LO DE MARX ES LO DE MENOS
(Grafiti en una pared de Quito, Ecuador)
Víctor Rey
Hace veintiocho años atrás me encontraba en Londres, en
casa de un amigo colombiano, conversando después del almuerzo y en un momento
me dijo: “¿Víctor te gustaría conocer la tumba de Carlos Marx?” Por supuesto que si le dije. Inmediatamente partimos hacia el cementerio
Highgate. Eran cerca de las tres de la
tarde. Cómo no conocíamos bien la ciudad
nos demoramos en encontrar el cementerio.
Llegamos a las 17 horas, ya casi era de noche en ese invierno londinense
y estaba cerrado. Nos quedamos por un
momento conversando en la puerta del cementerio cuando llegó una persona que
venía del norte de Inglaterra y tomó la decisión de empezar a escalar la puerta
y luego saltó al interior del cementerio.
Con mi amigo nos miramos y de inmediato tomamos la decisión de seguir el
ejemplo del amigo inglés. Comenzamos a
escalar las rejas de la puerta del cementerio y comenzamos en la oscuridad a
buscar la tumba de Carlos Marx. Mi amigo
colombiano llevaba una linterna y pronto entre las sombras y árboles apareció
la silueta de su cabeza. Realmente estar
los tres en la noche, en un cementerio a la sombra de la tumba de Carlos Marx,
era una escena surrealista. Alguien había
dejado un ramo de flores a los pies de su tumba y bajo la luz de la luna y a la
sombra de la tumba de Carlos Marx, tuvimos una rica conversación sobre la
influencia de este pensador y su vigencia después de la caída del Muro de
Berlín.
José Carlos Mariátegui, marxista peruano, en su libro
Defensa del Marxismo escribió: “Marx está vivo en la lucha que por la
realización del socialismo libran en el mundo, innumerables muchedumbres,
animadas por su doctrina.” Considero que
esta afirmación es correcta, pero la lucha de la justicia no es un patrimonio
del marxismo, ya hace muchos siglos antes muchos hombres y mujeres de
diferentes corrientes lo han realizado. Sin lugar a dudas, Marx es uno de los
personajes que más ha influido en la historia universal.
Marx siempre fue odiado por las fuerzas retrógadas,
perseguido y difamado. Filósofos,
sociólogos e ideólogos de toda laya hicieron esfuerzos para deformar,
falsificar y liquidar su pensamiento.
Muchas veces sus libros fueron prohibidos y quemados por dictadores como
Pinochet o sectas religiosas como el Opus Dei.
Sin embargo, Marx sigue vigente en sus aspectos esenciales, inspirando y
guiando a muchas personas que buscan la liberación del ser humano.
Marx siempre se mostró crítico de toda la filosofía
anterior por considerarla meramente especulativa, teórica y desvinculada de la
realidad. Desde el materialismo dialectico
se alza como revolucionario al señalar que su objetivo no era puramente teórico
sino práctico: transformar la realidad.
En la primavera de 1845 fue claro en la Tesis XI sobre Feuerbach: “Los
filósofos no han hecho más que interpretar de diversas modos el mundo, pero de
los que se trata es de transformarlo”. Esas palabras encierran la esencia de su
pensamiento en permanente desarrollo y guía para la acción transformadora.
Poco después de la caída del Muro de Berlín frente a la
Universidad de Humbold estuve reflexionando sobre estas palabras que están
escritas en el frontis de esa universidad y recordando mis tiempos de
estudiante secundario y universitario cuando queríamos cambiar el mundo y luego
como luchamos por derribar la Dictadura de Pinochet. Más adelante en el Berlín Oriental caminado
por sus calles y plazas y buscando los restos de lo que quedaba del Muro de
Berlín, me encontré con la estatua de Carlos Marx sentado y de pie a su lado su
amigo Federico Engels. Eran dos mudos
testigos en un mundo que estaba cambiando y que quería olvidarlos. Pero viendo la crisis del capitalismo que
seguimos sufriendo donde vemos que los ricos se hacen más ricos y los pobres más
pobres, creo que el pensamiento de Carlos Marx está más vivo que nunca.
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