miércoles, 30 de marzo de 2016

En los 87 años de Milan Kundera


Víctor Rey

Cuando estudiaba Ciencias Sociales en lo que fue ILADES, la institución que antecedió a la Universidad Alberto Hurtado de los Jesuítas. Allá por los años 88 y 89 un profesor nos habló y nos entusiasmó con esta novela.  Confieso que no estaba al principio interesado en leer esta novela ya que mis intereses estaban en los ensayos políticos ya que vivíamos en esos tiempos el fin de la dictadura de Pinochet.  Pero cuando comencé tímidamente a adentrarme en las páginas de esta novela me fue cautivando y me di cuenta que daba luces para el tiempo que me correspondió vivir ya que los personajes de la novela también vivían bajo una dictadura que fue el régimen comunista de la antigua Checoslovaquia.  He vuelto a leerla después de casi 25 años y sigo cautivando por este texto tan vigente.

Acaso sea La Insoportable Levedad del Ser (1984) la obra cumbre del escritor Milan Kundera (1929), reconocido intelectual checo, en antaño simpatizante de ideas comunistas. En esta novela se percibe el drama de los checos frente a la invasión rusa que, durante la década de los sesentas, penetró de forma violenta en la vida privada de los ciudadanos para adaptarlos al nuevo modelo político y económico. Kundera revela así, su distancia ante el comunismo surgido en la Europa del Este.

Bueno, pero esto es tan sólo uno de los contenidos que pueden verse en la novela, pues su tema central es, como lo dice el título: la insoportable levedad del ser, cuestión que perfectamente cabría clasificarla dentro del existencialismo del siglo XX. Y es, precisamente, ese tejido de complejidades políticas, culturales y existenciales el que, por ejemplo, llevó a Philip Kaufman a dirigir la adaptación al cine de la novela en 1987, apenas tres años después de publicada.

En lo que atañe al argumento de la obra, principalmente la narración gira en torno a la vida de Tomás, el protagonista y, Teresa, su acompañante: una pareja que se encuentra unida por constantes dudas existenciales. Ambos sienten cómo sus vidas fluyen en altibajos y cómo brota la levedad en lo que respecta a su relación amorosa. Pero en la novela desfilan otros dos personajes cuya relación personal posee tintes filosóficos bien interesantes. Se trata de Franz, cuya idealización del amor hacia su amante Sabina, resulta en momentos desesperada e incomprendida, pues la chica es a la vez amante de Tomás.

En síntesis, se trata de un par de historias de amor o desamor, que entremezclan diversos juegos de celos, de fidelidad, de angustia, de lujuria, de monotonía, traición y un sin fin de etcéteras que vivimos todas las personas en nuestra interacción, pero que Kundera retrata con una astucia literaria que hace que los lectores sientan esa catarsis y esa identificación con lo que plantea respecto de lo humano, no sin olvidar la crítica cultural y política hacia la situación de la República Checa en 1968.

La historia de Tomás comienza con la reflexión de la idea mítica del eterno retornonietzscheana, por la cual todo lo vivido, ha de repetirse eternamente, sólo que al volver, lo hace de un modo diferente, ya no fugaz como ocurrió en el principio. El eterno retorno es la carga pesada, similar al hecho de tener que ver en las iglesias a Jesucristo siempre clavado en la cruz. Y aquí se empieza a vislumbrar el concepto de levedad:


“El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive sólo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni enmendarla en sus vidas posteriores” (Pág. 16)

Tomás contrastará esta levedad con el proverbio alemán “Einmal Ist Keinmal”, que trae como idea central un concepto que explica que lo que se ha vivido alguna vez es como si nunca se hubiese vivido, porque muchas experiencias humanas quedan en el olvido, o se esfuman en el inconsciente, por la simple razón de ser únicas e irrepetibles. Tomás y Teresa conviven en una relación de pareja, que por igual tiene momentos de alegre coincidencia y amarga soledad, pero se sienten mucho más leves al saber que estos momentos son tan fugaces que no quedarán acaso sino en sus recuerdos. Y esto en parte es lo que hace insoportable su existencia.

Todas las personas consideran que el amor de sus vidas puede ser algo leve, sin peso alguno, como algo que tiene que ser asignado por el destino: “Es Muss Sein!” decía Beethoven. Tomás se repite a sí mismo esta frase, que en español vendría traduciendo un “tiene que ser”. Un poco arbitraria resulta la aseveración de Beethoven pero, sin duda alguna, las cuestiones que en nuestras vidas se presentan de una u otra forma pese a las circunstancias, tienen que ser como aparecen. Quizá esté en nuestras manos cambiar el “tiene que ser”, pero ello implica contrariar el poder de la todopoderosa naturaleza. Sin embargo, en los asuntos humanos, sí podemos decidir si las cosas “tienen que ser” así o no.

La historia de Tomás y Teresa sucede en Praga, en medio de la invasión rusa a la República Checa, es decir, durante la Guerra Fría. Ambos se conocieron a través de una serie de coincidencias que podrían parecer absurdas pero que, al mismo tiempo, son reales:


“Hace siete años se produjo casualmente en el hospital de la ciudad de Teresa un complicado caso de enfermedad cerebral, a causa del cual llamaron con urgencia a consulta al director del hospital de Tomás. Pero el director tenía casualmente una ciática, no podía moverse y envío en su lugar a Tomás a aquel hospital local. En la ciudad había cinco hoteles, pero Tomás fue a parar casualmente justo a aquel donde trabajaba Teresa. Casualmente le sobró un poco de tiempo para ir al restaurante antes de la salida del tren. Teresa casualmente estaba de servicio y casualmente atendió la mesa de Tomás. Hizo falta que se produjeran seis casualidades para empujar a Tomás hacia Teresa, como si él mismo no tuviera ganas” (Pág. 43)
¿Es la casualidad un factor determinante en los aconteceres de la existencia? Perfectamente todo podría ser casualidad, el conocer a las personas en ciertas situaciones y lugares, el que a alguien le ocurra un accidente o una situación suertuda. Estas casualidades hacen un poco absurda la existencia, por lo cual hay que esperar la adecuada cadena de casualidades que nos permitan sentirnos a gusto en la vida. Alguna vez pensé que papá y mamá se unieron casualmente para traerme a mí a la vida y que, casualmente, tuve las condiciones necesarias para nacer: sin desearlo, podríamos ser fruto de una cadena de casualidades.

Kundera pretende hacernos ver estas casualidades como elementos que hacen insoportable la existencia, en tanto leve. “Solo la casualidad puede aparecer ante nosotros como un mensaje”, enfatiza el narrador de la historia, para contar que lo que ocurre necesariamente todos los días y se repite, ya no dice nada. Por esta razón, la casualidad está llena de encantos que hacen interesante la vida humana y permiten, por ejemplo, que dos personas se conozcan. Tomás y Teresa se unen con otras casualidades como lo son el amor hacía la música de Beethoven y la lectura de Tolstoi, pues ambos comparten ese gusto. De ahí que su mascota se llame Karenin, en honor a la obra maestra de Tolstoi: Ana Karenina.

Tomás y Teresa no son los únicos que sienten la insoportable levedad de su ser. También se encuentran Franz y Sabina, cuya historia se desarrolla en la travesía por diversas ciudades como Ginebra, Ámsterdam o Nueva York. Franz se entrega al enamoramiento y es capaz de sucumbir por el amor de Sabina, aunque esté casado con otra mujer llamada Marie-Claude. Él viaja constantemente por el mundo, llevando consigo a Sabina, para poder disfrutar su amor en donde nadie pueda molestarlos. Pese a esto, Franz no logra comprender en el fondo a Sabina y viceversa. Sus incomprensiones dan pie para un gran diccionario en el que se acuñan términos como:

Mujer: es un sino que le cae en suerte a quien nazca mujer. No se comprende necesariamente como uno de los dos géneros sexuales, sino como un valor. No todas las mujeres son dignas de ser llamadas mujeres. Franz valora la mujer que hay dentro de Sabina y, de igual manera, busca valorar a Marie-Claude, su esposa. Es algo irónico, pero Kundera hace ver este término de forma más espiritual que física.

Fidelidad y traición: para Franz la fidelidad es la primera de todas las virtudes. “La fidelidad le da unidad a nuestra vida que, de otro modo, se fragmentaría en miles de impresiones pasajeras como si fueran miles de añicos.” Por otra parte, la “traición significa abandonar las propias filas e ir hacia lo desconocido”.

Estas son algunas de las muchas incomprensiones que rondan en esta singular pareja de amantes, cuyas situaciones los llevará a sufrir inevitablemente la insoportable levedad del ser.

Jean François Lyotard, en sus muchos textos, habló acerca del grado cero de la cultura general contemporánea. Se trata del eclecticismo, en donde el juicio estético ha llegado a niveles altos de vulgarización. El Kitsch surge como una forma en donde el arte halaga el desorden que reina en los gustos de los aficionados. Kundera habla acerca del origen de este término, cuya aparición como palabra se remonta a mediados del siglo XIX en Alemania, encerrando una relación con los ideales estéticos de la época. Al respecto señala:




“De eso se desprende que el ideal estético del acuerdo categórico con el ser es un mundo en el que la mierda es negada y todos se comportan como si no existiese. Este ideal estético se llama Kitsch” (Pág. 254)

Invito a los jóvenes a leer esta novela ya que aporta muchas luces para los nuevos tiempos que estamos viviendo.

lunes, 28 de marzo de 2016

Esta nota es para ti…

Son muchas las personas que creen en Dios o un ser espiritual, pero no están afiliados a una religión
¿Espiritual pero no religioso? Esta nota es para ti…
Mientras muchas personas acuden a iglesias para cultivar su religiosidad, otros lo hacen desde sus espacios personales.
FOTO: ALLISON JOYCE / GETTY IMAGES
Creen en Dios o en un Ser Supremo, pero no se atan a dogmas o iglesias que les dicten cómo deben vivir su espiritualidad. No son rebeldes ni ateos, aunque para algunos feligreses de corte conservador tengan alguna tendencia hacia ello.
Ese es el caso de Maribel, una mujer profesional de 49 años.  Ella se crió en la Iglesia católica, aunque su familia no era de esas que acudían cada domingo a misa. Siempre sintió una conexión con una fuerza espiritual mayor y eso no ha cambiado. Mientras crecía fue desarrollando una relación “personal’’ con ese Ser Supremo. Le hablaba, le rezaba, le pedía.
Dejó de asistir a misa desde que tenía 15 años. En medio de un servicio religioso,  de momento se percató del  “ritual repetitivo’’ y que no tenía nada que ver con su relación espiritual con Dios.
“Recuerdo que estando en misa pensé: ‘Siempre dicen lo mismo y no es lo que quiero’. A eso se sumó el que me molestaba mucho que la Iglesia condenara a una de mis tías, prohibiéndole comulgar, porque se había divorciado de un hombre alcohólico. Era algo que me parecía ofensivo’’, recordó Maribel.
A lo largo de su adolescencia y su adultez, estudió muchas religiones y se dio cuenta de que, contrario a lo que muchos piensan, es más lo que une a las distintas denominaciones que lo que los separa. Tomó lo mejor que encontró de cada una y creó su propia espiritualidad.
“Para mí lo más importante es la honestidad y no hacerles daño a los demás. Esa es mi Biblia”, recalcó.
El caso de Rosa, una gerente de 44 años, es similar al de Maribel.
“No creo en ninguna religión necesariamente. Creo en Dios, pero yo no creo en ninguna de las iglesias porque se rigen por la Biblia y no estoy segura de que lo que se escribió en ese tiempo siga vigente o sea cierto”, dijo Rosa, una mujer divorciada y madre de tres hijos.
“¿Siempre ha sido así?”, le preguntó El Nuevo Día.
“He curioseado. En algún momento fui a una iglesia evangélica con mi hermano y su familia, que son creyentes, y me gusta y me gustaba lo que hablaba el pastor. Pero nunca he sido miembro de una iglesia”, dijo.
“¿Cree que su relación con Dios es menos fuerte que la de otros que van a la iglesia?”, se le inquirió.
“No, de ninguna manera. Todas las noches yo rezo y agradezco a Dios lo que tengo y lo que no tengo. No creo necesario ir a una iglesia para tener una relación con Dios”, dijo.
Rosa recalcó que no hay algo en particular de las iglesias que conoce que le impida asistir a ellas e insistió en que respeta mucho las creencias de los demás. “Yo respeto cada cual con su creencia”, dijo.

La tendencia

En Estados Unidos, hay estudios que reflejan una tendencia hacia la libertad espiritual. Solo desde el 2012 se estima que unos 7.5 millones de  estadounidenses no están activos en una denominación religiosa.
A finales del año pasado, el Pew Research Center, organización independiente que realiza análisis sobre diversos temas y tendencias, identificó un aumento de personas que no pertenecen a alguna congregación de fe. Ese grupo, que en inglés se conoce como los “nones”, está mayormente compuesto por  “millennials”, que son los nacidos entre 1981 y 1996, aunque también hay personas de otras generaciones.
“Es como un mercado diverso. Ya no es igual que las religiones de sus padres y abuelos. Ahora son jóvenes más educados, que han ido a universidad y tienen sus profesiones. Ellos deciden y la variedad es grande”, sostuvo el teólogo Luis Rivera Pagán.

Nueva dimensión espiritual

Según el profesor de teología, por un lado existe una proliferación de distintos tipos de iglesias, de mayor y menor envergadura, algunas con nombres “muy interesantes”, como “La Casa del Nuevo Pasto”, mencionó.
“Por otro lado hay gente que dice que son religiosos, que en realidad creen que su vida necesita algún tipo de dimensión espiritual pero no van a iglesias porque no están de acuerdo con ‘x’  o ‘y’ o  porque no quieren que alguien intente regir sus vidas”, dijo.
“Esto no quiere decir que no haya iglesias fuertes, pero es una dimensión de la religiosidad”, sostuvo.
Para el historiador y sociólogo de la religión Lester McGrath, lo que ha surgido es una “espiritualidad nueva” compuesta por personas con preocupaciones más profundas.
“Hay montones de personas de espiritualidad profunda. Eso se ve en las luchas ambientales, ecológicas, de la mujer, contra el machismo y la violencia. Son personas que no pisan una iglesia nunca, espiritualmente divorciados de las religiones, pero que tienen una espiritualidad plena”, dijo.
El profesor del Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico sostuvo que, entre sus mismos estudiantes, ha notado que una tercera parte de ellos se identifica como “muy espirituales”, pero no afiliados a una religión.
Es una tribu aparte. No tienen ninguna conexión religiosa, pero sí espiritual, con una gran conciencia social”, señaló McGrath.
De acuerdo con Juan Caraballo Resto, antropólogo de la religión, desde hace más de tres décadas hay una tendencia en Estados Unidos de personas no afiliadas a una religión.
“Desde finales de los años 80 ha irrumpido con fuerza una particular forma de hablar sobre la fe, no en términos de religión, sino de espiritualidad”, sostuvo.
Según el profesor asociado de la Universidad de Puerto RicoRecinto de Cayey, esa dicotomía lingüística refleja ese cambio social religioso ante el aumento de los no afiliados.
“Aunque algo de este debate se ha importado a Puerto Rico, hay que tener claro que Puerto Rico no es Estados Unidos. Lamentablemente en la Isla no tenemos estudios que reseñen lo del Pew Research Center. Pero me parece que no resulta descabellado afirmar que si bien es cierto que las iglesias de nuestro país están en momentos coyunturales de transformación y algunas denominaciones han perdido feligresía, otras han aumentado, manteniendo el cristianismo en una estadística estable”, dijo.
Señaló, no obstante, dos organizaciones recientes: Ateístas de Puerto Rico y Humanistas Seculares de Puerto Rico, las cuales, a su juicio, “han venido  a ocupar  un lugar organizado y visible en nuestro espacio social”.
Por Marga Parés Arroyo

domingo, 27 de marzo de 2016


BORIS CYRULNIK | PSIQUIATRA

“Nadie sabe definir la felicidad”

El psiquiatra francés, considerado uno de los padres de la resiliencia, vaticina que el siglo XXI será el de la sumisión del hombre a la máquina.



Juan Barbosa

Boris Cyrulnik decidió que quería ser psiquiatra a los 11 años. Vio en esa ciencia del alma, como él mismo la define, la posibilidad de llegar a entender la locura del nazismo. Cuando tenía seis años, cuatro oficiales alemanes armados rodearon su cama y se lo llevaron detenido. Tardó en comprender que aquello ocurría porque era judío.
Recuperar a personas que han sufrido un trauma infantil. Esa acabó convirtiéndose, años más tarde, en la misión de su vida. Y, de hecho, se le considera uno de los padres de la resiliencia, ese término, ahora tan en boga, que indica la capacidad de volver a la vida tras pasar por un trauma.
Psiquiatra, neuropsiquiatra, psicoanalista, investigador y etólogo francés (de origen ruso), puso de manifiesto en 2001 con Los patitos feos que una infancia infeliz no tiene porqué determinar una vida: los traumas se pueden trabajar, se pueden superar.
Nacido en 1937 en Burdeos, rescatado de la orfandad –sus padres murieron en la guerra– por una tía, presenta ahora Las almas heridas (Gedisa, 2015), obra en la que destila el saber de los años dedicados a restañar heridas. En una sala del Instituto Francés de Barcelona, concede esta entrevista horas antes de pronunciar una conferencia.
Pregunta. Usted definió la resiliencia como “el arte de navegar en los torrentes”en su libro de 2001, Los patitos feos. En 2012, en París, en el primer congreso sobre resiliencia, se definió como “la vuelta a la vida tras un trauma psicológico”. ¿Con qué definición se queda?
Respuesta. Sí, la definición ha evolucionado. La metáfora es: nos vemos empujados a un torrente por una desgracia de la vida; algunos se dejan arrastrar y golpear, otros llegan a debatirse y, con un poco de suerte, se ponen de nuevo a flote. Cuando empezamos con nuestros trabajos sobre la resiliencia en Toulon llegamos a una que es: “Retomar un nuevo desarrollo tras una agonía psíquica o traumática”.
P. En Las almas heridas dice usted que hay 4.641 documentos y 1.023 tesis doctorales sobre resiliencia solo en Francia. ¿Se puede hablar de una moda, o de una inflamación del término, como se le ha escuchado decir?
R. Sí, ha habido un efecto de moda en la resiliencia que ha generado una inflamación de la palabra. Ocurrió con el psicoanálisis, con la genética; pasa cada vez que un concepto entra muy rápido en la cultura: todo el mundo adopta esa palabra y diluye su significado. La inflamación del psicoanálisis produjo que se dijera que Freud era un obseso sexual y que el psicoanálisis era inmoral; en el caso de la resiliencia: la inflamación semántica ha hecho que se diga que resiliencia significa que uno puede curarse de todo. Y yo nunca utilizo el término curarse. Además, uno no puede curarse de todo. Pero si no se hace nada, uno no se cura de nada. Si se hace algo, a veces se mejora un poco, aunque no siempre.
P. Sostiene usted que la resiliencia ayuda a vencer prejuicios. ¿Contra qué prejuicios lucha?
R. Contra el determinismo biológico o sociológicos únicos: “Ha sido maltratado, será un maltratador”. Si se le abandona, puede que repita ese comportamiento en un 30% de los casos. Si se abandona a esos niños, hay una maldición. Si se les apoya, no.

El problema del siglo XXI va a ser la sumisión a las máquinas

P. Lo mismo debe de ocurrir con los refugiados que llegan a Europa. Muchos vienen de vivir situaciones muy traumáticas. La respuesta de las sociedades que les acogen determinará la superación de su trauma.
R. Se les puede masacrar, como en Calais, y convertirlos en delincuentes. O se puede salvar a muchos de ellos. Cuando la emigración es voluntaria hay pocos traumas psíquicos. Pero la mayor parte del tiempo, la emigración no es deseada. La gente es expulsada de sus países; huye porque si no, muere.
P. Cita usted en su libro al psiquiatra Henry Ey, que decía que el hombre no es más que la naturaleza a la que se enfrenta. ¿Cómo ve usted al hombre en este comienzo del siglo?
R. La vergüenza del siglo XX fueron las guerras mundiales y los genocidios; genocidio armenio, genocidio judío, genocidio ruandés, y otros. Son consecuencia de las tecnologías, las guerras mundiales han sido terribles por culpa de la tecnología. El problema del siglo XXI va a ser la sumisión a las máquinas.
P. ¿Por qué?

No hay biografía sin heridas. Todo el mundo, en mayor o menor medida, atraviesa la vida recibiendo golpes

R. Internet es un instrumento de comunicación asombroso. Pero también se ven cubos de basura en Internet. Hay un progreso fantástico del conocimiento, pero también un desarrollo de la delación y la difamación.
P. Hablaba usted en Los patitos feos de que las victorias en el campo de los Derechos Humanos y de la tecnología nos hacen creer en la posibilidad de una erradicación del sufrimiento. Pero el sufrimiento es parte de la vida, ¿no?
R. Los médicos, los psiquiatras, los psicólogos, somos curadores; elegimos esas profesiones para curar; somos artesanos, no somos siempre científicos. La victoria de la tecnología nos ha hecho creer que íbamos a luchar contra las injusticias sociales, pero cada vez hay más.
P. ¿Cuáles son las heridas más difíciles de sanar?
R. Hay que huir de la idea de Descartes de que una causa produce un efecto. ¡Muerte a Descartes! Hay que decir: antes de la herida; durante la herida; tras la herida. Antes de la herida: ¿qué nos permite adquirir factores que puedan protegerle a uno de una eventual herida? No hay biografía sin heridas. Todo el mundo, en mayor o menor medida, atraviesa la vida recibiendo golpes. Si uno, de pequeño, cuenta con un apego seguro, que cultiva la confianza en uno mismo, cuando llega una desgracia, la encaja porque su memoria le dice que es posible salir adelante. Se sufre menos si el golpe es lejano que si lo da alguien cercano. Cuando fui un niño mi familia fue destruida por el nazismo; y yo casi quedo destruido; el golpe venía de lejos y yo me sentí protegido por los justos, los franceses no judíos que me acogieron.

El yihadismo enseña lo que los cristianos enseñaron durante mucho tiempo: morid primero, seréis felices después

P. Si las desgracias, en la existencia, son inevitables, ¿proyectamos entonces una idea falsa de la felicidad en la sociedad occidental hoy en día?
R. Nadie sabe definir la felicidad. Durante mucho tiempo el paso por la tierra era el valle de lágrimas entre dos paraísos: el paraíso perdido, por culpa del conocimiento; y el paraíso posible, que podemos ganar tras nuestra muerte, obedeciendo a las leyes divinas. Entre los dos paraísos se sufría. El siglo XIX y la revolución francesa cambiaron esta noción de la felicidad. Si creemos que la felicidad es metafísica, creeremos que solo puede llegar después de nuestra vida, o de nuestra muerte. Es lo que ocurre con los yihadistas. El yihadismo enseña lo que los cristianos enseñaron durante mucho tiempo: morid primero, seréis felices después.
P. ¿Cómo ve el futuro de esta sociedad que nos vende esa idea de felicidad que no es tan fácil de conseguir?
R. Una de las soluciones que nos han propuesto han sido las pastillas. Es una solución falsa, la droga: tome medicamentos para ser feliz. Ahora sabemos que la felicidad es un tricotar continuo; es el placer de vivir cotidiano; es un trabajo de todos los días, no es metafísico. La artesanía de la felicidad cotidiana se tricota día a día.

martes, 15 de marzo de 2016



SERVICIO DE ESTUDIOS DE LA REALIDAD (SER)

Para los primeros días de septiembre del presente año el Servicio de Estudios de la Realidad (SER) ha convocado a un encuentro en la ciudad de Quito, Ecuador.  En esa oportunidad los estudiantes del SER junto a otros amigos y amigas, reflexionaremos acerca de esta pregunta:  ¿Qué significa SER cristiano en el siglo XXI?.  En forma participativa y lúdica abordaremos diversos temas que se han preparado para la ocasión. Entre ellos conversaremos sobre la identidad y la historia del cristianismo.  Los nuevos desafíos que presenta la sociedad de consumo y la nueva cultura globalizante en la cual estamos inmersos.  Los nuevos modelos de comunidad y la misión de la Iglesia.  Todo esto también apoyado por las lecturas de pensadores contemporáneos que nos ayudaran a discernir los signos de los tiempos.

Previo al encuentro, desarrollaremos un curso con el cual queremos ayudar a la preparación de las personas que asistirán al Encuentro de Quito y también a los que quieren profundizar en estos temas.  La invitación para participar en el Encuentro del SER en Quito es abierta a todos los interesados.

El curso se realizará a través de la modalidad de Skype y tendrá como horario el día miércoles a las 22 horas de Argentina y Chile.  Comenzaremos el miércoles 30 de marzo y durará diez semanas.

Pueden participar todas las personas que estén interesadas en profundizar sobre está temática y todos los que quieran tener una renovada cosmovisión cristiana de la vida.

Adjuntamos la presentación y prospecto del SER para vuestra información.  Además el sílabo y el contenido del curso. Si usted está interesado en hacer el curso le enviaremos la hoja de inscripción del curso.

Para mayor información puede escribirnos a este mismo correo o al correo del SER.

Atentamente.

Prof.  Víctor Rey
Skype: vreywvi.org
Twitter: @victorrey7
Celular: 569-989887813
E-mail SER: serviciodeestudiosdelarealidad@gmail.com
CURSO DEL SER: ¿QUE SIGNIFICA SER CRISTIANO EN EL SIGLO XXI?
Del 30 de marzo al 1 de junio del 2016, el Prof. Víctor Rey dará el curso “¿Qué significa ser cristiano en el siglo XXI”.  Este curso está auspiciado por el Servicio de Estudios de la Realidad (SER).
Muchos autores, pensadores, artistas e investigadores sociales han escrito sobre el cambio de era, época y cultura que estamos viviendo.  Esto nos ha llevado a replantearnos la pregunta acerca de la identidad y la misión cristiana. Por otro lado asistimos a la crisis de identidad que viven las iglesias cristianas, crisis que al parecer atraviesa toda la sociedad. Las personas buscan respuestas en las religiones y al parecer no la encuentran. Las religiones, las creencias y las teologías son fruto de las múltiples relaciones culturales, sociales y políticas; y reflejan las tendencias asimétricas, hegemónicas y conflictivas que caracterizan los tejidos sociales de los cuales son expresiones. Por eso, no es posible una lectura ingenua de los fenómenos religiosos, considerados más allá o encima de las miserias de la vida social. Por lo contrario, la religión, también, y sus expresiones simbólicas, doctrinales y rituales son expresiones de la complejidad humana y social. De esta forma, el fenómeno religioso se caracteriza por un doble rasgo: en su origen es producto de la sociedad y de la cultura, en una relación de interdependencia; pero, por su vez, él es capaz de ejercer su influencia con su carga de sentido, legitimando o deslegitimando valores de referencia, comportamientos, funciones, jerarquías y grupos sociales.

2 – Objetivos
·         Analizar la práctica de las iglesias cristianas en este tiempo.
·         Problematizar la cuestión de la misión cristiana en el Siglo XXI.
·         Entender la tarea de ser señal del reino de Dios de los cristianos en esta sociedad de consumo.
·         Comprender los cambios que se han producido en el mundo que afectan la misión de los cristianos y los nuevos desafíos que esto plantea.
3 – Contenidos
·         La experiencia el sin sentido del mundo de hoy.
·         La importancia, la definición y la función del cristianismo en nuestra sociedad.
·         Estudio de algunos casos de nuevas formas de ser iglesia.
·         Presentación de películas, poemas, canciones, pinturas que muestran la situación del mundo de hoy.
·         La búsqueda de nuevas espiritualidades.
3-Metodología
El curso se desarrollará en 10 encuentros, en modalidad virtual, a través de Skype.  Cada encuentro empezará con algunas preguntas a partir de la realidad para introducir la reflexión en un foro de discusión, que será seguido por un texto de profundización propuesto por el facilitador y que será debatido en otro foro. Cada encuentro cerrará con la elaboración colectiva de una síntesis sobre el avance en el proceso de aprendizaje.
1° Encuentro: Introducción al tema. Ver, juzgar y actuar.
2° Encuentro: Historia del cristianismo.
3° Encuentro: La misión de Jesús.
4° Encuentro: La situación de las iglesias hoy.
5° Encuentro: Teologías latinoamericanas.
6°  Encuentro: Los nuevos desafíos de la sociedad a los cristianos.
7°  Encuentro: Globalización, neoliberalismo y post modernidad.
8°  Encuentro: Los aportes de la filosofía, sociología, antropología y psicología.
9° Encuentro: Pensadores contemporáneos: Erich Fromm, Jean Paul Sartre, Leonardo Boff, Humberto Maturana, Hans Kung, Viktor Frankl, Ernesto Sábato, Anselm Grün, Elsa Tamez, Gioconda Belli, Ivonne Guevara.
10° Encuentro: Las Nuevas Comunidades Alternativas como una respuesta a la crisis.
4-Bibliografía: Será entregada por el profesor.  Está constará de textos, películas, poesía y música.
Por consultas e inscripciones: serviciodeestudiosdelarealidad@gmail.com
Fecha límite para inscripción: 29 de marzo del 2016

Chile: +569-989887813