martes, 7 de junio de 2011

CARLOS SANTANA, SU COMPROMISO Y ESPIRITUALIDAD

Víctor Rey

“Soy un músico por intercesión divina.  Solo a él rindo cuentas.  Soy un ángel enviado para hacer bailar a la gente.  Si no se tiene un contrato personal con Dios, no se puede tocar”.
Carlos Santana

El mismo día en que la primera mujer en Chile asumía la presidencia de la República, Carlos Santana y su Banda, ofrecían su segundo concierto en Santiago, en el velódromo del Estadio Nacional.  Por supuesto dedicó ese concierto a Michelle Bachelet y dijo: “Hoy todos los ojos del mundo están puestos en Chile, ya que ha comenzado a encenderse una luz.  Ustedes han elegido todo lo contrario a Bush”.  Pude estar presente ese sábado 11 de marzo del 2006 junto a mi esposa y otros amigos y disfrutamos de su música que nos trajo nostalgia de nuestra adolescencia, pero también comprobar la vigencia de su música y mensaje para las nuevas generaciones.  El miércoles 25 de febrero del 2009 se presentó por tercera vez en Chile, esta vez en el marco de los 50 años del Festival de la Canción de Viña del Mar.  En esta oportunidad asistí con unos amigos y mi hijo Felipe y a quién le encanta la música donde se fusiona el rock con la lo autóctono de América Latina y Africa.

En 1969, se realizó en Estados Unidos un festival de música que duró tres días.  Fue el famoso Woodstock.  En ese festival el grupo de Santana se destacó por la interpretación de su famosa "Sacrifice Soul".  Eran los tiempos de los “hippies”, de “hacer el amor y no la guerra” y de “prohibido prohibir”.   Más tarde apareció la película que mostraba las escenas de ese festival y los diversos músicos que participaron.  Entre ellos destacaba un grupo que estaba compuesto en su mayoría por latinoamericanos que combinaban las guitarras eléctricas, la batería, las congas, el rock con ritmo latinos.  Esa mezcla cautivó a los jóvenes de ese tiempo, como la ha vuelto a hacer nuevamente después de treinta años con “Supernatural” y “Shaman”.  Sobre ese tiempo el mismo Santana dijo: “La época de los 60 ha sido la más importante de este siglo porque nos enseñó a realizar una revolución sin violencia, con el alma”.   
Carlos Santana nació el 20 de julio de 1947,  en un pueblo de Jalisco (México), llamado Autlàn de Navarro.  Sus padres, José y Josefa tuvieron siete hijos, siendo Carlos el del medio.  Se crío dentro de una familia donde se respiraba y se comía música.  El padre era un músico respetado y queridos por todos.  Siempre  era el eje musical de bodas y bautizos, momentos esenciales de la vida mexicana junto con los ritos de la muerte.
José Santana, tocaba en bares y pequeñas orquestas hasta que formo una banda, llamada “Los Cardenales”, para interpretar mejor las canciones de la época.  El tocaba el violín, sacándoles notas que parecían voces humanas y esto lo transmitió a su hijo Carlos.
En los años cincuenta se puso de moda al norte del país, cerca de la frontera con Estados Unidos, la ciudad de Tijuana.  Era el boom turístico de la época.  Josefa, la madre, creyó que Tijuana era parte del otro país al que admiraba y animó a su marido a trasladarse a aquel pueblo próspero y distinto.  En 1954 José Santana y Los Cardenales se asentaron en aquel lugar, y ella con sus siete hijos le siguieron un año después.
Lo espiritual en Santana siempre ha estado presente.  No ha llegado al cielo interpretativo solamente por poseer una magnífica técnica y una energía desbordante.  Hay algo más.  Posiblemente algo escondido en su alma que es lo que le ha hecho distinto.  Cuando era muy joven, en Tijuana, ya se mezclaba de lleno en los ambientes más pobres para conocer de primera mano la desdicha de sus paisanos.  En aquella época no era una estrella millonaria y sólo podía ofrecer su música y su comprensión para aliviar la tristeza de aquella gente sin pedir nada a cambio.
El perdón ha sido su norma de vida.  Siempre ha comprendido a los que lo han traicionado, estafado o puesto zancadillas cuando veían que su fama iba en aumento.  Esta sensibilidad espiritual ya se hizo notar en su disco “Abraxas” del año 70 que, a pesar del éxito con “Supernatural” (1999), puede que sea la cumbre de su genialidad.  “Abraxas” es la bandera del éxito de Carlos Santana y de este otro estilo diferente de la banda de Santana.  La suavidad de sus notas nunca han podido llegar a ser imitadas por nadie.
En una entrevista concedida al diario La Tercera en 2002 dijo:  “Recuerdo a Chile y tengo palabras especiales para referirme a este país.  Tocamos en un parque (Intercomunal de la Reina), dos días después de Guns n’ Roses.  Fueron casi 90 mil personas y era la primera vez.  Eso llegó mucho a mi corazón.  Quisiera regresar, si me invitan, y ofrecer un concierto especial para las familias de los detenidos desaparecidos.  Así, ofrecerles una música para invitarles y decirles que lo que uno pierde en la Tierra, lo gana Dios en el cielo”.     Luego agregó: “No creo en las religiones, creo en ritmo espiritual.  Es el bien más alto para la gente, la vida, el planeta”.  Y concluye: “No hago lo que me da la gana, hago lo que me dice Dios y si El me dice que trabaje con gente, eso es lo que hago”.
El vive en una finca con su familia y ha creado otro lugar que llama La Iglesia.  En esta segunda construcción es donde medita y habla con sus ídolos;  Jimmy Hendrix o Miles Davis.  Aquí también conversa con su ángel particular, la abstracción, Metraton, con quien discute los problemas cotidianos y pide ayuda para solucionar las desdichas de los jóvenes que acuden a él en busca de ayuda.  
La espiritualidad de Carlos Santana se está haciendo notar ahora con inquietudes políticas.  El Movimiento Chicano, una especie de agrupación más que un partido político, está ocupando áreas en la vida norteamericana nunca hasta ahora conseguidas.  Los chicanos ya son muchos millones de personas que forman otra comunidad aunque siguen marginados.  El racismo es cruel y no admite las realidades.  Al respecto ha dicho:  “Cuando las condiciones de vida de los chicanos en Estados Unidos respondan a una comunicación humana, muchos chicanos volverán a México”.
Los mexicanos, igual que otros latinos, que viven en USA, van creando una conciencia y con su innegable poder económico y su gran variedad de personas importantes, especialmente artistas, van intentando ocupar su merecido lugar en la sociedad.  Santana ha entrado a formar parte de ese grupo redentor de una cultura antigua.  Junto a Moctezuma Esparza, Treviño y otros  artistas han creado el movimiento “Chicanos 90”.  También ocupa sus energías para trabajar en causas de justicia, paz  y libertad con personas como Desmon Tutu, Nelson Mandela y Harry Belafonte.
Esperemos que el sentido común de Santana y sus Chicanos 90 no pequen de inocentes.  Tienen un alma desconocida para los grandes financieros.  Ellos tienen la fuerza del arte, de la música, del incipiente cine chicano y de la pintura.  Estas armas en manos de seres geniales son la gran sorpresa que pueden emplear para atacar el gran poder.
El arte llega a las almas de todas las razas y une mentes y religiones.
Es posible que Santana con un solo de guitarra, un prolongado sostenido de sus cuerdas sublimes gane más voluntades que los dólares y las tarjetas de crédito.
Guitarrista dueño de un sonido único y quizás de los más reconocibles del rock, relacionado íntimamente con lo espiritual y pionero en la fusión del rock con los ritmos latinos, este músico inagotable lleva más de cuatro décadas creando música original y energética.   Pocos músicos y en especial guitarristas han sido y serán tan influyentes, inspiradores y transmisores de una energía tan pura como Carlos Santana.
  

SALVADOR ALLENDE Y LA RELIGION


Víctor Rey

“Colocado en un trance histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo.  Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.  Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza.  La historia es nuestra y la hacen los pueblos”.
Del último discurso de Salvador Allende.
9:03 A.M. La Moneda, 11 de Septiembre de 1973

Han pasado más de 37 años de la muerte trágica del presidente constitucional de Chile, Dr. Salvador Allende Gossens, primer socialista elegido por sufragio universal.  Allende fue conocido por su ateísmo, su militancia marxista y su adherencia a la masonería.  Por esto puede resultar sorprendente el título de este artículo y su contenido.
Para tener una mejor comprensión de los hechos religiosos sucedidos antes del golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, cuando fue  derrocado el presidente Salvador Allende, se hace imprescindible una descripción del período previo, que abarca desde 1925 – año de la promulgación de la nueva Constitución Política- hasta los días previos al cruento derrocamiento.  Para esto nos remitiremos a las palabras del sociólogo Humberto Lagos:
“Obviamente ese espacio de tiempo estuvo marcado por la radicalización de las  tensiones entre la Iglesia Católica Romana y las pujantes manifestaciones de las diversas vertientes protestantes.  El liberalismo, políticamente expresado en el Partido Radical y en la Masonería, atrae fuertemente a líderes y fieles protestantes, quienes confunden o asimilan su laico anticlericalismo al propio anticatolicismo, en una alianza que contesta en todos los frentes posibles al conservadurismo religioso de la iglesia mayoritaria, que a su vez, se expresa políticamente en el Partido Conservador y luego en la Falange Nacional que dará paso al Partido Democratacristiano.
En ese período histórico se confirma el fenómeno de interpretación ideológica entre la masonería- con sus aportes laicos y anticlericales- y el ideario protestante, que es leído por los fieles evangélicos como un solo ethos cultural.  El laicismo socialista resulta atractiva oferta para los creyentes protestantes que ven en la alianza con el liberalismo la posibilidad histórica de derrotar a la enemiga Iglesia Católica Romana.  Hasta los años de la segunda guerra mundial, y en medio de una sistemática culpabilización de la Iglesia Católica como responsable de contribuir a la miseria continental, eran las ideologías progresistas, izquierdizantes y liberales, las que despertaban simpatías en los sectores evangélicos.
El marxismo, en tanto que ideología con auditorio en sectores populares, comienza a preocupar a las clases conservadoras y a la Iglesia Católica.  Es innegable que durante el período de post-guerra surge un fuerte movimiento izquierdista en América Latina que acusaba a las jerarquías de la iglesia mayoritaria de no tener interés en romper su “maridaje” con las fuerzas políticas reaccionarias provenientes de proyectos dictatoriales”.
(Humberto Lagos Sch.  CRISIS DE ESPERANZA.  1988, Editorial LAR, Santiago de Chile. Páginas 62 y 63)
Sin embargo las simpatías protestantes por los proyectos comunes con grupos de ideología marxista, comenzaron, desde la década de 1950.  Los misioneros norteamericanos influyen de manera sostenida para introducir como práctica el apoliticismo de iglesias y fieles evangélicos, el que va, imperceptiblemente, reforzándose con un sentimiento anticomunista producto de una modalidad ideológica conservadora útil a la reproducción de la ideología religiosa del capitalismo.  Las contradicciones de las prácticas sociales evangélicas arriban a su momento cúlmen cuando algunos líderes e iglesias suscriben, en el período del proyecto político autoritario, en diciembre de 1974, su adhesión incondicional y acrítica a la dictadura encabezada por el general Augusto Pinochet.
Con la asunción presidencial del Dr. Salvador Allende, gobernante electo popular y democráticamente el 4 de septiembre de 1970, se concreta e inicia una experiencia nueva para el universo religioso chileno.
Los hechos hablan de un presidente respetuoso de las libertades de conciencia y religiosa, que en la práctica se tradujo, en la transformación del Te Deum católico tradicional a ecuménico celebratorio  de la toma del poder político democrático por un nuevo primer mandatario  y de las gestas independentistas históricas, y en la expresa petición del mencionado a las iglesias cristianas para dar apoyo espiritual y ceremonial  a quienes lo requieran de los delegados internacionales asistentes en el período, a la UNCTAD III (Tercera Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Comercio) que se celebró en Santiago de Chile en 1971.
El ateísmo de Salvador Allende no era en absoluto contradictorio con su confesado humanismo que, en las situaciones recién mencionadas, tenía expresiones claras y contundentes.
En los instantes de su toma de posesión presidencial, el Dr. Allende recibió de manos del Cardenal Raúl Silva Henriquez un ejemplar de la Biblia de Jerusalén; en el momento, y complementado después, expresó:
“He releído este libro más veces de las que usted cree.  No me gustan los creyentes que le dan a la Biblia  una categoría mágica, como si allí estuviera la solución hasta para los dolores de muela.  Siempre me he acercado  al gran libro con la libertad de pensamiento de un ateo, dispuesto a no ver más de lo que pueda leer y entender  en cualquier libro.  Y reconozco que he encontrado profundas enseñanzas, alta poesía, apasionantes novelas, trozos de la más alta literatura, filosofía eterna, sabiduría sin par.  Tal vez ello se podría explicar porque la Biblia es la síntesis de la sabiduría y la historia milenaria de los pueblos de la antigüedad.  Allí están sus mitos, sus personajes  amados, sus grandes anhelos, sus ideas políticas, su realidad, su rebelión, sus sufrimientos y sus alegrías...
(Revista “Pensamiento Cristiano”.  N*70; pp. 118-119. Córdova, Argentina, Junio de 1971.)

En el Te Deum Ecuménico referido, el Cardenal Silva Henriquez, entre otras referencias, planteó en su Homilía:
“Este momento de oración se inscribe así en una antigua tradición religiosa; pero corrobora, al mismo tiempo, inapreciables tradiciones patrias.  Tiene un carácter de símbolo y garantía de respeto:  el respeto de los Gobernantes por todas las formas de fe religiosas; el respeto de las Iglesias por la legítima autoridad de los Gobernantes; el respeto recíproco entre múltiples confesiones religiosas.
Es justo entonces que nos congreguemos para una Acción de Gracias, hombres que reciben una tarea de liberación de sus hermanos; hombres que saben respetar, porque se sienten respetados, no pueden menos que dar las gracias, porque todo eso es un privilegio”.
(Revista “Pensamiento Cristiano”,N*70;pp.118-119, Córdova, Argentina, junio 1971.)
El 5 de septiembre de 1970, Salvador Allende ofreció una conferencia de prensa a los corresponsales extranjeros que asistieron a la transmisión del mando presidencial.  Entre los  asistentes se encontraba el Padre David Turaldo, Secretario General del Centro de Documentación  Juan XXIII, teólogo y escritor italiano.  Señalo que había leído con mucho placer la declaración del presidente Allende sobre la libertad religiosa que existe en Chile, como también el discurso del cardenal en ocasión del Te Deum Ecuménico, el cual era un bellísimo gesto litúrgico abierto a la justicia y a la paz.  Luego hizo votos porque el progreso de todo el pueblo chileno continué y se profundice.  La respuesta de Allende fue la siguiente:
“Allende:  Yo puedo señalar que uno de los hechos más significativos, más trascendentes, que más impresionó a los visitantes y a las misiones que vinieron a la transmisión del mando, fue precisamente el Te Deum Ecuménico  realizado en la catedral chilena.  Te Deum Ecuménico que yo solicité, y lo hice, porque sé que la mayoría del pueblo chileno es católico y yo tengo la obligación de respetar su fuero íntimo, así como sé que ellos respetan el mío.  Las palabras del cardenal de la Iglesia chilena demuestran cómo nuestra Iglesia se coloca en la lucha de los hombres frente a las necesitados y los humildes, haciendo realidad en Evangelio de Cristo.  Puedo afirmarle, con la actitud de toda una vida y no sólo la mía personal, sino la de los partidos que forman la vanguardia del movimiento popular, que nunca hemos incursionado con un dogmatismo intransigente en el derecho de cada cual de tener la creencia que más avenga con su ser íntimo, y que ésta la mantendremos.  Y además, creo que este entendimiento se hará cada vez más profundo, porque las distintas religiones, fundamentalmente la Iglesia chilena en sus documentos, emanados de altas jerarquías, cada vez con más decisión y con más claridad se acerca al respetable pensamiento de Juan El Bueno”.
(Libertad Religiosa. Conferencia de prensa, 5 de septiembre de 1970. Página 104.  SALVADOR ALLENDE EN EL UMBRAL DEL SIGLO XXI.  Frida Modak.  1998, Plaza Janés Editores, México

La ideología de Allende heredó los ideales ilustrados en la versión masónica en que Chile, son un hilo de continuidad desde los próceres de la Independencia y la república autoritaria, en la primera mitad del siglo XIX, hasta el Partido Radical, en la segunda.  Esto es, la confianza en la razón y la educación; la valoración de la igualdad y de la ley; y finalmente, una concepción humanista de la política que desemboca tanto en el nivel individual como en el nivel social.  Ella inserta y determina la vida individual del militante en aquella de, por así decirlo, su grey política, orientándola hacia el diseño de formas de vida, esto es, de sistemas económicos, políticos y legales cuyo primer desafío esta claro: mejorar las condiciones de quienes menos beneficios obtienen del sistema.
Y, en este sentido, los ancestros de dicha concepción de la política pueden seguirse en la tradición occidental hasta la misma concepción judeocristiana de la vida humana correcta o buena.  Porque en la visión bíblica se articula por vez primera la tesis según la cual, en un sentido ético, los seres humanos son todos iguales, en último término, porque son todos creación del único Dios.  “Amarás a tú prójimo como a ti mismo” ordena el Antiguo Testamento, añadiendo a continuación “porque extranjero fuiste en Egipto”.  Visto de esta manera, la idea asociada con la ilustración y el liberalismo de un Pueblo Elector (esto es, un pueblo de cuyo consentimiento depende la legitimidad de los gobiernos) es un lejanísimo descendiente del concepto bíblico de un Pueblo Elegido (esto es, un pueblo donde cuyos miembros han sido elegidos por igual para vivir según los mandamientos divinos).  El entendimiento actual del concepto de revolución desciende de aquel de liberación de la esclavitud, de la opresión, cuya primera representación épica en occidente es la historia del éxodo de Egipto.  Así, Allende, en tanto heredero en clave secular de la concepción judeocristiana, puede ser descrito también como el último ilustrado de la política chilena.  
Resulta paradójico  recordar que fue un ateo, quién ayudo a promover la unidad de los cristianos, en un período tan crítico de la historia de Chile, como tantas veces ha sucedido en la vida de la Iglesia, Dios hace uso de su soberanía y usa para sus propósitos incluso a no creyentes.  Por eso podemos decir que Allende fue un líder que contribuyo a disminuir la distancia entre la utopía y la realidad.

PEPO Y CONDORITO: ¿EXIJO UNA EXPLICACIÓN?

Víctor Rey


Hace algunos días el diario La Tercera de la Hora, realizó una encuesta entre sus lectores y les pidió que votaran a través de cartas, internet y llamadas telefónicas, contestando la siguiente pregunta:  ¿Quién es el personaje chileno más conocido internacionalmente?.  El resultado fue sorprendente.  Los lectores votaron en este orden: primero, Augusto Pinochet; segundo, Pablo Neruda; tercero Salvador Allende; cuarto, Iván Zamorano; quinto, Don Francisco; sexto, Marcelo Ríos; séptimo,  Condorito; octavo, Cecilia Bolocco; noveno, Isabel Allende y décimo, Gabriela Mistral.  La popularidad de este personaje de ficción se debe a un dibujante que nació en la ciudad de Concepción, en el sur de Chile, en 1911 al cual se le conoce por su sobrenombre de Pepo, pero cuyo nombre real es René Ríos Boettinguer.
Dicen que cuando nació Pepo, en vez de una marraqueta, (nombre de un tipo de pan en Chile) traía un lápiz bajo el brazo.
Desde pequeño fantaseaba en clases y se entretenía con mano diestra dibujando a sus profesores.  Su talento era innegable y a los 10 años realizó su primera exposición de caricaturas sobre destacados personajes penquistas, (este es el gentilicio de los habitantes de Concepción).
Al terminar el colegio decidió ser médico como su padre, sin embargo, la vocación artística pudo más y después de cuatro semestres se retiró de la carrera.  A los 20 años dejó su terruño y viajó a Santiago en busca de mejores oportunidades.  Se inscribió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile y comenzó a probar suerte en diversas publicaciones.
Su trazo firme y su humor desenfadado fueron un éxito.  Gracias a ellos sus personajes y su picardía fueron plasmada en diversas revistas de la época.
En Eckrán, (revista dedicada al cine y teatro) dibujo a grandes artistas como Greta Garbo y dio rienda suelta a su humor político en Topaze, (revista de humor político).  Además, incursionó en el humor deportivo en la revista La Pichanga e incluso creo personajes picarones como, Viborita, Tarugo y Don Rodrigo, para revistas como El Pingüino y Can-Cán.
Pero su personaje más querido sería absorbente y a los pocos años lo reclamo a tiempo completo.
Condorito vio la vida allá por el año 1949, en la revista Okey, (una publicación semanal de historietas, donde los niños de la época se familiarizaban con Flash Gordon, Tarzán, Jim de la Selva, Sandokán, El Llanero Solitario y otros héroes ya olvidados,) como una reacción visceral contra Walt Disney.  En ese año, el creador norteamericano realizó una película llamada “Saludos Amigos” donde diversos personajes representaban a los pueblos latinoamericanos.  Chile era simbolizado por un pequeño avión llamado Pedrito (por el entonces presidente de Chile, Pedro Aguirre Cerda) incapaz de sobrevolar la cordillera de Los Andes. Dicen que tamaño atrevimiento removió las entrañas de Pepo, quien saco de su alma de chileno un personaje, que representara mejor al chileno e inspirado en el escudo nacional de Chile, enmarcado por un cóndor y un huemul (ciervo), creo un personaje mezcla de hombre y de cóndor; pícaro y con sentido del humor, que vestía grandes ojotas (chalas de los campesinos en Chilenos), pantalón remendado eternamente de color negro y la camiseta roja, igual que la selección nacional de fútbol y lo puso a vivir en el pueblito de Pelotillehue, una imaginaria localidad rural, ubicado en el sur de Chile.  Y es que Condorito en sus orígenes fue el reflejo de una sociedad en transición de lo rural a lo urbano, con contingentes de desempleados buscavidas, perseguidos alternadamente por la fortuna o la desgracia.
Los amigos de Condorito fueron naciendo de las experiencias de su creador.  Pepo contaba sus orígenes:  “Comegato era un pescador de Caldera, (puerto de norte de Chile) que se alimentaba de esos animales; Huevoduro, un funcionario de la embajada de Canadá blanco como la leche; Yuyiyo es una sobrina muy querida; Don Chuma, mi compadre, y Yayita, era el sobrenombre de mi cuñada”.  La imaginación también aportó lo suyo con doña Tremebunda, Coné, Don Cuasimodo, Garganta de Lata, Che Copete, Pepe Cortisona, Fonola y su fiel perro Washington.
Aunque en sus primero años Condorito fue sólo una tira cómica, ya en 1955 se editaba un libro anual con todas sus aventuras.  Diez años después los libros eran dos y desde la década del ochenta, se publican revistas quincenales y varios especiales al año.
En esa época Pepo decidió colgar la pluma y entregó la responsabilidad de sus personajes a un grupo de dibujantes.  Aunque retirado siguió siempre de cerca los “condoros” (palabra popular en Chile, para designar a alguien que ha cometido una gran equivocación), de su creación y junto a su hijo René, muchas veces daba el visto bueno a las portadas.
En 1999 el plumífero personaje celebró sus 50 años de vida y luego de 40 mil chistes se ha convertido en todo un éxito internacional y es el primer chileno exitoso en los circuitos transnacionales del cómic.  Los cincuenta años de este personaje fueron celebrados en grande en Chile y América latina, con exposiciones itinerantes, una edición especial con la recopilación  de los mejores chistes clásicos, un disco compacto de la Condoribanda, creada por un productor chileno, dos estatuas ubicadas en dos ciudades de Chile, un sello de correos y la renovación de su página web.
Su revista vende cerca de 70 mil ejemplares al mes y tres dibujantes y dos guionistas crean las historias para Editorial Televisa, que las distribuye al resto de América llegando a unos 80 millones de lectores en Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay, Uruguay, México, Centroamérica, Estados Unidos y España.
Es tanta la fama de este personaje concebido como símbolo chileno y que hoy es prototipo iberomeamericano, que Bill Gates, el magnate de Microsoft, quería su figura para representar la versión en español del Windows 98, pero no logró un acuerdo financiero con la empresa dueña de la licencia de Condorito.
Su internacionalización obligó a adaptar modismos y lugares comunes y también a cambiar algunos de sus personajes, Don Jacoibo fue abandonado para no ofender a nadie y Cortadito tampoco tampoco aparece hace ya varios años.
Durante sus últimos años Pepo prácticamente no dio entrevistas y prefirió  que Condorito cargara con los deberes de la fama.  Su delicado estado de salud lo tenía recluido en su casa.  En julio de año 2000, falleció a los 88 años, en la ciudad de Santiago de Chile.
Dicen que entre todas sus historias, el bautizo del sobrino de Condorito, era su favorita:  El cura le pregunta a Condorito, ¿qué nombre le va a poner al niño?
Condorito responde:  Ugenio, padrecito.
El curita responde:  No, con E, será, pues Condorito.
Condorito:  Bueno, póngale Coné, como usted dice pairecito.
¡Plop¡


Quito, 21 de mayo del 2001.

EL LIDER DE LA ESPERANZA QUE NECESITAMOS

Víctor Rey

Barack Obama asumió como el 44 Presidente de los Estados Unidos, y se transformó en el primer líder afroamericano.  Ya logró algo asombroso: el restablecimiento de la mitología de la posibilidad americana.  En una época poco prometedora, con el brillo estadounidense atenuado y el país enfrentado a la peor depresión económica desde la década de 1930, este simbolismo es tan importante como el desempleo creciente y las dos guerras que lo esperan.  Con su padre keniano, su madre estadounidense y su abuela musulmana, Obama le habla a un mundo que fluye.  Desde todos los rincones del mundo a Obama se lo ve como alguien familiar.  Como tal, su ascenso expresa a todos y cada uno que sigue sin haber límites para lo que se puede alcanzar en Estados Unidos.   Esto es importante porque las expectativas globales siguen todavía puestas en las ideas estadounidenses.
El interés que el mundo manifestó por la elección norteamericana es el mejor ejemplo del poder de Estados Unidos, así como una lección de democracia de parte de la única superpotencia del mundo.   Nunca en la historia de un presidente de EE.UU. ha entrado en la Casa Blanca con una popularidad tan grande como Barack Obama.  La toma de posesión fue una hermosa ceremonia, por la asistencia, el discurso de este gran orador y, sobre todo, porque los que siguieron, en vivo o en TV, compartieron la impresión de estar asistiendo a un “momento histórico”.
Una de las cosas que más llamaron la atención en la toma de posesión es que esta estuvo marcada por signos religiosos, desde la prédica- oración  por los pastores escogidos por el nuevo mandatario, hasta las numerosas alusiones a Dios en su mensaje inaugural. El nuevo presidente en esto sigue la tradición estadounidense, donde la mayoría de la población se declara cristiana.
La reciente toma de posesión de Obama sorprendió a muchos que conocen la fuerte separación que existe en Estados Unidos entre la Iglesia y el Estado.  Pero también recordó al mundo que los Estados Unidos se siente cómodo incorporando la religiosidad en sus actos públicos porque no hay una sola iglesia que aparezca como la religión dominante.  En tanto los estadounidenses privilegien una sociedad de tolerancia y diversidad religiosa, y de oportunidades para que la gente experimente con diversos credos, la religiosidad seguirá teniendo un lugar importante en los rituales políticos de esa nación que profundamente cree ser legítima beneficiaría de las menciones de Dios.
Entre las muchas explicaciones de por qué Barack Obama fue elegido presidente de Estados Unidos, una cosa es cierta: América Latina no jugó ningún rol.  Es verdad que el TLC con Colombia y la independencia del petróleo venezolano fueron puestos en los debates y McCain criticó a Obama por su deseo de sentarse con líderes como el Presidente Hugo Chávez. Pero nada de eso importó en el resultado final.
América Latina es la región que le es menos familiar.  Pero se ha comprometido a corregir ese vacío.  Ahora su política hacia la región debería ser la que, felizmente, vienen siguiendo más o menos los últimos gobiernos norteamericanos: apoyo y colaboración con las democracias y rechazo de las dictaduras, de cualquier índole.  Y en el campo económico resistir los llamados al “nacionalismo” de los sindicatos reaccionarios de EE.UU., desconsiderar su posición a los TLC y alinearse con quienes propician la apertura de mercados iberoamericanos.
Una de las cualidades que más se ha hablado y escrito sobre Obama es en referencia a su liderazgo.  Lo que más llama la atención  es su carisma, uno de los fenómenos más raros de este tiempo.  La persona que tiene carisma es capaz de inspirar entusiasmo allí donde hay escepticismo; sentido de comunidad allí donde existe apenas competencia; un poco de trascendencia allí donde cada uno siente que el asunto no da para más; sentido de futuro allí donde el pasado parece aplastarnos; algo de sacralizad allí donde todo es demasiado profano; algo de liturgia allí donde todo parece indicar que se trata de una simple entretención.  En suma, el carisma es capaz de convencernos siquiera por un momento que, a pesar de todos sus defectos, este mundo vale la pena.
El sujeto carismático es capaz de conferir sentido a vidas individuales que de otra forma se vivirían para fines desconocidos y lejanos.  El carisma es entonces algo que tienen en común los profetas y los grandes políticos, una zona traslapada de de religión y política.
Por eso, no es raro que Obama hable con la contención física y gestual de un profeta seguro de sí mismo; sea capaz de transmitir entusiasmo sin malabares y sin histeria, y tenga la habilidad para hacer sentir a quienes lo escuchan que las tareas colectivas siguen valiendo la pena.
En estos primeros días hemos visto que Obama está tratando de devolver la confianza a los ciudadanos.  Hacerles ver que, finalmente, hay un líder que ha decidido enfrentar los problemas del país con decisión y vigor; un líder que se preocupa por el ciudadano común y corriente, y por la manera cómo Estados Unidos es visto por el resto del mundo.  En definitiva Obama debe mantener encendida la llama de la esperanza.
La elección de Barack Obama tiene una lección muy simple, y a la vez muy poderosa, para América Latina.  Es posible entusiasmar a la juventud en temas políticos y religiosos.  Basta con un candidato o un líder que les hable del futuro y del cambio verdadero y profundo, basta con una persona que los ilumine y les dé esperanza.  Eso es todo.  No es fácil, pero tampoco imposible.

MIGUEL ANGEL: MÁS QUE MORTAL, DIVINO

Víctor Rey
Según la Biblia el talento es un regalo de Dios.  Para Michelangelo Buonarroti, más conocido como Miguel Angel, su genialidad provenía  realmente de lo alto.   Nacido en el pequeño poblado de Caprese en 1475, tuvo como nodriza a la esposa de un tallista de piedra.  Su niñez la pasó en Florencia, cuna de la cultura del Renacimiento, y aunque durante los años escolares se dedicó al dibujo, sin duda influenciado por haber dado sus primeros pasos en ese ambiente, poco a poco descubrió que su verdadera pasión era la escultura.
Su padre, Ludovico Buonarroti, oficial al servicio de la familia Medici, lo colocó en el taller de Domenico Ghirlandaio.  Luego, el aprendiz pasó a ser alumno de Di Bertoldo, discípulo de Donatello.  Su vida en Florencia transcurrió en medio de los más selectos grupos de artistas, participando en reuniones y tertulias organizadas por "Lorenzo, El Magnífico" en el palacio de los Medici, donde conoció a los mayores pensadores, humanistas y poetas de su época.
Este ambiente lo estimuló notablemente, y a los 16 años ya había realizado esculturas en relieve, como "Combate de los centauros y los lapitas".
Su mecenas, Lorenzo el Magnífico, murió en 1492 y dos años después el artistas abandonó Florencia, justo en el momento que los Medici eran expulsados por Carlos VIII.  Durante una temporada estuvo en Bolonia, donde esculpió para la Iglesia de San Domenico, y luego viajó a Roma para estudiar y examinar de cerca ruinas y estatuas de la antigüedad clásica.
Su trabajo se volvió más creativo e interesante.   Realizó su primera escultura a gran escala, "Baco", uno de las pocas dedicadas a un tema pagano.   También de esa época es la "Piedad", una de sus obras más famosas que aún se conserva en su emplazamiento original en San Pedro, del Vaticano.  Miguel Angel aún no cumplía los 25 años cuando concluyó esta majestuosa obra de mármol que muestra a una juvenil virgen María sosteniendo a Cristo muerto en su regazo.
Tiempo después regresó a Florencia y se dio inicio a una de las etapas más importante en el trabajo del artista cuando crea la escultura del "David".  Durante 4 años se dedicó a darle vida a la imponente figura de más de 4 metros de alto.  El héroe del Antiguo Testamento es representado desnudo y musculoso.  Su intensa expresión, llena de sentimiento, era el sello distintivo del maestro.  Concebía a las figuras como seres atrapados en el mármol, que al ser tallados liberaban sus formas.  El "David" se convirtió en símbolo de Florencia y fue colocado frente al ayuntamiento de la ciudad hasta 1910, cuando fue llevado a la Academia y reemplazado por una copia.
Claro que la genialidad de Miguel Angel iba a la par con su carácter:  Duro, de trato difícil, sus parientes y amigos debían tratarle con cuidado para no irritarlo.   De estatura media, ancho de espaldas, ligero en sus movimientos, tenía los ojos claros y la nariz aplastada por un puñetazo recibido en su juventud.
Pese a su dureza, los biógrafos de la época aseguran que también tuvo corazón.  Su único amor conocido fue Vittoria Colonna, viuda del marqués de Pescara.  Su romance, aunque platónico, quedó plasmado en decenas de cartas y dejó al artista sumido en una profunda desesperanza cuando ella murió en 1547.
Miguel Angel consideraba la pintura como un arte menor, no comparable con la escultura.
Grande fue su conflicto, entonces, cuando en 1505 el Papa Julio II le encomendó la decoración d la bóveda de la Capilla Sixtina en Roma.  Pese a sus reparos inició la titánica tarea de cubrir mil metros cuadrados con más de 300 figuras.  Entre 1508 y 1512 el artista se dedicó a pintar sus más fervientes fantasías sobre lo humano y lo divino.  Acostado sobre un andamio, a gran altura, de sus manos nacieron nueve escenas del Libro del Génesis: "La Separación de la luz y las tinieblas", "Creación del Sol y la Luna", "Creación de los árboles y las plantas", "Creación de Adán", "Creación de Eva", "El pecado original", "El sacrificio de Noé", "El Diluvio Universal" y la "Embriaguez de Noé".  Pese a la grandeza de su obra en una de sus cartas confesó:  "Esto no es mi profesión.  Pierdo el tiempo sin resultado alguno.  Que Dios me ayude".
Con anterioridad a este trabajo el Papa Julio II le había encargado a Miguel Angel la construcción de una grandiosa tumba, con más de 40 figuras en mármol.  Pensada en un comienzo para emplazarse en la Basílica de San Pedro, entonces en construcción, se dejó a medio terminar por falta de dinero.  Luego de terminar la Capilla Sixtina, Miguel Angel retomó la construcción de la tumba, a menor escala.
Pese a este proyecto, su trabajo como arquitecto no comenzó realmente hasta 1519, cuando diseño la fachada, no realizada, de la Iglesia de San Lorenzo en Florencia, ciudad a la que regresó tras su estadía en Roma.  Durante la década de 1520 diseñó la Biblioteca Laurenciana y emprendió la tarea entre 1519 y 1534, de hacer las tumbas de los Medici.  Puso en esta obra todo su corazón, a tal punto que la hermosas esculturas que adornan los sepulcros llevan sonetos escritos por él.
Después de terminada, dicen los historiadores que el espíritu de Miguel Angel se volvió más atormentado por el hecho de enfrentarse a nuevos encargos.  Uno de ellos fue volver a Roma para hacer el fresco del "Juicio Final", que decoraría la pared del altar de la Capilla Sixtina.  Se dedicó a esta labor entre 1536 y 1541, hasta entregar su trabajo, donde se ve a Cristo rodeado de las almas en salvación y de aquellas que descienden al infierno.  Casi 20 años después, el Papa Paulo VI ordenó al artista Daniele de Volterra pintar paños sobre las  partes púdicas de los cuerpos.
Debido a los daños causados por el tiempo, a finales de la década de 1970 comenzaron los trabajos de restauración de los frescos.  Con modernas técnicas se logró rescatar los colores originales de las pinturas.  También se despintaron los paños que cubrían los cuerpos y sólo se conservaron aquellos que cubrían partes que fueron borradas.  Fueron 13 años de trabajo y más de 11 millones de dólares que dejaron al descubierto la maravilla de la obra, el día de Pascua de 1994.
Tras largos años dedicado a la pintura, el maestro decidió dar rienda suelta a sus intereses arquitectónicos.  Entre 1538 y 1539 comenzó la remodelación de los edificios en torno a la Plaza del capitolio, corazón político y social de Roma.  En torno a ella dispuso el palacio de los Conservadores, el Museo Capitolio y el Palacio del senado, dando al conjunto una hermosa uniformidad constructiva.
Trabajó fervorosamente hasta su última hora.  Después de sufrir una alta fiebre por tres días, Miguel Angel murió a los 89 años de edad.  Su cuerpo fue trasladado a Florencia, donde había pedido ser enterrado.  Le vistieron para su gran viaje con una mortaja en damasco, botas con espuelas y sombrero de fieltro.
Quito 15 de junio del 2001.

¡ LA IMAGINACION AL PODER! A 40 AÑOS DEL MAYO 68

Víctor Rey

A cuatro décadas de estos acontecimientos, los protagonistas de mayo del 68 sienten en general un sentimiento de satisfacción: los objetivos se alcanzaron globalmente en las sociedades occidentales.  Pero los enemigos de ese proceso no se rinden; consideran que la civilización occidental se vino abajo durante esas tres semanas.  De esta manera, durante su campaña, el Presidente Nicolás Sarkozy atacó violentamente la herencia de mayo del 68 acusándola de ser matriz del relativismo moral que se habría apoderado del Occidente.
“Mayo del 68” ha devenido en un movimiento legendario de la historia de Francia: las mujeres se liberaron, el sexo pasó a ser algo normal, la educación se abrió y el centro de trabajo se humanizó.  Pero como todos los mitos, éste clama por ser desafiado.
Hoy, los de Mayo 68, son hombres y mujeres con poder en el gobierno francés y en la prensa parisina.  Ya son cuarenta años de este hecho que marcó la historia de Francia y el mundo.  Los conservadores los han odiado siempre, pero incluso los jóvenes izquierdistas los están atacando.  Sus críticos denunciaron su individualismo hedonista, alegando que destruyó el sentido del deber cívico del francés.  Culpan a sus excesos por la reacción de la derecha que ahora está creciendo en el país.  Se preguntan si los estudiantes que comenzaron sus carreras como los apóstoles del cambio no se han convertido hoy en sus enemigos.
Más allá de estas circunstancias locales, el balance de Mayo del 68 se traduce antes que nada en una transformación considerable de las costumbres de Occidente, de los valores y de las relaciones sociales: en sustancia, una sociedad individualista suplantó a la sociedad jerárquica.
Este individualismo se manifiesta en la vida privada: mayo del 68 fue una liberación sexual que coincidió con la píldora anticonceptiva.  Esta liberación sexual llevó, por su lado, a una relativización del matrimonio: otros tipos de parejas se formaron y el divorcio se volvió común.
El autoritarismo también se vino abajo en las empresas donde los modos de gestión más participativos sustituyeron a la jerarquía patronal.  Las iglesias cristianas evolucionaron  en la misma  dirección, amplificación de una liberalización que había sido esbozada por el Concilio Vaticano II.
Las universidades francesas, pero en todos lados también, en diferentes grados en las sociedades occidentales, nunca más reanudaron con la jerarquía mandarina; en todas partes hubo que permitir una enseñanza más participativa y consultar a los estudiantes.
La vida política, por último, recibió el terremoto adoptando un estilo más relajado, más cercano a las preocupaciones cotidianas: el gaullismo, herencia de la tradición monárquica francesa, no sobrevivió a la sacudida de mayo del 68, el mismo De Gaulle se decidió renunciar un año más tarde.
En el mundo ideológico, la víctima más obvia de mayo del 68 fue el marxismo: los líderes de mayo del 68 eran anarquistas y por lo tanto, anticomunistas.  Más significativas que este debate teórico, las revueltas de Europa del Este anunciaban también el estado calamitoso del marxismo tanto como ideología y como ejercicio del poder.  En la práctica, se necesitarán 20 años para que los partidos comunistas desaparecieran de verdad; pero la semilla de su muerte anunciada había sido sembrada en el 68.
El verdadero problema es que aquellos vociferantes jóvenes de mayo de 1968 han crecido.  Encontraron trabajos, iniciaron carreras y compraron acciones y asumieron hipotecas, y se convirtieron en parte de la clase poderosa a la que una vez quisieron destruir.  El autoproclamado “portavoz del movimiento revolucionario”, Daniel Cohn-Bendit, conocido como “Danny el Rojo”, es hoy miembro del Parlamento Europeo por los Ecologistas Alemanes.  Jacques Sauvageot, ex dirigente del sindicato de estudiantes, es director de la Escuela de Bellas Artes de Rennes.  El ex marxista Edwy Plenel es editor del principal diario de la nación, Le Monde.
Los del 68 parecen haber hecho realidad la profecía del intelectual conservador Raymond Aron, hecha pocas semanas después de que las barricadas fueran levantadas:  “Todas las revoluciones francesas han reforzado al final al Estado y han deteriorado la centralización de la burocracia”.  “Toda la imaginación al poder”, solían decir, pero cuando fueron puestos a prueba, la imaginación les falló.  “A finales de 1968, Francia era el país más activo, cambiante y creciente del mundo”, dijo el sociólogo Emmanuel Todd.
Estos acontecimientos de mayo del 68 se apagaron de manera igual de inesperada que como habían surgido: en tres semanas, todo volvió al orden anterior, aparentemente.  Los estudiantes volvieron a la universidad, los obreros a sus fábricas, los curas a sus parroquias y el general De Gaulle a la Presidencia.  En realidad todo había cambiado.  Y no sólo en Francia.  Cada país había en efecto vivido mayo del 68 a su manera:  en los Estados Unidos, el pacifismo de los estudiantes contra la guerra de Vietnam llevaría tarde o temprano al retiro estadounidense.  En Varsovia y Praga, los levantamientos estudiantiles contra la ocupación soviética revelaban hasta que punto el comunismo en Europa del Este no era más que un frágil barniz.  En América Latina, estudiantes y obreros y veteranos de Paris 68 volvieron a sus países a fomentar revoluciones sociales.