UNA
APROXIMACION A EDMUND HUSSERL Y LA FENOMENOLOGIA DE LA RELIGION
Víctor Rey
Víctor Rey
Cuando estaba terminando de estudiar filosofía en la Universidad de Concepción, en el curso de Filosofía Contemporánea, casi todo el último semestre lo dedicamos a estudiar a Edmund Husserl (1858-1938) pensador alemán, protestante y su Fenomenología Trascendental. Uno de los pensadores más influyentes del siglo XX y también del XXI. Fue discípulo de Franz Brentano y estudió, física, matemáticas, astronomía antes de dedicarse completamente a la filosofía. Nació en el seno de una familia judía en Moravia, la antigua Checoslavaquía. Nunca pensé que con el correr del tiempo este pensador tendría tanta importancia, y en especial cuando su método se aplica al fenómeno religioso. He tenido la oportunidad de enseñar este curso en algunas instituciones teológicas y doy gracias por mi formación en filosofía que me ha permitido entrar en diálogo con esta disciplina y la teología. Creo que hoy es más urgente que nunca volver a leer a este filósofo y tratar de aplicar su metodología en un mundo donde lo religioso ha vuelto a surgir, a pesar de los pronósticos que decían que la religión estaba en un proceso de retroceso y que la secularización se imponía. La realidad nos muestra lo contrario y en especial en América Latina donde nuevas religiones, nuevas espiritualidades y nuevos movimientos buscan hacerse un espacio. He vuelto a leer mis apuntes de aquellos años, lo he ordenado y los comparto ahora como una pequeña contribución y homenaje a este pensador.
La fenomenología reacciona contra el positivismo
científico, que identifica lo real con lo objetivable, es decir, con lo
verificable empíricamente en un proceso de causa-efecto, por lo tanto, la
fenomenología descubre que lo real en su profundidad esencial, es
in-objetivable.
Lo anterior significa que el carácter in-objetivable
de la realidad profunda determina que no hay objeto sin sujeto, y es este
último el que constituye la realidad esencial. Por tanto, el sujeto es el que
da la dimensión de sentido o intencionalidad.
De este modo lo real es lo que aparece al sujeto. Esta realidad no es detectable a primera
vista, por lo cual debe ser descubierta, revelada en su profundidad. Solo así aparece lo real.
Los rasgos fundamentales de la fenomenología son:
a) se trata de un método que
consiste en describir el fenómeno, es decir, aquello que se da inmediatamente.
La fenomenología representa una actitud radicalmente contraria a todos los
rasgos que dominan al siglo XIX.
b) Su objeto los constituye la esencia,
es decir, el contenido inteligible ideal de los fenómenos que es captado en
visión inmediata: la intuición inmediata.
La regla primera y fundamental del método
fenomenológico es la conciencia que pone originariamente, que avanza hacia “las
cosas mismas”, entendiendo por “cosas” aquello que “vemos”, estar delante de
nuestra conciencia. Esto no significa que haya algo desconocido que se oculta
detrás del fenómeno. La fenomenología no pregunta por lo subyacente, ella no
busca establecer si es real aquello que se muestra o un fenómeno, sino lo dado.
Consiste en mostrar aquello que se halla presente y en esclarecer esto que se
nos da. No explica mediante leyes, ni a bases de principios, sino que ve,
inmediatamente, lo que se halla ante la conciencia, su objeto. La
fenomenología se orienta hacia lo objetivo, no le interesa el concepto
subjetivo, sino aquello que es sabido, amado, dudado, odiado etc.
A fin de completar la idea del concepto; daremos un
ejemplo sencillo: todos hemos tenido la ocasión de abrir una botella con tapón
de corcho, si lo vemos desde el método positivista, tendremos que remitirnos al
efecto-causa, es decir, la causa que produjo su materia y su forma determinada,
de este modo llegaremos a la máquina de fabricar tapones de corcho y al árbol
de cuya materia se sacó el corcho. Cuando abordamos el objeto; de esta
perspectiva positivista, cuyo proceso es el efecto-causa, la botella que
es el sentido o intencionalidad del corcho, pasa a un segundo plano. Aquí es
preciso dejar claro lo siguiente: la realidad profunda de este tapón de corcho
no se exime de su explicación objetiva de causa a efecto, pero la trasciende por
la dimensión de su sentido inobjetivable. Sin la dimensión de sentido, nos
quedaríamos sin comprender qué es realmente ese tapón de corcho. No habría
plena objetividad y es ésta la crítica que la fenomenología le hacer al
positivismo reduccionista.
La fenomenología aplicada al comportamiento religioso
del ser humano es lo que nos interesa ahora.
El ser humano es por naturaleza un ser dotado de
trascendencia, capaz de religarse. Desde la remota prehistoria es un homo
religiosus que se proyecta como una constante transcultural y
universal. Su finitud radical humana lo ha llevado a verse y sentirse criatura
con una profunda necesidad de ligarse a lo tremendo, mistérico, sagrado.
La religiosidad humana ha sido una constante
transcultural, así lo evidencias los vestigios arqueológicos, paleontológicos,
epigráficos e iconográficos. Desde el paleolítico, mesolítico y neolítico,
pasando por la cultura sumerobabilónica, egipcia, indoeuropea antigua, griega,
romana, etrusca, amerindias, gnósticas, afroasiáticas del hinduismo, budismo,
confucianismo, chamanismo, taoísmo, sintoismo y las religiones monoteístas como
la hebrea, la cristiana e islámica.
Desde la fenomenología el comportamiento religioso del
ser humano puede mostrar que la realidad profunda, y por tanto su comprensión
nos remite a una realidad que trasciende el círculo inmanente de objeto-sujeto
en el mundo. El problema existencial del hombre en su realidad finita y en su
carencia ontológica, es decir, en su falta de fundamento o inconsistencia
autónoma es como un “ojal” cuyo sentido no está en si mismo, sino en un “botón”
no inmanente al ojal, pero sin cuya referencia al ojal la comprensión queda
incompleta.
Dicho de otra forma; el ser humano experimenta su
realidad profana, es decir, su presencia en el mundo, como radicalmente no
fundado en sí mismo, remitiéndose a otra realidad que trasciende lo profano, a
esa realidad fundante se le denomina lo sagrado.
El fenómeno religioso, al igual que cualquier otro
fenómeno tiene una doble relación: sujeto y objeto, basada en el carácter
intencional propio de la conciencia-sujeto. En la fenomenología de la religión
el objeto es lo sagrado y el sujeto es el hombre creyente. Esta relación se
manifiesta mediante actos humanos que revelan sentimientos de dependencias
respecto a algo superior y trascendente. La comprensión de la actitud religiosa
escapa a los datos de las ciencias, cuya metodología es incapaz por si
misma de alcanzar la estructura íntima del fenómeno. Por eso es necesaria otra
forma de acercamiento que haga posible penetrar la intimidad del dato y
descubra su formalidad específica.
En la mostración del fenómeno se dan tres
niveles distintos:
1. La vivencia: consiste en la experiencia
de lo sagrado, con lo trascendente, dentro de su contexto histórico y cultural.
Es una vivencia relacional que se da con el mundo, con el otro individual y con
el grupo humano. Los rasgos de esta relación tienen una gran incidencia en la
socialización de la experiencia religiosa. Sobre la base de esta vivencia
humana, se inserta la experiencia religiosa.
2. La comprensión: esto implica la
posibilidad de obtener resultados apetecidos en el conocimiento religioso
mediante la observación de hechos que abran el camino hacia una interpretación
comprensiva sin emitir juicio valorativo alguno. Para cumplir el cometido de
comprender y justificar la vivencia, viendo su estructura y sentido último, la
fenomenología de manera indirecta, reconstruye la vivencia originaria
contemplándola no en sí misma, sino como en un espejo, el de su propia
conciencia de observador.
3. El testimonio: La fenomenología de la
religión no comienza hablando de Dios, sino de la experiencia vivencial
que el hombre tiene de él y que se manifiesta en la trama de su vida. Su
objetivo es analizar las respuestas dadas por el hombre a la interpelación de
lo sagrado, así como conocer la forma de vivir esta llamada. Por este procedimiento
es posible descubrir la fe del creyente en Dios y su comportamiento para con
él, pero sin emitir juicios valorativos.
La tarea propia de la fenomenología de la religión
va a ser su intento de describir no tanto los datos objetivos como la
vivencia subjetiva de esos datos. De lo que se trata es de investigar y
describir cómo el sujeto vive el fenómeno religioso, qué experiencia tiene,
cuáles son los elementos fundamentales de la misma. Ciencias como la psicología
religiosa; que se acerca al fenómeno religioso con la intensión de desentrañar
los mecanismos inconscientes o subconscientes, bajo el supuesto de que el
sentimiento religioso es el eros básico del ser humano, hacen
un aporte significativo al estudio del hecho religioso, sin embargo, su atención
principal no radica en la vivencia religiosa, sino en la conexión de las
representaciones religiosas con algún posible problema de tipo psicológico, ya
sean traumas, represiones o impulsos ligados al deseo y sus satisfacciones y
frustraciones. Por otro lado la sociología de la religión parte del supuesto
que los fenómenos religiosos hablan de la realidad social y simultáneamente,
que la tradición generadora de mitos y ritos es colectiva. Esta ciencia afirma
que el fenómeno religioso es esencialmente comunitario y por lo tanto repercute
en la sociedad. En suma, todo individuo religioso, en cualquier contexto y
circunstancia, experimenta un fenómeno religioso; y será tarea de la
fenomenología de la religión describir e interpretar ese hecho religioso y
su sentido y significación más propia.
El método fenomenológico tiene dos momentos o pasos:
a) La descripción del hecho: es el punto
de partida que inicia con la observación del hecho que se muestra al
sujeto, lo dado en la experiencia combinado con la reflexión que determinará la
comprensión intelectiva con el dato observado. Esta es la fase descriptiva
centrada en la esfera apariencial del objeto en cuestión. Aplicado al hecho
religioso la fenomenología se sirve de la acumulación de datos históricos,
sociológicos y sicológicos que exigen una sistematización y discernimiento.
b) La Interpretación: La descripción no es
suficiente para sacar conclusiones. Es preciso recurrir a otros elementos que
subyacen a las manifestaciones externas y que en el caso de una experiencia
religiosa, se constituyen en un principio agente del fenómeno. Lo que se
muestra en el exterior es una manifestación de una actitud profunda, que
responde a una vivencia o experiencia única. Los diversos descubrimientos
hechos a partir de relaciones de dependencias con lo sagrado, en contextos
socioculturales distintos, ha permitido interpretar e identificar la religión
como fenómeno humano original y específico a partir del encuentro del hombre
con Dios con una nueva esfera de la realidad, lo sagrado.
Presupuesto metodológico: El método fenomenológico es un procedimiento
hermenéutico y en la aplicación de este método es necesario hacer las
siguientes consideraciones:
1. El hecho religioso es un hecho humano específico,
ubicado dentro de un tiempo y espacio concreto. Su historicidad está
fuera de duda y su objeto de investigación no es su existencia propiamente,
sino su esencia. El fenomenólogo se atiene al dato empírico auténtico y capta
su peculiaridad, luego interpreta lo observado sin distorsionar su sentido. Una
vez hecha esta aproximación hermenéutica, se establece una comparación
sistemática de las diferentes formas del hecho a lo largo de la historia y en
los diversos contextos socioculturales. Se trata aquí de una labor de síntesis
de datos y características que sirven para que el especialista explicite y de
una compresión significativa.
2. La religión como un hecho humano complejo y
significativo. La estructura
del hecho religioso es sumamente compleja. Involucra una serie de elementos con
significación específica sujetas a la intencionalidad del sujeto humano. Aquí
entran en juego la parte propia del ser humano; el sujeto (noesis) y el
elemento objetivo (noema) que cualifican el hecho religioso dotándolo de
sentido. Descubrir esta significación es tarea de la fenomenología de la
religión. En síntesis, el método de la fenomenología de la religión se
caracteriza por dos cosas: La actitud
mental que adopta, es decir el respeto a la significación de los datos y el concepto clave que emplea, es decir, la
manifestación como base del conocimiento
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