martes, 27 de enero de 2015

Sobre Ciencia y Espiritualidad, Diálogo con Humberto Maturana

Extracto de la conversación con Cecilia Montero en Espacio Indigo, 
Cecilia: ¿Como es para ti la naturaleza espiritual del ser humano?
Humberto – Ante todo, gracias por este acto maravilloso de confianza, de venir a escuchar en esta conversación lo que yo pueda decir. Estoy agradecido y conmovido. A mí también me sorprende que me citen en ámbitos tan distintos. No tengo respuesta para ello, no lo sé. En relación a tu pregunta, en relación a lo psíquico-espiritual. Pienso que la experiencia espiritual es una experiencia cotidiana, frecuente. Lo que ocurre que uno llama experiencia espiritual es una experiencia de ampliación de la conciencia de pertenencia a un ámbito más amplio que el de la propia localidad. Uno se siente en comunión con la naturaleza, con el cosmos, con otros seres, uno encuentra que no es muy diferente de otros seres y no lo somos, somos vertebrados, mamíferos. Lo que está en juego a mi entender, no es la experiencia, lo que vive, sino como vive lo que uno distingue que vive. Si tengo la experiencia de encontrarme en meditación o en la montaña y sentir que yo existo en comunidad con ese ámbito mucho más grande que yo y lo vivo de una manera que me conmueve. La belleza produce esa conmoción. Lo que constituye un tema no es la experiencia sino la forma en que lo explico, como lo vivo. Y esto por supuesto es distinto para las diferentes personas y tiene distintos cursos históricos.
En el Instituto lo que hacemos es preocuparnos de hecho de la Biología del Conocer, la Biología del Amar. En tanto somos nosotros el tema todas las experiencias son legítimas y uno se pregunta como las vivimos, y no tenemos una respuesta para sugerir a nadie acerca de cómo las deberíamos vivir. Si estamos interesados en entender que nos sucede con ellas.
Yo voy a contar una experiencia personal. Cuando yo era estudiante del liceo, había estado enfermo del pulmón en reposo unos 7 meses y volví al colegio con la esperanza de salvar el año, estaba en 6° año de Humanidades, llego al colegio y entro a una clase de Biología en la cual un compañero hablaba de tuberculosis, en que consistía la enfermedad, o sea hablaba de mí. Estoy hablando de l947 no existía otro tratamiento que el reposo, había unas prácticas quirúrgicas bastante cruentas. Esto me afecta, y siento que me voy a desmayar. Y digo: Voy a observar mi desmayo. Yo tenía 18 años. Me dispongo a observar mi desmayo, lo que dice algo de mí. De pronto me encuentro en el medio de la sala tendido, la profesora dice “Está verde, viene un compañero corriendo que trae coralina de la enfermería y empiezo a recuperarme. ¿Todos me preguntan que me pasó? Yo no estaba interesado en eso sino en lo que viví en ese intervalo entre el inicio y la salida del desmayo. Yo me encontré sin cuerpo como una conciencia que está dejando de ser a través de expandirse un ámbito luminoso azul. Me doy cuenta que estaba dejando de ser y que en este proceso estaba siendo todo, como una voluta de humo que se expande y desaparece. Eso de pronto se detiene y siento lo que se siente cuando uno sale de un desmayo, dolor de cabeza. ¿Me pregunto que viví? Tengo dos caminos de reflexión. Yo era un niño que quería ser biólogo y me encuentro con esta experiencia en la que me digo, estuve muerto. O sea morir es maravilloso. Pero ¿estuve muerto? ¿Qué me pasó? No, estuve una experiencia mística, en este proceso de desvanecerme estaba siendo parte de la unidad con el todo.
Me encontré en un dilema, ¿que camino explicativo sigo? En esa época no existía, como ahora, material acerca de las experiencias cercanas de la muerte. Para mí aparecieron estos dos caminos posibles de explicarme mi experiencia. O lo vivía como un fenómeno de mi vivir en el morir o sea desaparecería si las condiciones biológicas hubieran empeorado. O lo vivo como una experiencia mística. Ese es el verdadero dilema de la experiencia de ampliación de conciencia. ¿Como lo vive uno y que hace con eso? Yo escogí y sé que escogí. Escogí el que no fue una experiencia mística. Yo leí el relato de los místicos, sus experiencias son parecidas a las experiencias cercanas a la muerte. Yo escogí el camino de explicar mi experiencia de una manera científica. Con esto quiero decir que depende de cómo viva uno, uno puede escoger como vive, es un acto personal. Las experiencias nunca son negables, si alguien dice “eso no tiene validez, no es científico” no corresponde. Nadie me puede decir que yo no viví eso, que estoy mintiendo. Porque tendrían que probar que lo estoy haciendo con una intención manipulativa. Lo que me pasó, me pasó es que viví lo que viví y escogí un cierto camino. Lo que digo no niega los otros caminos. Pensando que mi ser es un ser biológico yo quiero entender la magnitud de los espacios de existencia que como ser vivo tengo y la muerte es un aspecto de la vida.
Cecilia – Me encanta que nos hayas llevado para allá. Lo que la física moderna está diciendo es que no vivimos en un espacio de 3 dimensiones sino existirían 11 dimensiones y que el universo en que estamos es una especie de membrana que coexiste con otras tantas membranas o universos que no podemos percibir porque estamos como encapsulados en nuestro universo. Estas experiencias de los místicos podrían indicarnos que pasan o perciben otras dimensiones. Tú podrías admitir que como seres biológicos podríamos percibir otras dimensiones.
Humberto – No importa lo que diga, no esperen nada especial, porque nunca voy a satisfacer expectativas. Uno nunca satisface las expectativas, ni las propias. Tengo esa tranquilidad, entonces para decir lo que pienso. Todo lo que vivimos lo vivimos en tanto somos seres vivos. Todo ocurre mientras estamos vivos. El estar vivos significa que se están realizando todos los procesos que constituyen la realización de nuestro operar como seres vivos. Pero al mismo tiempo somos organismos, somos totalidades, que existimos en un espacio distinto al de la célula. Existimos al menos en dos espacios el de la dinámica molecular que nos constituye como seres vivos, que es al que se aplica la palabra autopoiesis en la continua producción de nosotros mismos y el espacio relacional en el cual somos organismos.
La pregunta, que fue lo que viví en esa experiencia particular que relaté es una pregunta que pertenece al espacio de mí vivir como organismo. Porque es el ámbito relacional en el cual ocurre la conversación que estamos teniendo. Y para que este ámbito se dé en la manera en que la estamos teniendo, en una conversación reflexiva, tienen que darse ciertas condiciones en nuestra fisiología. Sabemos que hay ciertas condiciones lo que no sabemos es cuales son todas las dimensiones, sí sabemos que se realizan a través de nuestra corporalidad. Si nuestra corporalidad se altera, se acabó lo que podemos decir. Porque todo lo que uno dice de experiencias cercanas a la muerte, son cercanas a la muerte, no se está muerto todavía. Con las experiencias que uno vive uno puede hacer muchas cosas distintas, pueden enaltecerlo a uno y elevarlo a uno a un espacio de conciencia –y después podemos hablar de la conciencia – que lo unifica con los seres vivos con todos los seres humanos, se encuentra en dimensiones de conectividad. O lo pueden sumir en la depresión en el miedo. Depende.

sábado, 17 de enero de 2015

Hacia una Espiritualidad Laica

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En la Comunidad de Reflexión y Espiritualidad Ecuménica (CREE) y el Servicio de Estudios de la Realidad (SER),  hemos estado conversando y estudiando el tema de la religión y la espiritualidad, y queremos seguir haciéndolo en los meses que vienen. De alguna manera, lo que expongo aquí es fruto de esos encuentros, aunque con algunas aportaciones nuevas que nos dan insumos para las conversaciones que seguirán.
Si en cualquier dominio el rigor en la comprensión y en el uso de conceptos es fundamental, en el de la espiritualidad lo es aún más, dada su importancia y, sobre todo, por la forma tan etérea en la que en nuestros días se utilizan los términos, comenzando por la propia palabra espiritualidad. Una forma que no es inocente y que tiene dos expresiones: una de excelsitud y de espontaneidad, generalmente poco comprometida y otra, aparentemente, muy comprometida, que se valora por su compromiso ético, social y político.
De acuerdo con la primera expresión, la espiritualidad es la dimensión humana formalmente más valiosa, pero tan espontánea que todo ser humano la experimenta y en cierta manera la cultiva. Se trata de la espiritualidad como visión global de sentido y de valor al alcance de todos, en buena parte retórica, y que como tal demanda poco esfuerzo.
De acuerdo con la segunda, compromiso ético y espiritualidad serían conceptos tan próximos que prácticamente serían equivalentes, o al menos el primero sería testimonio inequívoco del segundo, y la espiritualidad, fuerza y motivación que lleva al compromiso ético, y a la inversa; sin que lleguen a percibirse sus diferencias.
Por el contrario, la espiritualidad es la concepción más anti-retórica que existe y va más allá de toda ética. Ella es la realización humana más plena y total, y por tanto, una gracia o don que en sí mismo no tiene causa ni conoce proceso, pero que al mismo tiempo demanda esfuerzo; el esfuerzo humano más grande que existe.
Como todos los hombres y mujeres espirituales dicen, no se sabe cómo es que la experiencia espiritual ocurre, cómo se produce, pero sí se sabe qué es: una experiencia sin contenido ni forma; más aún, sin sujeto ni objeto; un conocer, dirán los maestros orientales, donde en el que conoce, lo conocido y el acto de conocer son la misma cosa, no se distinguen; una experiencia de la realidad en términos de unidad y totalidad; realización plena y total; ser y solo ser. Por ello, se trata de una experiencia totalmente fuera del ego y desinteresada, sin objetivo y sin interés. Gratuidad pura, plena y total, fin en sí misma, nunca función o medio para otra realización. Un existir donde no hay diferencia entre sentir, percibir, amar, entender y actuar, porque todo ello se da a la vez. Acto puro, único y total.
La espiritualidad es, pues, un conocer, un vivir y un actuar sin creencias. Y por la misma razón, es un conocer, un vivir y un actuar que no tiene contenidos ni forma, ni se basa ni se fundamenta en estos, sino en la experiencia pura y desnuda de su propio acto o ser en sí misma y en nada ni nadie más; sin creencias, ni religiosas ni laicas, puesto que no se apoya ni en verdades de fe ni en argumentaciones de naturaleza científica, filosófica o afines.
En la experiencia espiritual, y de acuerdo con ella, las creencias no son adecuadas, y no porque sean religiosas (y en tanto que religiosas, autoritarias, lo que sin duda es un obstáculo añadido), sino ante todo y sobre todo porque implican contenidos, conocimientos previos, ya sean religiosos o racionales que, a fin de cuentas, se han recibido y se adaptan a la convención; no han sido creados, no son originarios ni únicos. Pero la espiritualidad, en tanto que conocimiento y experiencia, es única, específica, auténtica y verdadera creación cada vez que se da u ocurre.
Una espiritualidad con creencias, religiosas o laicas, es el mayor obstáculo para sí misma, porque acaba convirtiéndose en más de lo mismo: ética, filosofía, religión… y, en este sentido, se hace imposible e incluso se pervierte.
Por tanto, cuando hablamos de espiritualidad estamos hablando de una experiencia laica en el sentido religioso, pero también, si se nos permite hablar así, en el sentido profano, técnico y científico. Esto quiere decir que en la espiritualidad, como experiencia que es, todo lo que tiene forma y contenido, ya sean religiosos, científicos o filosóficos, es creencia.
Actualmente la naturaleza laica de la espiritualidad como experiencia se hace más evidente. La espiritualidad, que en sí misma siempre ha sido laica, en el pasado era normal que se expresara por medio de formas culturales religiosas. De este modo, las religiones eran portadoras y conductoras de ella. Pero, dada la crisis epistemológica de las formas y contenidos religiosos con el advenimiento de la sociedad de conocimiento, eso ya no es más posible.
La espiritualidad así concebida, por ser fin en sí misma, realización plena y total, no es útil para nada más; no es medio ni existe en función de otra realización que en el tiempo, y por lo que respecta al individuo o a la sociedad, sería superior. La espiritualidad no es una realidad sometida al tiempo y dependiente de éste. Por ello el criterio de lo útil e instrumental tampoco es adecuado en esta dimensión humana. Y, sin embargo, es la mayor fuente de compromiso, de liberación y de realización humana, personal y social que existe, porque ella no es una realidad.

jueves, 15 de enero de 2015

¿Y si Judas no hubiese traicionado a Jesús?

El escritor Amos Oz sostiene que Judas fue el mayor defensor del profeta de Nazaret

 El País
¿Es cierto que el apóstol Judas Iscariote traicionó a Jesús y lo entregó a las autoridades de Jerusalén por 30 monedas de plata? Eso es lo que hasta ahora ha defendido la Iglesia católica apoyándose en los textos evangélicos.
¿Y si en vez de un traidor hubiese sido, al revés, el discípulo más fiel e ilustrado del Colegio Apostólico, que, actuando como un espía entre los otros discípulos analfabetos acabara convirtiéndose en su mayor defensor y devoto?
Amos Oz, en su obra Judas, que acaba de ser publicada en Brasil por Compañía Das Letras, sostiene, apoyado también en los textos evangélicos, que Judas no sólo no traicionó al Maestro sino que trató de que se convirtiera en el gran triunfador tanto entre los desarrapados de las aldeas de Galilea como en Jerusalén, entre intelectuales y poderosos.
La original interpretación de Judas por el escritor judío, convencido propulsor del dialogo entre Israel y Palestina, puede acabar intrigando no solo a los cristianos, sino también a los judíos, de quienes Jesús de Nazaret era un hijo de Abraham, un judío de los pies a la cabeza.
Hoy, Amos Oz vuelve a resucitar para sus lectores no sólo a Jesús, a quién los judíos se niegan a considerar como un profeta, sino la de su “traidor” Judas, una de las figuras de las que, después del Maestro, más se ha escrito y especulado en estos 2.000 años de la era cristiana.
La tesis del escritor israelí crea perplejidad primero entre los cristianos. Según ella, Judas, quizás el único apóstol no analfabeto, ni oriundo de la rural Galilea sino de la rica Judea, había sido enviado por las altas esferas religiosas del Templo para introducirse como espía en el círculo de aquel curioso predicador de un nuevo reino que hacía prodigios. Querían saber si se trataba de algo más que de un charlatán.
Judas, fascinado por la figura del profeta, acabó convirtiéndose en su mejor devoto. Intelectual y ambicioso como era, preparó un plan de victoria a lo grande para Jesús.
El Maestro debería, según sus cálculos, ensanchar su círculo de seguidores y debería llegar hasta el corazón del poder que estaba en Jerusalén. Allí debería revelarse como dios.
En vez de dar vista a los ciegos y echar demonios o curar paralíticos, el profeta debería hacer en Jerusalén el gran milagro que lo revelaría como el Mesías, el libertador de Israel, un dios en la tierra: vencer a la muerte.
Organizó así las cosas para que fuera condenado y crucificado. Y en ese momento se libraría milagrosamente de la muerte a los ojos de los poderosos y de los humildes en vísperas de la Pascua.
Según el escritor y novelista, no le fue fácil a Judas convencer a Jesús de ir hasta Jerusalén donde era visto con hostilidad por los sacerdotes y autoridades romanas. Temía que pudieran atentar contra su muerte. Jesús no era un héroe que deseara ser mártir. “Si es posible, aleja de mí este cáliz”, dijo a sus discípulos en la Última Cena. No quería ser sacrificado.
Para las autoridades de entonces Jesús era, sin embargo, uno más de los falsos profetas que aparecían cada día con sus vaticinios. No veían un motivo para condenarlo a muerte. Ello encuentra un eco en las palabras de Pilatos, cuando les dice a la muchedumbre azuzada para pedir la muerte del profeta: “no veo culpa alguna en él”. Y se hizo el remolón antes de ceder a la injusta sentencia.
Parece una paradoja que sea Judas el único de los discípulos que habla de Jesús como de un dios. Ni él se consideró nunca tal. Se llamaba “Hijo del hombre”, que en arameo significa simplemente “hombre”. El único Dios era su Padre del cielo al que se quejó cuando se vio abandonado en la cruz.
La historia de Judas traidor que entrega a Jesús por unas monedas habría sido creada por alguno de los evangelistas posteriores.
Según Amós Oz, Judas no necesitaba entregar a Jesús porque él nunca se había escondido, hablaba siempre en público y era conocido por todos. Además, 30 monedas de plata no eran nada para él, poseedor de bienes y fincas. Era el precio de la venta de un esclavo.
¿Por qué entonces Judas se ahorca después de haber visto a Jesús expirar en la cruz? No por arrepentimiento, por haberlo traicionado, sino porque al verle morir como un crucificado más, quejándose a Dios de haberle abandonado, sin haber sido capaz de bajar milagrosamente de la cruz, se dio cuenta que su estrategia de victoria había fallado. Se sentía más un derrotado que un traidor.
Y Judas, cuyos ojos horrorizados veían cómo el sentido y el objetivo de su vida se deshacía, Judas, que comprendió que con sus propias manos había causado la muerte del hombre que amaba y admiraba, se fue de allí y se ahorcó”, escribe Oz. Y añade: “Así murió el primer cristiano. El último cristiano. El único cristiano”.
El escritor, que conoce muy bien los textos bíblicos saca dos conclusiones importantes de esa original interpretación: Jesús no quería fundar una Iglesia sino purificar el judaísmo de su visión estrecha y de los compromisos entre el Templo y el poder temporal: “Dadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
Así, si los judíos de entonces hubiesen “aceptado a Jesús”, si le hubiesen escuchado en vez de perseguirle, quizás no hubiese existido la posterior persecución de los judíos que culminó en el Holocausto, ya que al no haber sido creada, en su nombre, la nueva Iglesia cristiana, Jesús no hubiese sido durante siglos presentado como culpable de que los cristianos odiasen a los “pérfidos judíos”, que habían matado a Jesús, como se rezaba durante la Semana Santa hasta que aquel texto fue eliminado por el papa Juan XXIII.
Y la Iglesia actual, o no hubiese existido o hubiese sido totalmente diferente. Así, Amos Oz con su audaz interpretación que acompaña paso a paso a su novela que plantea al mismo tiempo el tema existencial de la traición humana y su conflicto, aplicada al drama entre Israel y Palestina, está dando la voz de alarma tanto en el mundo judío como en el cristiano.
Un libro destinado no sólo a ser saboreado como una joya literaria a las que nos tiene acostumbrados el gran escritor israelí sino también a despertar, tanto curiosidad como polémica en las dos mayores religiones monoteístas.

domingo, 11 de enero de 2015

Buenos propósitos para el año nuevo

Leonardo Boff


Todo comienzo de año es ocasión para hacer buenos propósitos. Son desafíos que nos ponemos a nosotros mismos para que la vida no sea siempre repetitiva sino creativa y, tal vez, sorprendente. Dejo aquitano algunos propósitos para alimentar la fantasía creadora de cada uno.
1. Desarrolla la inteligencia cordial, emocional y sensible. Sobrevaloramos la inteligencia intelectual, siempre necesaria, pero insuficiente. Dejada a sí misma produjo la solución final de los judíos (Shoah) y la Casa de la Muerte en Petrópolis bajo el régimen militar. La inteligencia cordial enriquece a la intelectual con el afecto, el amor y el cuidado sin los cuales perdemos nuestra humanidad y no salvaremos la vida en el planeta Tierra. 
2. Dios siempre viene mezclado en todas las cosas. Donde haya algún gesto de amor, de solidaridad y de reconciliación allí está infaliblemente Él. Sin esos valores Dios es solamente un nombre. 
3. Por la mañana al despertar o antes de recogerte haz un pequeño homenaje a Dios, o a aquella Energía amorosa y poderosa que nos sostiene. No necesitas decir nada. Reserva esos pocos minutos para Él y solo para Él. Si lo necesitas, llora por las demasiadas desgracias que ocurren o alégrate por lo bueno que ha pasado. 
4. Cada persona es un proyecto infinito. Nada nos sacia plenamente. Pasa por las cosas, disfrútalas sin dañarlas, pero no te detengas en ellas. Vete hacia delante y siempre adelante, pues somos caminantes de la vida y solamente un Infinito sacia nuestra sed y hambre infinitas. 
5. Desea ser águila que vuela alto y libre, es decir, ten ideales y grandes sueños. Pero no olvides que debes ser también gallina, concreta y prudente, especialmente cuando se trata de administrar los bienes materiales o de manejar dinero. Aprende cuando debes ser águila y cuando gallina, y a combinar sabiamente ambas. 
6. Haz una terapia en tu lenguaje. Se dicen tantas palabrotas en el hablar cotidiano y en las redes sociales. En el principio existía la Palabra. Ella tiene fuerza creadora y destructora. Depende de ti. Ella es “el puente por donde va y viene el amor” como cantan los cristianos de las comunidades de base. 
7. Hoy puedes informarte sobre todo. Prácticamente todo se encuentra en internet y en Google. Pero cuida formarte para tener una humanidad más plena. Una sabia filósofa judía dijo: podemos informarnos durante toda la vida sin educarnos nunca. 
8. Cuando vuelves a casa, toma tu baño, descansa un poco, no enciendas inmediatamente la televisión, consultes facebook o leas los emails. Retírate a un rincón, queda en silencio. Agradece a Dios por la vida, pues en los días actuales, con los peligros que corremos en cada esquina, todos somos supervivientes. 
9. Resiste a la propaganda. Ella no piensa en ti, sino en tu bolsillo, para hacerte un consumidor y no un ciudadano o ciudadana consciente. Asume como proyecto de vida la sobriedad compartida. Podemos ser más con menos, por amor a aquellos que tienen poco o nada. Decide tú mismo qué comprar y cuando comprar con plena libertad y conciencia. 
10. Incorpora la ética del cuidado esencial: cuida tu salud, tu familia, tu casa, tus amigos, cuida el ambiente entero con el mismo sentimiento de San Francisco de Asís que respetaba y amaba a todos los seres como hermanos y hermanas, especialmente a la hermana agua y la hermana y madre Tierra. 
Percibirás pronto que todos los seres, también las montañas, tienen un corazón que late como el tuyo. En el fondo tú, tu casa y tu familia, las personas, los paisajes, las montañas, el cielo estrellado, la luna, el sol y Dios constituyen un único, grande y generoso Corazón pulsante.        

viernes, 9 de enero de 2015

ESTA FUE UNA DECLARACION DE GUERRA, NO UN ATENTADO



"Lo que ha impactado aquí es hasta qué punto se trató de un acto de guerra, no de un atentado", dice, en referencia a la matanza de 12 personas perpetrada por un grupo de hombres fuertemente armados en la redacción de un emblemático semanario satírico francés.
Para Touraine, no hay duda: no son los llamados "lobos solitarios" (terroristas que actúan por su propia cuenta e inspiración), sino que actuó "gente formada para matar, como los comandosespeciales que operan durante una guerra".
"Tenemos armas de guerra, que no son fáciles de manipular; evidentemente sabían manejarlas, las usaron como killers o soldados –como se prefiera–, por ejemplo, al policía herido, uno de los tipos fría y calmadamente lo remata", describió en charla telefónica desde París con este diario. "Por lo tanto, la mejor definición que encuentro es que es un acto de guerra", remata.
"EL ASPECTO MILITAR, EL ASPECTO EJECUTOR, ES DE LA MISMA ÍNDOLE QUE EL DE LAS DECAPITACIONES DEL ESTADO ISLÁMICO"
Intelectual muy vinculado a América Latina, y reconocido por sus trabajos sobre la sociedad industrial, a Touraine le ha impactado un rasgo del ataque perpetrado este 7 de enero en París: "El aspecto militar, el aspecto ejecutor, es de la misma índole que el de las decapitaciones del Estado Islámico".
"Y, yendo al fondo de las cosas –sigue analizando–, diría que el tema de la religión, el asunto de las caricaturas, que tuvo lugar hace unos años y que no se inició en Francia sino en Dinamarca; todo eso no es muy convincente para explicar este asesinato en masa de gente muy conocida y para la cual el islam no era, en modo alguno, el tema principal. Wolinski, por ejemplo, no era conocido en Francia por atacar al islam; era más bien conocido por dibujos de temas eróticos...".
Touraine sostiene que así lo recibió también la gente en Francia, y que cree es la posición correcta: "Han dicho (los atacantes) le hago la guerra a la libertad de prensa, a la libertad pura y simple, a la democracia pura y simple".

Un mundo de enemigos, un mundo invivible
Describe un panorama preocupante: "Estamos hablando de movimientos que se definen no por una afirmación o por un objetivo, como el nacionalismo, el desarrollo económico, como alguna vez hubo en el mundo árabe. Esto no es un postnasserismo, no tiene nada que ver con eso, es el odio al otro. El odio al extranjero en el sentido de enemigo. El extranjero, el pagano, el infiel, es el enemigo. Lo que es exactamente mi contrario. Esa es la definición de la guerra. Estamos en un mundo en el cual la única relación que existe es amigo (gente como yo) - enemigo (el otro). Es un mundo de enemigos, y al enemigo lo mato. Es decir, un mundo invivible. El mundo de la guerra pura, lo social es reducido a la guerra entre sociedades, culturas".
"ES UN ACTO DE RUPTURA, COMO LO FUE EL 11 DE SEPTIEMBRE"
Subraya el impacto del ataque, por lo inédito de su forma, y lo compara con otros que también marcaron un punto de inflexión: "Asesinar a 12 personas –o más, lo sabremos mañana– y a gente muy conocida, amada por el público, es una declaración de guerra. Como lo fue el 11 de septiembre. Y un acto de ruptura por su modalidad –aunque lo de Nueva York fue mucho más espectacular–, pero de todos modos, no teníamos esto en Francia desde hacía 30 años; me hace pensar un poco en la guerra de Argelia. Actos de ruptura, el problema no es la yihad en sí, sino la idea de un mundo que está en el polo opuesto absoluto del mundo en el que vivo y en el que quiero vivir".
"Es realmente la negación de lo que llamamos libertad –afirma–. Es a Voltaire al que asesinaron hoy".
Sin embargo, Touraine matiza la comparación con el 11 de septiembre, "porque los EEUU tienen un poder de hacer la guerra que Francia no tiene; ésta ha participado de guerras, pero no se puede decir que tenga la voluntad de llevar a delante una conquista del mundo en nombre de lo occidental".
Y ante la pregunta de si teme que, como acto de ruptura, pueda generar un quiebre, una división, en la sociedad francesa, afirma que no tuvo esa impresión. "Me impactó ver que hoy la gente en París habló claramente de la defensa de la democracia; no dijo 'es un problema cristiano-musulmán'. Eso les parece un contrasentido grosero".
¿Sería entonces este ataque algo totalmente externo a Francia?
Con honestidad, Touraine responde: "Bueno, tenemos grosso modo un millar de ciudadanos franceses que partieron a la yihad. No tengo reparos en admitir que en la considerable masa de musulmanes que se sienten maltratados, despreciados, marginados, haya un pequeño número –aunque no desdeñable, porque 1000 no es un número desdeñable– que tomen esta identidad de enemigos. Sienten que se los trata como enemigos, entonces dicen 'sí, soy un enemigo y hago la guerra contra ustedes'. De hecho, había franceses entre los que degollaron rehenes del Estado islámico".
Pero aun así relativiza el fenómeno. Aunque "es algo que los franceses deben tener en cuenta, sería ridículo decir que los entre 5 y 6 millones de musulmanes de Francia piensan eso", dice.
Además, cree que "explicar este ataque por las vejaciones o afrentas que habrían recibido es un razonamiento falso". "No se puede concluir a partir de lo que hacen 3 personas –incluso 1000 personas– lo que piensan 5 millones", agrega.
Touraine cree, además que Francia vive un período en el cual la islamofobia pierde importancia y que hasta Marine Le Pen, la actual presidente del Frente Nacional, el partido de extrema derecha nacionalista en ascenso, lo ha comprendido.
"Hoy la gran fractura en Francia –explica– es entre los que participan de los intercambios mundiales, es decir la gente de las metrópolis y todos los demás. Entre los primeros hay muchos cuadros profesionales y pocos obreros. Los periféricos, entre los cuales evidentemente se encuentran muchos obreros, son expulsados de París, y son ellos los que alimentan el electorado del Frente Nacional (FN)". Esto le da al FN una fisonomía muy diferente de la que tenía en tiempos de Jean-Marie Le Pen (el padre de Marine). Por otra parte, Touraine afirma que Francia es "uno de los países menos desiguales" y que "es más bien relativamente homogéneo".
"Lo esencial –concluye Touraine en cuanto al sentido del mortífero ataque contra Charlie Hebdo– es la afirmación de la voluntad de ruptura con un tipo de sociedad, de política, de filiación, que llamamos democracia. Así fue recibido por la gente, que tiene un comportamiento tranquilo. Hay tristeza porque a estos dibujantes los queríamos y nos hacían reír, pero también un sentimiento de amenaza contra un modo de vida".
Por último, no se muestra demasiado confiado en que el actual presidente encuentre el discurso adecuado para este momento y la etapa que viene: "Es difícil de decir... porque hasta ahora (François) Hollande ha hecho gala de tal nulidad y de tal torpeza... ".
Claudia Peiró (INFOBAE)

jueves, 8 de enero de 2015

Mentiras sobre el amor

"Cuando alguien te para en la calle para preguntarte la hora, en realidad te está pidiendo que le mires en los ojos, que le ames"

  El País1

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¿Se puede aún escribir algo nuevo sobre el amor, la más manida de las palabras en todas las lenguas del mundo? Difícil. Pero sí se puede hacerlo sobre las mentiras del amor. Sobre la mentira, por ejemplo de que amamos poco a los otros porque nos amamos demasiado a nosotros mismos.
El drama, me decía una psicóloga italiana, es que el ser humano, contra todo lo que se piensa, “ha tenido siempre una dificultad atávica para amarse y aceptarse a sí mismo como es”, con sus virtudes y defectos, con su cuerpo y las marcas dejadas en él por el tiempo. Dificultad de sentirse en paz consigo mismo.
Todo parecería hoy indicar que la psicóloga se equivocaba, ya que en nuestra sociedad lo que parece sobrar es amor propio, autoestima, el sentirse superior a los demás, como el fariseo de la parábola evangélica que se jactaba diciendo: “Yo no soy como ese…”. Se creía mejor y superior.
¿Ese creerse superior no será sin embargo un espejismo, una mentira del amor que nos contamos a nosotros mismos, ya que la realidad es que somos más frágiles de lo que pensamos? El exceso de autoestima es muchas veces un pararrayos contra nuestra inseguridad. Podemos hasta aparecer ante los otros con un ego gigante mientras en el silencio de nosotros mismos sabemos que la verdad es otra.
Nos mecemos en las mentiras del amor para protegernos. ¿El que más grita, el que más amenaza, el que impide a los otros de dialogar, es también el más seguro de sí mismo? La mayoría de las veces, no.
El jefe que humilla al empleado refleja una fuerte inseguridad.
Los Napoleones de la Historia suelen aparecer en sus biografías muy frágiles dentro de ellos mismos, los que menos se aman. ¿Por qué se suicidan tantos famosos, en apariencia realizados y endiosados? Envidiados por los otros, en verdad eran unos solitarios incapaces de amarse a sí mismos.
Estamos iniciando un nuevo año y por convencionales que sean estas fechas hacen parte de nuestra cultura y son días de reflexión.
Se nos dice y repite que el mundo empeora cada vez más – cosa que yo no creo pues la Humanidad fue mucho más cruel antes- y que eso ocurre porque no sabemos amar a los demás.
¿Y si fuera al contrario, que las cosas no mejoran porque no sabemos amarnos a nosotros mismos, con serenidad, sin cargarnos de complejos de culpa judeocristiana?
Las cosas no progresan porque nos creemos o nos hacen creer que somos peores de lo que en realidad somos. El mundo es menos amado porque deberíamos amarlo como a nosotros mismos, pero ¿cómo hacerlo si somos incapaces de autoamarnos, envidiosos de los otros que nos parecen siempre mejores y más premiados por la suerte?
El amor empieza con un acto de egoísmo. Primero necesitamos amarnos, mantener viva la llama de nuestra estima, estar seguros de que somos capaces de querernos y que poseemos un corazón capaz de generosidad.
Sólo después, sin miedo, sin angustias, seremos capaces hasta de llegar a ser más felices dando que recibiendo.
Puede ser cierto que el mundo viva una orfandad de amor, pero lo que más le falta es empezar a amarse a sí mismo, sin despreciarse, sin sentirse infeliz por no ser capaz de poseerlo todo o por no ser alguien que sobresalga en la sociedad. ¿Por qué esa fiebre de selfies con los importantes y famosos? El poder o la gloria nos les hace ser mejores que nosotros. Cada persona es un artista de la creación. Yo admiro al panadero que mientras yo duermo se sacrifica para preparar el pan caliente de nuestros desayunos. Y a los trabajadores que en la oscuridad de la noche recogen nuestra basura del día. Cada músico de la orquestra es tan importante como el mejor de sus directores. ¿Cómo se cubriría él de gloria si los músicos desafinaran?
Se ha dicho que en el amor y en la felicidad menos es más, que la filosofía de lo esencial es el despojarse de lo superfluo.
Amarse a sí mismo supone no anhelar más de lo que necesitamos y somos, ni tampoco menos. Quien menos tiene porque no quiere poseer más de lo que le sirve para su serenidad, sentirá menos el desgarro del desprendimiento.
Una buena receta para este 2015 sería la de empezar a despojarnos de las mentiras forjadas sobre el amor, a amarnos a nosotros mismos sin miedo y sin complejos de culpa. Sentirnos una pieza indispensable en el concierto de la sociedad sin idolatrar al poderoso de turno.
Así, todos acabaríamos ganando: nosotros y los que pasan a nuestro lado, generalmente en busca de amor, aunque a veces ni ellos mismos lo sepan. Decía el Nobel de Literatura francés, Francois Mauriac, que "cuando alguien te para en la calle para preguntarte la hora. en realidad te está pidiendo que le mires a los ojos y lo ames".
Feliz 2015 pues, sin mentirnos sobre el amor y sin miedo a amarnos.

lunes, 5 de enero de 2015

Manifiesto del Anarquismo Cristiano

Manifiesto del Anarquismo Cristiano
Sobre el camino de la libertad y el amor
Colectivo espiritual Lev Tolstoi
                                   Para libertad fue que Cristo nos hizo libres.
Por tanto, permanezcan firmes,
y no se sometan otra vez al yugo de esclavitud
Gálatas 5:1
Durante siglos, las religiones judío-cristianas han explotado, destruido, limitado y criminalizado los avances del ser humano. Ha sido participe y ha justificado crímenes de odio, pederastías, violaciones, etc., incluso, éstas religiones, son uno de los culpables del desarrollo y práctica de la esclavitud, la opresión a la mujer y el exterminio de civilizaciones enteras.
Hoy, en pleno siglo XXI, siguen existiendo muchos de los vicios de la Iglesia, donde para ella la religión representa una herramienta de opresión y no de liberación. Pero al igual, existimos mujeres y hombres a lo largo del mundo que creemos que la aceptación de la existencia de Dios siguiendo las enseñanzas de Cristo es una herramienta de liberación para todxs.
Y no hay mayor doctrina que busque la liberación que el anarquismo. ¿Cómo una doctrina política que por años a pregonado el lema Ni Dios, Ni amo puede empatar con la creencia en Dios? Bueno, a esa complicada pregunta intentaremos dar respuesta en las siguientes líneas donde en base a ciertos puntos específicos intentaremos dar una pequeña pero esclarecedora revisión a los postulados básicos del anarquismo cristiano.
1. ¿Dios como autoridad?
Uno de los postulados básicos del anarquismo es rechazar todo tipo de autoridad ya sea en la familia, en la escuela, en el trabajo y en la vida diaria, suplantando a esas autoridades por el acuerdo mutuo, el respeto y la solidaridad; y por otro lado la Iglesia justifica su desesperado deseo por cumplir sus intereses con que Dios nos está vigilando a todo momento y en todo lugar, y es Él nuestra autoridad máxima y quien decide el rumbo de nuestra vida y nuestra muerte.
Lxs anarquistas cristianos rechazamos toda jerarquía y todo dogma de la Iglesia institucionalizada (ya sea católica, protestante, etc.), incluyendo la idea de Dios como autoridad. Dios creó al mundo y Él nos espera al final de nuestras vidas, pero no interviene en ellas. Si Dios fuera nuestra autoridad no existieran religiones que no conciben su existencia, tampoco aceptaría la existencia con manifestaciones contrarias a sus intereses, cosa que pasa con cualquier otra forma de autoridad.
Dios nos dio la libertad, envió a Jesús a mostrarnos el camino del amor y la libertad, y fuera de eso no interviene en la vida de sus creaciones. Orar es una manera de comunicarnos con Él y tiene el poder de intervenir en nuestras vidas cuando en su sabiduría lo considere necesario para guiarnos por el camino del bien, pero para un ser omnisciente, omnipotente y omnipresente no existe para Dios el concepto de autoridad, por lo tanto tampoco debería existir para nosotrxs.
Así es como el anarquismo se puede entender con el cristianismo, así lo entendemos.
2. La religión institucionalizada: La Iglesia y la Biblia
Como ya se ha mencionado antes, el anarcocristianismo rechaza toda estructura jerarquizada de la religión y la sociedad en general. Todas las jerarquías, los prejuicios morales y todos los vicios de la Iglesia –insistimos en que no solamente nos referimos la Iglesia católica, también contamos a todas las religiones basadas en Cristo- deben de ser destruidos por representar intereses contrarios al amor y a la libertad que Cristo nos ha enseñado.
La Biblia es una de las principales herramientas en la que la Iglesia justifica su odio, así como tenemos la libertad de aceptarla tenemos también la libertad de rechazarla. Recordemos que ésta fue escrita por hombres, seleccionada, estudiada y censurada por los hombres, lo que la convierte en un libro de alta sabiduría pero no en un libro sagrada ni en el único libro que nos puede guiar en el camino del bien.
Lxs anarquistas cristianos rechazamos todo dogma impuesto por la Iglesia aunque este halle “justificación” en la Biblia. A su vez practicamos nuestra fe en lo individual y en lo colectivo sin caer en una jerarquización, sin practicar la autoridad del uno sobre el otro, ya que eso no es lo que Jesús nos ha enseñado.
El rompimiento con toda autoridad nos acerca al amor y a la libertad.
3. La sexualidad y los prejuicios
Romper con la autoridad de la Iglesia signifia olvidar los prejuicios morales, dejar de lado la “buena” moral “cristiana” y adquirir una moral acorde al amor y a la libertad. La Iglesia por siglos ha pregonado su moral de odio, esa moral que rechaza la homosexualidad, la plena libertad sexual de todo individuo y la libertad de la mujer de romper con su rol social.
Todas esas imposiciones del hombre deben de ser olvidadas, dejadas de lado para dar paso a la plena liberación sexual en lo individual y en lo colectivo. El amor y la seualidad se basan en una serie de libres acuerdos entre individuos, sin limitantes. Se cae en el pecado y en el mal actuar cuando el acuerdo no es libre entre los individuos, es decir, cuando se obliga a alguien a hacer algo que no es de su agrado (violación) o cuando se rompe un acuerdo de lealtad sin previo aviso (adulterio[1]).
En resumen, el respeto a las manifestaciones sexuales y amorosas de las personas, el pleno conocimiento y aceptación de nuestra sexualidad nos acerca al camino del amor y a una vida con libertad.
4. El Estado y la violencia
Como anarquistas rechazamos completamente la idea de un Estado regulador, los individuos somos capaces de administrar nuestras vidas en armonía colectiva sin la necesidad de instituciones que busquen controlar la vida de las y los trabajadores con el propósito de cuidar los intereses de la clase burguesa, clase enajenada por sus propios males e incapaz –en este momento- de seguir el camino del amor y la libertad.
El Estado usa la violencia para mantener al trabajadxr en “orden”, lxs cristianos rechazamos el uso de la violencia ya que Cristo nos enseño que se debe tratar a las personas como quisiéramos ser tratador, por esto mismo rechazamos el servicio militar, nos negamos a engrosar las filas de sus ejércitos y sus policías.
Pero no vamos a desprestigiar ni a desvirtuar las acciones “violentas” de la gente contra el Estado y sus fuerzas represivas ya que son manifestaciones del hartazgo, es lo que generó el Estado y la burguesía tras siglos de opresión, violencia revolucionaria, la expresión de odio por parte del pueblo es algo que no se puede controlar así como así, por lo que no nos oponemos, pero intentamos no practicarla.
Nuestra revolución es día a día.
5. Sobre la acción revolucionaria
Existen mil formas de luchar contra el Estado, aquí planteamos algunas acciones y maneras de organizar al movimiento de las y los trabajadores cristianos que luchan contra el capital y toda autoridad, es decir, por el camino del amor y la libertad. Este esquema de organización pretende apuntar hacía el esclarecimiento teórico de la revolución, el alimento espiritual y la transmisión de los principios anarquistas a lxs trabajadoras cristianas.
La tarea básica de los colectivos espirituales es la de esclarecer el camino de la revolución, esto a través de la discusión, la reflexión y la difusión de las ideas cristianas antiautoritarias ante los militantes del colectivo y la sociedad en general. Pero los colectivos espirituales no se deben limitar a esta tarea, es preciso y necesario que se busque la posibilidad de crear organizaciones de trabajadoras, trabajadores, estudiantes, desempleados y jubilados cristianos para avanzar en el proceso revolucionario.
Las organizaciones revolucionarias de trabajadorxs cristianos deben de estar fundadas con los conceptos básicos del anarcocristianismo, siempre practicar el asambleísmo, la horizontalidad, la resistencia no violenta, el respeto y la tolerancia. Pero esta organización no necesita proclamarse anarquista, esto para no asustar el contacto con el pueblo y evitar un ataque directo por parte del Estado.
De esta manera el anarcocristianismo podrá incidir en la vida de lxs trabajadores y podrá posicionarse como una verdadera fuerza revolucionaria que guíe a la sociedad or el camino del amor y la libertad.
6. A modo de conclusión
El anarquismo y el cristianismo no son contrarios, pueden entenderse en la presentación más pura de ambos conceptos. El amor, la libertad, el respeto, la tolerancia y la igualdad son principios y fines que ambos pensamientos comparten y que deben llevarse a la práctica.
De esta manera, a través de este manifiesto, expresamos nuestro compromiso con la revolución y con Dios para esparcir su mensaje de amor y libertad. A sí mismo, expresamos nuestra solidaridad para cualquier grupo comprometido con la revolución antiautoritaria, ya que al unir nuestro interés por la destrucción del Estado y construir la libertad sin autoridad, no haremos jamás distinción entre creyentes y no creyentes, todos somos hijxs de Dios y tomamos nuestras propias decisiones.
¡Por la revolución!
¡Por la libertad y el amor!

[1] Consideramos adulterio a la acción de relacionarte con otra persona fuera del acuerdo que se haya establecido –si es que éste existe. Si en el acuerdo se establece una relación con individuos externos no es problema para ningún miembro de éste, no se cae en el adulterio. Es importante aclarar que el libre acuerdo de una relación no es necesariamente monógamo, siempre y cuando los individuos así lo prefieran.