LEONARDO BOFF, 81 AÑOS DEL TEÓLOGO DEL CAMINO
Víctor Rey
El teólogo brasileño Leonardo Boff ha
cumplido ochenta y un años (Concordia, Santa Catarina, 14 de diciembre 1938),
durante los cuales ha hecho un largo y fecundo itinerario por los caminos de la
vida que se bifurca en múltiples sendas: la experiencia religiosa, la teología,
la ecología, la política, la academia, el púlpito, la cátedra, la foresta, la
ciudad. Boff ha hecho camino al andar
dejando huella por donde ha pasado y sigue pasando. Y siempre desde el
pensamiento crítico y heterodoxo. Ahí radica precisamente su creatividad en
todos los campos en los que ha trabajado. Su vida y su pensamiento demuestran
que es un intelectual que rompe esquemas, abre horizontes nuevos y propone
alternativas donde parece que no hay salida o se cree que la salida es una
sola. Él es uno de los teólogos más innovadores de la teología latinoamericana,
y es una fuente de inspiración hoy ante la crisis que vive la teología y la
eclesiología.
Tuve la oportunidad de conocer y compartir
con Leonardo Boff, allá por el año 2013 en Managua, Nicaragua cuando fui
invitado a un coloquio en la casa del ex
canciller Miguel D´Escoto, donde se reunieron varios sacerdotes y teólogos
católicos. Yo fui uno de los pocos
invitados no católico a ese conversatorio. Al comenzar su charla, lo primero
que nos dijo Boff, fue: “quién no entienda que el mundo ha cambiado, no
entiende nada de lo que está pasando hoy”. Nos habló de la crisis de la
modernidad y también de la crisis que viven hoy las iglesias y de cómo hay que
ser creativo e innovador para salir de esta situación.
En su quehacer teológico ha sabido compaginar
ejemplarmente, durante más de cinco décadas, el rigor metodológico y la
denuncia profética. El rigor metodológico lo demuestra con su recurso a la
doble mediación de la teología de la liberación: la socio-analítica y la
hermenéutica. Boff recurre a la mediación de las ciencias humanas y sociales
para un mejor conocimiento de la realidad donde se ubica, para descubrir los mecanismos
de opresión que atentan contra la vida de los pobres y para liberar a la
teología de su, neutralidad social, de su, supuesta, neutralidad política y de
su, sólo aparente, indiferencia ética. Recurre asimismo a la hermenéutica,
necesaria para el estudio y la interpretación de los textos fundantes del
cristianismo y para no caer en el fundamentalismo, una de las manifestaciones
más perversas de las religiones. A través de la hermenéutica analiza el
pre-texto y el con- texto de dichos textos, descubre su sentido primigenio y
pregunta por su significado hoy a la luz de los nuevos desafíos y de las nuevas
preguntas que plantea la realidad.
Boff es considerado, y con razón, uno de los
principales cultivadores de la teología de la liberación (TL). A ella accedió a
partir del impacto que le produjo el gran basurero que formaban las favelas de
Petrópolis, donde llevó a cabo un intenso trabajo socio-pastoral desde
comienzos de la década de los setenta del siglo XX. Su reflexión teológica en
clave liberadora nació, asimismo, de la necesidad de dar respuesta a las
preguntas que le planteó un grupo de sacerdotes comprometidos con el mundo
indígena de la selva amazónica hace ahora cuatro décadas: ¿cómo anunciar la
muerte y la resurrección de Jesús a indígenas que están siendo exterminados y
muriendo por las enfermedades de los blancos? ¿Cómo anunciar la buena noticia
de la salvación a las poblaciones explotadas? ¿Cómo hablar de Dios
inteligiblemente, y no de manera cínica, a personas indígenas que viven la
experiencia de lo sagrado en contacto con la naturaleza? Las experiencias
vividas en el mundo de la pobreza extrema y de la marginación cultural y la
necesidad de responder a las preguntas que surgían de ahí le llevaron a
dedicarse por entero, profesional y vitalmente, a fundamentar la nueva
metodología de la liberación.
La teología apenas ha mostrado interés por la
ecología. Boff ha llenado ese vacío llevando a cabo una reflexión teológica en
perspectiva ecológica, que cuestiona la supuesta fuerza emancipadora del paradigma
científico-técnico de la modernidad. Un paradigma selectivo, centrado en el ser
humano, que ni es universalizable ni integral, ni siquiera humano. Como
alternativa propone un nuevo paradigma en el que el ser humano no compite con
la naturaleza sino que está en diálogo y comunicación simétricos con ella con
relaciones de sujeto a sujeto, y no de sujeto a objeto. El ser humano y la
naturaleza conforman un entramado de relaciones multidireccionales
caracterizadas por la interdependencia y no por la autosuficiencia. Se
establece, entonces, un pacto entre todos los seres del cosmos regido por la
solidaridad cósmica y la fraternidad-sororidad sin fronteras, gremialismos o
tribalismos.
Razón y esperanza o, mejor, optimismo
militante es lo que mejor define la vida, la personalidad y la obra de Boff. A
veces ha sido acusado de utópico, sin darse cuenta sus acusadores de que esa
acusación, más que un insulto es un elogio.
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