¡QUE VIVA QUITO!
Víctor Rey
La
primera vez que pasé por Quito fue a fines del año 1980. Con tres amigos chilenos viajamos por bus
desde Chile a Colombia para participar en un seminario de capacitación en
Bogotá. Allá en Colombia un amigo ecuatoriano me preguntó que me había parecido
Quito. La verdad es que no supe
contestar ya que en un viaje tan largo solo quería llegar pronto al
destino. Al regreso de ese evento decidí
poner atención y fijarme más en esta ciudad y sus detalles. Realmente me
impresionó y lamenté no tener tiempo para conocerla mejor. La vida me dio la oportunidad de visitar
Quito y el privilegio de vivir por ocho años en esta bella ciudad. Creo que soy
afortunado, ya que vivir rodeado de montañas verdes, donde amanece a las seis
de la mañana con un sol radiante y donde la temperatura es primaveral todo el
año es algo maravilloso. Por esta razón
ahora que se cumplen 484 años de su fundación, por Sebastián de Benalcázar en
1534, comparto la riqueza de esta urbe
moderna y tradicional, rica en cultura, historia, y arte, invitándolos a visitarla y caminar pos sus
calles y sus 25 parques que están a vuestra disposición. También para saborear su rica gastronomía y
disfrutar de la cálida amistad del quiteño. Dice un dicho que uno no es de
donde nace sino de donde quiere morir.
Yo digo que uno no es de donde nace sino de donde quiere vivir y yo
quiero vivir en Quito.
Quito,
Patrimonio Cultural de la Humanidad, está rodeada de valles y escoltada por
hermosos volcanes activos. Desde la mitad del mundo, Quito resplandece con el
cielo más azul del equinoccio y con su gente amable y trabajadora; es el centro
del mundo de la cultura y de la libertad. “Quito Ciudad Convento” o “Claustro
de América”, “Relicario de Arte en América”, “Quito Luz de América”, “Capital
Iberoamericana de la Cultura” “Carita de Dios”, son algunos de los títulos que
le han llevado a esta bella y franciscana ciudad a ser la capital más hermosa
de América Latina.
Quito es una ciudad donde los matices
coloniales de su centro histórico contrastan con sus modernos edificios del
presente. Un lugar que guarda los enigmas de una historia milenaria, la
magnífica herencia del encuentro de dos mundos y los secretos de la cultura del
mestizaje que lo llevaron a convertirse, el 8 de septiembre de 1978, en la
primera ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, que posee el perímetro más
amplio de arquitectura colonial de América Latina. La Plaza de la Independencia, también llamada
“Plaza Grande” sigue representando el corazón fundamental de la capital
ecuatoriana como en tiempos de la colonia, está flanqueada por la casa de
Gobierno o Palacio de Carondelet, el Palacio Arzobispal, la Catedral
Metropolitana y el Palacio Municipal.
En el Centro Histórico existen detalles
muy llamativos que se han mantenido por más de 500 años y que reflejan el alma
de la ciudad, como la Calle de las Siete Cruces, la Cuesta del Suspiro, el Arco
de la Reina, la Plaza de San Francisco, La Ronda o la Calle de los Milagros,
porque no es solo una exposición monumental, sino una estructura viva, donde la
modernidad no ha anulado las formas tradicionales de ser de los quiteños,
alegres, dicharacheros, ingeniosos, generosos y amantes de reunirse en una
esquina para cumplir con un ritual básico de la vida en comunidad.
Quito es una de esas ciudades que
pueden hechizar y conquistar el errante corazón del viajero en busca de
visiones para la memoria de su retina; pero también es un laberinto de
sensaciones donde cada uno debe encontrar su rincón favorito.
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