martes, 25 de junio de 2013

Gran Hermano global

Saben cuándo salimos y entramos. Saben dónde estamos, por dónde caminamos o por qué carretera circulamos. Saben a qué hora nos levantamos o nos acostamos. Saben cuál es nuestro trabajo, cuánto ganamos o gastamos, y en qué lo gastamos. Saben si viajamos y en qué hotel nos alojamos. Conocen nuestra cuenta bancaria y todos los detalles de nuestros gastos con tarjeta. Conocen nuestros gustos, nuestras preferencias, nuestro equipo de fútbol, nuestra declaración de Hacienda, nuestra inclinación política y nuestras creencias. Saben con quién nos relacionamos, con quién hablamos. Pueden espiarnos y vernos dentro de nuestro propio domicilio con la cámara que nuestro ordenador contiene.
Pueden leer nuestros correos y conocer nuestras conversaciones telefónicas. La excusa es la de siempre, la seguridad.
Asusta pensar que del simple hecho de conocer, a la posibilidad de controlar solo hay un paso. Da miedo suponer adónde nos puede conducir todo esto. Aterroriza imaginar lo que alguien con poder de acceso a esta información o algún Gobierno sin escrúpulos pueda llegar a hacer algún día. La tecnología que en apariencia parece hacernos más libres puede terminar por someternos a la mayor de las esclavitudes. Los mundos imaginados por Orwell y Huxley pueden quedar obsoletos ante el Gran Hermano global al que nos están conduciendo. Si esto va a ser el progreso, yo prefiero desconectarme.

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