miércoles, 27 de diciembre de 2017

EN EL CUMPLEAÑOS 74 DEL POETA Y CANTOR

"JOAN MANUEL SERRAT: SIN UTOPÍA LA VIDA SERÍA UN ENSAYO PARA LA MUERTE"

Víctor Rey

"Quieren ponerle cadenas
pero,¿quién es quién le pone puertas al monte?
No pases pena,
que antes que lleguen los perros, será un buen hombre
el que la encuentre
y la cuide hasta que lleguen mejores días.
Sin utopía
la vida sería un ensayo para la muerte".
(J.M. Serrat)


Es un referente obligado en la canción de autor.  A su historia ha entregado aportes fundamentales, como su obra sobre la poesía de Miguel Hernández, Rafael Alberti, Antonio Machado y Mario Benedetti.  Y títulos perfectos desde “Mediterráneo”, hasta “Utopía”, pasando por “Penélope”, “Lucía”, “Benito”, “Manuel”, entre otros. 

Joan Manuel Serrat nace el 27 de diciembre de 1943 en Barcelona, España,  en el barrio obrero de Poble Sec (Pueblo Seco) en la calle Poeta Calanyes.  Es el menor de dos hermanos.  Su padre Josep, es un catalán que se desempeñaba como chofer de taxi, mientras la madre, Angeles, oriunda  de Orgón, realizaba costuras para ayudar al presupuesto familiar.

El pequeño Joan Manuel estudia desde los tres hasta los diez años en las escuelas Pías de San Antonio, de los Padres Escolapios.  “El colegio me disgustó.  Creo que allí empezó a forjarse el “rebelde que llevo dentro” diría en cierta oportunidad.  Posteriormente continuó sus estudios en el Instituto Milá y Fontanela de Barcelona, en donde permanece hasta los trece años, edad en que se traslada como alumno interno a la Universidad Laboral de Terragona, lugar donde aprende el oficio de mecánico tornero y fresador.  Al terminar la instrucción, decide continuar sus estudios, eligiendo la profesión de Perito Agrícola.

Ya en aquel entonces le acompañaba una guitarra, de la cual comienzan a nacer sus primeras creaciones.  En 1961, junto a otros tres compañeros de estudio, forman un cuarteto, lo que fortalece la vena musical de Joan Manuel Serrat.

Quizá fue ahí cuando nació para muchos ese primer amor por su música y la poesía, por aquella magia que encerraba “Penélope”,  “Lucía” - la más bella historia de amor que tuve y que tendré- y cantar con todas las fuerzas “Mediterráneo” y “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.  Con “Tu nombre me sabe a yerba” y "La mujer que yo quiero" aparecerían los primeros amores, y con "Fiesta" y “Para la libertad”, las primeras luchas sociales.

A esa altura el cantante catalán se había convertido no solo en fuente inspiradora o en acompañante de amores, luchas y lecturas, sino también en un personaje que bien valía la pena descubrir.  Había que imaginarlo, cuando se negó a cantar en el festival de Eurovisión por el hecho de no aceptar que cantara en catalán, o cuando no soportó la presión que ejercía el general Franco y su régimen y decidió su autoexilio en México, y más tarde cuando decidió hacer canciones de los poemas de Miguel Hernández y Antonio Machado.

Alguna vez Joan Manuel Serrat se definió a sí mismo como “un latinoamericano nacido en Barcelona”.  Creo que no hay mejor definición y síntesis  de sus dos entornos más queridos.  Serrat es un tipo ampliamente informado sobre la vida política, deportiva, artística y cultural de cada país latinoamericano.  Ha atesorado la virtud de ser hombre de muchas patrias, sin renunciar a su condición de catalán.  Le ha sobrado inteligencia y generosidad para saber que encerrarse limita.

La historia de amores entre Serrat y América Latina se acerca ya a los 40 años.  En 1969 realizó la primera gira, que no sólo le permitió ganar el Festival de la Canción en Rio de Janeiro con la inolvidable “Penélope”, sino también hacer cantar a todo el público del  Festival de la Canción de Viña del Mar su celebre “Mediterráneo”, así  conquistó para siempre a argentinos y chilenos.  Serrat ha roto las fronteras en Latinoamérica es toda una institución, pero una institución no tradicional, algo que se identifica con lo que aflora de nuestros sentimientos.  El amor, los padres, los hijos, las novias, las personas simples y su medio ambiente, el terruño, el humor crítico a lo establecido y aparentemente inmutable, tantas cosas que no son fáciles de comprender, las cuales las hemos llorado o reído, son “Aquellas pequeñas cosas”, que forman parte de la vida.

En diciembre de 1986 el periodista Andrés Braithwaite de la revista ANALISIS le preguntó: ¿Cuándo vuelves a Chile?  La última vez se quedó mucha gente esperándote.  Joan Manuel Serrat respondió: “Hombre, agradezco mucho que se acuerden de mí, pero yo considero que el hecho de que los militares no me dejen entrar no es más una consecuencia mínima de un régimen despreciable y despreciado.  ¿Qué cuándo voy a volver?  Pues esperemos.  Con la democracia volverá mucha gente.  Entre ella, yo, a no ser que el general le dé por dejarme pasar antes.  Y, bueno, en ese caso, yo feliz de volver antes.  De cualquier forma, eso sí, prefería que mi debut coincidiera con su despedida”.

Después el cantautor catalán se iba a convertir en un símbolo de la libertad durante los regímenes militares que asolaron el Cono Sur.  En 1988, al saber que la dictadura del general Pinochet había prohibido su entrada a Chile, se introdujo en un avión y voló a Santiago, dispuesto a apoyar a los que iban a votar y apoyar la “Campaña por el NO” para el plebiscito de aquel año.  Los militares no lo dejaron entrar, ni bajarse del avión, pero Serrat logró introducir un mensaje que una emisora radial echó al viento: “Tengo que regresar a mi país.  Si hubiera podido entrar, les diría que vengo para contarles que la gente de España, como pocas veces, está sensibilizada por la lucha de su país por la recuperación de la libertad.  En las calles de España, en las casas, en el trabajo, en el bar, se siente a Chile y se identifican con Chile, porque el pueblo de España conoce su propia experiencia reciente.  Aunque solo hubiera sido por esto, ya habría valido la pena haber estado con ustedes esta mañana.  Además creo que la presencia de todos ustedes, los hombres y las mujeres que de diversos lugares del mundo se han acercado aquí para compartir sueños y luchas, pueden ayudar a esa alegría que todos esperamos y que ya viene.  Yo quiero que sepan que los estoy viendo, los escucho, que los siento y que quiero que ustedes también me vean y me sientan como uno más entre ustedes, con la seguridad de que muy pronto vamos a estar juntos, cuando Chile sea lo que siempre fue:  un país ejemplo de libertad, ejemplo de respeto mutuo y paz.  Compañeros, compañeras.  Amigos y amigas: La alegría ya viene”.

Su ilusión, que era la mayoritaria, acabó por cumplirse.  En abril de 1990, en la recién inaugurada democracia, ante un Estadio Nacional repleto y luego de 17 años de extrañamiento, Joan Manuel Serrat volvió a caminar por las “grandes alamedas, donde transita el hombre libre”, como dijera el presidente Salvador Allende, en su proclama de despedida.  Lo primero que hizo Serrat fue tomar una  guitarra prestada, visitar la cárcel de Santiago y cantar “Aquellas pequeñas cosas” y “Para la libertad” a un grupo de presos políticos, que lo escucharon en un silencio religioso.


En los últimos años Serrat ha visitado en varias oportunidades Chile.  En cada una de ellas, la comunicación con el público ha sido admirable.  Serrat es parte de la historia de Chile y de América Latina, sus canciones son parte de nosotros, de los que fuimos y somos “soñadores de pelo largo”, como el protagonista de la canción “Señora”.

sábado, 16 de diciembre de 2017

Por una Navidad con sentido


Por Víctor Rey, Chile y Ecuador
Imagen: Pixabay -  CC0 Public Domain

Hoy la Navidad sufre una gran distorsión en su real sentido. Cuando pensamos en la Navidad inmediatamente vienen a nuestra mente Santa Claus, los regalos y toda la fiebre consumista que se forma en torno a esta festividad. Urge hoy encontrar el verdadero sentido y compartirlos entre los cristianos y cristianas y vivirlo con los más empobrecidos, los más vulnerables y los que se encuentran sin esperanza.

Estamos viviendo el tercer milenio, las expectativas y la realidad de nuestro pueblo, siguen estando marcadas por los signos de la anti- vida y por ende de los anti- valores del anti-reino. Las profundas desigualdades sociales, las contradicciones socio económicas y la desesperanza de los más necesitados están marcando el paso de los inicios de este tercer milenio en latinoamericano.

La experiencia de los pastores en la fría noche de navidad vuelve a convertirse en una realidad para nosotros y nosotras hoy. Nuestro mensaje y acción pastoral debe estar cargada de mucha esperanza. El pueblo latinoamericano desea escuchar buenas noticias, noticias que construyan, estimulen e impulsen la vida plena. Hoy queremos escuchar las buenas noticias que sean de gozo para todo el pueblo. Pero esa noticia ya se ha echado a rodar por nuestra América que proclama “hacer nuevas todas las cosas”. Así avanzando contra las tinieblas, la luz verdadera sigue su curso fulgurante que nada ni nadie puede detener. De esta manera conciben los autores bíblicos el anuncio del Evangelio de Jesucristo por los caminos del Mundo. Pablo habla de la dinamita de Dios de la cual él no se avergüenza. Juan habla de la “luz que brilla... y la oscuridad no ha podido apagarla”. Lucas narra la épica de un avance incontenible contra viento y marea, en el mundo greco-romano del siglo.


Esta buena noticia no es sólo un sistema de ideas que se contrapone a los sistemas de ideas de hoy vigentes en el mundo. No es una ideología más en el supermercado intelectual del momento. Es un poder, es una forma de vivir y plantarse frente al mundo, es una comunidad que trasciende barreras. Para recuperar el sentido vigoroso de un estilo de vida evangélico hay que sacar el Evangelio de manos de los vendedores profesionales que lo han vuelto un inocuo producto comercial que se ofrece al mejor postor. Dondequiera un ser humano que invoca el nombre de Cristo se atreve a vivir por él; se esfuerza por practicar sus demandas de amor, justicia, servicio y arrepentimiento; alza sus ojos con esperanza y vence el temor, allí es donde está avanzando el Evangelio.

A partir del siglo I, siglo tras siglo, vivir el evangelio ha sido una aventura que ha probado las promesas del Dios de Abraham, Isaac, Jacob, Jesucristo y Pablo. Hoy sigue siendo así. La atmósfera de nuestro tiempo es otra. La oposición de afuera y traiciones de adentro han cambiado de rostro. Jesucristo es el mismo, hoy, ayer y siempre y por ello hay que entender cómo vivir el Evangelio eterno en nuestro tiempo.

La Navidad nos recuerda y nos hace reflexionar sobre la vida de Jesucristo y el estilo de vida que vino a inaugurar. Este hecho nos pone en guardia contra los apetitos económicos erigidos en deidad. Con él aprendemos a sospechar también: “Dónde ustedes tengan sus riquezas, allí también estará su corazón”, “No se puede servir a Dios y al dinero”. Vivir el Evangelio y el espíritu de la Navidad es primero vivir la libertad de la idolatría materialista de los apetitos económicos. Es hacer de Jesucristo el Señor y entrar a un género de vida que ve lo económico como un campo en el cual se pone en práctica la obediencia a Dios, el dador de todo lo que el humano posee. Cuando nos damos cuenta que nuestros propios apetitos invaden nuestros pensamientos y palabras, relativizando lo justo y auténtico de nuestros proyectos más amados, descubrimos también que Cristo puede renovar nuestra vidas y purificarlas para que den fruto. El hombre nuevo con su hambre de sed y justicia ya empieza a manifestarse en la disposición a cambiar nosotros mismos para que el mundo cambie.

Rescatar el verdadero sentido de la navidad , es vivir el Evangelio hoy, no cayendo en la trampa del mercado. El problema con la ideología del libre mercado es que nos hace aceptar su utopía como un axioma que no necesita demostración. Es decir como el único camino que es aceptable hoy es el de la Economía de Libre Mercado. Nuestra vida y nuestra acción no sirven para nada a menos que estén al servicio de esa ideología. Con ese mismo criterio se juzga la historia de la Iglesia, la historia del mundo y aun Jesucristo mismo. No caer en esa trampa, no aceptar esa utopía, esa idolatría del mercado, como un axioma ni tampoco aceptar como “científico” un análisis, que por un lado se alimenta de la opresión de los más pobres y por otro reduce al hombre y la mujer a seres que solo sirven para consumir. Por lo tanto debemos proclamar en primer lugar que la norma que juzga la vida y la acción de los hombres y las mujeres no es el éxito, ni la cantidad de cosas que se posean, sino el designio de Dios revelado en Jesucristo. Descubrimos también que para tener valor y eficacia las acciones humanas no necesitan ser exitosas. La vida es mucho más que la economía . La fidelidad a Dios se da dentro de una variedad inmensa de marcos de servicio.

Una buena noticia para el mundo de hoy que trae la presencia de Jesús en esta navidad, es que se acaba el temor. Hoy vivimos bajo el sigo del miedo y esta parece ser la característica más notoria de esta época. La mentalidad de los hombres y mujeres del siglo I estaba plagada de temores: a las potencias espirituales de los aires, a los principados y potestades, a los espíritus elementales. En medio de ellos el Evangelio era el anuncio de la victoria cósmica de Cristo, que ponía en evidencia la debilidad de estas fuerzas que aterrorizaban a los hombres y mujeres. Hoy en día los temores tienen otros nombres, pero son muy parecidos en sus efectos sobre el corazón de los hombres y mujeres sin Cristo. Los medios de comunicación modernos han ido desarrollando una jerga que conjura el temor y la sensación de un fatalismo frente al cual el hombre y la mujer parecen impotente. Hoy se tiembla ante las fuerzas oscuras que dominan el mercado de valores, ante los sistemas políticos-militares, ante las mafias de todo signo que parecen obrar con impunidad y crecer como pulpos infernales.

El Evangelio que Cristo nos ha traído y que recordamos en Navidad sigue siendo el Evangelio de la victoria de Dios sobre todo aquello que se opone a su designio que es el bien y la vida abundante para los hombres y mujeres. Cierto que esa victoria pasó por el sufrimiento de la cruz, por la agonía, la soledad y lo que a todas luces parecía el fracaso y la impotencia del justo contra la maldad del mundo.

La buena noticia del Evangelio es negarse a permitir que los temores que sobrecogen a los hombres y mujeres de hoy nos atemoricen también a nosotros. Es poner la mira en Cristo, alzar la vista y vivir en obediencia a su ejemplo, con gozo y confianza en la victoria final, cualquiera sea el curso de la peripecia del hoy. Jesús y Pablo y Pedro nos enseñaron que esta manera de vivir el Evangelio no es la arrogancia insultante frente al verdugo ni la búsqueda casi masoquista del sufrimiento. En nuestro tiempo implica la desmitologización de todas las idolatrías modernas y poderes terrenos, en el entendimiento de estas fuerzas dentro de su limitada dimensión humana, o quizás aun en su exageración demoníaca. Pero esto implica también el propósito de seguir haciendo aquello que entendemos que es el bien, aunque ello acarree la persecución o la amenaza. Por esto la buena noticia de la navidad y lo que le da sentido, es nada nos puede separar del amor de Dios en Cristo y ese amor ha triunfado para siempre.

Sobre el autor: 
Víctor Rey es chileno, radicado en Ecuador. Coordinador de Relaciones Inter institucionales de la Fundación Nueva Vida en Quito. Egresado del Seminario Teológico Bautista de Santiago de Chile, posteriormente se recibió de Profesor de Filosofía en la Universidad de Concepción. En 1989 obtuvo la Licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad Alberto Hurtado (ILADES), Chile, y en 1993 el Master en Comunicación Social en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.


martes, 12 de diciembre de 2017

El arte y la estética

Víctor Rey

¿Qué es la estética? Cuando estudiaba filosofía uno de los cursos que más disfrute dentro de la Axiología, fue Estética  Tuve el privilegio de tener de profesor al sabio chileno Gastón Soublette.  Este musicólogo nos adentró en algunos textos bíblicos como El Cantar de los Cantares, que para mí fue una novedad.  Ya que ahí me di cuenta que este libro era parte de la Biblia.  Me asombró su belleza y más tarde me ha sorprendido su poca exposición y mala interpretación que se hace de ese libro.

Comencemos por una definición que recuerdo de las clases del Profesor Soublette. La estética es "la filosofía de la belleza y el arte. Estudia la naturaleza de la belleza y las leyes que gobiernan su expresión -como en las bellas artes- así como los principios de la crítica del arte". Formalmente, la estética queda así incluida en el estudio de la filosofía, dentro de la Axiología.
En el corazón de la estética, entonces, está la creatividad humana y sus diversas expresiones culturales.  Mientras que la naturaleza provee la materia prima para la expresión humana, la cultura es lo que el hombre produce en su entorno terrenal.

El gusto estético está entrelazado en todo el tejido cultural de una sociedad y, por lo tanto, no puede ser ignorado. Así que es ineludible, para la sociedad y para el individuo. La creatividad humana se expresará inevitablemente, y los resultados nos dirán algo acerca de sus creadores y la sociedad de donde vinieron.

El término arte puede significar muchas cosas distintas. En el sentido más amplio, todo lo que crea el hombre es arte, y todo lo demás es naturaleza, creada por Dios. Sin embargo, la palabra "arte" suele denotar cosas buenas y hermosas creadas por la humanidad.  Aun las artes y oficios, como la carpintería y el trabajo en metales, han sido consideradas por muchos como artes.
Si bien las obras de artesanos de tiempos más antiguos han llegado a ser consideradas como bellas artes, el término las artes, sin embargo, tiene un campo más estrecho en este bosquejo. Aquí nos interesan especialmente aquellas actividades de la humanidad que están motivadas por el impulso creativo, que van más allá de la utilidad material en su propósito, y que expresan la singularidad de ser humano. Este uso más limitado de la palabra "arte" incluye la música, la danza, la pintura, la arquitectura, el teatro y la literatura. Las bellas artes es el estudio de aquellas actividades y actos humanos que producen y son considerados obras de arte.

Entonces, la estética es el estudio de las respuestas humanas a cosas que se consideran hermosas y significativas. Las artes es el estudio de las acciones humanas que intentan despertar una experiencia estética en otros. Una puesta de sol en las montañas podrá evocar una respuesta estética, pero no es considerada una pieza de arte, porque es naturaleza. Una fila de postes telefónicos que sostienen líneas de transmisión podrá tener una apariencia hermosa, pero no es arte, porque no fue creada con un propósito artístico en mente. Sin embargo, debe notarse que aun aquellas cosas hechas originalmente con propósitos no artísticos pueden y han llegado a ser considerados como objetos artísticos.


Si bien el arte puede tener el resultado secundario de permitir al artista ganarse la vida, siempre tiene como propósito principal la expresión creativa de experiencias y deseos humanos descriptibles e indescriptibles. El propósito del artista es crear un tipo especial de honestidad y franqueza que surge del alma y que espera que otros entiendan en su ser interior.

martes, 5 de diciembre de 2017

¡QUE VIVA QUITO!

Víctor Rey

La primera vez que pasé por Quito fue a fines del año 1980.  Con tres amigos chilenos viajamos por bus desde Chile a Colombia para participar en un seminario de capacitación en Bogotá. Allá en Colombia un amigo ecuatoriano me preguntó que me había parecido Quito.  La verdad es que no supe contestar ya que en un viaje tan largo solo quería llegar pronto al destino.  Al regreso de ese evento decidí poner atención y fijarme más en esta ciudad y sus detalles. Realmente me impresionó y lamenté no tener tiempo para conocerla mejor.  La vida me dio la oportunidad de visitar Quito y el privilegio de vivir por ocho años en esta bella ciudad. Creo que soy afortunado, ya que vivir rodeado de montañas verdes, donde amanece a las seis de la mañana con un sol radiante y donde la temperatura es primaveral todo el año es algo maravilloso.  Por esta razón ahora que se cumplen 483 años de su fundación, por Sebastián de Benalcázar en 1534,  comparto la riqueza de esta urbe moderna y tradicional, rica en cultura, historia, y arte,  invitándolos a visitarla y caminar pos sus calles y sus 25 parques que están a vuestra disposición.  También para saborear su rica gastronomía y disfrutar de la cálida amistad del quiteño. Dice un dicho que uno no es de donde nace sino de donde quiere morir.  Yo digo que uno no es de donde nace sino de donde quiere vivir y yo quiero vivir en Quito.

Quito, Patrimonio Cultural de la Humanidad, está rodeada de valles y escoltada por hermosos volcanes activos. Desde la mitad del mundo, Quito resplandece con el cielo más azul del equinoccio y con su gente amable y trabajadora; es el centro del mundo de la cultura y de la libertad. “Quito Ciudad Convento” o “Claustro de América”, “Relicario de Arte en América”, “Quito Luz de América”, “Capital Iberoamericana de la Cultura” “Carita de Dios”, son algunos de los títulos que le han llevado a esta bella y franciscana ciudad a ser la capital más hermosa de América Latina.

Quito es una ciudad donde los matices coloniales de su centro histórico contrastan con sus modernos edificios del presente. Un lugar que guarda los enigmas de una historia milenaria, la magnífica herencia del encuentro de dos mundos y los secretos de la cultura del mestizaje que lo llevaron a convertirse, en 1978, en la primera ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, que posee el perímetro más amplio de arquitectura colonial de América Latina.
La Plaza de la Independencia, también llamada “Plaza Grande” sigue representando el corazón fundamental de la capital ecuatoriana como en tiempos de la colonia, está flanqueada por la casa de Gobierno o Palacio de Carondelet, el Palacio Arzobispal, la Catedral Metropolitana y el Palacio Municipal.
En el Centro Histórico existen detalles muy llamativos que se han mantenido por más de 500 años y que reflejan el alma de la ciudad, como la Calle de las Siete Cruces, la Cuesta del Suspiro, el Arco de la Reina, la Plaza de San Francisco, La Ronda o la Calle de los Milagros, porque no es solo una exposición monumental, sino una estructura viva, donde la modernidad no ha anulado las formas tradicionales de ser de los quiteños, alegres, dicharacheros, ingeniosos, generosos y amantes de reunirse en una esquina para cumplir con un ritual básico de la vida en comunidad.
El barrio La Ronda es en uno de los sectores más emblemáticos del Centro Histórico de Quito. Fue el corazón bohemio de esa zona de la ciudad a mediados del siglo XX; en su estrecha calle encontrará restaurantes, bares, cafetines poetas, músicos, que se contrastan con la modernidad de la zona norte, un escenario cosmopolita con variedad de atractivos como el sector de La Mariscal y la Plaza Foch, donde se concentran los servicios turísticos como hoteles, hostales, restaurantes o locales para la diversión y la gastronomía.
Las calles quiteñas aún conservan su peculiar y sinuoso trazado, en donde los visitantes perciben la nostalgia de sus tradiciones y reviven los fantásticos efectos de sus leyendas que dan un toque virtuoso y mágico a Quito, que mantiene viva su expresión cultural y arquitectónica sin que los efectos de la modernidad le hicieran cambiar.
Otro factor de gran atractivo y que le brinda el sello peculiar a esta ciudad constituye el volcán Pichincha, en cuyas agrestes faldas se extiende la ciudad, dando la impresión de cobijarse entre los muros de este coloso natural, que además concentra un gran significado histórico para el país, pues allí, en 1822, se libró la batalla de la Independencia.
El Museo de la Ciudad, el Centro Cultural Metropolitano, el Convento de San Agustín, la Capilla Sixtina, el Museo Nacional de Arte Contemporáneo, el Museo de Cera, entre otros, son sitios indispensables para nutrirse de la historia y la cultura de la ciudad.
Quito también es dueña de algunas de las más importantes joyas de la arquitectura colonial, donde predomina el estilo de arte barroco, una herencia iberoamericana en la cual se combinan temas y tonos propios de la región andina con la influencia artística europea: rostros indígenas, paisajes autóctonos, colores brillantes, animales como llamas o cuyes, íconos como el sol para los incas, entre otros elementos, que configuraron un mestizaje dando lugar a lo que se conoce como la corriente del “barroco quiteño”, que contó incluso con su propia escuela de artes y oficios, conocida como la “Escuela Quiteña”.
Si el turista quiere conocer el arte barroco debe visitar la Compañía de Jesús que constituye una de las obras más significativas y más bellas de la arquitectura suramericana, y por lo tanto constituye uno de las mayores obras de dicha corriente estética en el mundo. Su fachada es muy bien decorada y elegante, por dentro el templo es impresionante, al levantarse todo cubierto de oro. La Compañía es una joya del pasado que permanece intacta en el presente.
Pero si al viajero le gustan las leyendas nada mejor que visitar la iglesia de San Diego para conocer la leyenda del “Padre Almeida” o la Iglesia de San Francisco, para conocer la leyenda de “Cantuña”.
También puede visitar la iglesia de la Catedral, fundada originalmente en 1535, ya que posee una mezcla de varios estilos como Barroco, Mudéjar, Rococó, Neogótico y Neoclásico; mientras que en el interior de la Iglesia de Santo Domingo se encuentran valiosas estructuras. Una de las joyas barrocas que se cuida celosamente en esta iglesia es la Capilla del Rosario, que constituye una obra significativa de la arquitectura quiteña.
Para intentar comprender esta encantadora ciudad de extremos, conviene subir a uno de sus lugares más tradicionales: el Cerro del Panecillo, mirador a 3.000 metros de altitud desde donde se contempla, inmensa y complicada, la extensión capitalina, con su casco antiguo agazapado bajo sus tejas coloradas entre esta loma y el parque de La Alameda, y rodeado por inmensos barrios nuevos surcados por anchas avenidas.
Pero si quiere dominar todo el panorama y admirar la ciudad, los valles y la Avenida de los Volcanes, denominada así, por el infatigable geógrafo y científico alemán, Alexander Von Humbolt, que llegó al Ecuador, en 1812, nada mejor que subir al Teléferico ubicado a 4.050 msnm.
El Quito moderno se forja en los años 50 del siglo XX, cuando la avenida Colón deja de ser el límite de la ciudad y se consolidan los barrios de La Mariscal y cuando se construye el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre y el Estadio Olímpico Atahualpa. Para algunos historiadores esto fue lo que “jaló” a la ciudad hacia el norte. Poco a poco se extendieron hacia el norte las avenidas Seis de Diciembre, Diez de Agosto, Amazonas y Eloy Alfaro, alrededor de las cuales surgieron grandes urbanizaciones, edificios y espacios para la diversión, como el parque La Carolina.
La ciudad continuó su crecimiento hacia el norte durante los años 70, que coinciden con el llamado “boom petrolero”. Se acelera la construcción de viviendas, edificios, centros comerciales, locales de diversión y entretenimiento. Y lo que solo era un espacio residencial se convierte en la zona del “boom comercial”.
También se encuentra el barrio La Mariscal, donde no solo se concentran los servicios turísticos sino que conserva las mansiones del siglo XX que se han convertido en hoteles, hostales, restaurantes o locales para la diversión y la gastronomía. El corazón de ese barrio capitalino es la plaza El Quinde conocida como la plaza Foch, un lugar de encuentro y disfrute culturales y gastronómicos.

Quito es una de esas ciudades que pueden hechizar y conquistar el errante corazón del viajero en busca de visiones para la memoria de su retina; pero también es un laberinto de sensaciones donde cada uno debe encontrar su rincón favorito.

jueves, 30 de noviembre de 2017

Concepción del ser humano en el marco de una ecología integral

Leonardo Boff


  En su encíclica sobre "el Cuidado de la Casa Común" el Papa Francisco sometió a una rigurosa crítica el clásico antropocentrismo de nuestra cultura a partir de una visión de ecología integral, cosmocentrada, dentro de la cual el ser humano aparece como parte del Todo y de la naturaleza. Esto nos invita a revisar nuestra comprensión del ser humano en el marco de esta ecología integral. Cabe subrayar que las contribuciones de las ciencias de la Tierra y de la vida subyacentes al texto papal vienen englobadas en la teoría de la evolución ampliada. Ellas nos han traído visiones complejas y totalizadoras, insertándonos como un momento del proceso global, físico, químico, biológico y cultural.
Después de todos estos conocimientos nos preguntamos, no sin cierta perplejidad: ¿quiénes somos, al final, en cuanto humanos? Intentando responder diríamos: el ser humano es una manifestación de la Energía de Fondo, de donde todo proviene (Vacío Cuántico o Fuente Originaria de todo Ser); un ser cósmico, parte de un universo, posiblemente entre otros paralelos, articulado en once dimensiones (teoría de las cuerdas), formado por los mismos elementos físico-químicos y por las mismas energías que componen todos los seres; somos habitantes de una galaxia media, una entre doscientos mil millones y de un planeta que circula alrededor del Sol, una estrella de quinta categoría, una entre otros trescientos mil millones, situada a 27 mil años luz del centro de la Vía Láctea, en el brazo interior de la espiral de Orión; que vive en un planeta minúsculo, la Tierra, considerada un superorganismo vivo que funciona como un sistema que se autorregula, llamado Gaia.
Somos un eslabón de la cadena de la vida; un animal de la rama de los vertebrados, sexuado, de la clase de los mamíferos, del orden de los primates, de la familia de los hominidos, del género homo, de la especie sapiens/demens, dotado de un cuerpo de 30 mil millones de células y 40 mil millones de bacterias, continuamente renovado por un sistema genético que se formó a lo largo de 3.800 millones de años, la edad de la vida; que tiene tres niveles de cerebro con cerca de cien mil millones de neuronas: el reptiliano, surgido hace 300 millones de años, que responde de los movimientos instintivos, en torno al cual se formó el cerebro límbico, responsable de nuestra afectividad, hace 220 millones de años, completado finalmente por el cerebro neo-cortical, surgido hace unos 7-8 millones de años, con el que organizamos conceptualmente el mundo.
Portador de una psique con la misma ancestralidad del cuerpo, que le permite ser sujeto, psique ordenada por emociones y por la estructura del deseo, de arquetipos ancestrales, y coronada por el espíritu que es aquel momento de la conciencia por el cual se siente parte de un Todo mayor, que lo hace siempre abierto al otro y al infinito; capaz de intervenir en la naturaleza, y así de hacer cultura, de crear y captar significados y valores y de preguntarse sobre el sentido último del Todo y de la Tierra, hoy en su fase planetaria, hacia la noosfera, por la cual mentes y corazones confluirán en una Humanidad unificada.
Nadie mejor que Pascal (†1662) para expresar el ser complejo que somos: "¿Qué es el ser humano en la naturaleza? Una nada delante del infinito, y un todo ante la nada, un eslabón entre la nada y el todo, pero incapaz de ver la nada de donde viene y el infinito hacia donde va. En él se cruzan los tres infinitos: lo infinitamente pequeño, lo infinitamente grande y lo infinitamente complejo (Chardin). Siendo todo eso, nos sentimos incompletos y todavía naciendo pues nos percibimos llenos de virtualidades. Estamos siempre en la prehistoria de nosotros mismos. Y a pesar de ello experimentamos un proyecto infinito que reclama su objeto adecuado, también infinito, que solemos llamar Dios o con otro nombre.
Y somos mortales. Nos cuesta acoger la muerte dentro de la vida y la dramaticidad del destino humano. Por el amor, por el arte y la fe presentimos que nos transfiguramos a través de la muerte. Y sospechamos que en el balance final de las cosas, un pequeño gesto de amor verdadero e incondicional vale más que toda la materia y la energía del universo juntas. Por eso, sólo vale hablar, creer y esperar en Dios si Él es sentido como prolongación del amor en forma de infinito. Pertenece a la singularidad del ser humano no sólo aprehender una Presencia, Dios, pasando a través de todos los seres, sino entablar con Él un diálogo de amistad y de amor. Intuye que Él es el correspondiente al deseo infinito que siente, Infinito que le es adecuado y en el que puede reposar. Ese Dios no es un objeto entre otros, ni una energía entre otras. Si así fuera podría ser detectado por la ciencia. Se presenta como aquel soporte, cuya naturaleza es Misterio, que todo sostiene, alimenta y mantiene en la existencia. Sin Él todo volvería a la nada o al Vacío Cuántico de donde irrumpió cada ser. Él es la fuerza por la que el pensamiento piensa, pero que no puede ser pensada. El ojo que ve todo pero que no puede verse. Él es el Misterio siempre conocido y siempre por conocer indefinidamente. Él atraviesa y penetra hasta las entrañas de cada ser humano y del universo. Podemos pensar, meditar e interiorizar esa compleja Realidad, hecha de realidades y es en esa dirección como debe ser concebido el ser humano. Quien es y cuál es su destino final se pierde en el Incognoscible, siempre de alguna manera cognoscible, que es el espacio del Misterio de Dios o del Dios del Misterio. Somos seres siendo sin parar. Por eso es una ecuación que nunca se cierra y que permanece siempre abierta. ¿Quién revelará quiénes somos?

domingo, 26 de noviembre de 2017

EL PENSAMIENTO DE ZYGMUNT BAUMAN EN 12 FRASES

Con la muerte de Zygmunt Bauman (Poznań, Polonia,1925 – Leeds, Reino Unido, 2017), se apaga una de las voces que mejor supo definir el cambio de los tiempos y la revolución social y cultural que supuso el siglo XX. La amplia obra del sociólogo polaco estuvo marcada por el término modernidad líquida, que Bauman acuño y que fue utilizado y compartido por muchos autores posteriormente.
La sociedad líquida que conceptualizó Bauman define el actual momento histórico en el que se han desvanecido las instituciones sólidas que marcaban nuestra realidad y se ha dado paso a una realidad marcada por la precariedad, el ritmo cambiante e inestable, la celeridad de los acontecimientos y la dinámica agotadora y con tendencia al individualismo de las personas.
Durante su larga vida, Zygmunt Bauman dejó grandes frases que definen su pensamiento. Estas son algunas de las más célebres:
1- “La cultura líquida moderna ya no siente que es una cultura de aprendizaje y acumulación, como las culturas registradas en los informes de historiadores y etnógrafos. A cambio, se nos aparece como una cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido.”
2- “No hay modernización (y, por tanto, tampoco forma de vida moderna) sin una masiva y constante producción de basura, entre ella los individuos basura definidos como excedentes.”
3- “Nos hallamos en una situación en la que, de modo constante, se nos incentiva y predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista.”
4- “La cultura de la modernidad líquida ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir.”
5- “Todas las medidas emprendidas en nombre del «rescate de la economía» se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres.”
6- “Además de tratarse de una economía del exceso y los desechos, el consumismo es también, y justamente por esa razón, una economía del engaño.
7- “La suya es una sociedad de clases, señora, y la suya también, señor, y ténganlo muy en cuenta, si no quieren que su amnesia termine en terapia de choque. También es una sociedad capitalista y accionada por el mercado, uno de cuyos atributos es el ir dando trompicones de una depresión/recesión a otra. Como es una sociedad de clases, reparte los costes de la recesión y los beneficios de la recuperación de forma desigual, aprovechando cualquier ocasión para dotar de mayor firmeza a su columna vertebral: la jerarquía de clases.”
8- “El amor es la supervivencia del yo a través de la alteridad del yo.”
9- “Si no existe una buena solución para un dilema, si ninguna de las actitudes sensatas y efectivas nos acercan a la solución, las personas tienden a comportarse irracionalmente, haciendo más complejo el problema y tornando su resolución menos plausible.”
10- “El único significado que acarrea el término ‘clase marginal’ es el de quedar fuera de cualquier clasificación significativa.”
11- “Cuando una cantidad cada vez más grande de información se distribuye a una velocidad cada vez más alta, la creación de secuencias narrativas, ordenadas y progresivas, se hace paulatinamente más dificultosa. La fragmentación amenaza con devenir hegemónica. Y esto tiene consecuencias en el modo en que nos relacionamos con el conocimiento, con el trabajo y con el estilo de vida en un sentido amplio.”
12- “La vida social ya se ha transformado en una vida electrónica o cibervida.”

sábado, 18 de noviembre de 2017

Trece frases para reflexionar en el Día Mundial de la Filosofía



Las herramientas que ofrece la filosofía impulsan los principios y valores de los que depende la paz mundial, según la Unesco.

Las herramientas que ofrece la filosofía impulsan los principios y valores de los que depende la paz mundial, según la Unesco.

La filosofía es la ciencia madre del conocimiento que persigue establecer los principios generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad y del sentido de los actos y el pensamiento humano. Hace ya unos cuantos años que cada 16 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Filosofía, decretado por la Unesco, con el objetivo de alentar el análisis, la investigación y los estudios filosóficos sobre los grandes problemas contemporáneos.
Según el organismo internacional, la filosofía enseña a reflexionar sobre la reflexión misma, y a cuestionar continuamente verdades ya establecidas, así como a verificar hipótesis y a encontrar conclusiones, todas ellas bases de los principios y valores de los que depende la paz mundial: la democracia, los derechos humanos, la justicia y la igualdad.
Con motivo de esta efeméride hemos seleccionado trece frases sobre la filosofía que merecen la pena observar y analizar.
■ Yo solo sé que no sé nada. Sócrates.
■ Pienso y dudo, luego existo. Descartes.
■ El hombre sabio busca lo que desea en su interior; el no sabio, lo busca en los demás. Confucio.
■ La paz viene de dentro. No busques fuera. Buda.
■ La felicidad es la ausencia de miedo, es una emoción, y como tal, es transitoria. Eduard Punset.
■ Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes. Lao-Tse.
■ Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo. Montessori.
■ Cuando era niña, cuando era adolescente, los libros me salvaron de la desesperación: eso me convenció de que la cultura era el valor más alto. Simone de Beauvoir.
■ Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino. Gandhi.
■ Vemos las cosas, no como son, sino como somos nosotros. Kant.
■ Avergüénzate de morir hasta que no hayas conseguido una victoria para la humanidad. Habermas.
■ En otro tiempo fuisteis monos, y también ahora es el hombre más mono que cualquier mono. Nietzsche
■ La juventud es el momento de estudiar la sabiduría; la vejez, el de practicarla. Rousseau.

martes, 14 de noviembre de 2017

¿Y ESO EN DÓNDE SE ENCUENTRA EN LA BIBLIA?
Por el P. Manuel Sonora Macías
No se si ustedes recuerden en sus días de la infancia que el Pato Donald tenía tres sobrinos que pertenecían a un club de exploradores llamado el Club de los Castores. Pues bien, era muy interesante porque dicho club había elaborado un Manual para los miembros del club en donde venían las soluciones a todos los posibles problemas que surgieran en las actividades de los miembros.
A mí me hacía gracia que siempre que tenían una duda o se enfrentaban a un problema Hugo, Paco y Luis inmediatamente consultaban su Manual porque sabían que ahí se encontraba la solución exacta al problema o situación que encontraban. Yo pensaba que sería bueno que existiese en el mundo un Manual mágico como ese en donde todas las posibles interrogantes que vinieran a mi vida estuvieran registradas ahí con su solución exacta.
Pero, por supuesto el Manual únicamente refleja el deseo infantil de que en un libro estuvieran todas las respuestas y soluciones a los problemas de la vida o a situaciones difíciles que llegaran a desafiarnos. Algo así como la creencia en una hada madrina o en un genio sacado de una lámpara. Pero, por razón lógica tal libro no puede existir y de hacerlo sería una serie de volúmenes que ocuparían un salón de inmensas dimensiones pues imagínense la cantidad de problemas y situaciones que tenemos todos y cada uno de los habitantes de este mundo.
Bueno, pues esto viene a colación porque cuando he mencionado alguna respuesta a situaciones de la vida que son complicadas y hago uso de mi razonamiento para dar la respuesta a ellas no falta quien inmediatamente me diga: “¿Y dónde está eso en la Biblia?” Es decir que para muchos cristianos la Biblia es exactamente igual al Manual de los Castores fruto de la imaginación de Disney. Esta clase de cristianos desean que todos y cada uno de los problemas que pueden emerger en todos los ámbitos de la religión y de la vida tenga su respuesta exacta y completa en uno o varios versículos de la Biblia.
En varias ocasiones al salir del templo se acercó a mí un visitante “cristiano” que nunca falta y me decía. “No me gustó su predicación hermano, usted mencionó solo dos versículos de la Biblia en todo su sermón.” A lo que yo le respondía: “¿Pero usted puso atención a lo que yo dije? Todo mi sermón se basó en lo que la Biblia establece en general no en un solo versículo.” Pero siempre insistía diciendo: “Si, pero usted debería mencionar más todavía de la Palabra de Dios.”
Y es que no todas a nuestras interrogantes de la índole que sea tienen su exacta respuesta en un versículo explícito de la Biblia. Más bien la respuesta se encuentra en el espíritu de la Escritura centrada en las enseñanzas de Cristo. La Biblia solo tiene un esquema general de la revelación divina para que nosotros usando nuestro sentido común podamos dar respuestas basados no en un versículo dado sino en la enseñanza general del evangelio.
Y lo que estas personas no han entendido es que aún muchas de sus creencias no tienen respaldo en un versículo bíblico. Por ejemplo. No hay ni un solo versículo en la Biblia que mencione la palabra “Trinidad”, sin embargo este es uno de los dogmas centrales de la Iglesia Universal. Tampoco existe un versículo en donde claramente Jesús diga: “Yo soy Dios”. Pero sabemos que hay textos que lo dan por sentado y no necesitamos que un versículo lo diga así claramente para poder creer en la divinidad de Cristo y así hay muchos ejemplos en las Escrituras.
¿Por qué estos “cristianos” quieren que todo tenga una respuesta en un versículo bíblico a fuerzas?
Pues sencillamente porque no quieren pensar. No están dispuestos a indagar, a deducir, a estudiar, sino quieren que la Biblia sea un libro mágico en donde como el Manual de los Castores podamos encontrar todas las respuestas a nuestras interrogantes. Y así lo enseñan. Yo he oído y leído en publicaciones “cristianas” que “Todo está en la Biblia” y no hay por qué andar buscando respuestas en otros lugares. Pero por supuesto esto es una gran mentira. No todo está en la Biblia. Hay miles de cosas que se desprenden de la enseñanza evangélica, pero que no están registradas textualmente en la Biblia.
Hay muchas situaciones de la vida contemporánea que nunca fueron contempladas por los escritores de la Biblia. Ellos nada supieron el aborto legal, del divorcio necesario, de la eutanasia, de los trasplantes de órganos ni de la donación de los mismos, de la fecundación “in vitro”, de la igualdad de la mujer, de los viajes espaciales y sus consecuencias, del calentamiento global, del matrimonio igualitario y miles de situaciones más que se pueden responder a la luz de los principios del evangelio pero que no están contenidos explícitamente en uno o varios pasajes de la Biblia.
Aún en las doctrinas, organización y gobierno de la iglesia hay muchos huecos sin llenar. El Libro de los Hechos y las Cartas Apostólicas nos dan un ligero bosquejo de la organización, liturgia, doctrinas, etc. de la iglesia. Pero para poder entender esto necesitamos echar mano de los escritos de esa época y tiempos posteriores que nos dicen cómo se fue desarrollando lo que ahora conocemos como la Iglesia. El estudio de la Patrología es indispensable para saber cómo era la iglesia de los primeros siglos, en qué creían estos cristianos y cómo gobernaban la misma y que ritos y ceremonias practicaban.
Creo que es tiempo de comenzar a dejar de pensar en la Biblia como un libro mágico con todas las respuestas a nuestras interrogantes y ser conscientes de lo que alguien dijo por ahí. “Ni toda la Biblia es la Palabra de Dios, ni toda la Palabra de Dios está en la Biblia.”

¿QUÉ ES LO YO CREO?   Por el P. Manuel Sonora

Bueno, comprendo que algunas personas estén confundidas por escuchar mis opiniones acerca de alguna de las “verdades de fe” con las cuales no estoy de acuerdo. Y quizá muchos digan: “Bueno, si el P. Sonora no cree en el infierno, no cree en el diablo, no cree en la condenación eterna, no cree en que hay que guardar la ley, no cree en la infalibilidad de la Biblia, etc. ¿Entonces en que cree el buen señor?  ¿Acaso es ateo o agnóstico?” y esto me ha obligado a contestar estas inquietudes haciendo una especie de afirmación de fe.
Ante todo, creo en Dios. Pero así en el Dios con mayúscula, no en el dios que predican la mayoría de las iglesias. No creo en un anciano de luengas barbas sentado en un trono con un triángulo en la cabeza y un orbe en la mano y la tierra como su escabel. Tampoco creo en un dios hecho a imagen y semejanza nuestra, con todas nuestras debilidades, pasiones, indecisiones, un dios que se venga de sus enemigos hasta los nietos y bisnietos y que en un berrinche condene a toda la humanidad a la destrucción.
Para mí, Dios es algo infinito, incognoscible, inalcanzable, fuera de toda concepción que podamos tener de él. Es algo inmenso, una fuente de energía inconmensurable que es capaz de crear universos enteros con la fuerza de su voluntad. Un Dios perfectísimo, incapaz de tener nuestros pensamientos, pasiones y debilidades. Un Dios que está sobre todas esas mezquindades que tenemos los seres humanos. Sin forma humana alguna es una entidad imposible de identificar con nada de lo que hasta ahora conocemos.
Creo que las civilizaciones antiguas trataron de elaborar una imagen de ese Dios y lo minimizaron completamente dándole una forma humana, con sentimientos y pasiones incluidas. Y que en los libros sagrados de todas las religiones aparece como un ser de carne y hueso limitado por el tiempo y el espacio y que actúa exactamente como uno de nosotros.
Pero ese Dios aunque inmenso y autosuficiente por un misterio que no podemos comprender no es una unidad indivisible, sino que es una pluralidad en sí. Dialoga consigo mismo y ejerce sus funciones por medio de esas “personas” que forman su esencia. Para él la soledad no existe sino que él mismo es un conjunto de personalidades con las que interactúa de una manera desconocida e incomprensible para nosotros.
Pero ese Dios tan grande que, como dice la Biblia: “Los cielos de los cielos no pueden contenerlo” de otra manera también imposible de comprender y analizar puede estar con cada uno de los individuos que forman su creación, aquí en la tierra y en el universo entero. Ese Dios tiene como esencia el amor, pero no como lo conocemos nosotros, sino un amor absoluto y perfecto, y ese amor es lo que lo hace relacionarse con su creación.
Y para demostrarnos su amor envió a Jesucristo quien es la “imagen” de Dios, por supuesto espiritual y que nos vino a revelar un poco de lo que es este misterio profundo. Ni creo ni niego el nacimiento “virginal”, aunque los escritos del N. T. salvo los Evangelios de Mateo y Lucas no hablan acerca de esto, y mucho se ha discutido si la palabra en hebreo que se ha traducido por “virgen” en algunas versiones aparece de esta manera: Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La joven concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel.”(Isa.7:14). Pero en fin. Para mí lo importante es que Jesús es la figura central de la Biblia y es su vida, sus enseñanzas, su muerte y resurrección lo importante para mí.
Creo que él vino a enseñarnos un camino muy definido para llegar a Dios. Sus enseñanzas son el alma de la nueva fe que nos vino a predicar y el seguirlas nos trae no solo bendiciones sino algo más pleno, lo que llamamos la felicidad. Creo que su muerte fue el resultado de la maldad del hombre y que murió a causa de nuestros pecados y maldades, pero no para ser un sacrificio a un dios que reclamaba sangre para poder perdonar nuestros errores. Creo que ese Jesús vive a través de nosotros y nos da la misión de actuar en su nombre ayudando a los desvalidos, los desesperanzados, los que lo han perdido todo.
Creo que ese evangelio de buena voluntad tiene que ser predicado a todas las gentes para lograr un mundo mejor y establecer el reinado de Dios sobre la tierra. Y para hacerlo creo que Dios mismo habitando en nosotros, el que llamamos el Espíritu Santo, nos capacita para poder vivir de acuerdo a la voluntad de Dios y cumplir con lo que él nos ha encomendado.
Creo en la justicia divina, la cual es completamente diferente a la nuestra. Dios sabe cómo y cuándo cada uno de nosotros ha de recibir su recompensa o castigo. Por supuesto que no creo en el infierno ni en la condenación eterna y las considero fábulas blasfemas que denigran la esencia de Dios que es el amor. Creo que cada uno en esta vida o en la otra de una manera que solo Dios sabe vamos a recibir lo que nuestras obras aquí en la tierra nos han ganado. Y que tanto el castigo como la recompensa serán proporcionales a lo que hicimos en este mundo.
Creo que eso que llamamos la Iglesia es tan solo un auxiliar para nuestra vida espiritual. Está aquí para darnos consuelo, consejo, instrucción y sobre todo el beneficio de los Sacramentos y que por desgracia, debido al orgullo y soberbia del ser humano se haya segmentada en múltiples denominaciones y que a pesar de ello Dios subsiste en la mayoría de ellas. Pero que es nuestro deber y obligación tratar de lograr la unidad ordenada por Cristo cuando dijo “Que todos sean uno para que el mundo crea”
Creo que Dios está en donde él quiere estar y que no está restringido a una institución religiosa cualquiera que esta sea. Creo que él se ha manifestado de diversas maneras a nosotros a través de las creencias de los pueblos y que por sobre sus limitaciones y posibles errores Dios se ha manifestado a través de sus maestros, sabios y tradiciones.
Creo que la Biblia es un conjunto de tradiciones y mitos sagrados del pueblo hebreo a través de los cuales Dios nos ha revelado su propósito de que le lleguemos a conocer a través de su Verbo, quien está profetizado en dichos escritos. Creo que al ser escrita por seres humanos falibles la Biblia no carece de errores ni mucho menos es infalible. Simplemente que, a través de los errores que pudieron cometer sus escritores Dios siempre está presente entre esas líneas a veces torcidas. Para el cristiano el Antiguo Testamento es tan solo una referencia histórica y tiene mucho material didáctico y devocional, pero el corazón de su fe es solamente el evangelio de Jesús.
Creo que el ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios y que aún en los seres más perversos subsiste la chispa divina que puede encenderse a través del evangelio escuchado y creído. Creo que todo lo que tenemos en nuestra naturaleza es un don de Dios y que nada es malo, ni sucio, ni pecaminoso. Que todas nuestras necesidades físicas y orgánicas son parte del esquema que Dios hizo para cada uno de nosotros. Y creo que la sexualidad humana es el regalo más maravilloso que Dios nos ha hecho para que lo disfrutemos con responsabilidad y templanza. No hay nada en ella que deba ser vergonzoso o malo, solo cuando, como con nuestras demás necesidades la empleamos mal y abusamos de ella. No creo que se nos haya dado solamente para reproducirnos sino para darnos placer y contentamiento. Aunque no pueda afirmarlo con certeza, pero casi estoy convencido que en nuestra siguiente existencia seguiremos gozando de ella.
Y creo que cada uno de los seres humanos es una unidad en sí y que no tiene que ser exactamente igual a los demás y eso está demostrado por la variedad de características físicas que tenemos: color de la piel, del cabello, rasgos físicos, estatura, etc. no hay un ser humano exactamente igual a otro ni lo tiene que haber. Y que cada uno de nosotros tiene diferentes gustos y preferencias que deben ser respetadas por los demás.
Creo que el pecado no es la transgresión a ciertas leyes u observancias religiosas. No creo en el así llamado “Pecado Original”, sino que dado nuestro libre albedrío estamos capacitados para escoger hacer lo correcto o lo incorrecto. La palabra para pecado en el Nuevo Testamento es “Hamartía” que simplemente quiere decir “errar al blanco”, es decir equivocarnos a la hora de pensar, decir o hacer algo. Es decir, que pecamos no haciendo el mal precisamente, sino errar en hacer lo correcto. Cuando hemos aceptado a Jesucristo en nuestra vida y lo hemos tomado como nuestra inspiración constante no debemos preocuparnos ya por el pecado, pues al seguir los mandatos de Cristo y tratar de amar a nuestros semejantes como amamos a Dios es más difícil que “erremos el blanco”.
Creo que no debemos estar pensando en el pecado y la culpa porque son cosas del pasado. El Apóstol Pablo dice; “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Cor. 5:17) así que todas nuestras culpas se deben desvanecer para siempre. Dios se ha olvidado de ellas. Ahora solo nos resta esforzarnos por vivir esa vida de gracia que Dios nos ha dado en él.
Creo que al final de nuestras vidas no iremos ni al cielo ni al purgatorio, sino a un lugar o estado de preparación, en donde veremos toda nuestra vida con las consecuencias de nuestros actos buenos y malos y nos regocijaremos en nuestros triunfos y lamentaremos nuestros errores. Ahí encontraremos las respuestas a todas nuestras interrogantes y sabremos todo lo que ahora ignoramos totalmente. Ahí seremos juzgados y se nos dará nuestra recompensa.
Permaneceremos ahí hasta el fin de los tiempos en que Dios creará un nuevo cielo y una nueva tierra en la cual viviremos con nuestros cuerpos ahora glorificados y perfeccionados y en compañía de todo lo que amamos en la vida presente. Y ahí podremos ver la gloria de Dios en plenitud y todos los misterios nos serán revelados. Creo que ahí si podremos amar plena y perfectamente y como dice la Revelación ahí ya no habrá más llanto, ni más tristeza ni más dolor. Y nos dedicaremos a hacer lo que más amamos en esta vida.
Esta es en resumen la fe que profeso y de ella emanan muchísimas cosas más, pero quise dejar un resumen de mi posición teológica. Espero que esto ayude a muchos que andan esclavizados por el evangelio del terror y puedan creer en el evangelio de la esperanza y del amor.
A Dios sea dada toda la gloria. Amén.
Tomado del Libro: “Teología para la gente común”