martes, 27 de enero de 2015

Sobre Ciencia y Espiritualidad, Diálogo con Humberto Maturana

Extracto de la conversación con Cecilia Montero en Espacio Indigo, 
Cecilia: ¿Como es para ti la naturaleza espiritual del ser humano?
Humberto – Ante todo, gracias por este acto maravilloso de confianza, de venir a escuchar en esta conversación lo que yo pueda decir. Estoy agradecido y conmovido. A mí también me sorprende que me citen en ámbitos tan distintos. No tengo respuesta para ello, no lo sé. En relación a tu pregunta, en relación a lo psíquico-espiritual. Pienso que la experiencia espiritual es una experiencia cotidiana, frecuente. Lo que ocurre que uno llama experiencia espiritual es una experiencia de ampliación de la conciencia de pertenencia a un ámbito más amplio que el de la propia localidad. Uno se siente en comunión con la naturaleza, con el cosmos, con otros seres, uno encuentra que no es muy diferente de otros seres y no lo somos, somos vertebrados, mamíferos. Lo que está en juego a mi entender, no es la experiencia, lo que vive, sino como vive lo que uno distingue que vive. Si tengo la experiencia de encontrarme en meditación o en la montaña y sentir que yo existo en comunidad con ese ámbito mucho más grande que yo y lo vivo de una manera que me conmueve. La belleza produce esa conmoción. Lo que constituye un tema no es la experiencia sino la forma en que lo explico, como lo vivo. Y esto por supuesto es distinto para las diferentes personas y tiene distintos cursos históricos.
En el Instituto lo que hacemos es preocuparnos de hecho de la Biología del Conocer, la Biología del Amar. En tanto somos nosotros el tema todas las experiencias son legítimas y uno se pregunta como las vivimos, y no tenemos una respuesta para sugerir a nadie acerca de cómo las deberíamos vivir. Si estamos interesados en entender que nos sucede con ellas.
Yo voy a contar una experiencia personal. Cuando yo era estudiante del liceo, había estado enfermo del pulmón en reposo unos 7 meses y volví al colegio con la esperanza de salvar el año, estaba en 6° año de Humanidades, llego al colegio y entro a una clase de Biología en la cual un compañero hablaba de tuberculosis, en que consistía la enfermedad, o sea hablaba de mí. Estoy hablando de l947 no existía otro tratamiento que el reposo, había unas prácticas quirúrgicas bastante cruentas. Esto me afecta, y siento que me voy a desmayar. Y digo: Voy a observar mi desmayo. Yo tenía 18 años. Me dispongo a observar mi desmayo, lo que dice algo de mí. De pronto me encuentro en el medio de la sala tendido, la profesora dice “Está verde, viene un compañero corriendo que trae coralina de la enfermería y empiezo a recuperarme. ¿Todos me preguntan que me pasó? Yo no estaba interesado en eso sino en lo que viví en ese intervalo entre el inicio y la salida del desmayo. Yo me encontré sin cuerpo como una conciencia que está dejando de ser a través de expandirse un ámbito luminoso azul. Me doy cuenta que estaba dejando de ser y que en este proceso estaba siendo todo, como una voluta de humo que se expande y desaparece. Eso de pronto se detiene y siento lo que se siente cuando uno sale de un desmayo, dolor de cabeza. ¿Me pregunto que viví? Tengo dos caminos de reflexión. Yo era un niño que quería ser biólogo y me encuentro con esta experiencia en la que me digo, estuve muerto. O sea morir es maravilloso. Pero ¿estuve muerto? ¿Qué me pasó? No, estuve una experiencia mística, en este proceso de desvanecerme estaba siendo parte de la unidad con el todo.
Me encontré en un dilema, ¿que camino explicativo sigo? En esa época no existía, como ahora, material acerca de las experiencias cercanas de la muerte. Para mí aparecieron estos dos caminos posibles de explicarme mi experiencia. O lo vivía como un fenómeno de mi vivir en el morir o sea desaparecería si las condiciones biológicas hubieran empeorado. O lo vivo como una experiencia mística. Ese es el verdadero dilema de la experiencia de ampliación de conciencia. ¿Como lo vive uno y que hace con eso? Yo escogí y sé que escogí. Escogí el que no fue una experiencia mística. Yo leí el relato de los místicos, sus experiencias son parecidas a las experiencias cercanas a la muerte. Yo escogí el camino de explicar mi experiencia de una manera científica. Con esto quiero decir que depende de cómo viva uno, uno puede escoger como vive, es un acto personal. Las experiencias nunca son negables, si alguien dice “eso no tiene validez, no es científico” no corresponde. Nadie me puede decir que yo no viví eso, que estoy mintiendo. Porque tendrían que probar que lo estoy haciendo con una intención manipulativa. Lo que me pasó, me pasó es que viví lo que viví y escogí un cierto camino. Lo que digo no niega los otros caminos. Pensando que mi ser es un ser biológico yo quiero entender la magnitud de los espacios de existencia que como ser vivo tengo y la muerte es un aspecto de la vida.
Cecilia – Me encanta que nos hayas llevado para allá. Lo que la física moderna está diciendo es que no vivimos en un espacio de 3 dimensiones sino existirían 11 dimensiones y que el universo en que estamos es una especie de membrana que coexiste con otras tantas membranas o universos que no podemos percibir porque estamos como encapsulados en nuestro universo. Estas experiencias de los místicos podrían indicarnos que pasan o perciben otras dimensiones. Tú podrías admitir que como seres biológicos podríamos percibir otras dimensiones.
Humberto – No importa lo que diga, no esperen nada especial, porque nunca voy a satisfacer expectativas. Uno nunca satisface las expectativas, ni las propias. Tengo esa tranquilidad, entonces para decir lo que pienso. Todo lo que vivimos lo vivimos en tanto somos seres vivos. Todo ocurre mientras estamos vivos. El estar vivos significa que se están realizando todos los procesos que constituyen la realización de nuestro operar como seres vivos. Pero al mismo tiempo somos organismos, somos totalidades, que existimos en un espacio distinto al de la célula. Existimos al menos en dos espacios el de la dinámica molecular que nos constituye como seres vivos, que es al que se aplica la palabra autopoiesis en la continua producción de nosotros mismos y el espacio relacional en el cual somos organismos.
La pregunta, que fue lo que viví en esa experiencia particular que relaté es una pregunta que pertenece al espacio de mí vivir como organismo. Porque es el ámbito relacional en el cual ocurre la conversación que estamos teniendo. Y para que este ámbito se dé en la manera en que la estamos teniendo, en una conversación reflexiva, tienen que darse ciertas condiciones en nuestra fisiología. Sabemos que hay ciertas condiciones lo que no sabemos es cuales son todas las dimensiones, sí sabemos que se realizan a través de nuestra corporalidad. Si nuestra corporalidad se altera, se acabó lo que podemos decir. Porque todo lo que uno dice de experiencias cercanas a la muerte, son cercanas a la muerte, no se está muerto todavía. Con las experiencias que uno vive uno puede hacer muchas cosas distintas, pueden enaltecerlo a uno y elevarlo a uno a un espacio de conciencia –y después podemos hablar de la conciencia – que lo unifica con los seres vivos con todos los seres humanos, se encuentra en dimensiones de conectividad. O lo pueden sumir en la depresión en el miedo. Depende.

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