jueves, 29 de octubre de 2020

55 años de la Nostra Aetate

                                                                           

A 55 años de la Declaración Nostra Aetate

Víctor Rey



Este año he participado en los encuentros de la Confraternidad Judeo Cristiana que se realizan mensualmente en Santiago de Chile. Ahí he representado a la Comunidad de Reflexión y Espiritualidad Ecuménica (CREE). Uno de los temas que se han tratado en estas reuniones es relativo a los 55 años de la Declaración Nostra Aetate, de fecha 28 de octubre de 1965, sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. Esto me ha motivado a leer esta Declaración que marca un hito importante en la historia de las relaciones entre judíos y católicos, y de alguna manera hacia todas las iglesias cristianas. Fruto de esta lectura me ha motivado poner por escrito alguna de las impresiones que he recibido de este documento.

La Declaración está enmarcada en un contexto profundamente modificado por el recuerdo de las persecuciones y matanzas sufridas por los judíos en Europa inmediatamente antes y durante la segunda guerra mundial.

A pesar de que el cristianismo haya nacido dentro del judaísmo y haya recibido de él algunos elementos esenciales de su fe y de su culto, la fractura se ha hecho cada vez más honda, hasta el punto de llegar casi a una mutua incomprensión.

Al cabo de dos milenios, caracterizados demasiado a menudo por la ignorancia mutua y frecuentes enfrentamientos, la Declaración Nostra Aetate brindaba la ocasión para entablar o proseguir un diálogo con miras a un mejor conocimiento recíproco. Durante los nueve años transcurridos, a partir de la promulgación de la Declaración, se han emprendido numerosas iniciativas en distintos países. Estas han dado lugar a desentrañar mejor las condiciones, dentro de las cuales es posible elaborar y fomentar nuevas relaciones entre judíos y cristianos. Parece que ha llegado el momento de proponer, siguiendo las orientaciones del Concilio, algunas sugerencias concretas, basadas en la experiencia, con la esperanza de que sirvan para tratar de hacer realidad en la vida de las iglesias los propósitos expuestos en el Documento conciliar.

Partiendo de dicho Documento, aquí hay que recordar solamente que los vínculos espirituales y las relaciones históricas que unen a las iglesias con el judaísmo condenan como contrarias al espíritu mismo del cristianismo todas las formas de antisemitismo y discriminación, cosa que de por sí la dignidad humana basta para condenar. Con mayor razón estos vínculos y relaciones imponen el deber de una mejor comprensión recíproca y de una renovada estima mutua. De manera positiva es importante, pues, concretamente, que los cristianos procuren entender mejor los elementos fundamentales de la tradición religiosa hebrea y que capten los rasgos esenciales con que los judíos se definen a sí mismo a la luz de su actual realidad religiosa.

El diálogo presupone un deseo mutuo de conocerse y de ampliar e intensificar este conocimiento. Constituye un medio privilegiado para facilitar un mejor conocimiento mutuo y, concretamente en el caso del diálogo entre judíos y cristianos, para conocer más a fondo las riquezas de la propia tradición. Condición para el diálogo es respetar al interlocutor tal como es y, sobre todo, respetar su fe y sus convicciones religiosas.

Si bien es verdad que en este terreno reina todavía un clima de recelo bastante extendido, motivado por un pasado deplorable, los cristianos, por su lado, han de saber reconocer su parte de responsabilidad y sacar las consecuencias prácticas para el futuro.

Deberán recordarse los vínculos existentes entre la liturgia cristiana y la liturgia judía. La comunidad de vida al servicio de Dios y de la humanidad por amor a Dios, tal como se realiza en la liturgia, es una característica tanto de la liturgia judía como de la cristiana. Para las relaciones judeo-cristianas es necesario conocer los elementos comunes de la vida litúrgica (fórmulas, fiestas, ritos, etc.), en los que la Biblia ocupa un lugar esencial.

Aunque todavía queda mucho trabajo por hacer, se ha llegado en los últimos años a una mejor comprensión del judaísmo y de su relación con el cristianismo, gracias a las enseñanzas de las iglesias, a los estudios e investigaciones de los especialistas y también al diálogo iniciado. A este respecto merecen recordarse los puntos siguientes:

El mismo Dios, "inspirador y autor de los libros de ambos Testamentos" es quien habla en la Antigua y en la nueva Alianza.

El judaísmo de tiempo de Cristo y de los Apóstoles era una realidad compleja, que englobaba todo un mundo de tendencia, de valores espirituales, religiosos, sociales y culturales.

El Antiguo Testamento y la tradición judía en él fundada no deben considerarse opuestos al Nuevo Testamento, como si constituyesen una religión solamente de justicia, de temor y legalismo, sin referencia al amor de Dios y del prójimo.

Jesús, lo mismo que sus apóstoles y gran parte de sus primeros discípulos, nació del pueblo judío. Y aunque la enseñanza de Jesucristo tiene un carácter de profunda novedad, no por eso deja de apoyarse, repetidas veces, en la doctrina del Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento está profundamente marcado todo él por su relación con el Antiguo.

La historia del judaísmo no termina con la destrucción de Jerusalén, sino que ha seguido adelante desarrollando una tradición religiosa, cuyo alcance, si bien asumiendo, a nuestro parecer, un significado profundamente diferente después de Cristo, sigue, no obstante, siendo rico en valores religiosos.

La tradición judía y cristiana, fundada en la Palabra de Dios, es consciente del valor de la persona humana, imagen de Dios. El amor al mismo Dios debe traducirse en una acción efectiva en favor de los hombres. De acuerdo con el espíritu de los profetas, judíos y cristianos colaborarán gustosos para la consecución de la justicia social y de la paz, a nivel local, nacional e internacional.



Animo a los cristianos, judíos y amigos de otras religiones a leer esta Declaración que tiene una vigencia extraordinaria y que nos ayudará a vivir y aportar un grano de paz y armonía en este tiempo en el cual han vuelto a surgir los fundamentalismos y fanatismos religiosos y políticos. El texto del Profeta Miqueas 6:8 es válido para este tiempo: “Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que YAHVEH de ti reclama: tan solo practicar la justicia, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios”. (BDJ)

miércoles, 14 de octubre de 2020

A un año del estallido social en Chile

 


LA PRIMAVERA DE CHILE


El derecho de vivir en paz” (Víctor Jara)



Víctor Rey



Esta primavera chilena del 2019 será recordada como la más caliente de los últimos 50 años pero la más turbulenta en el ámbito social, económico, político y cultural en las últimas décadas. Hace mucho tiempo que se hablaba que los jóvenes chilenos no se interesaban en la política, en los social y económico. Pero las cosas han cambiado y hoy estamos sorprendidos por la fuerza, la energía de este movimiento y quedamos más que sorprendidos por su compromiso y la claridad en la exposición de sus ideas. Este movimiento juvenil que comenzó con el reclamo del alza del precio del metro y que se ha transformado en un movimiento ciudadano está cambiando el rostro de Chile, se ha transformado en una grata sorpresa para todos. Ha sido como encender una chispa que ha quemado a toda la sociedad chilena sin importar edades, clases sociales, género, etc.


Lo que están planteando los jóvenes en Chile, es cambiar la manera de hacer las cosas, ese es el desafío. Tras décadas de exitosas transformaciones, que han disminuido los niveles de pobreza, fortalecido la economía, mejorando la infraestructura y la cobertura de los servicios básicos, así como profundizando los derechos de los ciudadanos y adecuado muchas de las instituciones a las nuevas exigencias, el país se enfrenta a desafíos de otro tipo.


Hoy las personas tienen mayor libertad y las instituciones ejercen un control más indirecto sobre sus acciones. Por lo mismo, en muchos ámbitos hacer cambios en Chile hoy es más difícil, pero no imposible. Es necesario tomar en cuenta exigencias simultáneas de múltiples actores, y considerar las formas relativamente autónomas e impredecibles en que éstos se relacionan para perseguir sus fines. Construir desarrollo hoy significa tener la capacidad de manejar entornos inciertos y complejos que resultan de esa mayor independencia que han adquirido las prácticas cotidianas.


Chile ha cambiado mucho en las tres últimas décadas. En su entramado institucional, en su economía, en su cultura, la sociedad chilena es hoy muy distinta de la de hace tan sólo un cuarto de siglo.


Estos cambios han tenido en general un signo muy positivo. El desarrollo del país ha permitido una mejor calidad de vida a sus habitantes. El Índice de Desarrollo Humano que año a año publica la ONU es prueba fehaciente de estas transformaciones. En efecto, Chile presenta un incremento constante de su IDH en las últimas décadas, y hoy se sitúa entre los países que tienen un desarrollo humano alto, ocupando además un lugar de avanzada en el contexto latinoamericano.


Este progreso es percibido y valorado por las personas. Sin embargo, la percepción cambia cuando la mirada se pone en el futuro. Las personas comienzan a dudar de que esta marcha adelante se pueda sostener en el tiempo y que puedan seguir realizándose los cambios que se requieren. En otras palabras, si bien la ciudadanía es consciente del progreso del país, comienza a hacerse mayoritaria una visión del futuro más bien plana. Ni mejor ni peor. Las percepciones parecen remitir a la idea de que lo alcanzado hasta ahora asegura que los avances continuarán en el futuro. Hay algo en el presente que frena la marcha.


Pareciera no tratarse de un problema de recursos. Chile dispone hoy de muchos recursos para la inversión pública y privada. Tampoco de consensos y voluntades sociales: la urgencia de introducir mejoras cualitativas en los diversos ámbitos de la organización del país forma parte ya del sentido común.


Las miradas hoy en día se dirigen más bien hacia aquellas maneras de hacer las cosas que parecen impedir el aprovechamiento del nuevo piso de oportunidades y enfrentar los desafíos que surgen de él. La agenda noticiosa y las conversaciones cotidianas se llenan de críticas a iniciativas tanto públicas como privadas cuyo común denominador es el modo en que se llevan a cabo las acciones.


Muchos creen que desde ahora existe un antes y un después de esta primavera del 2019 o que en estos meses será recordado como aquellos en los cuales la historia del país giró en 180 grados. La idea es que hay un cambio que cruza aspectos políticos, económicos, sociales y culturales. En este movimiento, en sus asambleas, marchas, corridas, hay mucha arte y mucha política. Hay mucha energía, mucho entusiasmo que está latente en la sociedad chilena.


Aunque con ciertos matices interpretativos, hace rato que los estudios de opinión pública y los cientístas sociales dan cuenta de una sociedad diferente. Esta es una ciudadanía que muestra distintos tipos de liberalidad. Las encuestas muestran tolerancia a la diversidad sexual, rechazo a la censura, desprecio por la clase política, rechazo a las jerarquías, apertura a la no discriminación, apertura a nuevas formas de cultura.


Un punto de partida para este cambio cultural lo encontramos en junio del 2002 cuando a las siete de la mañana, con apenas dos grados de temperatura, a la misma hora que Brasil y Alemania disputaban la final del Mundial, más de cuatro mil personas festejaban desnudas en plena Costanera al lado del Parque Forestal. Un tal Spencer Tunick, ni político ni cantante, ni líder de una secta, sino fotógrafo, los había convocado. Su invitación consistía en participar de una acción de arte, pero terminó siendo mucho más que eso. Hay un deseo reprimido de expresarse, de rebelarse contra las fuerzas que nadie sabe cuáles son y que reprimen. El sistema político, económico, las iglesias, el gobierno. Un malestar que no se canaliza solamente por la política.


Ya en el informe de del Programa de Desarrollo Humano (PNUD) del año 2011 se entregaba una exhaustiva mirada a los chilenos. Se habla de que el país está viviendo un profundo cambio cultural, en que la imagen de lo chileno se ha vuelto difusa y poco creíble. La sociedad no tiene imagen de sí misma, pues para la mayoría de las personas los referentes colectivos han dejado de ser verosímiles. Según la encuesta que realizó el 2011, el 28% consideraba difícil decir que es “lo chileno” y el 30% que no se puede hablar de “lo chileno” porque somos todos distintos.


Todo lo que está pasando con el movimiento estudiantil que es un movimiento ciudadano promueve una liberación y por eso es tan querido por todos. Participar de las marchas, las asambleas, los conciertos, los recitales, los cabildos, los eventos producen un goce de la gente de desprenderse de las exigencias morales y demandar libertad personal y comunitaria.


Podemos decir con toda certeza que Chile ya no será el mismo después de esta sorpresiva primavera del 2019. Que para llegar a este estado se ha necesitado mucha imaginación, y gracias a Dios los jóvenes es lo que más tienen.

miércoles, 7 de octubre de 2020

En el cumpleaños 58 de James Bond

                                                                     


                                                  

SU NOMBRE ES BOND; JAMES BOND

Víctor Rey

Este 5 de octubre se celebra el Día Mundial de James Bond, del famoso agente secreto 007. Este día del año 1962 se conmemora el día del estreno de la primera película (El Satánico Dr. NO), de la serie de 24 que hasta la fecha se han realizado. Durante todo este día se celebran eventos en todas partes del mundo para sus fans. Estos consisten en exhibición de sus películas, muestras de los artilugios usados por el personaje, conciertos con la música de sus películas, exposiciones y conferencias sobre sus films y su influencia en el cine y en las artes en general.

Personalmente he visto todas sus películas desde que era niño. Y cada cierto tiempo vuelvo a verlas y compararlas con las nuevas versiones, con los nuevos actores. También disfruto mucho con las bandas sonoras de sus films.

Como todo el mundo sabe, el inglés Ian Fleming, actor y escritor, fue el creador del espía más famoso y reconocido de todos los tiempos. El comandante James Bond, agente 007 del Servicio Secreto de Inteligencia Británico “con licencia para matar”, fue creado por Fleming mientras vacacionaba en Jamaica, en su casa llamada “Goldeneye”. Su nombre lo toma prestado del ornitólogo americano James Bond, autor del libro “Birds Of The West Indies”, por considerarlo masculino, simple, breve y de origen anglosajón. El ornitólogo le devolvió el favor utilizando el nombre del escritor para denominar una especie rara de pájaros jamaiquinos.

Por otra parte, el origen del número 007 tiene varias teorías. Una dice que el prefijo 00 se le daba a documentos del Whitehall que Ian Fleming veía todos los días mientras trabajaba para la División de Inteligencia Naval. Otra es la que dice que el Duque de Marlborough, John Churchill (el antepasado de), utilizaba el código 00 para los espías que trabajaban para él en la Guerra de Sucesión Española.

Por último, el número también es atribuido a John Dee, considerado el primer espía inglés, que estuvo al servicio de la Reina Isabel I. Se lo conocía por el número 007 cuando trabajaba para la inteligencia británica: el doble cero simulaba dos ojos (que quería decir que el mensaje era “sólo para sus ojos”) y el 7 se añadía como referencia al número de la suerte. La primera novela en la que aparece el espía es “Casino Royale”, publicada el 13 de abril de 1953, y automáticamente se convirtió en un éxito. Fleming escribiría doce novelas más y nueve novelas cortas sobre el agente secreto hasta su muerte en 1964.

James Bond también tuvo su versión en cómics en una tira que salía en el diario Daily Express con dibujos de John McLusky y luego de Yaroslav Horak. De 1958 a 1966, McLusky adaptó 13 de las novelas y cuentos cortos escritos por Fleming. En 1982 volvió a dibujar al personaje para cuatro nuevas historias originales, con guion de Jim Lawrence. Por su parte, Horak lo dibujó para el periódico de 1966 a 1977, y luego para el Sunday Express y el Daily Star de 1977 a 1979, y nuevamente de 1983 a 1984. En total, Horak realizó 33 cómics del espía secreto.

La primera pantalla que lo tuvo a James Bond fue la televisión, cuando la serie Climax! (1954-1958) puso un capítulo al aire titulado, justamente, “Casino Royale”, el 21 de octubre de 1954 por la cadena CBS. La trama estaba un poco cambiada: el experto jugador de cartas americano Jimmy Bond (Barry Nelson) era contactado para trabajar para una agencia combinada de inteligencia con el objetivo de ganarle a un hombre llamado Le Chiffre (Peter Lorre), que en realidad era el jefe de espionaje soviético de la región.

En 1991 se hicieron los dibujitos con la serie animada “James Bond Jr.”, que era el sobrino de 007. Otro de los medios en los que apareció fue la radio. En 1956 la novela “Moonraker” fue adaptada y se emitió en Sudáfrica, con la voz de Bob Holness como Bond. La BBC también adaptó cuatro novelas en los años 1990 (You Only Live Twice), en 2008 (Dr. No), en 2010 (Goldfi nger) y en 2012 (From Russia, with Love). El agente secreto tampoco fue ajeno a los videojuegos. El primero salió en 1983 para Atari, Commodore y ColecoVision, y después se editaron muchísimos más basados en las tramas de las películas.


Hasta el día de la fecha, se contabilizan veinticuatro películas oficiales de James Bond y tres no oficiales (sumando la adaptación para la televisión de la que hablamos antes). Las dos apócrifas son Casino Royale (1967), comedia satírica con David Niven en el papel protagónico y un reparto lleno de estrellas que incluía a Peter Sellers, Orson Welles y Woody Allen entre otros. La trama consistía en que alguien mataba a todos los espías de todos los servicios secretos del mundo y los sobrevivientes acudían al jubilado Sir James Bond para que los ayude. El agente descubría que todo era un complot tramado por su sobrino Jimmy Bond, acomplejado por la fama de su tío. La otra es Nunca digas Nunca Jamás (1983), con un Sean Connery con peluquín que se enfrentaba a la organización SPECTRA que conseguía dos misiles nucleares y chantajeaba al Gobierno. Supuestamente este film era una remake de Operación Trueno (1965) y fue la última aparición de Connery como el agente secreto.

En total seis actores se pusieron en la piel de 007: Sean Connery en las cinco primeras, después reemplazado por George Lazenby en Al Servicio Secreto de su Majestad (1969), y de vuelta al escocés. Le siguió a Connery Roger Moore con siete films de corrido (tiene el récord), sucedido en 1987 por Timothy Dalton con dos películas. Luego llegó la era Pierce Brosnan con cuatro, hasta llegar a Daniel Craig que ya tiene cuatro, y habría firmado para hacer una más. Quince fueron los directores que se pusieron detrás de cámaras, con John Glen con cinco en su haber (desde Sólo Para sus Ojos hasta 007 Licencia Para Matar). Lo siguen Terence Young y Guy Hamilton con cuatro cada uno. Vale decir que las siete últimas entregas fueron realizadas todas por directores distintos.

Por lo visto James Bond no solo es el agente secreto más conocido, sino también el más longevo, ya que se anuncia una nueva película que saldrá pronto. Tiene “licencia para matar” y para él “licencia para no morir.”