viernes, 16 de diciembre de 2011

SER DE LA U, ES UN CONCEPTO AZUL

Víctor Rey

Cuando era niño tuve la oportunidad de ver algunas veces al famoso “Ballet Azul”.  Ese equipo de fútbol que en diez años obtuvo seis campeonatos y cuatro subcampeonatos de fútbol chileno.   La imagen que tengo de entrar al Estadio Nacional junto a mi hermano mayor y otros amigos no se ha borrado y lo que más me impresionó fue ver salir a la Universidad de Chile al campo de juego con su tradicional tenida azul rey con una gran U roja en el pecho, que contrastaba con el verde del césped, fue algo maravilloso.  Ver en directo como Leonel Sánchez enviaba un centro al área para que Carlos Campos  empalmara de cabeza y convirtiera el gol, era algo común en ese equipo.  También recuerdo como Luis Eyzaguirre el primer jugador chileno que integro un equipo de estrellas mundiales, perseguía y no dejaba tomar el balón al puntero izquierdo de Colo Colo.  Ese día la Universidad de Chile triunfó sobre su archirrival y recuerdo que la alegría de esa tarde de domingo me acompañó por varias semanas.  Todavía recuerdo de memoria esa formación que también fue la base de la Selección Chilena que obtuvo el tercer puesto en el Mundial de Fútbol realizado en 1962.  Al arco Manuel Astorga, en la defensa, Luis Eyzaguirre, Humberto Donoso, Sergio Navarro, en el medio campo, Carlos Contreras y Alfonso Sepúlveda y en la delantera, Braulio Musso, Ernesto Alvarez, Carlos campos, Rubén Marcos y Leonel Sánchez.  Y su entrenador “El Zorro”, Luis Alamos.  También en ese tiempo conocí el himno del club y ver como la barra de la U lo cantaba con tanta emoción en especial en los clásicos universitarios.  Me llamó la atención que este himno más que de un club de fútbol parece un himno a la vida. Algunas de sus estrofas inspiran y lo seguirán haciendo, son un verdadero poema: “Ser un romántico viajero y el sendero continuar, ir más allá del horizonte do remonta la verdad Y en desnudo de mujer, contemplar la realidad. Brindemos camaradas por la Universidad en ánforas azules de calidad emoción, brindemos por la vida fecunda de ideal sonriendo con el alma prendida en el amor …”
Luego de esa década que marco al fútbol chileno, le costó 25 años a la U volver a levantar una copa y también vivir su año más negra en 1989 cuando baja a la segunda división.  Volvió a la primera división el mismo año en que volvió la democracia  a Chile en 1990, después de 17 años de dictadura militar.   La famosa barra que apoya en cada partido a la U de Chile y lo acompaña donde vaya, fue la primera barra y también el primer grupo que se atrevió a lanzar gritos de desaprobación por la violación a los Derechos Humanos en Chile, contra Pinochet.  En eso siempre se destacó la barra de Los de Abajo por su compromiso social.  En estos tiempos de movimiento social y de lucha por una educación de calidad, gratis y sin lucro, nuevamente la barra de Los de Abajo ha vuelto a apoyar a los estudiantes y ponerse de lado de la justicia.
Otra característica de este club es la cantidad de nombres que ha coleccionado a través del tiempo: La Chile, la U, El León, el Bulla, los azules, el romántico viajero, el Chuncho,  el romántico bohemio….
La noche del miércoles 14 de diciembre del 2011  quedará marcada en la historia de los azules y del fútbol chileno.  Esa noche, el cielo fue más azul que nunca y todo se tiño de azul.  La U ha obtenido la Copa Sudamericana venciendo por 3 goles a cero a La Liga de Quito.  Cuando el árbitro brasileño tocó el pitazo final, se desató el carnaval y como siempre la gente salió a festejar en las plazas y calles de Chile, desde Arica a Punta Arenas.  En Santiago con los amigos que vimos el partido en casa de un amigo ecuatoriano, también nos fuimos a celebrar a la Plaza Italia con 25.000 personas que llegaron a ese punto de encuentro capitalino.  Parecía una noche de año Nuevo y cuando el reloj marcó la medianoche el pueblo azul se abrazaba, cantaba, saltaba y gritaba: “Al León, al León yo lo llevo en el corazón”.
Universidad de Chile, como toda institución de prestigio, ha generado sus propios emblemas a lo largo de sus 84 años de historia.   Eran 84 años de historia, primer título internacional, invicto, con el mejor rendimiento de equipos sudamericanos en 42 años.   El amor a la camiseta era uno de ellos, pero también compartían una gran deuda: la ausencia de una corona internacional.  Ni el “Ballet Azul” de la década del 60, ni el plantel bicampeón de 1994 y 1995 pudieron concretar ese sueño que este equipo hizo realidad esa noche.
Las paradojas de la vida han hecho que esta final inédita la U de Chile la tuvo que disputar con La Liga Deportiva de Quito.  La primera vez que fui a ver fútbol en Ecuador, fue para presenciar el clásico entre La Liga y el Barcelona de Guayaquil. En el estadio Atahualpa de Quito.  Fui con mi hijo que en ese entonces tenía 7 años y nos hicimos simpatizantes de la Liga en el tiempo que vivimos en ese hermoso país.  Pero la sangre tira y la tierra y la historia también.  Y es así que en esta finalísima tuve que hacer un ejercicio de discernimiento y mi corazón se inclinó por la U de Chile.  Creo que  a mi hijo también le costó pero él tiene un corazón azul y ya tenía tomada su decisión.
Esta histórica conquista azul, al transformase  en el segundo club nacional que obtiene un trofeo continental, tiene bases sólidas.  En esta nueva etapa hay un genio y este ha sido el único “santo” en el cual creo: Sampaoli.  Discípulo de Marcelo Bielsa, que tuvo una idea y la llevó a adelante sin concesiones.  Un entrenador que solidarizó con las demandas estudiantiles y que al saber que sus líderes, Camila Vallejos y Giorgio Jackson eran de la U, los invitó a un partido de la Copa Sudamericana.  Su equipo ganó el título jugando siempre a lo mismo: a proponer, como dice a cada rato el profesor con la humildad de quien se sabe un bielsista que salió desde abajo.  Proponer, en este caso, no es otra cosa que buscar el camino más corto hacia la victoria, tocar rápido, tocar bien, quitar rápido, tocar bien, quitar arriba, y todo eso hacerlo hasta que duela porque al rival, inevitablemente, le va a doler primero.  Lo que tenemos aquí es un equipo que finalmente trabaja en equipo.  Una cosa es ganar una final.  Otra es hacerlo con tal autoridad.  Jugando tan bien al fútbol.  Con unos tipos que parecen volar en la cancha.  Dan la impresión de correr siempre más que los demás.  Ganan todas o casi todas las pelotas divididas.  Y lo mejor de sampaoli es que también admira a Ernesto Sábato, el escritor argentino, y en sus charlas motivacionales utilizó textos de El Túnel, y  Sobre Héroes y Tumbas e imagino de sus ensayos también.  Cuanto aprenderían y se motivarían muchos clubes si hicieron lo mismo con tantos buenos escritores que tenemos en América Latina.
Cuando lleguemos a viejos y hagamos del recuerdo nuestro ejercicio predilecto, volveremos a vivir lo que vivimos.  Nos acordaremos de todas estas cosas y se nos llenarán los ojos de lágrimas y quizá se nos vengan a la memoria el recuerdo de esos días, en el talento de Vargas, en la fuerza de Aránguiz, en la solidez de Herrera, en la convicción de Sampaoli.  No vamos a estar para una vuelta olímpica a esa edad, pero daremos la pelea, diría que felices al amparo de estos días de gloria, hermosos, inolvidables.  Por que como dice el lema de la barra azul que es la más grande y fiel: “Más que una pasión, es un sentimiento.”


lunes, 12 de diciembre de 2011

Los evangélicos y la Ley Antidiscriminación en Chile

Víctor Rey

El martes 8 de noviembre del 2011 quedará marcado en la historia de Chile como el día donde se avanzó para hacer un país más libre, tolerante y respetuoso, ese día se aprobó la Ley Antidiscriminación.  La aprobación en el Senado de la ley contra la discriminación es un importante hito para la sociedad chilena.  
La mayoría que aprobó el proyecto demuestra que se pude avanzar hacia un país más inclusivo en que se respete a todos.
Nuestra historia tiene muchas muestras en las que se ha avanzado para superar discriminaciones odiosas. Esto lo podemos comprobar revisando el comienzo de nuestra vida independiente, Chile dio el ejemplo terminando con la esclavitud.  Durante los siglos XIX y XX en el Congreso Nacional se produjeron debates  que recogió la historia  que culminaron en la aprobación de leyes que terminaron con diversas formas de discriminación.

En este camino, las religiones han tenido un rol relevante, puesto que en un principio nuestro Estado se declaraba católico y discriminaba a otros grupos religiosos.  En el siglo XIX se dio una batalla de ideas para establecer los cementerios laicos y el matrimonio laico.

Las iglesias evangélicas han tenido históricamente el respeto de los sectores más avanzados en su lucha por la libertad de cultos.  También es digno de recordar la separación Iglesia y Estado que consagró la Constitución del año 1925.  Recientemente durante los gobiernos de la Concertación se aprobó una ley de cultos que les reconoció igualdad de derechos y en otra  se estableció el 31 de octubre como el Día nacional de la Iglesias Evangélicas.

En 1935 se aprobó el derecho a voto para las mujeres en las elecciones municipales y recién en 1949 se les permitió votar en las elecciones presidenciales y parlamentarias.  En esa ocasión también hubo quiénes se opusieron teniendo posiciones que hoy nadie defendería.  Ese logro de las mujeres y de la sociedad chilena, sin embargo, no ha terminado con la discriminación por género.

También se ha luchado contra la discriminación política, que tuvo su expresión más brutal durante la dictadura militar del General Pinochet.  Se logró eliminar el artículo octavo de la constitución que discriminaba  a formas de pensamiento.  Queda en la conciencia  de que el respeto a las particularidades de cada chilena y chileno redundaría en un mayor  bienestar para las personas y en una inestimable contribución al bien común.  Este ideal se halla expresado en el artículo primero de nuestra constitución –todos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos-, en la defensa de las libertades fundamentales, en el gran número de tratados, declaraciones e instrumentos internacionales que Chile ha suscrito en este sentido.

Pero este ideal está lejos de volverse realidad.  En Chile se discrimina en todas las áreas de la vida ciudadana por una larga lista de razones: desde el sexo hasta el origen social, desde el credo hasta la identidad de género, pasando por la orientación sexual, el lugar de procedencia y tantos otros motivos.  Chile es hoy un país más discriminador que pluralista, un país donde todavía imperan las supremacías culturales del pasado.  Se ha avanzado en ciertas áreas, pero estos esfuerzos son insuficientes a la luz de los informes de derechos humanos que realizan anualmente diversas instituciones, informes que dejan a Chile en un pobre lugar respecto de otros países.

En este proceso, se ha vivido en estos días un nuevo capítulo: la aprobación en el Senado de la ley antidiscriminación.  El establecimiento de un procedimiento judicial para denunciar la discriminación es un logro para toda nuestra sociedad.  Desgraciadamente algunas personas que representan a iglesias evangélicas, iglesias que han sido históricamente discriminadas por su opción religiosa se han manifestado en contra de esta legislación reclamando por el artículo que alude a la orientación sexual e identidad de género.

Con dolor y tristeza hemos visto en estos días el triste espectáculo  que han ofrecido algunos sectores evangélicos fundamentalistas en relación a este proyecto de ley.  En especial por los reiterados y concertados ataques homofóbicos verbales y escritos.  Dolor por el enfoque basado en una interpretación literalista y legalista de la Biblia, abiertamente discriminadora y falta de amor y compasión.

Son lamentables las muestras de intolerancia de un sector de la sociedad chilena que justamente ha sido uno de los más discriminados por muchos y ahora los discriminados de antes se han vuelto los nuevos discriminadores, pero afortunadamente el Senado ha entendido mayoritariamente que debe legislar para todos quienes habitan Chile sean respetados en su condición humana.

Esta ley no constituye una amenaza ni para el matrimonio ni para la familia.  La ley no establece la igualdad absoluta.  Simplemente define la discriminación. Ya que todos los seres humanos tienen dignidad y no valen por su aspecto físico, su origen familiar, creencia religiosa, su etnia, su orientación sexual, su vocación y su conducta. Prohibir la discriminación no es imponer la igualdad absoluta.  Se trata de establecer diferencias pero en base al desempeño, no en base a la orientación sexual, la etnia o el origen.  El acuerdo de vida en pareja es una alternativa de vida a una realidad social y se busca soluciones y regulaciones a una realidad de hecho, que no podemos tapar e ignorar con amenazas y acusaciones.

Considero que las muestras de fundamentalismo, integrismo, fanatismo e intolerancia que hemos visto por parte de algunas iglesias, es producto de la gran crisis que están viviendo estas instituciones que hace urgente hacer un alto en el camino y pensar la misión y la identidad de estas iglesias.  

También hacer una reflexión seria sobre el contexto y la cultura a la luz de la Biblia y en diálogo con la realidad redefinir la misión que deben tener estas expresiones religiosas en esta cultura para ser sal y luz y fermento en la sociedad, donde tantas personas buscan una respuesta para darle sentido a sus existencias en un mundo que  es plural y diverso.  Si los evangélicos no son capaces de enfrentar este desafío seguirán siendo parte de esta sociedad, pero como grupos de religiosos sectarios, viviendo en ghettos, sin ser un aporte y menos entregando buenas noticias.  

Considero que la ignorancia y la falta de información son dos elementos que no permiten el crecimiento y la influencia que de los evangélicos en la sociedad chilena, hacen que su rol sea cada día menos significativo y menos pertinente.

La aprobación de esta ley es una buena noticia para la sociedad chilena y también para las iglesias y otras expresiones religiosas y espirituales, porque esta ley no está pensada solo en minorías, sino en todos los habitantes de Chile que merecen respeto, y entre ellos están las iglesias evangélicas.