
EN
LOS 99 AÑOS DEL NACIMIENTO DE MARIO BENEDETTI
Víctor Rey
Hay ciudades
que viven en nosotros antes que las conozcamos, porque las recorrimos
antes de verlas. Eso me sucedió en mi vista a Montevideo, cuando
caminaba por sus calles y me sentaba en un banco de alguna plaza a
mirar la ciudad y conversar con algún uruguayo, siempre salía el
recuerdo del escritor Mario Benedetti. Parecía que no había muerto
y que nos estaba esperando en alguna esquina de la ciudad o sentado
en algún café, leyendo los periódicos o escribiendo algún poema
en su libreta. La ciudad me recordaba sus novelas y poesías como
las películas que han hecho de su literatura. Hay ciudades que
destilan literatura y nos atrapan en sus calles, una de ellas es
Montevideo, y Mario Benedetti contribuyo para que así fuese.
Y
qué decir de las frases de su prosa y verso. Se han vuelto
universales y se distribuyen a través de las redes sociales. Aquí
comparto alguna de las cuales me han acompañado y lo siguen haciendo
y que muchas veces generan una linda conversación y una profunda
reflexión: “Y aunque son siempre he entendido mis culpas y mis
fracasos, en cambio sé que en tus brazos el mundo tiene sentido”;
“Es lindo saber que usted existe”; “Me gustaría mirar todo de
lejos, pero contigo”; “Compañera usted sabe que puede contar
conmigo no hasta dos o hasta diez sino contar conmigo”; “Que
alguien te haga sentir cosas sin ponerte un dedo encima, eso es de
admirar”; “No me tientes, que si nos tentamos no nos podremos
olvidar”; “Lo nuestro fue tan fugaz, que una estrella nos vio y
pidió un deseo”; “Me gusta la gente capaz de entender que el
mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello
que sale del corazón”; “Mi estrategia que un día cualquiera,
no sé cómo ni con que pretexto, por fin me necesites”: “Es
casi ley, los amores eternos, son los más breves.”
Galardonado
en 1999 con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y en
2005 con el Internacional Menéndez Pelayo, Benedetti abordó todos
los géneros literarios, en los que reflejó una mirada crítica de
izquierdas que le llevaría al exilio y a ser, hasta sus últimos
días, un firme detractor de la política exterior de Estados Unidos.
Sus poesías fueron cantadas por autores como Joan Manuel Serrat,
Daniel Viglietti, Nacha Guevara, Luis Pastor o Pedro Guerra, y sus
novelas más famosas llevadas al cine, como La
tregua (1974) o Gracias
por el fuego(1985), a cargo del director
argentino Sergio Renán.
Este
exponente por antonomasia de la llamada generación uruguaya de 1945,
la "generación crítica", nació el 14 de septiembre de
1920 en Paso de los Toros, en el Departamento de Tacuarembo. En 1928
comenzó sus estudios primarios en el Colegio Alemán de Montevideo,
donde, según contaba el propio Benedetti, gustaba de escribir en
verso las lecciones e incluso sorprendió a sus maestros con un
primer poema en ese idioma.
Las
dificultades económicas solo le permitieron cursar un año de
educación secundaria en el Liceo Miranda y después tuvo que ser
casi autodidacta, compaginando los estudios con el trabajo, que
comenzó a los 14 años en un taller de repuestos de automóvil.
Antes de dedicarse a la escritura, Benedetti hizo de taquígrafo,
cajero, vendedor, librero, periodista, traductor, empleado público y
comercial. Todos estos oficios supusieron un contacto con la realidad
social de Uruguay que fue determinante a la hora de modelar su estilo
y la esencia de su escritura.
Entre 1938 y
1941 residió en Buenos Aires y en 1945 ingresó en el semanario
Marcha como redactor y publicó su primer libro, La
víspera indeleble, de poesía. En 1949
Benedetti avanzó en su carrera periodística con su labor en la
destacada revista literaria Número, compaginando al tiempo sus
tareas de crítico con una carrera imparable como escritor. Así, en
una década trepidante publicó obras como Esta
mañana y otros cuentos (1949), Poemas
de oficina (1956), Ida
y vuelta (1958) y La
tregua (1960).
Ya desde
1952 comenzó a implicarse de forma destacada en las protestas contra
el tratado militar de Uruguay con Estados Unidos. Su primer viaje a
Europa lo hizo en 1957, como corresponsal de Marcha y El diario. De
1961 data el libro Mejor es meneallo,
que agrupa sus crónicas humorísticas, firmadas con el pseudónimo
de Damocles.
Residió en París entre 1966 y 1967, donde trabajó como traductor y
locutor para la Radio y Televisión Francesa, y luego de taquígrafo
y traductor para la UNESCO.
En 1968
fundó en La Habana el Centro de Investigaciones Literarias de la
Casa de las Américas, que dirigió hasta 1971, y encabezó el
Departamento de Literatura Latinoamericana de la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Universidad de Montevideo, entre 1971 y
1973. En los setenta desarrolló una intensa actividad política,
como dirigente del Movimiento 26 de Marzo, del que fue cofundador en
1971 y al que representó en el Frente Amplio, coalición
izquierdista que alcanzó el poder en 2005.
Mario
Benedetti, poeta del amor y del exilio, murió en Montevideo el 17 de
mayo del 2009 a los 88 años. Tras una larga enfermedad que amagó
varias veces con llevarse a este best seller de las letras uruguayas,
de los sentimientos, a este popularizador de la poesía en español
como casi ningún otro. La muerte, es decir, esa enfermedad pulmonar
crónica que padecía, se lo llevó por delante tras su cuarto
ingreso en un año en el hospital Impasa, de Montevideo.
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