lunes, 22 de septiembre de 2014

Paulo Freire y la historia de un manuscrito

Por:  22 de septiembre de 2014

Fue hace 46 años, cuando en el Sur comenzaba, como ahora, la primavera.
Paulo Freire estaba exiliado en Chile, donde había llegado después del golpe militar que daría origen, en Brasil, a una de las más largas dictaduras latinoamericanas. Era un día como tantos otros en Santiago. Paulo Freire había invitado a sus amigos Jacques Chonchol y María Edy para conversar y compartir su plato predilecto: la “galinha cabidela”, una especialidad de origen portugués y muy popular en el Nordeste brasileño, que su compañera Elza preparaba magistralmente. Freire había conocido a Chonchol al llegar a Chile y éste le había ofrecido trabajo en el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), del cual era vicepresidente. Freire desarrollaría allí parte de su experiencia de educación popular con sectores campesinos.
Se hicieron amigos entrañables.
Esa tarde, al despedirse, Freire dijo que quería ofrecerles un recuerdo como agradecimiento por los años de trabajo compartidos: el manuscrito de un libro escrito en una perfecta letra cursiva, casi sin tachaduras y dividido en cuatro capítulos. En la dedicatoria a sus queridos Jacques y Maria Edy, escribiría: “quería que Uds. recibieran estos manuscritos de un libro que quizás no sirva, pero que encarna la profunda creencia que tengo en los hombres”.
Al año siguiente, Freire se trasladó a los Estados Unidos, pasando once meses en la Universidad de Harvard. Llevaba consigo una copia del manuscrito dejado a Chonchol y su esposa. El texto sería publicado por primera vez en inglés, a comienzos de 1970. Nacía así una de las obras que mayor importancia e influencia ha tenido en el pensamiento pedagógico y social mundial de la segunda mitad del siglo XX: la Pedagogía del Oprimido.
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Paulo Freire, 1921-1997.

Jacques Chonchol había conocido a Freire cuando aún era militante de la Democracia Cristiana y trabajaba en el gobierno de Eduardo Frei Montalva, del cual se alejaría políticamente, siendo fundador del Movimiento de Acción Popular Unitario. El MAPU fue uno de los principales partidos de la izquierda chilena, que contribuyó al triunfo electoral de Salvador Allende en noviembre de 1970. Chonchol se desempeño como Ministro de Agricultura del gobierno de la Unidad Popular.
El golpe de estado que derrocaría a Allende y daría inicio a la dictadura del general Pinochet, obligará a Chonchol a exiliarse en Francia por más de 20 años, donde fue director del Instituto de Altos Estudios de América Latina de la Universidad de París.
Antes de partir para el exilio, Chonchol estuvo nueve meses refugiado en la embajada de Venezuela. Su casa, como la de tantos otros militantes e intelectuales de izquierda, fue saqueada por las fuerzas militares nacionales en numerosas ocasiones, su biblioteca destruida, sus libros quemados y todo lo que tuviera valor, robado.
El manuscrito de Pedagogía del Oprimido sobrevivió a todos estos atropellos. Desconociendo su importancia o ignorando de qué se trataba, ningún militar destruyó la carpeta que contenía las más de 200 páginas escritas por Paulo Freire. La madre de Chonchol, por intermedio de su hermana, le mandaría el documento a París, algunos años más tarde. “Cuando regresé a Chile, lo traje conmigo, y aquí continué guardándolo religiosamente”, sostuvo en una entrevista que le realizara José Eustaquio Romão.
En Chile, la dictadura trabó una lucha encarnizada contra el pensamiento crítico, asesinando intelectuales y estudiantes, docentes y jóvenes dentro y fuera de las universidades. Decretos y órdenes marciales censuraban libros y autores. “Mataban palabras y mataban personas”, como sostuvo la gran escritora argentina, Laura Devetach.
En las hogueras de libros pensantes, la dictadura chilena alimentaba su esperanza en un mundo dominado por el silencio, el miedo y la opresión.
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 Militares chilenos quemando libros. Koen Wessing / Nederlands Fotomuseum.

La dictadura argentina, trataba de emular a sus vecinos, en ese curioso ejercicio que casi siempre han realizado dos países dispuestos a despreciarse por sus virtudes y acercarse en los espantos de una historia que los vuelve trágicamente parecidos. Miles de libros fueron censurados en la Argentina, miles incendiados, sus autores y sus lectores, brutalmente asesinados y desaparecidos, por el imperdonable delito de soñar con un mundo más justo, más igualitario y libre.
El 16 de diciembre de 1976, la revista Gente, un medio de actualidad que brindó su apoyo pleno a la dictadura militar, publicaba una “Carta Abierta a los Padres Argentinos”, en la que expresaba: 
“Si usted manda a su hijo a un colegio -religioso o laico- cumple apenas con una obligación civil. Eso no es lo más importante. Lo importante es que cumpla también con las leyes morales de su sociedad y de su cultura.
¿Cómo? No es tan difícil. Interésese por los libros que los profesores o los sacerdotes recomiendan a su hijo. Sea cauteloso ante las actividades escolares que no son estrictamente materias de promoción, como por ejemplo Catequesis o Moral. No mire con indiferencia o con absoluta conformidad otras actividades que se prestan a desviaciones: los campamentos, los encuentros de convivencia, los retiros espirituales, las visitas a villas miseria. Usted tiene una gran responsabilidad en esto.
Porque usted no sabe -no puede saber- qué cara tiene el enemigo. O de qué se disfraza. Usted le entrega, le regala su hijo a la escuela durante muchas horas por día -a veces durante semanas enteras-, e ignora qué ocurre. Seguramente lo estarán educando como corresponde. Pero cabe la posibilidad de que no sea así. Y un día, cuando su hijo empieza a discutir con usted, cuestiona sus puntos de vista, habla de “brecha generacional”, afirma que todo lo que aprende en la escuela es bueno y todo lo que aprende en la casa es malo o está equivocado, ya es demasiado tarde. Su hijo está hipnotizado por el enemigo. Su mente es de otro. De allí a la tragedia hay un corto y rápido paso. Si eso ocurre y un día usted tiene que ir a la morgue a reconocer el cadáver de su hijo o de su hija, no puede culpar al destino o a la fatalidad. Porque usted pudo haberlo evitado.
Por ejemplo: ¿Usted sabe qué lee su hijo? (…) Por eso, por todo eso y por mucho más, prudencia. Cautela. Vigilancia. Analice las palabras que su hijo aprende todos los días en la escuela. Hay palabras sonoras, musicales, que forman frases llenas de belleza. Pero que encierran claves que el enemigo usa para invadir la mente de su hijo. Cierto tono clasista en los comentarios, la palabra "compromiso”, descripciones del mundo como un mundo de pobres y de ricos, y de la historia como una eterna lucha de clases.”

Enseguida, la “carta” atacaba la obra de Paulo Freire, a quien acusaba de producir “anarquía”. El 25 de octubre de 1978, el Ministerio de Educación argentino, por medio de la circular Nº 250, prohibió la lectura y la distribución de las obras de Paulo Freire en todo el país.
La crueldad inquisidora era de tal magnitud que el mismo ministerio publicó, en 1977, el folleto: “Subversión en el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo)”, donde se afirmaba que el accionar subversivo comenzaba en la educación preescolar, ya en la primera infancia, “a través de maestros ideológicamente captados para incidir sobre las mentes de los pequeños alumnos, fomentando el desarrollo de ideas y conductas rebeldes, aptas para la acción que se desarrollará en niveles futuros. (…) Teniendo en cuenta estas bases esenciales, las editoriales marxistas pretenden ofrecer ‘Libros útiles’ (…) que los ayudarán a no tener miedo de la libertad”.
Destruir libros para destruir el futuro. Reducir a cenizas el pensamiento.
Trataron de hacerlo. No lo consiguieron. No lo conseguirán.
Esta es la historia del manuscrito de Pedagogía del Oprimido, que resistió al tiempo protegido por un misterio que algunos llamarán “milagro” y otros atribuirán a la persistente supremacía de la libertad sobre la opresión.


Desde Río de Janeiro

Nota 1: A comienzos de este año, en febrero de 2014, el manuscrito dePedagogía del Oprimido, que aún estaba bajo la protección de Jacques Chonchol, fue donado a la Biblioteca Nacional de Brasil. El Instituto Paulo Freire y su director, Moacir Gadotti, así como José Eustaquio Romão, el ex ministro de educación de Brasil, Aloizio Mercadante, y el actual secretario ejecutivo adjunto de dicho ministerio, Francisco das Chagas Fernandes, fueron los responsables de este hecho histórico. Una edición facsímil fue publicada por aquellas instituciones y por la Universidade Nove de Julho, de San Pablo.
Nota 2: La Biblioteca Nacional de Argentina ha publicado un excelente trabajo de investigación, realizado bajo la coordinación de Gabriela Pesclevi. Libros que muerden realiza un inventario detallado de la literatura infantil y juvenil censurada por la dictadura que asoló el país entre 1976 y 1983. Se trata de una obra fundamental por su rigurosidad documental, además de estar excelentemente editada.
Nota 3: La Escuela de Artes y la Biblioteca Nicanor Parra de la Universidad Diego Portales de Chile, al cumplirse los 40 años del golpe de estado que derrocó al presidente Salvador Allende, organizó la exposición: “Libros quemados, escondidos y recuperados a 40 años del golpe”. El evento ha sido una importantísima forma de dar visibilidad a una de las dimensiones de la política represiva llevada a cabo en el país durante la dictadura militar.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

¿Qué necesitas en tu vida para ser feliz?

El finlandés Petri Luukkainen evidencia el sinsentido del consumismo salvaje en el que vivimos y muestra la libertad del que no posee nada en su película 'My Stuff: lo imprescindible para vivir'. El director se deshizo de todas sus posesiones y comenzó un experimento para descubrir qué requería realmente en su vida

BEGOÑA PIÑA Madrid

Petri Luukkainen observa el almacén donde guarda sus pertenencias.

Petri Luukkainen observa el almacén donde guarda sus pertenencias.

"He empezado un experimento para descubrir qué es lo que me hace feliz", dice Petri Luukkainen, el director y protagonista de la película documental My Stuff: lo imprescindible para vivir (título que inaugura la nueva temporada de El documental de mes)Con 26 años y en medio de una crisis monumental -acababa de dejarle su novia-, este joven finlandés intentó calmar su tristeza a golpe de tarjeta de crédito. No funcionó, las cosas no le dieron la alegría que había perdido. Cansado de sentirse mal, se lanzó a una apasionante aventura: descubrir qué era, en medio de su bienestar, lo que faltaba en su vida. "Compartir te hace sentir mucho más libre que poseer", es una de las conclusiones a las que llegó este joven director después de la experiencia.
Luukkainen se deshizo de absolutamente todas sus pertenencias, excepto de su casa, las guardó en un almacén y  comenzó el experimento que grabaría. Se impuso tres reglas: durante un año todas sus cosas materiales estarían en un almacén, sólo podría recuperar una cada día y estaría prohibido comprar nada nuevo. La primera noche, cuando las calles estaban ya vacías, salió desnudo corriendo sobre la nieve hasta el depósito y cogió el primer objeto: un abrigo. Con él se cubrió y sobre él durmió.

Los estragos emocionales del consumismo

"Mis cosas empezaron a definir quién soy. Necesito espacio para pensar por qué no soy feliz", explica el director ante la cámara, con la que graba este documento de rebelión, rebelión contra las cosas, y de testimonio de los estragos emocionales que ocasiona el consumismo. Que en las sociedades del mundo occidental no necesitamos todo lo que tenemos es más que evidente, pero ¿qué es lo que de verdad nos hace falta? La pregunta se va respondiendo a medida que avanza la película y el espectador se va preguntando qué haría él, qué cosa escogería, si estuviera en el lugar de Luukkainen.
"Al principio pensé que deshacerse de todo era una auténtica locura y que no funcionaría""Al principio pensé que deshacerse de todo era una auténtica locura y que no funcionaría", explicó el director en una entrevista concedida a una revista nórdica cuando se estrenó la película. "Decidí dejar veinte cosas en mi apartamento. Pero entonces empecé a pensar cuáles eran las veinte cosas más importantes. No podía decidirme. Así que guardé todo. Al fin y al cabo, el experimento era justamente eso, definir qué necesitaba en mi vida para ser feliz".

"Me quedaría con la nevera"

En My Stuff: lo imprescindible para vivir aparece la familia y los amigos del director, cómplices indispensables en su aventura. "Después de la guerra la gente no tenía tantas cosas. Tener un puesto de trabajo ya era mucho. Al final lo acabas dejando todo atrás", le dice su abuela, quien a la pregunta de con qué se quedaría ella, contesta: "Me quedaría con la nevera, si no, la comida se echa a perder".
Es invierno en Helsinki, Petri Luukkainen no necesita nevera, es suficiente con colocar la comida en la parte de fuera de la ventana. No le hace falta el frigorífico. Sí saca, en días sucesivos, unas botas, un edredón, el colchón y una camisa. Ya puede ir a trabajar. Aunque no tenga calzoncillos ni calcetines, nadie se dará cuenta de eso.
"Hemos llegado a pensar si no te habrías vuelto loco. Uno siempre desea liberarse de todo, pero no es más que huir de la realidad", le confiesa su mejor amigo, Eero, a quien, poco a poco, va extrañando menos y comprendiendo más el experimento de Petri. Una hazaña con la que este joven director sí consigue asombrar muy pronto al espectador. Y la sorpresa llega de lo rápido que el protagonista siente que tiene lo que precisa.

"Siete cosas es abundancia"

"Siete cosas es abundancia, no necesito una cosa cada día", afirma solo una semana después de haber iniciado el experimento"Siete cosas es abundancia, no necesito una cosa cada día", afirma solo una semana después de haber iniciado el experimento. Así, Luukkainen decidió estar diez días sin visitar el almacén. Pasado ese tiempo volvió y recuperó algunas cosas más. Entre ellas no se encuentra su teléfono móvil, un objeto que, realmente, no le hace ninguna falta. "Estoy bien sin teléfono, el problema lo tienen los demás -dice-. Se está bien cuando la gente no puede contactar contigo. Te sientes más libre".
Día a día, durante todo un año, la curiosa investigación de Petro Luukkainen va avanzando. Nada de lo que al comienzo de esta historia parecía importante para él, lo es realmente. En su nueva vida no echa de menos los discos sin los que creía que no podría vivir, ni sus aparejos de pesca... Su felicidad no depende de ello, tiene más que ver con la relación con su familia, con sus amigos y con Maija, una chica a la que ha conocido y con la que ha empezado a salir. Tenía razón su abuela cuando le dijo que "las cosas que tienes no son indicativas de tu felicidad", a él con "cincuenta, sesenta cosas" le basta.
"Me llamo Petri, tengo 26 años y soy soltero. Me gustan las cosas", es la declaración del principio de My Stuff: lo imprescindible para vivir, una película que demuestra el sinsentido del consumismo salvaje en el que vivimos, y que, desgraciadamente, es motor del sistema que sostenemos. Poco antes de que termine el experimento de este joven director, en una escena en casa de su amigo, que está montando la cuna para el bebé que su pareja está a punto de tener, Luukkainen curiosea una caja, son las cosas que el Estado ha enviado para ese futuro ciudadano. Hay 57 objetos dentro del ‘lote de maternidad', un cepillo de dientes de juguete, un cepillo para el pelo, unas tijeras para las uñas... "No está mal para empezar", asiente el director, que ha llegado a una interesante conclusión: "Poseer es una responsabilidad y las cosas son una carga. La abuela tenía razón, tu vida no está hecha de tus cosas".
Debate y participa con tu voto y tus argumentos:
¿Cuál es, desde tu punto de vista, el mayor placer en la vida?
Salud, dinero, amor, sexo,...
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martes, 9 de septiembre de 2014

lunes, 8 de septiembre de 2014

EL HOMBRE IMAGINARIO
Nicanor Parra en sus 100 años
El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria 
rodeada de árboles imaginarios 
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios 
penden antiguos cuadros imaginarios 
irreparables grietas imaginarias 
que representan hechos imaginarios 
ocurridos en mundos imaginarios 
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias 
sube las escaleras imaginarias 
y se asoma al balcón imaginario 
a mirar el paisaje imaginario 
que consiste en un valle imaginario 
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias 
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria 
sueña con la mujer imaginaria 
que le brindó su amor imaginario 
vuelve a sentir ese mismo dolor 
ese mismo placer imaginario 
y vuelve a palpitar 
el corazón del hombre imaginario