LA CIUDAD EN LA QUE YO QUIERO VIVIR
Víctor Rey
La ciudad en que yo quisiera vivir debe ser socialmente equitativa, que haga buen
uso de los impuestos, que combine variables arquitectónicas,
urbanísticas y ambientales y que se ajuste a procesos de planeación
modernos e inclusivos.
Esto
se debe traducir en que la gente tenga espacios para la movilización
peatonal, escenarios para el esparcimiento, zonas verdes para la
gestión ambiental, servicios públicos de buena calidad, vías
amplias para el tránsito automotor, ciclovías
amplias y seguras,
sistemas de transporte público confiables y legalización y
formalización de las zonas marginales.
Esa
ciudad debe estar abierta a debatir sobre si su gestión urbana debe
propiciar la Dispersión o la Concentración. Tiene que tener un
balance real de su amueblamiento urbano. Ser capaz de mapear la
disponibilidad de tierra. Actualizar el catastro sin afectar la salud
económica de las familias. Intervenir decididamente sobre los
procesos de gentrificación urbana para evitar conflictos de
convivencia local.
Lo
ideal es vivir en una ciudad donde no prevalezca un Alcalde Marca
sino una Administración de Consensos y Objetivos. Donde se
privilegien acciones culturales y se respete la relación entre
Diferencia y Diversidad. Y donde se piense el desarrollo en función
de concertaciones regionales para la complementariedad, el
emprendimiento y la competitividad.
Esa
ciudad debe lograr que el gobierno local procure construir un modelo
de intervención social y económica que contribuya a mejorar los
indicadores de desarrollo humano, buscando que sus habitantes puedan
gozar de una vida más larga y digna, acceder fácilmente a los
servicios de educación y contar con los recursos mínimos para
prodigarse una vivienda confortable y una alimentación
permanente.
Los
ciudadanos deberían tener la posibilidad de exigir (y que se les
cumpliera) que el proceso de rendición de cuentas sobre la actividad
de los asuntos públicos no se convirtiera en un espectáculo
circense y fuera el escenario propicio para debatir sobre cómo
avanza el gobierno, teniendo como punto de partida indicadores
técnicos y no discursos efectistas.
La
ciudad ideal, y que se puede conseguir, debe ser muy fuerte en
procesos de control social, donde la participación ciudadana sea
efectiva y donde se pongan en marcha observatorios temáticos sobre
políticas públicas, espacio público, seguridad y desarrollo
económico, entre muchos otros temas, con lo cual se pueda alcanzar
un verdadero Crecimiento de Base Ancha, que es como llaman los
especialistas a una democracia incluyente, donde los gobiernos tratan
a sus gobernados como personas adultas e inteligentes.
La
decisión de vivir en una ciudad que cumpla con estos requisitos está
en cada uno de nosotros. Lo importante es saber elegir al más
competente para orientar estos sueños. En muchas regiones del mundo
han logrado que las ciudades sean verdaderos espacios de convivencia
y de buen vivir. ¿Por qué no lo intentamos nosotros?
No hay comentarios:
Publicar un comentario