domingo, 24 de febrero de 2019

El Pueblo Mapuche



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BREVE REFLEXION SOBRE RELIGION E IDENTIDAD EN EL PUEBLO MAPUCHE

Víctor Rey

Con mucho respecto comparto esta breve reflexión sobre este importante tema que en Chile no ha sido profundizado por las religiones cristianas en general y por las evangélicas en particular. Parte de estas reflexiones las he recopilado en el terreno en conversaciones que he tenido en la Región de La Araucanía, en el tiempo que trabajé con una ONG del desarrollo que tenía programas con la niñez en ese sector de Chile.
La religiosidad del pueblo mapuche comparte ciertos rasgos con la mayoría de las religiones indígenas del mundo. Estas religiones intentan dar respuesta a las preguntas que el hombre y la mujer se hacen frente a su medio ambiente, según lo que ellos perciben de la naturaleza, en sus relaciones con ella, en sus efectos sobre los seres y las cosas de este mundo. Surge así un sistema de relaciones con el mundo superior y las divinidades (que son la fuente de todo), y un sistema de actos o gestos que expresan estas relaciones (los ritos). El modo cómo se percibe el universo y las relaciones de los seres humanos dentro del universo, determina en gran medida cómo hombres y mujeres perciben la presencia divina. Así, los pueblos que viven cerca de la tierra tienden a ver la presencia divina en la naturaleza y es allí donde realizan los encuentros rituales, cuyo propósito fundamental es reforzar los lazos de lo humano con lo divino.
Se puede afirmar que la religión mapuche comparte tres características con la mayoría de las religiones indígenas. Es una religión cósmica, es animista y es chamánica. Lo primero, que se refiere a la búsqueda de un fundamento, es característico de cualquier religión y concierne a las referencias del mundo profano al poder divino que lo sustenta; lo segundo quiere decir que esta religión percibe a la naturaleza como animada por poderes ocultos en los diversos elementos, poderes que pueden ser favorables o no y que se subordinan a un Poder Supremo; finalmente, para controlar estos poderes en la naturaleza existen los chamanes o machis, cuya función principal es la restauración del equilibrio.
Por lo tanto, no se puede separar la empresa cristianizadora de la empresa colonizadora. Los misioneros, aunque estuvieran guiados por un deseo de evangelización, no pudieron sustraerse al espíritu guerrero y conquistador que inspiraba a los españoles que llegaron a las tierras de América. La historia de la Conquista es entonces la historia de cómo se trata de legitimar la superioridad de los europeos y la inferioridad o sub-humanidad de los indígenas. Matanzas, torturas, trabajo esclavo, despojos, son todas formas que implican la no aceptación del otro. 
El resultado de todo esto fue que los indígenas reinventaron una expresión religiosa que daba cuenta de su nueva situación, generada por la experiencia traumática de la dominación y el sometimiento. El supuesto es que, en general, los indígenas vieron en el cristianismo la religión de aquéllos que los dominaban.
Por eso, se puede afirmar que el discurso ritual mapuche constituye un "universo simbólico de autonomía cultural y su ejecución, una eficaz estrategia de resistencia cultural indígena íntimamente vinculados con la construcción, reconstrucción de la identidad social". Es decir, la lucha directa con el enemigo puede interpretarse como la tentativa de preservar la soberanía territorial y mantener así intactas la organización social y las creencias ancestrales. Hoy, éstas son actualizadas en el rito.
A partir de la "Pacificación de la Araucanía" y la llamada "Guerra Defensiva", inspirada en la imagen que se formaron los misioneros y conquistadores de los indios, los que siempre fueron considerados por éstos como un proyecto evangelizador, la población mapuche pasó a formar parte de la masa de los campesinos pobres y explotados de este país, lo que trajo grandes alteraciones que afectaron a su organización social y a su sistema cultural y de creencias. En cuanto a la religiosidad, habría que preguntarse por el impacto que tuvo el cristianismo en la vida religiosa y comunitaria del pueblo mapuche, lo que requiere de una aclaración previa. La experiencia religiosa de los pueblos es bastante compleja y asume una gran diversidad de manifestaciones: hierofanías, mitos, gestos, ritos, etc. Es decir, la religión no es independiente de la cultura, ya que de ésta dependerá la religión que se tenga. Por lo tanto, puede llegar a ser muy cuestionable abordar el tema sólo a través de una de estas manifestaciones.
Frente al tema de la cristianización del pueblo mapuche, los estudios no son coincidentes. Hay quienes afirman, que la evangelización no habría afectado de manera significativa ni las representaciones, ni los ritos, como tampoco la comunidad ritual. Es decir, muchas de las dimensiones que son propias del cristianismo no habrían tenido cabida entre los mapuches. Sin embargo, hay otros estudios, que revelan la existencia de cambios profundos en la religiosidad mapuche y la adopción por parte de éstos de un sincretismo religioso. Como ya se vio, el sincretismo puede manifestarse de maneras diversas. En el caso de los mapuches, se observa la incorporación de una serie de elementos cristianos, como la fiesta y el culto a los Santos, que son interpretados a partir de códigos propios.
También puede ocurrir, aunque ha sido menos frecuente, que se reniegue de la cultura religiosa propia y se adopte una religión distinta, la que muchas veces no es bien comprendida. Es lo que ocurre en el Pentecostalismo mapuche, en el que se reniega de la comunidad ritual y se adopta un nuevo culto. Se trataría de un nuevo proceso de adaptación religiosa y acomodo comunitario, como respuesta no secularizada a la crisis que surge de la división de la tierra, el asentamiento en reducciones, el desmejoramiento en lo económico, el debilitamiento de las estructuras internas de poder, la precariedad de las organizaciones de carácter local y regional, etc.
Lo que significa ser mapuche hoy, y también lo que ha significado en el pasado, está íntimamente ligado a cómo se piensa y ordena el mundo, en referencia siempre a un orden sagrado, donde la preocupación y las acciones principales están dirigidas a la mantención de la reciprocidad y el equilibrio. El elemento común es el admapu, las tradiciones sagradas y profanas, legadas por los antepasados y las divinidades. La relación vivos-antepasados-divinidades-naturaleza se mantiene y se cuida, y es en el rito que la tradición se revive y reactualiza, es éste el que convoca y reúne a toda la comunidad. Simbolismo y rito forman parte de un proceso de reinterpretación ininterrumpido.
Una cuestión no resuelta, y que supone una autocrítica (en el caso de las religiones cristianas) y también una mayor reflexión, es el tema de la evangelización. Aún no se ha respondido, al menos no suficientemente, a la pregunta de si es posible una evangelización que realmente reconozca al "otro" como un "legítimo otro" o si todo proceso de evangelización implica una violentación de la alteridad. Algunas tentativas de respuestas apuntan a que en toda relación existe un componente ético fundamental y que no se puede renunciar a éste, renunciando a interpelar a aquél con el cual se entra en relación. Otra posibilidad es la de una complementación entre la dimensión religiosa mapuche, más asociada con la naturaleza, y la dimensión religiosa cristiana que reconoce la presencia de Dios en las personas. Ambas dimensiones no serían excluyentes y se complementarían la una a la otra. Una tercera posibilidad, con la cual yo me identifico más, es que se debe partir por reconocer la presencia del cristianismo en el campo religioso mapuche y cómo éste genera movimientos de innovación religiosa y cultural. No se trata de una suerte de simbiosis entre elementos mapuches y cristianos, puesto que una interpretación de este tipo borra la complejidad de la respuesta que genera la presencia cristiana entre los mapuches, y es ésta la que se debe estudiar con mayor profundidad.

"Pocas razas hay sobre la tierra más 
dignas que la raza araucana. Alguna 
vez veremos universidades araucanas, 
libros impresos en araucano, y nos 
daremos cuenta de todo lo que hemos 
perdido en diafanidad, pureza y en 
energía volcánica".
Pablo Neruda. Confieso que he vivido.

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