miércoles, 16 de octubre de 2019

El ser humano y sus creencias



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EL HOMBRE Y SUS CREENCIAS

"El ser humano esta hecho por sus creencias. Como cree así es." (Goethe)

Víctor Rey

Desde tiempos remotos el hombre se ha visto enfrentado a fenómenos de la naturaleza que no comprende, pero que a fin y al cabo rigen su vida. Se encuentra con el resplandor del sol, la oscuridad de la noche, y el brillo de la luna y un firmamento lleno de minúsculas puntos luminosos. Se enfrenta al frío y al calor, al viento y a la lluvia y a las inundaciones, y también a las sequías terribles y al intenso movimiento inexplicable de la tierra y sus terremotos.
Mira con sus ojos espantados la erupción de un volcán e igualmente se admira de la fauna y flora que le rodea y que le brinda alimento, y surge una sensación de saber y conocer el origen de todo lo que hay y existe, pero que no comprende.

La especie humana tiende desde siempre a tener un sentido de la mística, y siente la necesidad de creer en algo o en alguien que alivie su soledad que le produce la ignorancia, Así creo yo, que surgieron las primeras leyendas de las diversas mitologías.

Había necesidad de una luz de entender la fertilidad tanto de la procreación de las especies humanas y de la fauna y flora y se “inventó” la diosa de la fertilidad. Hacía falta conocer los misterios del mar y surgió el dios Neptuno. En México, donde el alimento principal es el maíz, se conoció el dios del maíz, mientras que había un dios de la lluvia con nombre de Tlaloc, que hacía que las milpas dieran el elote.
Tanto en la mitología griega como romana tenemos en nuestro “mundo occidental” una gran riqueza de diosas y dioses como hechos a la medida para dar tranquilidad y confianza sobre los misterios del mundo incomprendido. Pero también se les atribuía características muy humanas a esos dioses, que se disgustaban y se enojaban y en lugar de beneficiar con sus poderes, castigaban con su ira… y se les hacían ofrendas y regalos y hasta sacrificios para se les pasara el enojo.
Pero como en el hombre eternamente existe la desmedida ambición y la codicia, y hasta se arrebataban a la fuerza a otros lo que anhelaban, se generaron las guerras y los implementos de destrucción….y también hubo un dios de la guerra, marte por cierto, para que les diera suerte en sus campañas.

Hoy ya no aceptamos las costumbres anteriores y calificamos las creencias anteriores como paganas, sobre todo desde que sobrevino el monoteísmo con el judaísmo con un único “dios” omnipotente de nombre “Jehová” y posteriormente el mahometanismo con “Alá” como único “Dios”. Ahora ya no hay toda clase de “dioses” para las diversas necesidades, y cada una de las creencias se llaman a hora “religión”, y existe para cada una de estas religiones una especie de “manual” u origen de autores anónimos, para normar la manera de creer en algo. Para la religión judía existe la Biblia, llamada el “Antiguo Testamento” y para la religión mahometana, también llamada del “Islam” existe el libro llamado “Corán”.

Por lo que se refiere a la primera de las religiones mencionadas, en una época de hace como dos milenios hubo un suceso de mucha importancia, pues surgió un rebelde y renegado de la religión judía, cambiando sustancialmente los mandatos enérgicos, drásticos y hasta sanguinarios de ese “Antiguo Testamento” modificando los conceptos en forma más humanitaria y indulgente, predicando en lugar de la venganza el perdón, apelando a los sentimientos más nobles de la humanidad, en lugar imponer un castigo ejemplar a los remisos y desobedientes de una especie de “ley marcial” que imponía esa primera Biblia. Esa Biblia que es la recopilación de muchos rollos manuscritos por alguien cuya identidad es un misterio, tuvo que ser interpretada y transcrita al idioma griego.

El nombre de ese nuevo predicador, pronto adquirió el título de profeta y después el de “mesías”, se llamaba Jesús y debido a ciertos sucesos eminentemente religiosos se le llamó “Jesucristo” o simplemente “Cristo” y sus seguidores se llamaban Cristianos. También el nombre de “Jehová” quedó sustituido por el nombre de “Dios”

Fue entonces cuando comenzó el nacimiento de un concepto nuevo que se llama “Iglesia”, que no es el lugar donde se reúnen los creyentes y se practican ciertos ritos, sino la organización de los sacerdotes en todas sus jerarquías internas formando una estructura piramidal casi empresarial.

También la Biblia se re-escribió por varios seguidores o “alumnos” del Jesús y estos escritos se llaman “Evangelios” y la antigua Biblia ahora se llama “Catequismo” como interpretación del “Nuevo Testamento”, pero en el fondo sigue siendo aquella “Biblia” de una época lejana.

Pero como casi todas las religiones o conjunto de creencias, en el fondo tienen la intención de normar la convivencia y conducta entre si de la humanidad, también la religión Cristiana, mediante la “catequisación” básicamente tiene el mismo propósito y para eso impone una serie de normas y consejos para lo individuos y reconociendo que lo más valioso para cada persona es siempre su propia autoestima y la confianza en sí mismo. Pero eso se ha venido infiltrando en el subconsciente de la gente desde sus orígenes mediante parábolas y metáforas adecuadas.

Ciertamente gran parte de los seres humanos necesitan un apoyo, requieran de algo en que creer, probablemente por un elemental espirito gregario tanto para tener una propia identidad como para sentirse más seguros por tener con quien comunicarse y confiar sus penas y dudas y descargar una atribulada conciencia. Para todo eso la religión Cristiana tiene la respuesta, y con una adecuada educación mental logra efectivamente dar consuelo, aceptación de lo irremediable, tolerancia y comprensión, y acallar las voces de una mala conciencia o de un sincero arrepentimiento. El efecto de la confesión es muy satisfactorio para muchas almas en pena, que no tienen la fuerza propia para hallar su propia salida de un conflicto interno de esa naturaliza.

Muchas parábolas y muchos simbolismos del Cristianismo representan una verdadera sabiduría, tales como el afirmar que Dios se encuentra en todas partes y que siempre esta con cada uno de nosotros o bien que aunque me suene presuntuosamente arrogante y hasta petulante por parte del hombre eminentemente narcisista, Dios nos hizo a su imagen y semejanza , me han conducido a analizar esas dos afirmaciones, con el resultado de que en primer lugar yo ya no creo tener que ir a un recinto especial construido por el hombre y que se llama templo o iglesia, para encontrarme con Dios. Mejor lo busco en la grandiosidad de la naturaleza que Dios creó y que al ir a un bosque de grandes y majestuosos árboles frondosos, me acuesto en el suelo mirando hacia el cielo y así encontrarme con “mi” Dios, con el que entro en contacto al observar los enormes troncos y las múltiples ramas y el follaje lleno de vida con insectos y aves con un trasfondo de un cielo azul con nubes blancas constantemente cambiantes. El susurro del viento entre el follaje es para mi la voz del infinito, y en mi alma entra una calma increíble al sentirme verdaderamente en el templo de Dios.
No sé, si es porque mis pulmones se llenan de más oxígeno o porque todo mi cuerpo se relaja, pero de pronto mi mente se despeja y veo mis problemas con más objetividad y consiguiente claridad para encontrar un nuevo camino para solucionarlos.

Fue quizás por eso, que me incliné más hacia la religión protestante como parte del cristianismo. La sentía yo más humana, más cerca de mi como individuo sin tanto misticismo dogmático.

Eso me alejó definitivamente de todo lo que es no solo el catolicismo, sino también el clero. Sentí en mi interior que solo por un acto dogmático de rutina se arreglaba todo y eso provocó mí el cambio definitivo a considerarme como “libre pensador”. El burocratismo del clero o de la religión me empujó a solo creer en un ente intangible que llaman “Dios” y lo digo con todo respeto, porque creo en una fuerza superior que todo lo rige. Ser “libre pensador” dista mucho de ser “ateo”

A veces cuando me doy cuenta de la inmensidad del mundo sideral y lo infinitamente grande que es el universo de galaxias, donde las distancias se cuentan por años luz, que me siento tremendamente insignificante ante esa majestuosidad de la creación, tengo creer en Dios
También creo en las fuerzas del magnetismo y de lo sobrenatural, como los presentimientos, las percepciones extrasensoriales y las premoniciones y me interesa todo lo referente a la metafísica y la parapsicología, en el escrutinio de la esencia de nuestro ser. Eso me da una pequeña idea de lo que realmente podría ser Dios
…y sin embargo soy un eterno escéptico, sin aludir a “Santo Tomás”…o quizás por eso mismo lo soy, porque no alcanzo a comprenderlo todo, pues ante la maravilla de la vida, y el tan perfecto equilibrio en el funcionamiento del cuerpo humano tan inmensamente complejo y casi perfecto, no puedo más que inclinarme humildemente y creer en Dios….

…pero hay quien me dice “ateo”… solo porque no coincidimos…

Hay aves que vuelan libremente en el espacio y tienen una enorme perspectiva…

Hay quienes solo saben moverse sobre la superficie de la tierra y o caminan o se arrastran o necesitan muleta para caminar.

¡Yo soy un ave!


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