martes, 19 de marzo de 2013


Erich Fromm: Amor a la vida, a la libertad, a la humanidad

Víctor Rey 




Cuando tenía 17 años y cursaba tercer año medio, en el Liceo Valentín Letelier de Santiago, el profesor de Psicología y Filosofía nos habló de Erich Fromm y nos dio la tarea leer dos de sus libros: “El Arte de Amar” y “El Miedo a la Libertad”.  Fue la primera vez que escuche sobre este pensador que influyó a toda una generación.  Más tarde en la Universidad de Concepción  en algunos cursos de Psicología, Sociología y Filosofía, leímos y estudiamos: “El Corazón del Hombre”, “Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea”, “Marx y su Concepto del Hombre”, “El Dogma de Cristo”, entre otros.
Víctor Rey RiquelmeHace algunos días dos amigos me han prestado dos libros de Erich Fromm y he vuelto a leer apasionadamente a este pensador que tanto bien ha producido.  Me refiero a “Y seréis como Dioses” y “¿Podrá sobrevivir el hombre?”.  Dos textos claves que de dos ángulos tan diferentes como es la religión y la política analizan la sociedad actual. Dos textos de los años sesentas que parecen que fueron escritos ayer.
¿Quién fue Erich Fromm?  Nació en Frankfurt, Alemania en 1900.  Su padre era un hombre de negocios y según Erich, más colérico y con bastantes cambios de humor.  Su madre estaba deprimida con frecuencia.  Erich Fromm provenía de una familia muy religiosa, en este caso de judíos ortodoxos.  Hasta 1925 asistió a clases de El Talmud. El mismo se denominó más tarde un “místico ateo”.  Estudió filosofía en la Universidad de Heildelberg y realizó estudios y entrenamiento psicoanalítico en el Instituto Psicoanalítico de Berlín.   En 1922 se doctoró en Sociología. Entablo contacto con la Escuela de Frankfurt donde trabajó en estrecho contacto con Herber Marcuse, Walter Benjamín y Theodor Adorno. Debido al ascenso del nazismo, debió mudarse  a los Estados Unidos en 1934, estableciéndose en la ciudad de Nueva York, donde conocería muchos de los otros grandes pensadores refugiados allí.  Cerca del final de su carrera, se mudó a México para enseñar y por razones de salud de su esposa.  Murió en Suiza en 1980.  Dos años antes de morir el gobierno helvético lo había designado ciudadano honorario de Suiza.  Su orientación teórica llevará a la marca importante de la Teoría Crítica lo que redundará en un sistema teórico psicoanalítico con fuerte interpretación sociológica.
Fue un pensador inquieto que publicó una gran cantidad de libros, que se han transformados en clásicos.  Era un hombre profundo y optimista.  Era una persona inteligente que tenía esperanzas.  Su visión no era utópica, porque ella estaba fundamentada en la realidad.  Fue un optimista enamorado de la vida.  Siempre estuvo a favor de ella.
El fue un marxista que estudió en profundidad a Marx, y se interesó por el joven pensador, el de los primeros tiempos, el más humanista.  También fue muy conocedor de Freud, lo respetaba y al mismo tiempo era crítico.  Al estudiar estos dos pensadores le hizo adelantar una visión humanista y esperanzadora del futuro del hombre.  Muestra de esto es su “Credo Humanista”.
Fromm simplificaba las cosas para hacerlas entender.  Esto no quiere decir que lo que escribió no fuera profundo.  Tenía un concepto del hombre muy particular.  Con profundidad habló de las necesidades básicas del hombre, fundamentó muchas cosas en el amor, en la ética, y habló del problema de la autoridad.  Sus escritos se reducen a cosas muy elementales pero importantes.  Si algo le obsesionó fue la objetividad y el sentido de la realidad.
Logró de alguna manera una síntesis interesante de lo mejor del mundo oriental cercano: La Biblia, El Talmud, Los Profetas.  Del Mundo Oriental lejano: El Budismo Zen, y Susuki.  Y del mundo occidental griego y del mundo occidental místico: Eckhart, Spinoza y Scheweizer.  Además de Freud y Marx.
La teoría de Fromm es más bien una combinación de Freud  y Marx.  Por supuesto Freud enfatizó sobre el inconsciente, los impulsos biológicos, la represión y demás.  En otras palabras, Freud postuló que nuestro carácter estaba determinado por la biología.  Por otro lado, Marx consideraba a las personas como determinados por su sociedad y más especialmente por sus sistemas económicos.
Fromm añadió a estos dos sistemas deterministas algo bastante extraño a ellos: la idea de la Libertad.  El animaba a las personas a trascender los determinismos que Freud y Marx les atribuían.  De hecho, Fromm hace de la libertad la característica central de la naturaleza humana.
Fromm en su libro “El Corazón del Hombre”, afirma que el ser humano actual se caracteriza por su pasividad y se identifica con los valores del mercado porqué el hombre se ha transformado a sí mismo en un bien de consumo y maneja su vida como un capital que debe invertirse provechosamente.  El hombre se ha convertido en un consumidor sin límites, y el mundo para él no es más que un objeto para calmar su apetito.
Son de importancia sus estudios acerca de la relación que existe entre los sistemas políticos totalitarios y las religiones monoteístas. Según  Fromm, las religiones monoteístas educan a los individuos en la obediencia ciega a una autoridad superior, que pone las normas por encima de cualquier razón o discusión.  Así el individuo queda reducido a un mero servidor de un dios todopoderoso.  Esta mentalidad masoquista, adquirida desde la infancia, sería la base psicológica que ha hecho que muchos hombres y mujeres sigan ciegamente a dictadores como Hitler.
Publicó más de 30 títulos, algunos de tanta repercusión como “Anatomía de la destructividad humana”, “Escape a la libertad”, “El hombre por sí mismo”, “El lenguaje olvidado”, “La Sociedad Sana”, “La misión de Sigmund Freud” y “El dogma de Cristo”, y otros ensayos sobre religión, psicología y cultura.
En “El arte de amar”, analiza el desarrollo del sentimiento amoroso, en su opinión “única respuesta humana a los problemas de la existencia”, en tanto que en “El miedo a la libertad” estudia la evolución de ese requisito de la cualidad de hombre desde la Edad Media y profundiza en los mecanismos psicológicos que llevan a la adhesión a los regímenes totalitarios. Su inconformismo se expresa, sobre todo, en “La crisis del psicoanálisis”, mientras que su última visión de las posibilidades humanas está reflejada en “La revolución de la esperanza”.
Su legado ha quedado vigente en sus textos ejemplares en los que al rigor científico se unen la sagacidad del observador de hechos sociales y la vasta cultura de alguien que había trabajado intensamente en conocimientos históricos, filosóficos y antropológicos.  Y a la vez la, la precisión y la elegancia de un literato de raza.  En una ocasión Fromm se reconoció deudor en cuanto a su concepción del mundo, de Marx y de Freud, “pero también de Goethe”.  La cita bien vale como una definición de su espíritu, preocupado por hondas inquietudes acerca del porvenir de la cultura de nuestro tiempo.




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