sábado, 22 de junio de 2013

"En Nicaragua hay una dictadura, más no puedo decir"  (Ernesto Cardenal)

El poeta, revolucionario y ex sacerdote nicaragüense, Ernesto Cardenal, llena auditorios a su paso por Alemania y Austria, en donde llama a la revolución para alcanzar la justicia social.
El sacerdote y poeta nicaragüense, Ernesto Cardenal en Berlín.
Todavía despierta fervor el teólogo católico, poeta y luchador más famoso de Nicaragua pese a que han pasado más de tres décadas desde que se convirtiera en ícono de la revolución nicaragüense. Luciendo su inseparable boina negra y rebelde melena blanca, Ernesto Cardenal sigue llenando auditorios y a veces da la impresión de que su plática es prédica a juzgar por las reacciones casi de fanatismo entre sus oyentes.
El poeta octogenario, de carácter tosco y algo uraño mostró una reserva inicial al aparecer ante el auditorio del Instituto Cervantes de Berlín, en donde quedó ocupada hasta la última silla pese a que la plática tuvo lugar a mediodía de un viernes. Cardenal pidió que no le preguntaran sobre la situación en Nicaragua. "Puedo decir que en Nicaragua hay una dictadura porque eso lo dice todo el mundo pero no puedo decir más porque tengo que regresar y vivir ahí", dijo y recordó que aunque la revolución en dicho país fue la mejor y la más bella que ha vivido, eso se ha perdido y ya no hay libertad.
Con una actitud de reserva inicial, se presentó ante un abarrotado auditorio.
Revolución traicionada
Tras el triunfo de la revolución sandinista en 1979 Cardenal fue nombrado ministro de Cultura de Nicaragua, desde donde promovió la alfabetización, así como un marxismo católico y pacífico que sigue defendiendo hoy día. En 1980 el poeta obtuvo el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes. El aclamado profeta de la teología de la liberación, se convirtió en una de las figuras más sobresalientes de la revolución sandinista que ahora considera traicionada, sin embargo su estilo político provocó entonces controversia y sus posturas religiosas molestaban cada vez más a la Iglesia Católica.
El momento más crítico se produjo durante una visita del Papa Juan Pablo II en 1983 en Managua cuando en la catedral de dicha ciudad Cardenal levantó el puño en señal de lucha al grito de: "¡Que viva la revolución!", lo que le valió que el Vaticano lo suspendiera del sacerdocio poco después.
Pese a su avanzada edad Cardenal sigue manteniendo un espíritu combativo. En Berlín no quiso hablar sobre la situación en su país, pero con motivo del Bicentenario que celebran numerosas naciones latinoamericanas las exhortó a alcanzar la segunda independencia. "La primera fue del imperio español, la segunda es del imperio norteamericano. Algunos países ya la tienen como Cuba, Venezuela y Ecuador. Hay otros que aunque también la desearían las circunstancias políticas y geográficas no se lo permiten, entonces tienen que buscar una revolución más moderada", dijo mencionando a Uruguay, Paraguay y Brasil.
Ernesto cardenal repartió un sinfín de autógrafos.
Lejos del mundo terrenal
Aunque vive alejado en la comunidad cristiana de Solentiname, que fundó en 1966 y se convirtió en símbolo de solidaridad con los pobres, sobre el viejo poeta penden varios procesos abiertos por el mismo Daniel Ortega, en represalia a sus constantes críticas. Sus cuentas bancarias han sido bloqueadas e incluso ha sido sometido a arresto domiciliario. En Berlín Cardenal rehusó contestar preguntas a los periodistas que se acercaron a él.
Pese a ello no ha perdido la esperanza y la fe en un mundo mejor. Cuando una mujer tetrapléjica le preguntó desde su silla de ruedas sobre la justicia en la vida cotidiana y cómo mantiene viva su esperanza, Cardenal respondió que tiene esperanza como revolucionario y como cristiano y citó el libro del ex jesuita mexicano José Porfirio Miranda titulado Marx y la Biblia. "Este sacerdote explica el término de justicia en la Biblia, en donde hay un libro que se llama Los Jueces. Ninguno de ellos juzgó nunca a nadie, todos fueron guerrilleros y libertadores, eso nos hace ver que la palabra justicia tiene otra connotación bíblica y cuando se dice que Dios es justo es por que está contra los ricos y a favor de los pobres", dijo.
El Juicio Final, no es otra cosa que el retorno de Jesucristo que se presentará en nombre de los oprimidos para someter a la humanidad a un juicio social. Así, para Cardenal el término justicia es sinónimo de revolución social a favor de los pobres.
Ícono de la revolución sandinista.
Tocar el cielo
Den Himmel berühren (Tocar el cielo) es como se llama la gira poético musical de Cardenal, que retoma el título de su último libro publicado en alemán. La suave voz de la revolución de Nicaragua lee textos que considera son su legado político y religioso y recorre unas 16 ciudades de Alemania y Austria acompañado de los cinco integrantes del Grupo Sal, que entonan melodías sudamericanas. "El amor a la belleza de la naturaleza y de las mujeres me llevó hacia Dios y el amor a Dios hacia la Revolución" se lee en dicha obra.
Cuando una mujer le preguntó sobre sus relaciones amorosas con las mujeres y si habría tenido hijos y nietos, Cardenal respondió con un escueto: "Que yo sepa no", lo que arrancó una carcajada del público. Luego explicó que antes de dedicarse a Dios a los 31 años había tenido una juventud muy disipada. "De todas maneras tengo muchos hijos espirituales y ahora que ellos tienen hijos, tengo muchos nietos", dijo sonriente extendiendo las manos.
Autora: Eva Usi
Editor: José Ospina Valencia

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