ERICH FROMM: AMOR A LA VIDA , A LA LIBERTAD , A LA HUMANIDAD
Víctor Rey
Este mes de marzo se han cumplido 119 años del nacimiento y 39 años de la muerte de Erich Fromm. Con este artículo quiero rendir un modesto homenaje a este gran pensador que hasta hoy sigue influyendo en las nuevas generaciones.
Cuando tenía 17 años y cursaba tercer año medio, en el Liceo Valentín
Letelier de Santiago de Chile, el profesor de Psicología y Filosofía nos habló
de Erich Fromm y nos dio la tarea leer dos de sus libros: “El Arte de Amar” y
“El Miedo a la Libertad ”. Fue la primera vez que escuche sobre este
pensador que influyó a toda una generación.
Más tarde en la Universidad
de Concepción en algunos cursos de
Psicología, Sociología y Filosofía, leímos y estudiamos: “El Corazón del
Hombre”, “Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea ”, “Marx y su Concepto del
Hombre”, “El Dogma de Cristo”, entre otros.
Hace algunos días dos amigos me han prestado dos libros de Erich Fromm
y he vuelto a leer apasionadamente a este pensador que tanto bien ha
producido. Me refiero a “Y seréis como
Dioses” y “¿Podrá sobrevivir el hombre?”.
Dos textos claves que de dos ángulos tan diferentes como es la religión
y la política analizan la sociedad actual. Dos textos de los años sesentas que
parecen que fueron escritos ayer.
¿Quién fue Erich Fromm? Nació en
Frankfurt, Alemania en 1900. Su padre
era un hombre de negocios y según Erich, más colérico y con bastantes cambios
de humor. Su madre estaba deprimida con
frecuencia. Erich Fromm provenía de una
familia muy religiosa, en este caso de judíos ortodoxos. Hasta 1925 asistió a clases de El Talmud. El
mismo se denominó más tarde un “místico ateo”.
Estudió filosofía en la
Universidad de Heildelberg y realizó estudios y entrenamiento
psicoanalítico en el Instituto Psicoanalítico de Berlín. En
1922 se doctoró en Sociología. Entablo contacto con la Escuela de Frankfurt donde
trabajó en estrecho contacto con Herber Marcuse, Walter Benjamín y Theodor
Adorno. Debido al ascenso del nazismo, debió mudarse a los Estados Unidos en 1934, estableciéndose
en la ciudad de Nueva York, donde conocería muchos de los otros grandes
pensadores refugiados allí. Cerca del
final de su carrera, se mudó a México para enseñar y por razones de salud de su
esposa. Murió en Suiza en 1980. Dos años antes de morir el gobierno helvético
lo había designado ciudadano honorario de Suiza. Su orientación teórica llevará a la marca
importante de la Teoría
Crítica lo que redundará en un sistema teórico psicoanalítico
con fuerte interpretación sociológica.
Fue un pensador inquieto que
publicó una gran cantidad de libros, que se han transformados en clásicos. Era un hombre profundo y optimista. Era una persona inteligente que tenía
esperanzas. Su visión no era utópica,
porque ella estaba fundamentada en la realidad.
Fue un optimista enamorado de la vida.
Siempre estuvo a favor de ella.
El fue un marxista que estudió en profundidad a Marx, y se interesó por
el joven pensador, el de los primeros tiempos, el más humanista. También fue muy conocedor de Freud, lo
respetaba y al mismo tiempo era crítico.
Al estudiar estos dos pensadores le hizo adelantar una visión humanista
y esperanzadora del futuro del hombre.
Muestra de esto es su “Credo Humanista”.
Fromm simplificaba las cosas para hacerlas entender. Esto no quiere decir que lo que escribió no
fuera profundo. Tenía un concepto del
hombre muy particular. Con profundidad
habló de las necesidades básicas del hombre, fundamentó muchas cosas en el
amor, en la ética, y habló del problema de la autoridad. Sus escritos se reducen a cosas muy
elementales pero importantes. Si algo le
obsesionó fue la objetividad y el sentido de la realidad.
Logró de alguna manera una síntesis interesante de lo mejor del mundo
oriental cercano: La Biblia ,
El Talmud, Los Profetas. Del Mundo
Oriental lejano: El Budismo Zen, y Susuki.
Y del mundo occidental griego y del mundo occidental místico: Eckhart,
Spinoza y Scheweizer. Además de Freud y
Marx.
La teoría de Fromm es más bien una combinación de Freud y Marx.
Por supuesto Freud enfatizó sobre el inconsciente, los impulsos
biológicos, la represión y demás. En
otras palabras, Freud postuló que nuestro carácter estaba determinado por la
biología. Por otro lado, Marx
consideraba a las personas como determinados por su sociedad y más
especialmente por sus sistemas económicos.
Fromm añadió a estos dos sistemas deterministas algo bastante extraño a
ellos: la idea de la
Libertad. El animaba a
las personas a trascender los determinismos que Freud y Marx les
atribuían. De hecho, Fromm hace de la
libertad la característica central de la naturaleza humana.
Fromm en su libro “El Corazón del Hombre”, afirma que el ser humano
actual se caracteriza por su pasividad y se identifica con los valores del
mercado porqué el hombre se ha transformado a sí mismo en un bien de consumo y
maneja su vida como un capital que debe invertirse provechosamente. El hombre se ha convertido en un consumidor
sin límites, y el mundo para él no es más que un objeto para calmar su apetito.
Son de importancia sus estudios acerca de la relación que existe entre
los sistemas políticos totalitarios y las religiones monoteístas. Según Fromm, las religiones monoteístas educan a
los individuos en la obediencia ciega a una autoridad superior, que pone las
normas por encima de cualquier razón o discusión. Así el individuo queda reducido a un mero
servidor de un dios todopoderoso. Esta
mentalidad masoquista, adquirida desde la infancia, sería la base psicológica
que ha hecho que muchos hombres y mujeres sigan ciegamente a dictadores como
Hitler.
Publicó más de 30 títulos, algunos de tanta repercusión como “Anatomía
de la destructividad humana”, “Escape a la libertad”, “El hombre por sí mismo”,
“El lenguaje olvidado”, “La Sociedad Sana”, “La misión de Sigmund Freud” y “El
dogma de Cristo”, y otros ensayos sobre religión, psicología y cultura.
En “El arte de amar”, analiza el desarrollo del sentimiento amoroso, en
su opinión “única respuesta humana a los problemas de la existencia”, en tanto
que en “El miedo a la libertad” estudia la evolución de ese requisito de la
cualidad de hombre desde la Edad Media y profundiza en los mecanismos psicológicos
que llevan a la adhesión a los regímenes totalitarios. Su inconformismo se
expresa, sobre todo, en “La crisis del psicoanálisis”, mientras que su última
visión de las posibilidades humanas está reflejada en “La revolución de la
esperanza”.
Su legado ha quedado vigente en sus textos ejemplares en los que al
rigor científico se unen la sagacidad del observador de hechos sociales y la
vasta cultura de alguien que había trabajado intensamente en conocimientos
históricos, filosóficos y antropológicos.
Y a la vez la, la precisión y la elegancia de un literato de raza. En una ocasión Fromm se reconoció deudor en
cuanto a su concepción del mundo, de Marx y de Freud, “pero también de
Goethe”. La cita bien vale como una
definición de su espíritu, preocupado por hondas inquietudes acerca del
porvenir de la cultura de nuestro tiempo.
Estando en Mar del Plata, Argentina con mi amigo Pablo Alaguibe y
saboreando un rico café en la misma librería, disfrutamos de la conversación en
torno a este pensador. Encontramos una cantidad de libros de Fromm que no
habíamos tenido acceso antes. Entre
ellos uno titulado: “Recordando a Erich Fromm, Testimonios de sus alumnos sobre
el hombre y el terapeuta.” Mi amigo tuvo
la gentileza de hacerme este regalo que lo valoro enormemente y que ha sido el
tema de nuestras conversaciones en estos días: la vigencia del pensamiento de
Fromm y el atractivo que sigue teniendo sobre la juventud.