lunes, 29 de marzo de 2021

92 AÑOS CON MILAN KUNDERA

 



SOBRE LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER DE MILAN KUNDERA



Víctor Rey



Cuando estudiaba Ciencias Sociales en lo que fue ILADES, la institución que antecedió a la Universidad Alberto Hurtado de los Jesuítas. Allá por los años 88 y 89 un profesor nos habló y nos entusiasmó con esta novela. Confieso que no estaba al principio interesado en leer esta novela ya que mis intereses estaban en los ensayos políticos ya que vivíamos en esos tiempos el fin de la dictadura de Pinochet. Pero cuando comencé tímidamente a adentrarme en las páginas de esta novela me fue cautivando y me di cuenta que daba luces para el tiempo que me correspondió vivir ya que los personajes de la novela también vivían bajo una dictadura que fue el régimen comunista de la antigua Checoslovaquia. He vuelto a leerla después de casi 25 años y sigo cautivando por este texto tan vigente.

Acaso sea La Insoportable Levedad del Ser (1984) la obra cumbre del escritor Milan Kundera (1929), reconocido intelectual checo, en antaño simpatizante de ideas comunistas. En esta novela se percibe el drama de los checos frente a la invasión rusa que, durante la década de los sesentas, penetró de forma violenta en la vida privada de los ciudadanos para adaptarlos al nuevo modelo político y económico. Kundera revela así, su distancia ante el comunismo surgido en la Europa del Este.

Bueno, pero esto es tan sólo uno de los contenidos que pueden verse en la novela, pues su tema central es, como lo dice el título: la insoportable levedad del ser, cuestión que perfectamente cabría clasificarla dentro del existencialismo del siglo XX. Y es, precisamente, ese tejido de complejidades políticas, culturales y existenciales el que, por ejemplo, llevó a Philip Kaufman a dirigir la adaptación al cine de la novela en 1987, apenas tres años después de publicada.

En lo que atañe al argumento de la obra, principalmente la narración gira en torno a la vida de Tomás, el protagonista y, Teresa, su acompañante: una pareja que se encuentra unida por constantes dudas existenciales. Ambos sienten cómo sus vidas fluyen en altibajos y cómo brota la levedad en lo que respecta a su relación amorosa. Pero en la novela desfilan otros dos personajes cuya relación personal posee tintes filosóficos bien interesantes. Se trata de Franz, cuya idealización del amor hacia su amante Sabina, resulta en momentos desesperada e incomprendida, pues la chica es a la vez amante de Tomás.

En síntesis, se trata de un par de historias de amor o desamor, que entremezclan diversos juegos de celos, de fidelidad, de angustia, de lujuria, de monotonía, traición y un sin fin de etcéteras que vivimos todas las personas en nuestra interacción, pero que Kundera retrata con una astucia literaria que hace que los lectores sientan esa catarsis y esa identificación con lo que plantea respecto de lo humano, no sin olvidar la crítica cultural y política hacia la situación de la República Checa en 1968.

La historia de Tomás comienza con la reflexión de la idea mítica del eterno retornonietzscheana, por la cual todo lo vivido, ha de repetirse eternamente, sólo que al volver, lo hace de un modo diferente, ya no fugaz como ocurrió en el principio. El eterno retorno es la carga pesada, similar al hecho de tener que ver en las iglesias a Jesucristo siempre clavado en la cruz. Y aquí se empieza a vislumbrar el concepto de levedad:

El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive sólo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni enmendarla en sus vidas posteriores” (Pág. 16)

Tomás contrastará esta levedad con el proverbio alemán “Einmal Ist Keinmal”, que trae como idea central un concepto que explica que lo que se ha vivido alguna vez es como si nunca se hubiese vivido, porque muchas experiencias humanas quedan en el olvido, o se esfuman en el inconsciente, por la simple razón de ser únicas e irrepetibles. Tomás y Teresa conviven en una relación de pareja, que por igual tiene momentos de alegre coincidencia y amarga soledad, pero se sienten mucho más leves al saber que estos momentos son tan fugaces que no quedarán acaso sino en sus recuerdos. Y esto en parte es lo que hace insoportable su existencia.

Todas las personas consideran que el amor de sus vidas puede ser algo leve, sin peso alguno, como algo que tiene que ser asignado por el destino: “Es Muss Sein!” decía Beethoven. Tomás se repite a sí mismo esta frase, que en español vendría traduciendo un “tiene que ser”. Un poco arbitraria resulta la aseveración de Beethoven pero, sin duda alguna, las cuestiones que en nuestras vidas se presentan de una u otra forma pese a las circunstancias, tienen que ser como aparecen. Quizá esté en nuestras manos cambiar el “tiene que ser”, pero ello implica contrariar el poder de la todopoderosa naturaleza. Sin embargo, en los asuntos humanos, sí podemos decidir si las cosas “tienen que ser” así o no.

La historia de Tomás y Teresa sucede en Praga, en medio de la invasión rusa a la República Checa, es decir, durante la Guerra Fría. Ambos se conocieron a través de una serie de coincidencias que podrían parecer absurdas pero que, al mismo tiempo, son reales:

Hace siete años se produjo casualmente en el hospital de la ciudad de Teresa un complicado caso de enfermedad cerebral, a causa del cual llamaron con urgencia a consulta al director del hospital de Tomás. Pero el director tenía casualmente una ciática, no podía moverse y envío en su lugar a Tomás a aquel hospital local. En la ciudad había cinco hoteles, pero Tomás fue a parar casualmente justo a aquel donde trabajaba Teresa. Casualmente le sobró un poco de tiempo para ir al restaurante antes de la salida del tren. Teresa casualmente estaba de servicio y casualmente atendió la mesa de Tomás. Hizo falta que se produjeran seis casualidades para empujar a Tomás hacia Teresa, como si él mismo no tuviera ganas” (Pág. 43)
¿Es la casualidad un factor determinante en los aconteceres de la existencia? Perfectamente todo podría ser casualidad, el conocer a las personas en ciertas situaciones y lugares, el que a alguien le ocurra un accidente o una situación suertuda. Estas casualidades hacen un poco absurda la existencia, por lo cual hay que esperar la adecuada cadena de casualidades que nos permitan sentirnos a gusto en la vida. Alguna vez pensé que papá y mamá se unieron casualmente para traerme a mí a la vida y que, casualmente, tuve las condiciones necesarias para nacer: sin desearlo, podríamos ser fruto de una cadena de casualidades.

Kundera pretende hacernos ver estas casualidades como elementos que hacen insoportable la existencia, en tanto leve. “Solo la casualidad puede aparecer ante nosotros como un mensaje”, enfatiza el narrador de la historia, para contar que lo que ocurre necesariamente todos los días y se repite, ya no dice nada. Por esta razón, la casualidad está llena de encantos que hacen interesante la vida humana y permiten, por ejemplo, que dos personas se conozcan. Tomás y Teresa se unen con otras casualidades como lo son el amor hacía la música de Beethoven y la lectura de Tolstoi, pues ambos comparten ese gusto. De ahí que su mascota se llame Karenin, en honor a la obra maestra de Tolstoi: Ana Karenina.

Tomás y Teresa no son los únicos que sienten la insoportable levedad de su ser. También se encuentran Franz y Sabina, cuya historia se desarrolla en la travesía por diversas ciudades como Ginebra, Ámsterdam o Nueva York. Franz se entrega al enamoramiento y es capaz de sucumbir por el amor de Sabina, aunque esté casado con otra mujer llamada Marie-Claude. Él viaja constantemente por el mundo, llevando consigo a Sabina, para poder disfrutar su amor en donde nadie pueda molestarlos. Pese a esto, Franz no logra comprender en el fondo a Sabina y viceversa. Sus incomprensiones dan pie para un gran diccionario en el que se acuñan términos como:

Mujer: es un sino que le cae en suerte a quien nazca mujer. No se comprende necesariamente como uno de los dos géneros sexuales, sino como un valor. No todas las mujeres son dignas de ser llamadas mujeres. Franz valora la mujer que hay dentro de Sabina y, de igual manera, busca valorar a Marie-Claude, su esposa. Es algo irónico, pero Kundera hace ver este término de forma más espiritual que física.

Fidelidad y traición: para Franz la fidelidad es la primera de todas las virtudes. “La fidelidad le da unidad a nuestra vida que, de otro modo, se fragmentaría en miles de impresiones pasajeras como si fueran miles de añicos.” Por otra parte, la “traición significa abandonar las propias filas e ir hacia lo desconocido”.

Estas son algunas de las muchas incomprensiones que rondan en esta singular pareja de amantes, cuyas situaciones los llevará a sufrir inevitablemente la insoportable levedad del ser.

Jean François Lyotard, en sus muchos textos, habló acerca del grado cero de la cultura general contemporánea. Se trata del eclecticismo, en donde el juicio estético ha llegado a niveles altos de vulgarización. El Kitsch surge como una forma en donde el arte halaga el desorden que reina en los gustos de los aficionados. Kundera habla acerca del origen de este término, cuya aparición como palabra se remonta a mediados del siglo XIX en Alemania, encerrando una relación con los ideales estéticos de la época. Al respecto señala:

De eso se desprende que el ideal estético del acuerdo categórico con el ser es un mundo en el que la mierda es negada y todos se comportan como si no existiese. Este ideal estético se llama Kitsch” (Pág. 254)

Invito a releer esta novela y a las nuevas generaciones a buscar luces en para este tiempo en este texto.

lunes, 22 de marzo de 2021

En el 41 aniversario de su muerte



 EL LEGADO DE LA VIDA DE MONSEÑOR ROMERO

Víctor Rey

El legado más importante de su vida fue el ofrecimiento de su propia vida a favor del pueblo al que amaba. Romero pensaba que “el mayor testimonio de fe en un Dios de Vida es el testimonio de aquellos que están dispuestos a dar su propia vida”. Poco antes de su muerte, el afirmaba: El martirio es una gracia que yo creo que no merezco. Pero, si Dios acepta el sacrificio de mi vida, quiero que mi sangre sea semilla de libertad y un signo de que esta esperanza se convertirá pronto en realidad. Que mi muerte, si es aceptada por Dios, esté al servicio de la liberación de mi pueblo y sea un testimonio de esperanza en el futuro.


En ese mismo tiempo, unos días antes de su muerte, Romero insistía en lo siguiente: “Debo decirle que, como cristiano yo no creo en una muerte sin resurrección. Si me matan, yo resucitaré en el pueblo salvadoreño”. La fe Romero en el Dios de la vida, aunque rodeada de amenazas de muerte, ha inspirado a innumerables personas que han luchado a favor de la justicia, incluyendo a Ignacio Ellacuría y a los otros cinco jesuitas y a las dos mujeres que fueron asesinados el 16 de noviembre de 1989 en las dependencias de la Universidad Centroamericana. Actualmente el Centro Oscar Romero se encuentra en el lugar donde ellos fueron asesinados.


Romero había sido un piadoso hombre de Iglesia, un sacerdote culto, amigo de la justicia, aunque alejado de la vida real de su pueblo. Pero unas semanas después de haber sido nombrado arzobispo, el 22 de febrero de 1977, uno de sus colaboradores, el P. Rutilio Grande SJ, fue asesinado por los escuadrones de la muerte. Ese acontecimiento transformó su vida y, desde ese momento hasta su muerte, a lo largo de tres años de intenso compromiso episcopal se convirtió en la voz de los que no tenían voz, denunciando los crímenes de la dictadura económica y social de su pueblo y anunciando de una forma muy concreta las exigencias y dones del evangelio, en sus homilías radiadas cada domingo a todo el país. De esa manera puso de relieve la presencia de Cristo en los pobres, empobrecidos y asesinados:


Romero se enfrentó a los desafíos políticos de su tiempo, pero no fue sólo un activista social, sino también un hombre de honda espiritualidad, de manera que sus tres años de “vida pública” vinieron a convertirse en sus años de “universidad cristiana”. En ese tiempo, en contacto con los oprimidos de su pueblo, denunciando la injusticia y violencia de los asesinos, pero siempre desde la paz de Dios, fue descubriendo y expresando el verdadero pensamiento cristiano. De esa forma vino a convertirse en testigo de que la justicia debe ocuparse de las realidades históricas de este mundo, manteniendo siempre la dimensión trascendente del evangelio. Así afirmaba siempre que sin Dios no puede hablarse de liberación, pero sin liberación no puede hablarse tampoco de Dios en sentido cristiano.


A lo largo de esos tres años intensos de episcopado liberador, Romero intentó que la sociedad no cayera en manos de la pura violencia y, sin embargo, en un sentido externo, él fracasó, pues le asesinaron los poderes oficiales de la violencia. Más aún, tras su muerte, el país por el que vivió (El Salvador) vino a caer en una gran guerra civil. A pesar de eso o, quizá mejor, por ello mismo (a través de su martirio), Romero ha ofrecido uno de los testimonios mayores de vida cristiana en el siglo XX. Él mismo afirmaba, poco antes de morir, sabiendo que podían asesinarle en cualquier momento (pues nunca aceptó escoltas o medidas extraordinarias de seguridad, que la gente del pueblo no podía permitirse), que el mayor testimonio de fe en un Dios de Vida es el testimonio de aquellos que están dispuestos a dar su propia vida.

Desde esta perspectiva, Monseñor Romero aparece como uno de los grandes pensadores cristianos del siglo XX. Así pudo decir: Como cristiano, yo no creo en una muerte sin resurrección. Si me matan, yo resucitaré en el pueblo salvadoreño.



miércoles, 17 de marzo de 2021

A 121 años de su nacimiento y 41 años de su muerte

 



LA INFLUENCIA DE LOS PROFETAS EN ERICH FROMM


Víctor Rey


El humanismo- que en términos más sencillos implica la creencia en la unidad de la raza humana y en el potencial del hombre para perfeccionarse a través de sus propiosesfuerzos- tiene una larga y variada historia que se remonta a los profetas hebreos y los filósofos griegos”. (Erich Fromm)



Erich Fromm (1900-1980) a través de mucho de sus libros examina este tema como por ejemplo en: El humanismo socialista, El amor a la vida, Psicoanálisis de la religión, Las cadenas de la ilusión, Y seréis como dioses, El Dogma de Cristo.


Los libros de los profetas y los salmos fueron una fuente de inspiración para Fromm aún después de haber abandonado la práctica de la religión judía. En su libro “Y seréis como dioses” realiza una interpretación de esa tradición judía en la cual se educó.


Lo conmovían los escritos de Isaías, Amós y Josué, no por sus premoniciones y anuncios de calamidades sino por la promesa de la llegada del juicio final, momento en el cuál las naciones transformarían las armas en arados, las lanzas en podaderas y dejarían de empuñar la espada contra otras naciones. Pero los profetas también les anunciaban a los hombres que podían encontrar las respuestas a su existencia en el amor y la razón, y que éstas estaban estrechamente vinculadas a otros dos valores fundamentales: la humildad y la justicia.


Pero hubo otros pasajes de la Biblia que también impactaron hondamente en Fromm como la desobediencia de Adán y Eva, la súplica de Abraham ante Dios para que salvara a los habitantes de Sodoma y Gomorra, y la misión de Jonás en Nínive, todos ellos merecieron reiteradas menciones en sus escritos. Los profetas bíblicos anunciaban la verdad, eran quienes, en nombre de Dios, presentaban a los hombres las alternativas para que ellos decidieran de acuerdo a su conciencia, también les advertían sobre las consecuencias que les traería cada una de esas opciones, pero luego dejaban que fueran los propios hombres los que adoptaran sus decisiones, es decir, que eran ellos quienes debían asumir su responsabilidad ante la historia. Así como los profetas anunciaban la existencia de un único Dios también ponían el acento en las cuestiones inherentes al comportamiento en la vida cotidiana. Del Antiguo Testamento se desprende que el hombre tiene tanto la capacidad para hacer el bien como para hacer el mal, y que debe optar entre ellos Según la interpretación de Fromm de los libros sagrados el papel de Dios en la historia no consistía en intervenir en los acontecimientos humanos, su participación se limitaba a enviar a sus mensajeros que anunciaban la existencia de Dios y que el fin del hombre era hacerse semejante a El, es decir defender el amor, la verdad y la justicia. Además de mostrarles las opciones, también alzaban su queja cuando los hombres se desviaban del camino trazado por Dios, la función del profeta no era meramente espiritual también se preocupaba por las Fromm mostró en sus trabajos como el concepto del Dios fue variando desde ser un Dios autoritario que no aceptaba y castigaba violentamente cualquier desobediencia a uno mucho más comprensivo de las debilidades humanas. Dios continuaba castigando y premiando le otorgaba al Hombre la posibilidad de ser libre pues la norma más alta de su desarrollo es la libertad. Un aspecto primordial fue la lucha de los profetas contra los ídolos, la idolatría provocaba que los hombres concluyeran siendo esclavos, pues someterse a ellos implicaba adorar cosas materiales, perdiendo en ese proceso la identidad y la libertad. Fromm traía a colación la idea de la lucha de los profetas contra la idolatría para señalar que en la actualidad también había ídolos que la gente adoraba y que hoy asumían la forma del consumo, de la producción de mercancías, del poder, etc., a ellos rinde pleitesía y se esclaviza porque cada vez es más dependiente en su búsqueda por obtenerlos. La idolatría es incompatible con la libertad y la independencia porque es una manifestación alienada de los propios poderes del hombre y deriva en una adhesión sumisa al ídolo. Los profetas manifestaban que la adoración a Dios y no a los ídolos era una forma de liberación, la sumisión a Dios fue disminuyendo a medida que el concepto de Dios se fue desarrollando y el Hombre se fue convirtiendo paulatinamente en un socio de Dios. Veamos brevemente algunas de las muchas condenas a la idolatría que se encuentran en el Antiguo Testamento: “Aquél día, el hombre arrojará a los topos y murciélagos los ídolos de plata y los ídolos de oro que se había fabricado para adorarlos, y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las grietas de los peñascos, lejos del Terror del Señor y del esplendor de su majestad, cuando él se levante para llenar la tierra de espanto.” (Isaías 2: 20-21). “Por eso, di a la casa de Israel: Así habla el Señor: Conviértanse, apártense de sus ídolos; aparten su rostro de todas sus abominaciones. Porque si un hombre de Israel, o un extranjero que reside en Israel, se aleja de mí, erige en su corazón un altar para sus ídolos y pone delante de sí lo que es ocasión de sus culpas, y si luego se presenta el profeta para consultarme, yo mismo, el Señor, me veré obligado a responderle. Volveré mi rostro contra ese hombre, haré que sirva de escarmiento y de ejemplo, y lo extirparé de en medio de mi pueblo. Así ustedes sabrán que yo soy el Señor.” (Ezequiel 18:9-10). También los profetas anunciaron un tiempo mesiánico donde el hombre podía lograr su salvación por el perfeccionamiento de sí mismo. La idea mesiánica implicaba la llegada de una nueva era de paz donde los hombres vivirían solidariamente y en armonía entre los individuos, los pueblos, los sexos y entre los hombres y la naturaleza. En el tiempo mesiánico el Hombre habrá de nacer plenamente, cuando fue expulsado del paraíso perdió su hogar, pero en esa era volverá a encontrarlo. Hay una relación dialéctica entre el paraíso y el tiempo mesiánico, el primero es la edad de oro en el pasado, el segundo lo será en el futuro, son similares porque en ambos existe la armonía pero diferentes en tanto el hombre habrá logrado un mayor desarrollo que no poseía en el pasado.


En la profecía de Miqueas no sólo desaparecerá la guerra sino que también el miedo, pero esto sólo podrá ser realidad cuando nadie tenga el poder ni el deseo de atemorizar a los demás. Ni siquiera el hombre necesitará del concepto de Dios, aún cuando cada pueblo pueda seguir creyendo en el suyo, pero donde el fanatismo religioso habrá desaparecido, el hombre habrá obtenido la paz y libertad y por lo tanto importará muy poco cuales sean las ideas que la Humanidad utilice para describir sus valores supremos. El tiempo mesiánico también expresará la universalidad del hombre y por lo tanto éstos dejarán de destruirse mutuamente y se superará la división entre las naciones, cuando llegue ese tiempo el hombre podrá ser plenamente humano y dejarán de existir los conceptos de “extranjero” y de “pueblo elegido”. “El será juez entre las naciones y árbitro de pueblos numerosos. Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra”. Nos dice su biógrafo, Rainer Funk, que la visión de una paz universal y la idea de armonía entre las naciones lo conmovieron desde muy temprano a los 12 o 13 años, posiblemente su interés en la paz y en el internacionalismo radicaba en su condición de niño judío en un ambiente cristiano y viviendo episodios transitorios de antisemitismo, además debe considerarse que la Primera Guerra Mundial lo afectó profundamente.


Durante la conflagración se vio sorprendido por la actitud de conocidos suyos que de pacifistas convencidos pasaron en poco tiempo, a ser fervorosos partidarios de la guerra, desde entonces sospechó del argumento que las armas servían para preservar la paz.


Los profetas enseñaban que los hombres debían practicar dos de las principales cualidades que caracterizaban a Dios, es decir, el amor y la justicia. “Ese es el ayuno que yo amo oráculo del Señor- soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo, cubrir al que veas desnudo.” Isaías 58: 6-7).


Erich Fromm fue un profeta contemporáneo que nos ha ayudado mucho a entender nuestras sociedades de consumo. Como los profetas bíblicos a anunciado y denunciado las injusticias. También ha anunciado y proclamado la esperanza de una nueva sociedad, más humana, más justa, más solidaria, más libertaria. Hoy más que nunca es necesaria su lectura y discusión de los temas que estudió.

miércoles, 10 de marzo de 2021

100 años de Astor Piazzola

 



ASTOR PIAZZOLA EL GENIO QUE REVOLUCIONO EL TANGO

Víctor Rey

Personalmente no me gustaba el tango. Recuerdo que cuando era niño veía a mi padre escuchando en una vieja radio, todos los domingos en la tarde un programa de tangos que se extendía hasta el anochecer. Creo que se llamaba: “Compases al atardecer”. Por eso para mí el tango tenía esa tristeza que canta Víctor Heredia: “Tengo una nostalgia de domingo por llover.”, yo digo: una nostalgia de domingo al atardecer.

Más tarde en la universidad encontré un libro de Ernesto Sábato titulado: Tango Discusión y Clave. Lo leí con sospecha, pero me ayudó a entender este arte y me dejó pensando una de sus frases: “El tango es eminentemente metafísico”. Estaba estudiando filosofía así que le puse atención a las letras, música y baile. Mi impresión por el tango fue cambiando. Pero cuando escuché por primera vez a Astor Piazzola comprobé que el tango es metafísica, más aún después de haber escuchado, “Balada para un Loco”.

También agradecí la música que puso a la película chilena sobre el Golpe de Estado, de Helvio Soto: “Llueve sobre Santiago”, donde destaca el tango dedicado a Salvador Allende.

Ástor Pantaleón Piazzolla nació el 11 de marzo de 1921 en Mar del Plata, y en sus 71 años de vida alcanzó una inigualable obra con alrededor de mil composiciones originales. A los 8 años de edad, su padre le regaló un bandoneón con el que inició sus estudios en Nueva York, donde residía su familia, y desde entonces emprendió un camino lleno de aventuras.

Allí en la Gran Manzana tuvo un temprano y mitológico encuentro con Carlos Gardel, durante la filmación de la película “El día que me quieras”, donde Piazzolla interpretó a un canillita. El joven Ástor sacó a relucir su bandoneón detrás de escena y mereció una recordada frase del "Zorzal", quien le sentenció: "Vas a ser grande, pibe, pero el tango lo tocás como un gallego".

El gran Ástor, que emergió del mejor linaje de la tradición tanguera formando fila en la orquesta de Aníbal Troilo, fue educado sin embargo en la música erudita y entrenado en el lenguaje del jazz. Así es como dio al tango una nueva faceta, más rica y compleja, que le valió la crítica de la vieja guardia y hasta de Borges, con quien tuvo varios desacuerdos por el disco que grabaron juntos en 1965,”El tango”.



Mi audacia está en la armonía, en los ritmos, en los contratiempos, en el contrapunto de dos o tres instrumentos, que es hermoso y buscar que no siempre sea tonal, buscar la atonalidad”, dijo el propio músico sobre su arte. A través de los diversos conjuntos que formó, entre ellos el Octeto Buenos Aires, Piazzolla impulsó una transformación que lo alejó del reconocimiento inicial hacia otras formas musicales para, finalmente, volver al canon que ocupa en la actualidad.

Su legado trasciende los géneros y hoy es una referencia obligada a la hora de componer tangos, a la vez que representa un desafío para quienes desean seguir sus pasos, por cuanto logró un estilo muy personal con el que fusionó el lenguaje culto y el popular, algo novedoso para su época y que aún es muy difícil imitar en el presente.

Entre sus trabajos más reconocidos se cuentan los temas “Oblivión", “Libertango" y “Adiós Nonino”. Sus últimos años, acaso los de mayor difusión de su música, los dedicó a una mayor exploración en la música sinfónica. Murió el 4 de julio de 1992 afectado por una trombosis cerebral. 

En la ciudad de Mar del Plata en la Plaza Bicentenario al lado de la gran pileta, su ciudad natal lo ha honrado con una estatua a escala humana, donde Piazzola con su bandoneón sigue tocando, ya sea con días de lluvia y de sol. Cuando viví en esa hermosa ciudad caminaba por esa plaza, siguiendo la ruta de los lugares donde vivió y se presentó, siempre lo pasaba a saludar y colocar mi brazo sobre su hombro y le decía al oído: gracias maestro.

domingo, 7 de marzo de 2021

La ciudad en la que quiero vivir

 



LA CIUDAD EN LA QUE YO QUIERO VIVIR

Víctor Rey

La ciudad en que yo quisiera vivir debe ser socialmente equitativa, que haga buen uso de los impuestos, que combine variables arquitectónicas, urbanísticas y ambientales y que se ajuste a procesos de planeación modernos e inclusivos.

Esto se debe traducir en que la gente tenga espacios para la movilización peatonal, escenarios para el esparcimiento, zonas verdes para la gestión ambiental, servicios públicos de buena calidad, vías amplias para el tránsito automotor, ciclovías amplias y seguras, sistemas de transporte público confiables y legalización y formalización de las zonas marginales.

Esa ciudad debe estar abierta a debatir sobre si su gestión urbana debe propiciar la Dispersión o la Concentración. Tiene que tener un balance real de su amueblamiento urbano. Ser capaz de mapear la disponibilidad de tierra. Actualizar el catastro sin afectar la salud económica de las familias. Intervenir decididamente sobre los procesos de gentrificación urbana para evitar conflictos de convivencia local.

Lo ideal es vivir en una ciudad donde no prevalezca un Alcalde Marca sino una Administración de Consensos y Objetivos. Donde se privilegien acciones culturales y se respete la relación entre Diferencia y Diversidad. Y donde se piense el desarrollo en función de concertaciones regionales para la complementariedad, el emprendimiento y la competitividad.

Esa ciudad debe lograr que el gobierno local procure construir un modelo de intervención social y económica que contribuya a mejorar los indicadores de desarrollo humano, buscando que sus habitantes puedan gozar de una vida más larga y digna, acceder fácilmente a los servicios de educación y contar con los recursos mínimos para prodigarse una vivienda confortable y una alimentación permanente.

Los ciudadanos deberían tener la posibilidad de exigir (y que se les cumpliera) que el proceso de rendición de cuentas sobre la actividad de los asuntos públicos no se convirtiera en un espectáculo circense y fuera el escenario propicio para debatir sobre cómo avanza el gobierno, teniendo como punto de partida indicadores técnicos y no discursos efectistas.

La ciudad ideal, y que se puede conseguir, debe ser muy fuerte en procesos de control social, donde la participación ciudadana sea efectiva y donde se pongan en marcha observatorios temáticos sobre políticas públicas, espacio público, seguridad y desarrollo económico, entre muchos otros temas, con lo cual se pueda alcanzar un verdadero Crecimiento de Base Ancha, que es como llaman los especialistas a una democracia incluyente, donde los gobiernos tratan a sus gobernados como personas adultas e inteligentes.

La decisión de vivir en una ciudad que cumpla con estos requisitos está en cada uno de nosotros. Lo importante es saber elegir al más competente para orientar estos sueños. En muchas regiones del mundo han logrado que las ciudades sean verdaderos espacios de convivencia y de buen vivir. ¿Por qué no lo intentamos nosotros?

lunes, 1 de marzo de 2021

Un año sin Ernesto Cardenal



 ERNESTO CARDENAL Y SU VOCACION POLITICA Y POETICA

Víctor Rey


'Nací poeta', relata Cardenal, “y esa fue mi primera vocación”'. Luego experimentaría una conversión religiosa que lo llevó a la vida contemplativa en un monasterio trapense, y, por último, dice haber reconocido que la voluntad de Dios es también la transformación del mundo. Para el escritor, las tres vocaciones son una sola.

¿Es posible ser poeta en un mundo globalizado, en el que el capitalismo ha aplastado muchas de las luchas por la equidad social? El poeta Cardenal, contó en su recital, dice que sí, que no sólo es posible, sino necesario, ya que la poesía siempre ha servido para mejorar la sociedad. Ya en los profetas bíblicos ve Cardenal una denuncia poética de las injusticias de la época, y la anunciación de un mundo nuevo. 'Creo que el poeta debe seguir el ejemplo de los profetas bíblicos', comenta.

La revolución es evolución acelerada’, define el autor. Según él, se dan movimientos revolucionarios en todas las artes y las ciencias, y también en los sistemas sociales. Cardenal ve la revolución como un proceso de transformación que no necesariamente debe ser violento. 'La lucha armada se ve justificada', explica citando a Pablo VI, cuando una dictadura es prolongada y evidente. Pero, aclara, 'las mejores revoluciones son pacíficas, democráticas, libres y sin imposición alguna'.