ERICH FROMM: AMOR A LA
VIDA , A LA
LIBERTAD , A LA
HUMANIDAD.
Víctor Rey
Cuando
tenía 17 años y cursaba tercer año medio, en el Liceo Valentín Letelier de
Santiago, el profesor de Psicología y Filosofía nos habló de Erich Fromm y nos
dio la tarea leer dos de sus libros: “El Arte de Amar” y “El Miedo a la Libertad ”. Fue la primera vez que escuche sobre este
pensador que influyó a toda una generación.
Más tarde en la Universidad
de Concepción en algunos cursos de
Psicología, Sociología y Filosofía, leímos y estudiamos: “El Corazón del
Hombre”, “Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea ”, “Marx y su Concepto del
Hombre”, “El Dogma de Cristo”, entre otros.
Hace
algunos días dos amigos me han prestado dos libros de Erich Fromm y he vuelto a
leer apasionadamente a este pensador que tanto bien ha producido. Me refiero a “Y seréis como Dioses” y “¿Podrá
sobrevivir el hombre?”. Dos textos
claves que de dos ángulos tan diferentes como es la religión y la política
analizan la sociedad actual. Dos textos de los años sesentas que parecen que
fueron escritos ayer.
¿Quién fue
Erich Fromm? Nació en Frankfurt,
Alemania el 23 de marzo de 1900. Su padre era un hombre
de negocios y según Erich, más colérico y con bastantes cambios de humor. Su madre estaba deprimida con frecuencia. Erich Fromm provenía de una familia muy
religiosa, en este caso de judíos ortodoxos.
Hasta 1925 asistió a clases de El Talmud. El mismo se denominó más tarde
un “místico ateo”. Estudió filosofía en la Universidad de
Heildelberg y realizó estudios y entrenamiento psicoanalítico en el Instituto
Psicoanalítico de Berlín. En 1922 se doctoró en Sociología. Entablo
contacto con la Escuela
de Frankfurt donde trabajó en estrecho contacto con Herber Marcuse, Walter
Benjamín y Theodor Adorno. Debido al ascenso del nazismo, debió mudarse a los Estados Unidos en 1934, estableciéndose
en la ciudad de Nueva York, donde conocería muchos de los otros grandes
pensadores refugiados allí. Cerca del
final de su carrera, se mudó a México para enseñar y por razones de salud de su
esposa. Murió en Suiza en 1980. Dos años antes de morir el gobierno helvético
lo había designado ciudadano honorario de Suiza. Su orientación teórica llevará a la marca
importante de la Teoría
Crítica lo que redundará en un sistema teórico psicoanalítico
con fuerte interpretación sociológica.
Fue un pensador inquieto que publicó una gran
cantidad de libros, que se han transformados en clásicos. Era un hombre profundo y optimista. Era una persona inteligente que tenía
esperanzas. Su visión no era utópica,
porque ella estaba fundamentada en la realidad.
Fue un optimista enamorado de la vida.
Siempre estuvo a favor de ella.
El fue un
marxista que estudió en profundidad a Marx, y se interesó por el joven
pensador, el de los primeros tiempos, el más humanista. También fue muy conocedor de Freud, lo
respetaba y al mismo tiempo era crítico.
Al estudiar estos dos pensadores le hizo adelantar una visión humanista
y esperanzadora del futuro del hombre.
Muestra de esto es su “Credo Humanista”.
Fromm
simplificaba las cosas para hacerlas entender.
Esto no quiere decir que lo que escribió no fuera profundo. Tenía un concepto del hombre muy particular. Con profundidad habló de las necesidades
básicas del hombre, fundamentó muchas cosas en el amor, en la ética, y habló
del problema de la autoridad. Sus
escritos se reducen a cosas muy elementales pero importantes. Si algo le obsesionó fue la objetividad y el
sentido de la realidad.
Logró de
alguna manera una síntesis interesante de lo mejor del mundo oriental cercano: La Biblia , El Talmud, Los
Profetas. Del Mundo Oriental lejano: El
Budismo Zen, y Susuki. Y del mundo
occidental griego y del mundo occidental místico: Eckhart, Spinoza y
Scheweizer. Además de Freud y Marx.
La teoría de
Fromm es más bien una combinación de Freud
y Marx. Por supuesto Freud
enfatizó sobre el inconsciente, los impulsos biológicos, la represión y
demás. En otras palabras, Freud postuló
que nuestro carácter estaba determinado por la biología. Por otro lado, Marx consideraba a las
personas como determinados por su sociedad y más especialmente por sus sistemas
económicos.
Fromm añadió
a estos dos sistemas deterministas algo bastante extraño a ellos: la idea de la Libertad. El animaba a las personas a
trascender los determinismos que Freud y Marx les atribuían. De hecho, Fromm hace de la libertad la
característica central de la naturaleza humana.
Fromm en su
libro “El Corazón del Hombre”, afirma que el ser humano actual se caracteriza
por su pasividad y se identifica con los valores del mercado porqué el hombre
se ha transformado a sí mismo en un bien de consumo y maneja su vida como un
capital que debe invertirse provechosamente.
El hombre se ha convertido en un consumidor sin límites, y el mundo para
él no es más que un objeto para calmar su apetito.
Son de
importancia sus estudios acerca de la relación que existe entre los sistemas
políticos totalitarios y las religiones monoteístas. Según Fromm, las religiones monoteístas educan a
los individuos en la obediencia ciega a una autoridad superior, que pone las
normas por encima de cualquier razón o discusión. Así el individuo queda reducido a un mero
servidor de un dios todopoderoso. Esta
mentalidad masoquista, adquirida desde la infancia, sería la base psicológica
que ha hecho que muchos hombres y mujeres sigan ciegamente a dictadores como
Hitler.
Publicó más
de 30 títulos, algunos de tanta repercusión como “Anatomía de la destructividad
humana”, “Escape a la libertad”, “El hombre por sí mismo”, “El lenguaje
olvidado”, “La Sociedad Sana”, “La misión de Sigmund Freud” y “El dogma de
Cristo”, y otros ensayos sobre religión, psicología y cultura.
En “El arte
de amar”, analiza el desarrollo del sentimiento amoroso, en su opinión “única
respuesta humana a los problemas de la existencia”, en tanto que en “El miedo a
la libertad” estudia la evolución de ese requisito de la cualidad de hombre
desde la Edad Media y profundiza en los mecanismos psicológicos que llevan a la
adhesión a los regímenes totalitarios. Su inconformismo se expresa, sobre todo,
en “La crisis del psicoanálisis”, mientras que su última visión de las
posibilidades humanas está reflejada en “La revolución de la esperanza”.
Su legado ha
quedado vigente en sus textos ejemplares en los que al rigor científico se unen
la sagacidad del observador de hechos sociales y la vasta cultura de alguien
que había trabajado intensamente en conocimientos históricos, filosóficos y
antropológicos. Y a la vez la, la
precisión y la elegancia de un literato de raza. En una ocasión Fromm se reconoció deudor en
cuanto a su concepción del mundo, de Marx y de Freud, “pero también de
Goethe”. La cita bien vale como una
definición de su espíritu, preocupado por hondas inquietudes acerca del porvenir
de la cultura de nuestro tiempo.
Estando en
Mar del Plata mi amigo Pablo Alaguibe y saboreando un rico café cortado en la
misma librería, disfrutamos de la conversación en torno a este pensador.
Encontramos una cantidad de libros de Fromm que no habíamos tenido acceso
antes. Entre ellos uno titulado:
“Recordando a Erich Fromm, Testimonios de sus alumnos sobre el hombre y el
terapeuta.” Mi amigo tuvo la gentileza
de hacerme este regalo que lo valoro enormemente y que ha sido el tema de
nuestras conversaciones en estos días: la vigencia del pensamiento de Fromm y
el atractivo que sigue teniendo sobre la juventud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario