martes, 10 de diciembre de 2013

Definiendo la Inteligencia Emocional

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¿QUÉ ES PARA TI LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?
EVA BACH.
Pedagoga, maestra, formadora de formadores y escritora. Especialista en desarrollo emocional, comunicación y relaciones humanas. Diplomada en Pedagogía Sistémica.
Para mí, ser emocionalmente inteligente tiene que ver con atender a lo que se siente, con dejarlo fluir y vivirlo con naturalidad, con sencillez, con adecuación. También con ser capaces de aprovechar las emociones como fuente de autoconocimiento y motor de crecimiento personal. En un sentido amplio, la inteligencia emocional supone una especie de alquimia interior, consiste en elaborar lo traumático de tal manera que resulte transformador, de un modo parecido a lo que hace la ostra, que acaba construyendo una perla a partir de un incómodo y molesto granito de arena.
A mi modo de ver, madurar emocionalmente significa tener una buena disposición para aprender y desarrollar un amplio abanico de competencias personales, interpersonales y ético-sociales, que encierran niveles de complejidad diversos.
En un nivel elemental, hallaríamos una serie de competencias que casi podríamos denominar “clásicas” y que siguen, sin duda alguna, una gradación en cuanto su dificultad y amplitud. Reconocer e identificar lo que sentimos correspondería a un primer nivel. Hacernos cargo de ello, asumirlo como propio en lugar de atribuirlo a agentes externos, y ser capaces de expresarlo con adecuación, correspondería a un segundo nivel. Elaborarlo, integrarlo, trascenderlo, a un tercero. Sintonizar con las emociones y sentimientos de otros
y establecer relaciones saludables y gratas, supondrían un cuarto y quinto respectivamente… Podríamos seguir enumerando otras muchas competencias similares y complementarias.
En un nivel profundo, y siempre bajo mi punto de vista, ser emocionalmente inteligente es reconciliarnos internamente con las personas y los hechos significativos de nuestra vida, para estar plenamente presentes en el presente y plenamente disponibles para el futuro. Es ampliar nuestro abanico emocional, activando emociones inactivas, incluyendo emociones que desechamos o que evitamos, ya fuera para obtener amor o para protegernos del dolor. Es dejar de luchar contra lo imposible (el resentimiento y la amargura son formas de luchar contra lo imposible) y concentrar nuestra energía en aumentar nuestro universo de posibilidades y en saborear a fondo lo posible. Es, en última instancia, cultivar el asentimiento y la gratitud a lo que fue, tal como fue, y a lo que es, tal como es, como semilla de esperanza y de una mayor libertad emocional.
Todo ello revierte y trasluce en una armonía cuerpo-mente, una amplitud de miras, una placidez y una disponibilidad afectiva cada vez más amplias, más notorias y más consistentes.

JUAN CARLOS CAMPILLO.
Experto en Coaching.
Es un estilo de vida más evolucionado como consecuencia de un mejor manejo de las emociones, propias y ajenas, que permite vivir plenamente y con mayor bienestar a las personas que han desarrollado esta capacidad. Las ventajas son muchas empezando por un mayor autocontrol de las propias emociones que facilita a la persona ser mas dueña de sus actos y de su vida. También permite identificar las emociones de las personas con las que nos relacionamos, lo que implica establecer una comunicación mucho mas potente que repercute positivamente en la relación con las personas que nos rodean.

RAÚL ESPADA GARCÍA.
Profesor de Inteligencia Emocional y Meditación.
La Inteligencia Emocional es la comprensión desde la que surge la coherencia con la vida.
¿Cuándo surge?
En primer lugar, cuando nos darnos cuenta de la falsedad que hay en nosotros, en la sociedad y en las antiguas creencias sobre cómo es la vida.
¿Cómo nos damos cuenta?
Prestando una constante, profunda y sensible atención. Esta atención, no sólo estará dirigida hacia nuestro interior, sino también hacia el exterior. Será total.
La Inteligencia Emocional, es el efecto producido por esta constante atención, por esta sensibilidad total, ante cualquier aspecto de la relación, que es en definitiva, lo que significa Aprender y Madurar.
La coherencia de esta relación traerá por fin y sin esfuerzo, personas sanas, y por tanto una sociedad sana.
La inteligencia emocional, no tiene que ver con reprimir, ni dirigir, tiene que ver con lo que en sí misma es, Libertad.
Libertad para sentir correspondencia con la vida. Libertad, sin estar atado a creencias absurdas, a ideas absurdas, a pasados y/o sueños futuros. Sin estar atados a lo que diga tal o cual persona, tradición o autoridad.
Libertad de ninguna forma de pensamiento, dejando que la vida sea, sintiendo lo que tengamos que sentir, sin exagerarlo o reprimirlo de ninguna manera.
Ser sencillo en nuestra relación. Esa sencillez que exhala la integración entre lo que somos, lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos.
Y esto es posible. Puedes confiar en ello.

MIRIAM SUBIRANA VILANOVA. 
Doctora en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona.
La inteligencia emocional nos ayuda a reconocer y tratar con nuestros estados de ánimo y con los de los demás. Una persona con inteligencia emocional tiene armonía y empatía en su relación con los demás; sabe gestionar la ira, la rabia, la tristeza, la alegría y el miedo, entre otros estados emocionales.
Sin embargo, es la inteligencia espiritual la que nos permite acceder a nuestra fortaleza interior, conocer nuestra realidad espiritual y alinearnos con el propósito y el sentido de nuestra vida. Esto nos permite convertirnos en líderes de nuestras vidas, siendo éste un factor crucial de éxito o fracaso.
Con inteligencia espiritual encendemos la chispa de energía consciente que nos ayuda a ver y a decidir con claridad para convertirnos en los creadores y diseñadores de nuestra propia realidad, dejando de ser las víctimas de las circunstancias.

OSKAR EKAI.
Psicoterapeuta, formador y supervisor de psicoterapeutas gestálticos.
Para mi es poder vivir en coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos. Es la conexión entre nuestro cuerpo, la información que este nos transmite, nuestros sentimientos y como lo procesamos en nuestro cerebro a través del lenguaje, las historias que nos contamos, los recuerdos, etc. Es la necesidad de actualizar estas tres partes de nuestro ser con la vida, adaptarnos para vivir la VIDA que queremos vivir y aprender de ella. Sentirnos APRENDICES y en contacto con la esencia de la vida y con la nuestra propia.

NATHALIE METGE.
Psicóloga y socióloga.
Para mi la inteligencia emocional es la relación entre el cuerpo y el alma, entre el inconsciente y el consciente, entre la intuición y la razón. Sigmund Freud decía que la intuición y la razón se complementan, no hay uno más alto que otro, sino que tienen que funcionar juntos. Mi inconsciente ha percibido algo, esta señal se manifiesta con la aparición de una emoción. La inteligencia es antes de todo saber escuchar lo que mi emoción quiere decirme. Si sabemos escuchar, entender y gestionar las emociones entonces podemos evolucionar de manera más positiva.
Existe una conexión entre nuestro mundo externo y interno. El externo nos da informaciones que se manifiestan en forma de emociones, por lo tanto la realidad es siempre subjetiva. Con la gestión de las emociones esta realidad se modifica, esta modificación diaria nos permite vivir de forma dinámica.
La inteligencia emocional permite ser consciente de sí mismo, tener la capacidad de entenderse mejor. Si sabemos conocer sus influencias y saber utilizarlas nos ayudan a guiarnos en nuestras decisiones.

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