significa estar sujetado. Sujetado al deseo, a la necesidad, al pasado, a la exigencia de proyectarme al futuro; cómo liberarnos de lo que nos sujeta, porque lo que sujeta también nos sostiene: esta es la ambigüedad de la libertad.
Fromm resignifica los conceptos de pulsión y represión en Freud. La relación con la cultura produce el malestar de resignar mis deseos, pero también nos ofrece la dimensión creadora que trasciende lo pulsional, que sublima y nos confirma como seres humanos.
Somos sujetos históricos. La historia nos muestra ese movimiento dialéctico entre un momento que deja de ser y otro nuevo que aparece. El horizonte de la libertad es esa inquietante búsqueda por ser nosotros mismos en relación con otros en un mundo social, económico, político que debe dejar de ser para dar nacimiento a un hombre nuevo y a un mundo nuevo.
En Fromm este acontecimiento revolucionario está expresado en el acto de amar a los demás creciendo en identidades nuevas y en tiempos que tratan de dar cuenta del malestar de esta cultura. Cultura que algunos comprenden como postmoderna.
Pero no es el fin de la historia, sino el fin de un modo de ser históricamente delimitado entre los sueños de una época pasada y las aspiraciones de un nuevo tiempo, de un porvenir.
CITAS
1. FROMM, Erich. ¿Tener o ser?. México. Fondo de cultura económica. 1976. Página 162.
2. FREUD, Sigmund. Obras Completas. Vol. 17. Ensayos CLIII-CLXV. El malestar en la cultura. Argentina. Hyspamérica. 1993. Página 3067.
3. FROMM, Erich. Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. México. Fondo de cultura económica. 1976. Página 172.
4. FROMM, Erich. El miedo a la libertad. Buenos Aires. Paidós. 1989. Páginas 30/31
5. FROMM, Erich. Obra citada. Página 51.
6. FROMM, Erich. Obra citada. Página 200.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
DELACAMPAGNE, Christian. Historia de la filosofía en el siglo XX. Barcelona. Península. 1999.
FERRATER MORA, José. Diccionario de Filosofía. México. Atlante, 1944.
FREUD, Sigmund. Obras Completas. Buenos Aires. Hyspamérica. 1993.
FROMM, Erich. El miedo a la libertad. Buenos Aires. Paidós. 1989.
FROMM, Erich. La condición humana actual. Madrid. Paidós. 1989.
FROMM, Erich. La revolución de la esperanza. México. Fondo de cultura económica. 1985.
FROMM, Erich. Psicoanáilisis de la sociedad contemporánea. México. Fondo de cultura económica. 1976.
FROMM; Erich. ¿ Tener o ser ? . México. Fondo de cultura económica. 1981.
HERNÁNDEZ-PACHECO, Javier. Corrientes actuales de la filosofía. La Escuela de Francfort y la Filosofía hermenéutica. Madrid. Tecnos. 1996.
ROBERT, François. Diccionario de términos filosóficos. Madrid. Acento. 1991.
SCAVINO, Dardo. La filosofía actual. Buenos Aires. Paidós. 1999.
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