Los viajes del Che Guevara
Víctor Rey
A fines de agosto del
2015, estuve en Córdoba, Argentina, invitado por el joven matrimonio compuesto
por Josías y Luchi. Los padres de Luchi
me hospedaron esos días en los cuales visitamos algunas iglesias y tuvimos
momentos de ricas conversaciones con jóvenes en torno a mates, cervezas o
cafés, recorriendo la ciudad. Uno de
estos días Guillermo y Susy los padres de Luchi me invitaron a conocer la Casa
Museo del Che en la ciudad de Alta Gracia que queda a 40 kilómetros de
Córdoba. Esta visita fue muy
inspiradora. Por supuesto no pude dejar
de recordar la película “Diarios de motocicleta” (2004) donde se narran estos
primeros viajes. Estar en el lugar donde el niño Ernesto Guevara vivió por 11
años me hizo reflexionar en la vida itinerante que este ícono del siglo XX que
ha inspirado a tantas generaciones. El
ver su bicicleta con la cual recorrió parte del norte de Argentina y la réplica
de la moto con la cual viajo a Chile, dan para pensar. Me hicieron recordar mi primer viaje solo en
una tarde de invierno a los 10 años cuando tome un tren de Santiago a Rancagua.
También los viajes “mochileando” que hice por tres veranos con unos amigos
recorriendo el norte y sur de Chile, en los últimos años de la secundaria, en
los tiempo de la Unidad Popular del gobiernos de Salvador Allende, donde nos
internábamos por dos meses “construyendo el socialismo”, haciendo trabajos
voluntarios. De alguna manera como el
Che conocí la explotación de los obreros y campesinos en mi país. Luego vinieron los viajes por América
Latina. Recuerdo el segundo que hice con
tres amigos donde viajamos por tierra a Colombia. Conocer por dentro nuestro continente fue
algo que me marcó. Este viaje incluyó un
conflicto bélico entre Perú y Ecuador.
En esa oportunidad no tuvimos que quedar por un mes en la ciudad de
Guayaquil sin poder regresar a Chile. Y
por coincidencia en esa ciudad también conocimos una de las casas donde vivió
por un tiempo el Che en su peregrinaje hacia Cuba.
Los viajes de Ernesto
Guevara pueden dividirse fácilmente en dos categorías: los que realiza movido
por su espíritu aventurero, como su recorrida por gran parte del territorio
argentino a bordo de una bicicleta a la que le había adosado un motor, o sus
dos viajes por América Latina en compañía de Alberto Granado y, por otra parte,
las giras que lleva a cabo como representante de la Revolución Cubana ante
otros países u organismos internacionales.
En 1949, mientras
cursaba su segundo año en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, el joven
Ernesto decide lanzarse a la aventura y recorrer las provincias Argentinas de
Santa Fe, el norte de Córdoba y el este de Mendoza. Su ingenio le permite
adaptar un motor de fabricación italiana marca "Cucciolo" a una bicicleta.
Ernesto terminará recorriendo casi todo el norte del país y será noticia, por
varios días, en una de las revistas deportivas más conocidas de la argentina de
aquellos años, "El Gráfico". En cada escala escribía sus notas de
viaje en un cuaderno.
En su paso por la
provincia de Córdoba, después de un accidente de tránsito del que
milagrosamente sale ileso, Ernesto hace amistad con un "linyera",
quien lo convenció de tener oficio de peluquero y se ofreció a demostrárselo
practicándole un corte gratis. Nacería de este encuentro casual, el apodo de
"Pelado" que su amigo Alberto Granado le pondrá al verlo con la
cabeza rapada hasta las raíces cuando Ernesto lo visita en el leprosario en el
que Granado trabajaba, en el pueblito del Chañar, en las afueras de la capital
mediterránea Argentina.
Guevara pasa de
Córdoba a la provincia de Santiago del Estero y luego la meta será Tucumán. El
plan original se pierde a medida que Ernesto avanza y descubre los paisajes del
interior argentino. Siempre hay algo más allá adonde debe llegar, algo nuevo
que debe ser descubierto. Cruza La Rioja y visita Mendoza, llega hasta Salta,
una de las provincias del noroeste, a más de 2.000 kilómetros de Buenos Aires y
su familia.
En 1950, cansado de
la situación económica que lo agobia, Ernesto busca trabajo en la marina
mercante. Es contratado en los buques de bandera argentina "Anna G.",
"Florentino Ameghino", y "General San Martín". En ellos
hará travesías destacado como enfermero, desde Comodoro Rivadavia, en el sur
argentino, hasta Trinidad y Tobago en el Caribe. También visitará, en cargueros
y petroleros, las costas de Brasil y Venezuela. Mientras navega estudia las
materias que luego rendirá, en su mayoría como libre, en la Facultad de
Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
Cuando Ernesto
Guevara pierde su trabajo en la marina mercante, viaja a Córdoba para visitar a
su novia María del Carmen "Chichina" Ferreyra. De paso aprovecha para
encontrarse con los hermanos Granado. En esa visita a la provincia mediterránea
argentina, Ernesto planeará una de las aventuras que marcará definitivamente el
perfil que tomará su vida. Junto con su amigo de la infancia Alberto Granado
deciden recorrer cinco países sudamericanos montados en una motocicleta Norton
de 500 centímetros cúbicos de cilindrada a la que llamaban "La Poderosa
II". A fines de 1951 los jóvenes se lanzan a la cruzada.
Granado y Guevara
salen de Córdoba hacia Buenos Aires donde se despedirán de los padres de
Ernesto. Celia De la Serna le pide a Alberto que traiga al Che de vuelta sano y
salvo, para que pueda terminar su carrera de médico. Un tercer tripulante se
suma a la aventura. Se trata de un cachorro de perro de policía, al que el Che
bautiza con el nombre de "Comeback" y que será el regalo de despedida
que el joven le entregará a María del Carmen antes de su partida.
Que el Che le haya
puesto "regreso" al presente que entregaría a su novia, indica su
intención de regresar algún día. Pero es evidente que algo en él necesita, por
algún llamado desconocido que no alcanza a comprender del todo, lanzarse a la
aventura, conocer, probar su capacidad frente al asma, su resistencia, su
respuesta ante las dificultades extremas. La próxima parada será Miramar, una
playa en el litoral atlántico argentino, donde "Chichina" toma sus
vacaciones. Ernesto quiere despedirse de la primera y quizás única mujer que
realmente amó en su vida. La relación con "Chichina" está documentada
por la mano del Che. Ninguna otra relación amorosa de Ernesto ha sido descrita
y expresada con tanta claridad como la que él vivió con María del Carmen
Ferreyra. Quizá las experiencias en combate, o las responsabilidades políticas
que tuvo que asumir, o los cargos públicos que lo pondrían frente a los ojos de
miles de personas, no se lo permitieron. Lo cierto es que Ernesto amó sin
reservas a María del Carmen Ferreyra.
El joven Guevara
pensaba quedarse sólo dos días en la ciudad balnearia y parte recién a la
semana. Presiente que el final del noviazgo con "Chichina" está
cercano, pero se resiste interiormente a la ruptura. De Miramar a Bahía Blanca
y de allí a la cordillera. Pasan unos días en Bariloche, donde el Che recibe
una carta de María del Carmen anunciándole la finalización de la relación.
Ernesto queda conmovido por la noticia.
El 14 de febrero de 1952
los amigos cruzan la frontera con Chile. El asma no deja tranquilo a Ernesto
que debe trabajar para pagar el cruce en barco hacia el país limítrofe. Del
lado chileno, los jóvenes ponen rumbo a Osorno montados en su "Poderosa
II" que ya comienza a darles dolores de cabeza. En Temuco, Ernesto y
Alberto sufren un accidente en el que "La Poderosa II" se parte al
medio. Gastan todo el dinero que tenían en repararla.
Al llegar a Santiago,
la motocicleta Norton se rinde y queda abandonada en medio de la soleada
capital transandina. Sin dinero y agotados por el viaje, Ernesto Guevara y
Alberto Granado se esconden en los baños del buque "San Antonio" que
los transportará a Antofagasta desde Valparaíso. Son descubiertos y obligados a
trabajar en la cocina hasta llegar al puerto de destino. En Arica, los jóvenes
se despiden de Chile el 23 de marzo de 1952.
En Perú, los amigos
caminan hacia la ciudad de Cuzco. Pasan la primera noche en la casa de un
campesino que se apiada del cansancio de los jóvenes. A la mañana siguiente, en
tren, camiones y autobuses ruinosos repletos de "cholos" continúan el
viaje hacia la ciudad sagrada de los Incas. Los jóvenes argentinos descubren
paso a paso la miseria y segregación racial a la que es sometido el campesinado
peruano de los años cincuenta. Recorren el lago Titicaca y arriban, con los
estómagos vacíos y las espaldas rotas, a la milenaria Machu Picchu. En su
diario de viaje, Ernesto describe la zona arqueológica peruana con metáforas e
imágenes que no repetirá en otros pasajes del escrito. Una realidad muy
distinta espera a los amigos en el leprosario de Huambo. Allí conocerán el
oprobio en el que viven los internados de aquel hospital miserable que se
mantiene gracias a la ayuda de un grupo de vecinos. Camino al leprosario, al que
arriban el 14 de abril de 1952, Ernesto sufre un ataque de asma que ni siquiera
cuatro inyecciones de adrenalina pueden detener. En Lima, la capital del Perú,
el médico Hugo Pesce les consigue alojamiento en el Guía, un centro de atención
a leprosos, que es administrado por un grupo de monjas salesianas.
En Pucallpa, a bordo
de una embarcación enclenque llamada "La Cenepa", Guevara y Granado
comienzan la travesía por el Amazonas peruano. Los acompañará una chica que,
según el diario de viaje del Che, comparte conversaciones y cama con los dos
amigos. Llegan a San Pablo donde trabajarán unos días en otro leprosario. De
allí, en una balsa de troncos con una choza clavada en su centro que construyen
los enfermos del hospital, a la que llamarán "Mambo Tango", los
jóvenes argentinos continuarán su viaje a través del gran río sudamericano.
Navegan durante días disfrutando del exuberante paisaje de la selva. Guevara y
Granado se quedan dormidos y derivan sin rumbo llevados por la corriente. Al
despertar advierten que están en territorio brasileño. Cruzan el río hacia
Colombia y toman contacto por casualidad con el gerente del Independiente
Sporting de esa ciudad fronteriza. Los jóvenes son contratados como
entrenadores del equipo. Más tarde el Che jugará como guardametas y Granado, al
que los colombianos apodarán "Pedernerita", de delantero. Al poco
tiempo, con el dinero que cobran por los servicios en el Sporting, parten hacia
Bogotá.
La dictadura de
Laureano Gómez había militarizado la capital colombiana. Guevara y Granado son
detenidos por la policía que amenaza con deportarlos cuando Ernesto, con la
intención de dibujar un mapa en la tierra, saca un cuchillo de entre sus ropas.
El Che, lejos de aceptar el decomiso del cuchillo, reclama su devolución en
varias oportunidades ante las autoridades policiales. Los problemas con los
uniformados continúan y los amigos deciden abandonar el país. Colombia deja una
mala impresión en los argentinos, que no comprenden la actitud policial, pero
menos el comportamiento de la gente que les recomienda constantemente que no se
metan en problemas con los cuidadores del orden.
Ernesto Guevara y
Alberto Granado cruzan la frontera hacia Venezuela por el río Tachira. La falta
de dinero no es el principal problema que deben afrontar, se suma el asma de
Ernesto que lo acosa en forma permanente. Los jóvenes han discutido varias
veces la posibilidad de que el Che regrese a Buenos Aires. Guevara decide
intentar una conexión con un pariente que transporta mercancías entre la
capital argentina y Caracas y que podría facilitar el regreso en avión.
Granado, por su parte, consigue un puesto como médico en un leprosario de la
capital. Si el Che no logra ser transportado, los dos amigos continuarán el
viaje hacia México. Ernesto contacta a su tío y éste le facilita el regreso. El
Che debe obtener la visa de entrada a los Estados Unidos, pues el avión en el
que viajará, cargado con caballos, está obligado a hacer un día de escala en
Miami. La escala se transforma en tres semanas de permanencia en territorio de
los EE.UU. producto de un desperfecto en uno de los motores del aeroplano.
Finalmente Ernesto Guevara aterriza en el aeropuerto argentino de Ezeiza, donde
es recibido por sus familiares.
La experiencia
acumulada en el viaje ha dejado profundas huellas en Ernesto. Desde su regreso
a Buenos Aires comienza a interesarse más en política. Su diario de viaje
termina con una frase que será premonitoria. El Che afirma: "Estaré por el
pueblo (...) asaltaré las barricadas y trincheras, teñiré en sangre mis armas
y, loco de furia, degollaré a cuanto vencido caiga en mis manos.” El Che se
lanza a una loca carrera contra el tiempo por la obtención de su título de
médico. El 11 de abril de 1953 lo consigue. Llega a rendir más de diez materias
anuales para lograrlo. Viaja a Córdoba donde Ernesto Guevara se encuentra con
María del Carmen Ferreyra, en la villa "La Malagueña" donde juega una
última carta en el intento de permanecer junto a esa mujer que significó tanto
en su vida; el joven Guevara repite su proposición matrimonial y es rechazado
nuevamente. Ernesto toma la decisión de seguir viajando, aparte de su familia,
ya no son muchas las cosas que lo atan a la Argentina.
El segundo viaje por
Latinoamérica, Ernesto Guevara lo realizará en compañía de su amigo Carlos
"Calica" Ferrer a quien conociera en Alta Gracia, en la primera
residencia cordobesa que el Che habitara con sus padres, en el Hotel "La
Gruta". El 7 de junio de 1953, los amigos parten en un tren en el que
recorrerán los tres mil kilómetros que separan Buenos Aires de la frontera con
Bolivia ubicada en la provincia argentina de Jujuy. Otro tren los conducirá a
La Paz, a la que arriban el 11 de julio, donde los jóvenes alquilarán un cuarto
sobre la calle Yanacocha. Bolivia está en pleno proceso revolucionario. Por
primera vez en la historia del continente, asalariados, mineros y campesinos
derrocan a un Estado militarizado y se adueñan del poder político. El intento
de implantar la reforma agraria, la nacionalización de las minas de estaño y la
formación de un pequeño grupo de defensa compuesto por milicias populares, le
ha costado al pueblo boliviano la vida de más de 2.000 mineros. Paz Estensoro
encabeza el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Según Paco Ignacio
Taibo II, en su libro "Ernesto Guevara, también conocido como El
Che", a pesar de la confusión general que todavía reina en La Paz, Guevara
logra reconocer tres focos de poder en el MNR. Taibo dice: "A veces
-refiriéndose a la reflexión de Ernesto-la percibe como una revolución fallida
en la que la corrupción de los dirigentes los acabará arrojando a los brazos
del imperialismo. Otras veces no puede dejar de respetar los tremendos combates
de los mineros (...). Simpatiza con la reforma agraria, pero no ve quién pueda
llevarla hasta el final. En una caracterización del partido triunfante,
distingue tres alas. Un ala derecha entreguista y conciliadora representada por
Siles Suazo, un centro que está escurriéndose hacia la derecha encabezado por
Paz Estensoro y la izquierda encabezada por Lechín, el dirigente de los
mineros, piensa que la revolución podrá resistir los embates externos, pero
quebrará internamente por causa de las disidencias".
Ernesto Guevara
conoce en La Paz a Ricardo Rojo, un abogado argentino que huyó de la
persecución del peronismo y con quien vivirá el espectáculo denigrante de la
desinfección de campesinos con DDT en los pasillos del ministerio de Asuntos
Agrarios de Bolivia. El Che sale de ese país hacia Perú en compañía de Calica y
de su reciente amigo Rojo, llevando consigo el presentimiento del futuro
fracaso de la revolución y el convencimiento de que aquellos dirigentes que
había conocido carecían de la intención moral de transformar la situación de
los más necesitados de Bolivia. El Che cruza la frontera peruano-boliviana el
17 de agosto de 1953. Ya en el Cuzco, se dedica a recopilar material
fotográfico e información que sumará a los que ya tenía de su viaje anterior y
que serán destinados a la edición de un artículo, el único que saldrá publicado
con su nombre verdadero, al que tituló "El enigma de piedra". A
Ricardo Rojo no le interesa especialmente la arqueología y abandona
momentáneamente el grupo. Los tres se reencuentran unas semanas más tarde en
Guayaquil, Ecuador, donde los jóvenes se relacionan con tres estudiantes
argentinos, entre ellos Gualo García, quien saldrá junto con Ernesto para
Guatemala. Calica decide viajar a Venezuela para encontrarse con Alberto
Granado.
En Panamá Ernesto
conoce a Rómulo Escobar, un estudiante que le ofrece alojamiento en su casa. En
ese país el Che publicará su artículo sobre las investigaciones realizadas en
Machu Picchu en la revista "Siete".
Guevara arriba a
Costa Rica en los comienzos de diciembre. En San José toma contacto con un
grupo de cubanos sobrevivientes del asalto al cuartel Moncada. De labios de
Calixto García y Severino Rosell, escucha por primera vez el nombre de Fidel
Castro. En Nicaragua, el Che se encuentra por casualidad, mientras caminaba por
una ruta, con su amigo Ricardo Rojo, que pasaba en automóvil. Juntos seguirán
hasta Guatemala. Un ataque de asma le da la bienvenida a Ernesto Guevara a su
arribo al país gobernado por el coronel nacionalista Jacobo Arbenz, de
tendencia liberal, que a la llegada del Che enfrentaba la presión incesante de
los Estados Unidos.
Cuando Guevara
percibe en el aire político guatemalteco la posibilidad de un golpe militar
repasa las direcciones de los amigos radicados en México; en la lista se
encuentra la de Ulises Petit de Murat, un reconocido cineasta argentino
radicado en ese país.
Ernesto parte hacia
la frontera con El Salvador, la visa se le vence y su deseo de andar se
acrecienta. En Honduras le niegan la visa para ingresar al país y en unos días
más el Che se encuentra nuevamente en Guatemala.
Guatemala hierve ante
la ola de rumores sobre un inminente levantamiento militar. Un cargamento de
armas checoslovacas que llega a Guatemala rompiendo el bloqueo que Estados
Unidos ha impuesto a la región es causa suficiente para que los militares
encabezados por el coronel Castillo iniciaran la ofensiva militar desde
Honduras.
Ernesto Guevara
vivirá a partir de ese momento en la sede de la delegación diplomática
argentina. Un día después de la renuncia de Arbenz, Hilda Gadea acompañará a
Ernesto en el tren que lo conduce a la frontera. En el viaje, el Che promete a
la joven esperarla en México.
En México, Ernesto
alquila un pequeño departamento en el que recibirá a la reciente deportada por
las autoridades guatemaltecas Hilda Gadea. Allí participa de las reuniones de
los exiliados cubanos, que tienen el convencimiento de que la única forma de
derrocar al dictador Batista es por la fuerza de las armas.
El 8 de julio de 1955
Ernesto Guevara conoce a Fidel Castro con quien participaría, en un futuro no
muy lejano, de la invasión a Cuba. El "Granma" pone la proa hacia
Cuba, a la que llegará el 2 de diciembre de 1956. El Che ha pasado en México,
al que nunca más volvería, dos años y tres meses de su vida. Bueno, pero esa es otra historia.
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