EL SER TE INVITA A REFLEXIONAR
TEOLOGICAMENTE EN UNA SOCIEDAD DE CONSUMO
“La teología no va a
cambiar la sociedad, pero sin teología no cambiará”
Víctor Rey
El cristiano siempre tiene el
desafío de reflexionar su fe en el contexto donde le corresponde vivir, en su
lugar y su tiempo. Para esto es
necesario la lectura atenta de la Biblia, pero también la lectura de su
realidad, descifrar y discernir “los signos de los tiempos”. Para discernir
debe reflexionar, leer, meditar y contemplar.
O como lo dicen algunos: ver, juzgar y actuar. Considero que la literatura especializada nos
ayuda mucho y en general las artes nos proveen de herramientas muy útiles para
hacer un buen diagnóstico de la realidad.
El Servicio de Estudios de la
Realidad (SER), no es un programa tradicional de estudios teológicos. Aunque incorpora estudios bíblicos, historia
del cristianismo, religiones comparadas, etc., es un curso de estudios
teológicos interdisciplinario, que incluye elementos de diferentes áreas del
conocimiento humano vistas desde la perspectiva de una cosmovisión
cristiana. Emplea una variedad de
metodologías, que incluye tanto la observación de la realidad de la vida diaria
como la lectura de literatura variada como novelas, ensayos, poesía, cine y
música, e intenta integrar todo esto en una visión coherente de la vida bajo
una visión cristiana. El programa lleva
al estudiante a examinar su vocación y trabajo, su vida familiar, su lugar en
la sociedad y su participación en la iglesia cristiana. La expectativa del SER es que en sus estudios
encuentre elementos que le ayuden a hacer tanto un aporte distintivamente
cristiano en su campo profesional como una contribución a la vida de su
comunidad u organización. Esa es la
razón por la cual el SER aborda estos aspectos e invita a los estudiantes a
tener una vida rica de diálogo con la Biblia y los aportes que nos entregan las
Ciencias Sociales y cuestionar junto a otros estudiantes la forma de ser más
pertinentes y coherentes como discípulos de Jesús.
Uno de los temas más
desafiante es el que se refiere a la Sociedad.
Personalmente me he enriquecido mucho con las lecturas de estos textos,
pero quiero agregar mis pensamientos a
este tema en relación a dos libros que he leído este último tiempo, escritos en
dos países diferentes y con un tema común de actualidad. Los dos autores tienen una formación
diferente y su concepción del mundo también lo es, pero el diagnóstico que
hacen del tema es coincidente. Me
refiero primeramente al libro, “La
Ciudad ” del francés Jacques Ellul y a “El consumo me consume”
del chileno Tomás Moulián. A partir de
estos dos autores quiero esbozar una reflexión sobre el tema del consumo.
Hoy constatamos el crecimiento
acelerado del tipo de sociedad de consumo, la cual se inicia en el siglo XVIII.
El fenómeno de las migraciones
internas es cómplice del aumento vertiginoso, en todo el mundo, de una
civilización urbana cuyo rasgo sobresaliente es la absolutización de los
productos de la tecnología.
Prácticamente toda la
humanidad hoy participa en la vida de la ciudad. Como lo ha señalado Jacques Ellul: “Estamos
en la ciudad, aunque vivamos en el campo, puesto que hoy el campo es solo un
anexo de la ciudad”. (Pág. 147 La Ciudad. Editorial La Aurora , Buenos Aires.
1972).
Su afirmación percibe el
carácter global de la “mentalidad de consumo” que caracteriza a la sociedad
urbana, tanto en los países desarrollados como en países subdesarrollados.
La sociedad de consumo es un
engendro de la técnica y el capitalismo.
Los medios de comunicación masivos juegan un rol importante en esta
situación, ya que son utilizados para condicionar a los consumidores a un
estilo de vida en que se trabaja para ganar, se gana para comprar y se compra
para valer. Como vuelve a decir Jacques
Ellul, “el estilo de vida es formado por la publicidad”.
La publicidad está controlada
por gente cuyos intereses económicos están ligados a aumento de la producción y
este a su vez depende de un consumo que solo es posible en una sociedad en la
cual vivir es poseer. La técnica se pone
así al servicio del capital para imponer la ideología del consumo. Esta al servicio del capital, no al servicio
de los hombres y las mujeres.
En consecuencia, los hombres y
mujeres se convierten en seres unidimensionales- un tornillo de una gran
maquinaria que funciona según las leyes de la oferta y la demanda-, es la causa
principal de la contaminación ambiental y crea una inmensa brecha entre los que
tienen y los que no tienen a nivel nacional y entre los países ricos y los
países pobres a nivel internacional.
Esta brecha continúa creciendo.
Pese a los avances tecnológicos y una expansión industrial que no tiene
precedentes en la historia humana. Hoy
el mundo subdesarrollado está más lejos que nunca de la solución a sus
problemas.
La sociedad de consumo ha
impuesto un estilo de vida que hace de la propiedad privada un derecho absoluto
y coloca el dinero por encima de los hombres y las mujeres y la producción por
encima de la naturaleza. Esta es la forma
que hoy toma donde el sistema en el cual la vida humana ha sido organizada por
los poderes de destrucción. El peligro
de la mundanalidad es este: el peligro de un acomodamiento a las formas de este
mundo malo con todo su materialismo, su obsesión por el éxito individual, su
egoísmo enceguecedor.
Aquí vale la advertencia del
apóstol Pablo en Romanos 12:2, “No vivan ya de acuerdo con los reglas de este
mundo, al contrario, cambien de pensamientos para que así cambie toda su
vida. Así llegaran a saber cual es la
voluntad de Dios, es decir lo que es bueno, lo que le agrada, y lo que es
perfecto”.
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