viernes, 14 de diciembre de 2018

En el aniversario 80 de su nacimiento





LEONARDO BOFF, 80 AÑOS DEL TEÓLOGO DEL CAMINO

Víctor Rey

El teólogo brasileño Leonardo Boff ha cumplido ochenta años (Concordia, Santa Catarina, 14 de diciembre 1938), durante los cuales ha hecho un largo y fecundo itinerario por los caminos de la vida que se bifurca en múltiples sendas: la experiencia religiosa, la teología, la ecología, la política, la academia, el púlpito, la cátedra, la foresta, la ciudad.  Boff ha hecho camino al andar dejando huella por donde ha pasado y sigue pasando. Y siempre desde el pensamiento crítico y heterodoxo.   Ahí radica precisamente su creatividad en todos los campos en los que ha trabajado. Su vida y su pensamiento demuestran que es un intelectual que rompe esquemas, abre horizontes nuevos y propone alternativas donde parece que no hay salida o se cree que la salida es una sola. Él es uno de los teólogos más innovadores de la teología latinoamericana, y es una fuente de inspiración hoy ante la crisis que vive la teología y la eclesiología.
Tuve la oportunidad de conocer y compartir con Leonardo Boff, allá por el año 2013 en Managua, Nicaragua cuando fui invitado a un coloquio en la casa  del ex canciller Miguel D´Escoto, donde se reunieron varios sacerdotes y teólogos católicos.  Yo fui uno de los pocos invitados no católico a ese conversatorio. Al comenzar su charla, lo primero que nos dijo Boff, fue: “quién no entienda que el mundo ha cambiado, no entiende nada de lo que está pasando hoy”. Nos habló de la crisis de la modernidad y también de la crisis que viven hoy las iglesias y de cómo hay que ser creativo e innovador para salir de esta situación.
En su quehacer teológico ha sabido compaginar ejemplarmente, durante más de cinco décadas, el rigor metodológico y la denuncia profética. El rigor metodológico lo demuestra con su recurso a la doble mediación de la teología de la liberación: la socio-analítica y la hermenéutica. Boff recurre a la mediación de las ciencias humanas y sociales para un mejor conocimiento de la realidad donde se ubica, para descubrir los mecanismos de opresión que atentan contra la vida de los pobres y para liberar a la teología de su, neutralidad social, de su, supuesta, neutralidad política y de su, sólo aparente, indiferencia ética. Recurre asimismo a la hermenéutica, necesaria para el estudio y la interpretación de los textos fundantes del cristianismo y para no caer en el fundamentalismo, una de las manifestaciones más perversas de las religiones. A través de la hermenéutica analiza el pre-texto y el con- texto de dichos textos, descubre su sentido primigenio y pregunta por su significado hoy a la luz de los nuevos desafíos y de las nuevas preguntas que plantea la realidad.
Boff es considerado, y con razón, uno de los principales cultivadores de la teología de la liberación (TL). A ella accedió a partir del impacto que le produjo el gran basurero que formaban las favelas de Petrópolis, donde llevó a cabo un intenso trabajo socio-pastoral desde comienzos de la década de los setenta del siglo XX. Su reflexión teológica en clave liberadora nació, asimismo, de la necesidad de dar respuesta a las preguntas que le planteó un grupo de sacerdotes comprometidos con el mundo indígena de la selva amazónica hace ahora cuatro décadas: ¿cómo anunciar la muerte y la resurrección de Jesús a indígenas que están siendo exterminados y muriendo por las enfermedades de los blancos? ¿Cómo anunciar la buena noticia de la salvación a las poblaciones explotadas? ¿Cómo hablar de Dios inteligiblemente, y no de manera cínica, a personas indígenas que viven la experiencia de lo sagrado en contacto con la naturaleza? Las experiencias vividas en el mundo de la pobreza extrema y de la marginación cultural y la necesidad de responder a las preguntas que surgían de ahí le llevaron a dedicarse por entero, profesional y vitalmente, a fundamentar la nueva metodología de la liberación.
La teología apenas ha mostrado interés por la ecología. Boff ha llenado ese vacío llevando a cabo una reflexión teológica en perspectiva ecológica, que cuestiona la supuesta fuerza emancipadora del paradigma científico-técnico de la modernidad. Un paradigma selectivo, centrado en el ser humano, que ni es universalizable ni integral, ni siquiera humano. Como alternativa propone un nuevo paradigma en el que el ser humano no compite con la naturaleza sino que está en diálogo y comunicación simétricos con ella con relaciones de sujeto a sujeto, y no de sujeto a objeto. El ser humano y la naturaleza conforman un entramado de relaciones multidireccionales caracterizadas por la interdependencia y no por la autosuficiencia. Se establece, entonces, un pacto entre todos los seres del cosmos regido por la solidaridad cósmica y la fraternidad-sororidad sin fronteras, gremialismos o tribalismos.
Razón y esperanza o, mejor, optimismo militante es lo que mejor define la vida, la personalidad y la obra de Boff. A veces ha sido acusado de utópico, sin darse cuenta sus acusadores de que esa acusación, más que un insulto es un elogio.

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