Víctor Rey
INTRODUCCIÓN
Unas veces está explicitado como tal; otras está presente como substrato significativo o que da razón de la preocupación fundamental del cristianismo latinoamericano en la hora presente. Se trata del tema de la misión de la Iglesia.
La actual reflexión teológica latinoamericana surge de hecho como preocupación misionera.
Este trabajo que presento sobre este tema, intenta en el corto espacio de sus páginas, amalgamar diversos subtemas que suelen parecer disperso e inconexos, alrededor del común denominador que es la tarea de la Iglesia expresada en función de su compromiso.
Primero: La reflexión sobre la misión de la Iglesia no puede llevarse a cabo significativamente sino en contexto de compromiso con la misma iglesia. No sólo en el sentido general sino también específico. Es decir, el compromiso concreto con aquellas comunidades –eclesiales o paraeclesiales- que luchan por vivir la vida en Cristo, y es también compromiso con la comunidad organizada, con la Iglesia Institucional. En uno y otro caso el compromiso tiene una doble vertiente: identificación y crítica. La crítica adquiere su peso porque es crítica comprometida.
Segundo: La reflexión sobre la misión de la Iglesia tiene sentido cuando se hace a partir del compromiso con Jesucristo. De ahí que es importante la relación estrecha del concepto de discipulado con el de misión. El discipulado que no está orientado a la misión resulta en el endiosamiento egoísta del individuo.
Tercero: La reflexión sobre la misión de la Iglesia tiene sentido sólo cuando se encuadra –formal y materialmente- en la realidad humana en la que la propia Iglesia se halla inserta. Ella significa que la realización eficaz de su misión la Iglesia ha de tomar seriamente la consideración todos y cada uno de los aspectos de la vida humana en la sociedad a la que sirve. Por ello la realidad política se relaciona también con la misión. Pretender que ello no es así puede significar – y de hecho ha significado- poner el evangelio al servicio de intereses extraños y contrarios a la comunidad para la que la Iglesia lleva a cabo su misión.
Cuarto: La reflexión sobre la misión de la Iglesia ha de hacerse en el contexto de sano ecumenismo.
¿QUÉ ES LA MISIÓN?
"MISSIO DEI"
Nótese que hablamos de la missio Dei, la misión de Dios. Esta se relaciona con la misión de la Iglesia. La palabra "misión", como tal, no aparece en la Biblia, pero ciertamente la idea de misión, si se encuentra.
Creemos que el misionólogo holandés Johannes Verkuyl tiene mayor razón cuando dice que Dios mismo, es el autor de la "misión". Dios el Padre, envió a su hijo, Jesucristo, a este mundo, Cristo es el Enviado y a su vez, El envió a sus discípulos . "Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío" (Juan 20:21).
El teólogo inglés John Stottt apoya esta idea cuando escribe:
"La misión primaria corresponde a Dios, por cuanto fue El quien mandó a los profetas, a su Hijo, a su Espíritu. De todas estas misiones la del Hijo resulta central
El misionólogo David Bosch añade a esto cuando observa: "La misión tiene su origen en el corazón de Dios Padre. El es la fuente del amor que envía. Esta es la fuente más profunda de la misión. No es posible penetrar más profundo; hay misión porque Dios ama a la humanidad ".
RELACIÓN ENTRE MISIÓN Y EVANGELIZACIÓN
Entre muchas definiciones respecto al contenido de la "misión de Dios", hay opiniones extremas. Un lado sostiene que "misión y "evangelización son la misma cosa. Un representante de esta posición, el misionero norteamericano Arthur Johnston dice: "Históricamente la misión de la Iglesia es sólo el evangelismo", y crítica a John Stott por haber "desechado al evangelismo como la única meta histórica de la misión"
Dejemos ahora que el teólogo John Stott hable:
"La palabra "misión" denota el sacrificado servicio que Dios ha mandado a su pueblo a cumplir en el mundo, e incluye tanto la evangelización, como la acción sociopolítica, que en el contexto de la misión concebida en estos términos amplios corresponde a la evangelización una cierta urgencia, y por tanto, ha de dársele prioridad, y que "evangelización" significa anunciar o proclamar las buenas nuevas de Jesús"
En otro lugar, Stott dice:"Cierto es que al evangelio le falta visibilidad si nos limitamos a predicarlo, y le falta credibilidad si los que lo predicamos sólo mostramos interés en el alma y no nos preocupamos por el bienestar corporal de la gente, ni por sus circunstancias o situación comunitaria".
Bosch toca un punto importante cuando comenta que el evangelismo es más que un segmento de la misión. Lo llama "una dimensión esencial" el "centro de la misión cristiana en el mundo" encomendada por Dios a la Iglesia.
Hay otro extremo de las definiciones de la "misión" que la define como la renovación de la sociedad, la humanización o la reconciliación, Stott dice de este punto de vista: "Resulta ingenuo aclamar a todos movimientos revoluciones como si fuera señales de la renovación divina"
ELEMENTOS DE LA MISIÓN
Ahora veremos que dicen algunos teólogos evangélicos latinoamericanos en cuanto a los elementos de la "misión".
El misionólogo portorriqueño Orlando Costas describe como él entiende las facetas de la misión en su libro "MISION Y COMPROMISO": proclamación, discipulado, movilización, crecimiento integral, liberación y celebración.
El dice que proclamar la buena noticia de Jesús, el Salvador del mundo, es proclamar el nombre de dios, revelado en Jesucristo; es el anuncio del Reino de Dios (Marcos 1:14). El discipulado viene como resultado de la proclamación de Jesucristo cuando se ve ""na comunidad que encarna la vida de El y continúa su misión hasta el fin" . El sigue con estos comentarios: "seguir a Jesucristo y conducir a otros a que lo sigan es un proceso continuo basado en una relación personal afectiva con El" .
Por movilización, Costas se refiere a motivar a todos los cristianos a cumplir con el llamado a ser testigos; a que compartan su fe con otras personas. Cuando menciona el crecimiento integral de la Iglesia, habla de crecer no sólo numéricamente, es decir en "anchura", sino en "profundidad", vivencialmente, orgánica y conceptualmente como comunidad de adoración y de nutrición. El dice que la Iglesia debe crecer también en altura, como modelo viviente y visible, como signo del nuevo orden de la vida introducido por Jesucristo que está desafiando a las potestades y principados de este mundo.
Costas subraya que la Iglesia debe crecer en amor a los demás.
El amor a los demás llega a ser así el lugar donde se pone a prueba nuestro conocimiento de dios. El amor es por eso, el signo más importante de la fe cristiana (Juan 13:35).
Respecto a liberación, Costas hace alusión a Lucas 4:16-21 y la referencia al compromiso de la liberación social, económica y política de los "pobres", "ciegos" y "oprimidos".
Quiere decir consagrarnos al Reino de Dios y su justicia, en total dependencia al Señor Jesucristo y entrega a una vida de servicio liberado en particular.
En cuanto a misión como celebración, Costas escribe: El culto es la reunión del pueblo enviado al mundo a celebrar lo que Dios ha hecho en Cristo y está haciendo mediante la participación de ellos en la acción testimonial del espíritu.
Otro latinoamericano, el pastor nicaragüense Rolando Gutiérrez Cortés incluye estos elementos en su definición de misión de la Iglesia: adoración, testimonio, compañerismo, sufrimiento y sacerdocio. Es interesante notar que él incluye "adoración", a la que llama:
La acción misionera número uno... en donde el mundo secular, las religiones no cristianas y el mundo entero, reciben el testimonio más profunde de dos o tres que están congregados en el nombre del Señor.
El dice que "no existe Iglesia sin misión. Ni misión sin evangelización. Ni evangelización sin enseñanza. Ni enseñanza sin adoración".
Bosch cuando habla del alcance de la misión, también sostiene que es más que proclamación. Cuando escribe sobre martyria (testimonio), lo subdivide en Kerygma (proclamación de la Palabra), koinonia (compañerismo), diakonía (servicio) y liturgia (el encuentro de la Iglesia con su Señor).
El misionógolo que estuvo detrás del movimiento "Evangelismo a Fondo", Kenneth Strachan, da este cuadro de la misión cristiana, en su libro "El llamado ineludible".
Según el sentido del Nuevo Testamento, este concepto de testigo mártir está compuesto de cuatro elementos inseparables:
1. exigencia de una proclamación verbal;
2. demostración de su poder y realidad en la vida de los que proclaman;
3. su expresión en un servicio desinteresado;
4. su determinación inevitable en el sufrimiento y la muerte. Cada uno de ellos es una parte esencial del testimonio que el cristiano es llamado a dar hoy; juntos constituyen la misión cristiana insistir en una u otra con detrimento de los demás siempre producirá ineficacia y fracaso en convencer al mundo de la verdad del evangelio.
En cuanto a condiciones necesarias para la misión, señala: "
1. una entrega incondicional a Jesucristo;
2. un sentido de la presencia de Dios; y
3. comunión entre los hermanos (la unidad)"
Es interesante que Stracham incluya sufrimiento y muerte. El modelo de Jesucristo como el Siervo Sufriente y la primera Epístola de Pedro apoyan la inclusión de este aspecto de la misión.
Un ejemplo moderno se encuentra en la manera en que la Iglesia en China Popular ha sido testigo fiel. Informes recientes indican que lo que atraído a muchas personas a seguir la fe cristiana en la China ha sido la manera en que los cristianos han confrontado el sufrimiento y la muerte.
CONCLUSIÓN
Ahora, ¿cómo definiremos misión?. Estamos de acuerdo que Dios mismo es el autor de la misión. El Padre Dios mandó a su Jesucristo como Redentor de este mundo. Cristo nos mandó llevar la Buena Noticia de Jesús a todo el mundo (Marcos 16:15); Lucas 24:45-49).
Lo que hizo Cristo es la médula de la misión de la Iglesia, del cristiano y de la familia cristiana.
La pregunta clave que debemos hacernos es, ¿qué desea Dios que hagamos como partícipe de la cadena de personas que llevan a cabo la misión de Dios? ¿Qué tarea nos ha dado como discípulos? En Mateo 28:18-20 Jesús nos ofrece una respuesta:
Jesús se acercó a ellos y les dijo: "Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Vayan, pus a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo". (V.P.)
Según estos versículos, y otros que hemos visto, afirmamos que la evangelización es parte indispensable de la tarea encomendada por Cristo a sus seguidores. Es la "proclamación de Cristo histórico y bíblico como Salvador y Señor con el fin de persuadir a la gente que venga a El personalmente y sean así reconciliados con Dios".
Es la respuesta del amor a Dios a la alienación de la humanidad cansada por el pecado (Juan 3:16). La Biblia señala ampliamente
Que compartir esta noticia con todo el mundo es un imperativo divino, no algo opcional para los cristianos; Mateo 28:18-20; Marcos 16:15; Lucas 24:47-49; Juan 20:21; Hechos 1:8; 10:42; Corintios 5:18; y II Timoteo 4:5.
Sin embargo, esto es sólo el comienzo de la "misión". Hay que discipular, y esto es un trabajo contínuo de enseñar las Sagradas Escrituras dando el ejemplo de cómo vivir lo enseñado. Es enseñar a guardar "todas las cosas" que Cristo ha mandado. Esto es también parte de la misión que Dios nos ha dado. La vida cristiana no es simplemente suscribir un conjunto de creencias; los demonios no sólo creen, también tiemblan (Santiago 2:19). Es poner en práctica lo que Dios nos pide. Es tener todo un nuevo estilo de vida.
Creemos que la "misión" nace de una íntima adoración y comunión con Dios. Nace en un ambiente de alabanza y adoración, donde se escucha la Palabra de Dios, y se recibe la iluminación del Espíritu Santo que guía a toda verdad. El mismo Espíritu Santo da el poder y la dirección para que la Iglesia sea agente activa del Reino de Dios, y esto incluye a la "Iglesia en miniatura", la familia.
Nos toca amar a Dios con todo lo que somos, y al prójimo como a uno mismo. Debemos proclamar la Palabra, dándonos cuenta de que el que proclama debe ser el primero en obediencia. Debemos enseñar y discipular por medio de lo que uno dice y hace. Misión es reflejar el amor de dios con hechos concretos en un mundo de dolor, tristeza, resentimiento, odio, violencia y muerte. Es vivir en paz con dios y con el prójimo, aunque el ambiente esté lleno de conflicto y guerra. Es actuar con justicia en este mundo lleno de injusticia. Es relacionarse en comunión estrecha, ayuda mutua y testimonio público con el Cuerpo de Cristo, la Iglesia. Es mostrar en carne y hueso las virtudes cristianas, en mundo cuyos valores son los opuestos, muchas veces. Es sufrir malos entendidos, heridas y aún la muerte, por la causa de Cristo y su Reino. Es ser signo y agente del Reino de Dios, como primicia del Nuevo Mundo que dios está preparando.
Misión es todo esto, y aún más. Es todo lo que Dios está haciendo y quiere hacer en nuestro mundo. Nació en el corazón de Dios. Su cumplimiento más sobresaliente se vio en la encarnación, el ministerio, la muerte y la renunciación de Jesucristo.
Ahora les toca a los discípulos de Cristo cumplir la misión de Dios en forma individual y corporativa.
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