jueves, 19 de mayo de 2011

La Iglesia en América Latina y los nuevos Desafíos del siglo XXI

Víctor Rey

“Si la Iglesia que predica, cohabitará cómodamente con los poderes de este siglo, no
podrá vetar a los poderes de las tinieblas, ni el manifestar en su vida el poder del Señor vivo para ayudar y sanar.”

(Lesslie Newbigin)

INTRODUCCION:

Desde mi personal punto de vista, el mundo no está atravesando por una crisis temporal.  El mundo está experimentando una colosal mutación histórica.  Estamos en presencia del surgimiento de una nueva civilización. 

Cuando escuchamos hablar de crisis económica, de crisis política, de crisis social, a veces creemos que se trata de una situación esencialmente transitoria y coyuntural; que las ideas y concepciones momentáneamente en crisis recuperaran su vigencia dentro de un período breve.  Pero creo que en el tiempo que estamos viviendo, este no es el caso.  Por ejemplo las estrategias marxistas han perdido gran parte de su valor y capacidad explicativa, y este no se trata de un fenómeno transitorio.  No es una simple casualidad que grandes pensadores y autores titulen sus obras así: "El fin de las ideologías", "El fin de la historia", "Adiós al proletariado", "La tercera ola", "Antes del fin", etc.  Esto significa que una época está llegando a su fin y que otra nueva está naciendo.
Pero este cambio no tiene un signo optimista, en palabras del gran escritor Ernesto Sábato: "El hombre no progresa, porque su alma es la misma.  Como dice Eclesiastés, "no hay nada nuevo bajo el sol", y se refiere precisamente al corazón del hombre, en todas las épocas habitado por los mismos atributos, empujado a nobles heroísmos, pero también seducido por el mal.  La técnica y la razón fueron los medios que los positivistas postularon como antorchas que iluminarían nuestros caminos hacia el progreso.  ¡Vaya luz que nos trajeron!  El comienzo este siglo nos sorprende a oscuras, y la evanescente claridad que aún nos queda, parece indicar que estamos rodeados de sombras.  Náufrago en las tinieblas, el hombre avanza hacia en este milenio con la incertidumbre de quien avizora un abismo".  Al parecer, la dignidad de la vida humana no estaba prevista en el plan de la globalización.  La angustia es lo único que ha alcanzado niveles nunca vistos.  Es un mundo que vive en la perversidad, donde unos pocos contabilizan sus logros sobre la amputación de la vida de la inmensa mayoría.  Se ha hecho creer a algunos que pertenecen al Primer Mundo por acceder a los innumerables productos de un supermercado.

Las sociedades latinoamericanas se encuentran en una mutación histórica que afecta a todos los dominios de la vida y a todas las latitudes de la tierra.

ALGUNAS CARACTERISTICAS NEGATIVAS DE LAS IGLESIAS EN AMÉRICA LATINA:

Un factor que tiene que ver hoy con la realidad de la Iglesia, es la tecnología.  David Stoll en su libro: "¿América Latina se vuelve protestante?" Dice que ese es el factor predominante en todo lo que tiene que ver con la comunicación del Evangelio.  También Stoll se pregunta si las mega-iglesias del Cono Sur, podrían constituirse en la base de una reforma social, agrega: "La respuesta más segura y más probable  es que no".  En vista del quietismo de los evangélicos puede argumentarse que pesan menos que lo que sus números sugieren".  Los comentarios de Stoll acerca del concepto del Reino de Dios en el dispensacionalismo, señalan que el conservadurismo latinoamericano no ha sido solo teológico sino también sociológico.  Al mismo tiempo se nota que el entendimiento del tema bíblico del Reino de Dios, como un evento completamente futuro, afecta cualquier preocupación por el contexto social que se tenga en el presente.  Stoll agrega que "debido a la influencia de misioneros norteamericanos, normalmente conservadores en lo político, es más fácil ver a los evangélicos latinoamericanos manteniendo el status quo que cambiándolo".  Robinson Cavalcanti, teólogo brasileño agrega: "La falta de pertinencia del protestantismo ha llegado a tal punto que si el rapto ocurriera hoy, la sociedad brasileña demoraría una semana para notar que los creyentes ya no están".  (Stoll, David.  ¿América Latina se vuelve Protestante?  1990, Ediciones ABYA-YALA, Cayambe, Ecuador).

La asombrosa explosión del movimiento evangélico en general, y del pentecostalismo en particular, es cuestión de las últimas decadas.  Es tan grande, que en varios países supera el crecimiento de la población y esto hace pensar que por primera vez en la historia de América Latina, el protestantismo podría llegar a ser la mayoría religiosa.  Como dice el teólogo René Padilla: "Hoy continuamos siendo una minoría, pero una minoría visible".  El crecimiento numérico de los evangélicos encierra ciertos peligros, quizás el más obvio es la superficialidad.  Las mega-iglesias que convierten las salas de cine en templos, corren el riesgo de institucionalizar una religiosidad popular evangélica.  (Ej. Agua del mar de Galilea, tierra de Jerusalén, viajes a la Tierra Santa, pañuelos y cruces especiales, etc.)  Gran parte de las iglesias evangélicas están preocupadas solamente en crecer numéricamente.  La cantidad no puede ser levantada como criterio de verdad.  Hoy existen ciertas escuelas de iglecrecimiento que pueden calcular hasta cuantos dólares les cuesta un nuevo creyente.

Tenemos que confesar que la cruz ha sido desplazada por una religiosidad que no pasa por la cruz.  Muchos lideres han sido cautivados por la "teología de la prosperidad", sin investigar si esta es bíblica o no.  Se ha dañado la relación del testigo con el testimonio.  Nos estamos acostumbrando a los escándalos entre los pastores y lideres en lo que tiene que ver con asuntos morales y financieros.

Se observa que en muchas iglesias las emociones han pasado a ocupar el lugar de la Biblia, es más importante lo que siento que lo que creo; esto es peligroso ya que una emoción tiene que ser reemplazada por otra más fuerte para que tenga efectividad.  Ya no somos el "pueblo de la Biblia y del himnario".  La Biblia se usa tangencialmente y los cultos se llenan de cánticos que se repiten interminablemente proyectados en una pared.  Ante esta nueva realidad donde predomina el sentimiento por sobre la razón, el comunicador del evangelio debe saber reconocer el mundo en el cual vive y no aplicar estrategias que fueron válidas en el pasado, pero que ahora son ineficaces.

Algunos dicen, que estamos en una época "post-denominacional", donde las grandes denominaciones ya no tienen la fuerza que tuvieron en décadas pasadas.  Los grandes referentes que intentaron agrupar a las iglesias del continente, están en crisis.  Hoy más bien las iglesias están dispuestas a seguir algún líder carismático, que les ofrece un seminario sobre "guerra espiritual", al cuál debe pagar una gran cantidad de dinero para poder participar.

Muchos sectores de las iglesias evangélicas han crecido bajo la seducción del poder.  Los políticos evangélicos no han dado los mejores ejemplos.  Las grandes luchas de los lideres evangélicos es por privilegios.  La Iglesia siempre debe ser contestataria y profética, esta última dimensión siempre debe estar presente en el mensaje cristiano, ya que la lucha por la justicia continúa ausente.  Esta es una asignatura pendiente.  Algo anda mal cuando los gobernantes de turno, se sienten cómodos con la Iglesia.  

ALGUNAS CARACTERISTICAS POSITIVAS DE LAS IGLESIAS EN AMÉRICA LATINA:

La Misión Integral, es un concepto que ha venido calando con fuerza en las iglesias evangélicas de América Latina.  En esto no podemos desconocer la enorme tarea que ha realizado agencias de desarrollo como Visión Mundial Internacional, Compassion Internacional y otras a nivel nacional a lo largo del Continente a través de sus publicaciones y talleres.  Ya es normal ver que una iglesia por sencilla que sea tiene al lado de su templo: un dispensario médico, una escuela, un comedor para los necesitados, etc.  Las iglesias en su mayoría han entendido que la misión de la Iglesia es integral, es decir que la evangelización va de mano con la responsabilidad social.  Que su deber es ser agente de cambio, de transformación en la comunidad donde se encuentra.  Hay una recuperación de la conciencia social evangélica.

Algunos sociólogos de la religión y teólogos sostienen que una de las claves del crecimiento de los protestantes, se encuentra en la aplicación que hacen del "sacerdocio universal de cada creyente".  Cada evangélico siente que su misión es dar a conocer el mensaje de Cristo y a la vez tiene un sentimiento de urgencia.  Tiene conciencia que él es responsable por esta tarea y es así que en las iglesias están empeñadas en esta tarea misionera, los pastores, mujeres, niños, laicos, indígenas y negros.  Se constituye así en un eje importante que apunta a la participación de todos los creyentes en la obra de Dios en el mundo, como un aspecto esencial de la misión de la Iglesia, que es misión del Reino.

A comienzos del siglo pasado mirando el mapa mundial podíamos ver que la mayor parte de los cristianos se encontraban ubicados en Europa, Estados Unidos, eran cristianos de rostro blanco.  Ahora al comenzar el siglo XXI podemos ver una situación inversa.  El mayor porcentaje de cristianos se encuentran en lo que hasta ayer se llamaba Tercer Mundo: Africa, Asia y América Latina.  El rostro de los cristianos ha cambiado, es de color moreno.  De estos continentes está surgiendo un inmenso espíritu misionero transcultural.  Lo interesante de esto, es que su estilo no es el tradicional como el que nos vino del norte con un marcado acento paternalista, sino que desarrolla toda la creatividad de las iglesias y en muchos casos son sostenidos económicamente por sus propias comunidades cristianas.  Como algunos dicen los hermanos de COMIBAM: "América Latina ha dejado de ser un continente que recibe misioneros, para pasar a ser un continente que envía misioneros al mundo".

Algo que están demostrando los diferentes congresos, talleres y seminarios en América Latina, es la búsqueda de la unidad.  En estos encuentros se puede ver la expresión viva de la unidad cristiana en medio de la diversidad.  Bautistas, presbiterianos, pentecostales, metodistas, anglicanos, luteranos, carismáticos y muchos más viven la experiencia de orar y adorar a Dios juntos, de aprender los unos de los otros, de aunar criterios para responder a los desafíos de la misión cristiana.  Sabiendo que es honesto reconocer que si proclamamos el evangelio que reconcilia al mundo, debemos estar reconciliados entre nosotros primero.

La reflexión teológica ha sido otro aspecto en el cuál los evangélicos en América Latina ha ido creciendo lentamente.  Cuando en 1969, se realizó el CLADE I en Bogotá, Colombia, se constató que los evangélicos teníamos una teología, pero como dijo el teólogo  René Padilla: "La teología de los evangélicos latinoamericanos, es una teología prestada".  Es decir, mucho de lo que se predicaba, se enseñaba en las instituciones teológicas, se leía o se publicaba, venia elaborado en algún país del norte.  A partir de esa fecha ha comenzado una renovación en este aspecto y vemos como ya existe literatura evangélica escrita por latinoamericanos, al igual que aportes en la himnología.  Revisando las declaraciones de congresos evangélicos, también vemos los ricos aportes que se ha hecho en este aspecto iluminando diferentes aspectos de los desafíos que enfrentan las iglesias en el continente.  En este sentido son dignos de destacar los aportes de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos (CIEE), la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL), el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) Visión Mundial Internacional, el Movimiento Cristiano Juntos Por la Niñez,  La Red del camino Para la Misión Integral. El Movimiento de Lausana.   Estos organismos han tomado conciencia que la labor teológica sólo tiene sentido si se mantiene vinculada estrechamente al ser y quehacer de las iglesias.  Pero todavía queda mucho por hacer en este aspecto, ya que la misma palabra teología, no es bien vista en algunos círculos evangélicos.

DESAFIOS PARA LA IGLESIA EN AMÉRICA LATINA:

1.-  LA GLOBALIZACION: No podemos negar que estamos inmersos en lo que se ha dado en llamar Globalización, esta crea actitudes y una disposición mental que puede ser lo opuesto de los que el Evangelio enseña acerca de la humana.    La tarea de los misioneros, pastores y evangelistas tendrán que luchar con la tensión entre globalización y contextualización.   Por otra parte, hay todavía regiones del mundo y en especial de América Latina donde la misión cristiana tiene que ayudar a pueblos que viven en la era pre moderna a enfrentar la transición hacia la modernidad impuesta por la migración, la urbanización, los desastres, o la necesidad de urbanización.

2.-  CRECIENTE POBREZA Y DESIGUALDAD: El aspecto económico del proceso de globalización ha acentuado las disparidades en el mundo.  Por una parte ha generado nueva riqueza y comodidades sin precedentes, poniendo las tecnologías más sofisticadas al alcance del ciudadano promedio en las naciones ricas y de las élites pudientes en las naciones pobres.  Por otro parte no ha podido, no ha podido cambiar las viejas estructuras de desigualdad ni modernizar las actitudes más profundas de las clases dirigentes, de manera que la desigualdad se ha acrecentado.  Este proceso ha traído inseguridad, sufrimiento y decadencia en la calidad de vida especialmente para aquellas personas cuyo bienestar depende de instituciones públicas, tales como los ancianos o jubilados, los niños y niñas y los estudiantes pobres.

3.-  LOS CAMBIOS EN LA IGLESIA CATOLICA: Notamos en América Latina que sacerdotes y laicos católicos están imitando muchos de los métodos pastorales y de evangelización que han sido creados y usados por las iglesias evangélicas.  Los cambios en la Iglesia católica constituyen un desafío a la identidad de los evangélicos y a su creatividad.  Esto nos lleva a definir cuáles son los distintivos de la fe evangélica.  Esto nos plantea  el problema  teológico de los fundamentos de la fe evangélica.  Las categorías teológicas  desarrolladas por los teólogos de la Liberación y los misionólogos evangélicos rápidamente van quedando obsoletas y caducas, y resultan inútiles para aquellos que están buscando discernimiento pastoral a fin de poder entender lo que está pasando.

4.-  EL HECHO RELIGIOSO:  Las ideologías de la modernidad tanto en su versión liberal como en la marxista, funcionaban con la presunción de que la religión  estaba en camino de desaparecer.  Sin embargo, en este comienzo de siglo las ideologías han perdido vigencia y nos encontramos con un mundo más religioso.  La nueva actitud hacia la religión y la proliferación de prácticas religiosas tiene que entenderse como parte de la revuelta contra la modernidad.  Las ideologías modernas de progreso indefinido y utopía social eran mitos que atraían y movilizaban a las masas para la acción.  Su fracaso y su caída han traído una toma de conciencia del vacío y la desilusión respecto a la capacidad de la razón humana para darle sentido a la vida y proveer respuestas a profundas cuestiones existenciales.

5.-  LA CULTURA DE LA POSMODERNIDAD: Hay grandes variantes en cuanto a la forma en que las posmodernidad afecta a las diferentes sociedades de América Latina.  Dentro de un mismo país nos encontramos con personas que viven en áreas rurales o remotas en una condición pre-moderna, marcada por el animismo y el temor constante a los espíritus que habitan en los cerros y ríos y causan las enfermedades, a los cuales hay que apaciguar con ofrendas y rituales.  Hay también personas que están pasando por un proceso de modernización mediante las escuelas primarias, los centros de salud y las comunicaciones  masivas.  Y hay juventudes urbanas que muestran las marcas de la posmodernidad.  Los horóscopos, el tarot, la adopción curiosa o supersticiosa de elementos de la religiosidad prehispánica o de cultos orientalistas han sustituido al entusiasmo por las ideologías y a la militancia política.     En la modernidad sus mitos proveían esperanza y un sentido de dirección a las masas, en la posmodernidad se da precisamente la pérdida de esos grandes sueños.  Nadie pretende tener hoy en día una clave sobre la dirección de la historia, y parece que eso ya no le importa  a casi nadie.

CONCLUSION: 

Es el materialismo el que subyace tras la actitud que hace delconsumo el factor determinante de la vida del ciudadano promedio en el mundo desarrollado.  De este modo la pasión por comprar y usar, la ideología del consumismo, se lanza a la consecución de esa increíble abundancia de bienes de consumo generados por la economía moderna.

En consecuencia, se hace necesario reconsiderar es estilo de vida de Jesús.  Tal vez nuestras imágenes de él y de lo que es la vida cristiana han estado demasiado condicionadas por el racionalismo de la modernidad.  Lo hemos hecho parecer más como un sombrío y serio profesor de teología que como un narrador de historias y maestro popular dedicado a hacer la voluntad de su Padre, pero que también tenía de disfrutar de la creación, la amistad humana, buenas comidas y juegos con los niños.

Hoy en medio de universidades presas en las tinieblas de la deconstrucción y la desesperanza, es imprescindible contar con grupos cristianos que sean comunidades de fe, amor y esperanza, capaces de expresar sin inhibiciones el gozo de la salvación y la nueva vida.  Es común que quienes van a trabajar como misioneros entre los pobres confiesen que muchas veces ellos reciben de vuelta el don de la alegría que aquellos parecen tener en abundancia, aún en medio de la pobreza y la persecución.

Publicado en
http://www.ftl-al.org/index.php?option=com_content&view=article&id=277:la-iglesia-en-america-latina-y-los-nuevos-desafios-del-siglo-xxi-victor-rey


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